Partida Rol por web

Wolfe casi se cae al suelo de la risa.

-¡Que... que una puerta... no nos... deja pasar! ¡JASJAJSJASJAJSJAJJAJA!

Cuando por fin sa calmó (un poco) le dijo a Thadius:

-Tal vez esa puerta no te dejaba pasar a tí, pero verás cómo con la amabilidad de un miembro de las fuerzas especiales y la maravillosa carga de fusión que llevo siempre por si se me queda sin gas el mechero nos dejará pasar. Anda, tira delante y cuéntame más chistes como ese cuando estemos seguros. Que no nos dejará pasar una puerta... ¡Qué bueno! Jajaja...

-Jo, lo decía en serio.

Digo mientras me sonrojo. Siempre es bueno aliviar tensiones en estos momentos, esta vida es muy dura y se aprecian los pequeños momentos de felicidad.

-¡Vamos!, yo os guiaré en ese caso.

Tras un largo paseo finalmete llega el grupo a la sala que encontró Thadius.

Wolfe, que no quiere malgastar su última carga de fusión, modifica hábilmente una batería láser para usarla a modo de explosivo. Después coloca como puede el improvisado explosivo en el sistema de cierre y conecta la toma de tierra de la batería a sí misma para sobrecargarla. Tiene el tiempo justo par aponerse a cubierto antes de que la batería estalle en mil fragmentos letales, y el sonido del metal partirse indica que la puerta ha cedido.

El primero en entrar fue el Padre Morgus, que al contemplar el cadáver se acercó a él y miró su identificativo en el uniforme, bajo el chaleco.

-Yo conocí a este hombre. Era débil de voluntad y su alma estaba plagada de temores, pero el amor a los suyos y su devoción al emperador le salvó de convertirse en uno de los traidores. Ojalá pudiera escuchar sus palábras una vez más...

Mientras, el resto del grupo se dedica a saquear el lugar. Uno de los soldados no puede callárselo y piensa en voz alta:

-¡Por el Emperador! ¡Esta comida no es fécula de cadáver! ¡Es pescado enlatado! No recuerdo cuando fue la última vez que comí algo sabroso...

-Tampoco era tan dificil sobrecargar una batería.

-Wolfe, veo que te sabes desenvolver. Intenté tirar esa puta puerta pero no entendí no como sacar la batería del rifle laser. Me encanta ir con gente que sepa lo que hacer en cada momento, o al menos que tenga la habilidad suficiente para hacerlo. En ocasiones creo que Morgul tiene razón cuando me dice que soy útil.

-Pero...- digo subiendo la cabeza con orgullo- yo he encontrado esto. Y seguro que sube la moral a las tropas. !Es comida¡ ¡Por el Emperador! Después de esto espero que Morgul me tome con más seriedad.

-Por cierto, Wolfe.-Miro al sargento cambiando de repente la cara, la pesadumbre invade por un momento mi rostro- ¿Han caido muchos de los nuestros hoy?

Tras tu pregunta, una voz procedente de tu espalda te asustó:

-¡No hables de los que están presentes a sus espaldas! La verdad, nunca creo que logre enseñarte modales...

Y antes de que te dieses cuenta una colleja te hizo girarte hacia Morgul.

-Per puede que esta vez tengas razón, celestín. Lo que has encontrado nos será de mucha ayuda. Parece que no fue tan mala idea mantenerte con vida, ¿no crees? Sigue así y a lo mejor el Emperador se apiadará de tí y te curará de tu maldición.

Hizo una pausa para dejar un objeto que llevaba en sus manos, que no logras ver cláramente.

-En cuanto a nuestros hermanos, James y Martínez han sido nuestras únicas bajas. Estaban de guardia cuando el ataque conmenzó, y sin su sacrificio nadie habñria sobrevivido. A pesar de ello, nuestros heridos son muchos, casi más que personal operativo. Vas a tener que trabajar más a partir de ahora. Necesitamos todas las manos que podamos.

De repente un coro de gritos procedente de fuera de la habitación llega a los oídos de los ocupantes de la sala. Son gritos de dolor y terror, junto con sonidos de disparos y ruidos metálicos. Ruidos de metal desgar´´andose y rompiéndose, doblándose y cortándose como si fuera papel.

El terror te recorre el cuerpo, porque has oído las historias acerca de ese ruido. El ruido del día de la caída. El ruido que hicieron los xenos al salir de los restos de su nave y destruir el hangar. El ruido del depredador.

 -¿Que... qué... qué es eso?

El miedo inunda mi cuerpo. Una sensación horrenda, sobre todo en momentos en los que actuar de modo racional puede salvar la vida.

¿Por que todo tiene que cambiar de repente? hace unos instantes estaba saboreando mi éxito, viendo como todo el pelotón estaba ilusionado con el tesoro que había descubierto. Ahora no. Ahora todo el mundo está aterrado, o al menos eso creo. Ese sonido tan espantoso no puede ser nada natural. Y además supogo que tendremos que ir a enfrentarnos contra él? Ya he sobrevivido una vez, ¿por qué tentar al destino mas de una? El emperador me ha dado un día más de vida. 

Bueno... puede que esto sea solo una prueba de mi fe. Al fin y al cabo, Morgul me acaba de decir que soy valioso.- Tras esto, levanto la cabeza con orgullo y fe renovadas. Espero no morir, pero si muero, que sea defendiendo a mis compañeros.

-Tu dirás Morgul, ¿cuál es el siguiente movimiento?.

Como veterano de mil batallas que es, Wolfe es el primero en reaccionar. Agarra a Thadius y lo aleja de la puerta, arrojándolo detrás de unas cajas de municiones. Él y Morgus se sitúan a los laterales de la puerta, y preparan sus armas. El sargento saca su bomba de fusión y le quita el seguro.

-¡Todo el mundo a cubierto! Si esas cosas nos encuentran no tendremos oportunidad. ¡Escondeos y silencio! ¿A qué esperáis? ¡YA!

Lo dos soldados restantes se dan cuenta de la crudeza de la situación y corren a donde está Thadius para esconderse junto a él. Parece que no son tan valientes como el sargento y el sacerdote...

Tras unos segundos, el ruido del combate desaparece. Todos guardan silencio y se quedan quietos durante los siguientes minutos. Finalmente, uno de los soldados al lado de Thadius se atreve a decir:

-¿Se... se han ido ya? Dios mío, esos gritos... ¿Eran de nuestros camaradas?

Morgus se da la vuelta y le tira un cargador láser a la cabeza:

-¡Cállate! ¿Quieres que nos encuentre?

No ha terminado la frase cuando un ruido procedente de fuera los hace callar de nuevo. Súbitamente, algo metálico choca contra la puerta del compartimento, y una enorme esfera de metal con un inmenso foco luminoso verde en el centro se asoma por ella.

Thadius y los soldados se quedan paralizados del miedo, pero uno de ellos se levanta y abre fuego contra la inmensa máquina.

-¡MUERE BASURA XENO!

Los haces láser golpean la cubierta metálica de la criatura y no parecen afectarle en absoluto, pero el foco parece moverse, rotando sobre sí mismo, como un objetivo de una cámara de fotos al enfocar. El enojado Morgus no puede resistirse a la presión y grita:

-¡Idiota! ¡Te dije que te quedases escondido!

 ¡No tenías que levantarte! ¡Nos acabas de delatar a todos!

Intento tirar del soldado hacia mi, tratando de tirarlo al suelo. Confiando en que, si el emperador está con nosotros, esa cosa no nos haya visto. Conteniendo la respiración para hacer el menor ruido posible, soy capaz de sentir cómo me late el corazón. Creo que ese es el mayor sonido que emite mi cuerpo, pero aún así. Me parece demasiado en este momento.

La extraña bola metálica retrocede hasta volver a salir por la puerta, ya cto seguido una especie de brazo atraviesa la puerta como un rayo y agarra al soldado por el pecho.

Thadius tiene el tiempo justo para soltarlo antes de ver como lo levanta del suelo y con el sonido de costillas astillándose y un grito de dolor, las entrañas del soldado salen de su cuerpo a través del blindaje. Después, con una rápida sacudida, el xeno estampa lo que queda del soldado contra una de las paredes, antes de recoger su brazo.

Justo antes de que el brazo retroceda, una voz grita:

-¡CORRED! ¡YO LO DISTRAERÉ!

Wolfe saltó heróicamente y se subió al brazo mecánico, mientras vaciaba el cargador de su rifle a bocajarro contra la cabeza de la criatura.

Por un momento parece que será el final del valiente soldado, pero entonces la criatura suelta un estridente ruido metálico y retrocede unos metros.

-¡DAOS PRISA! ¡VOY A DETONAR LA BOMBA!

-Maldición, ese loco va a hacerlo... ¡Todos, nos vamos YA! ¡SEGUIDME!

Y con esas palabras el sacerdote sale de la ahbitación y echa a correr por el pasillo.

El soldad le sigue, aunque tarda un poco en reaccionar por el miedo.

 -Si quiero sobrevivir será mejor que obedezca, no creo que aguantara mucho aqui solo.

¡No me dejéis aquí!

Los tres pasan corriendo al lado del xeno, y ahora pueden verlo entero (por primera vez para Thadius). Se trata de una inmensa mole de metal con 4 brazos mecánicos y esa esfera metálica por cabeza.

En esos momentos, Wolfe se hallaba en plena lucha contra la criatura, aferrándose con fuerza a su cabeza, donde la criatura parecía no atreverse a golpear.

El Padre Morgus y el soldado corrían mucho mñas rápido que el pobre Thadius, quien por momentos se iba quedando atrás.

Cuando por fin alcanzó el recodo del pasillo por el que los otros dos habían desaparecido, la onda de choque de una inmensa explosión le levantó del suelo y lo tiró por los aires. Eso era una bomba de fusión, combinada con la explosión del exoesqueleto mecánico del alien.

 ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLFE!

Mientras mi cuerpo vuela por los aires, mi mente está en otro sitio. Wolfe nos ha salvado la vida, sí. Pero a qué precio. El gran sargento, veterano de mil batallas, acababa de dar la vida en defensa de nuestro grupo. Y se había llevado un horrible alienígena por delante. Mientras trato de asimilar la situación, mi cuerpo siente el frío beso del suelo metálico.

Roto, sin fuerzas, y con demasiado miedo en el cuerpo solo acierto a murmurar:

-Morgul, ¿todo ha pasado? ¿Se ha ido ya el Xeno? ¿De verdad estamos vivos?

Pero es falso, no estamos todos vivos.

A tu espalda, oyes una frase pronunciada casi como un susurro con voz entrecortada.

-¡Que el Emperador se apiade de su alma!

Consigues incorporarte y llegar a donde están los otros, pero parece que ni el carismático sacerdote puede decir nada mejor ahora mismo. Wolfe era un amigo para todos, y un soldado ejemplar.

Tras unos minutos de silencio, en los que nadie se atreve a decir nada, las luces de emergencia se apagan. La corriente parece irse, dejándoos a todos sumidos en la más completa oscuridad.

¿Algún combate habrá dañado los circuitos eléctricos?

Tras unos instantes de expectación, la luz vuelve. Pero no se trata de la luz rojiza y deprimente de las luces de emergencia: es una potente luz blanca, procedente de los grandes sistemas de iluminación que recorren el techo de todos los pasillos de la nave.

Ahora sí que estaban todos atónitos. Los sistemas de iluminación dejaronde funcionar cuando el generador principal se desconectó y se desvió la energía de los auxiliares a los escudos, la entrar en la disformidad hace casi 42 años. Y para desorientarlos aún más, un inmenso ruido recorrió toda la nave:

-......stzzzzzzisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssssssh....

-¡AQUÍ EL CAPITÁN DE FRAGATA AX LIMBUS! ¡ESTO ES UNA ORDEN PARA LOS SERVIDORES DEL EMPERADOR! ¡QUIERO A TODO HOMBRE CAPAZ DE EMPUÑAR UN ARMA DIRIJIÉNDOSE AL PUENTE DE MANDO! REPITO: ¡TODO HOMBRE QUE PUEDA MANTENERSE EN PIE Y SUJETAR UN ARMA, QUE SE DIRIJA AL PUENTE DE MANDO! ¡HEMOS CONSEGUIDO RETOMARLO Y ASEGURAR EL GENERADOR PRINCIPAL! SI CONSEGUIMOS DEFENDERLO DURANTE EL TIEMPO ENCESARIO, ¡¡PODREMOS VOLVER A CASA!!

 Con lágrimas en los ojos. Y una gran pesadez en el corazón chillo mientras cierro los los párpados, dando un respingo con la cabeza, signo claro de excitación.

-La vida de Wolfe no se ha perdido en vano. Solo tenemos que llegar hasta el puente de mando y volveremos a...

Mis palabras se hacen cada vez más inaudibles... como si no supiera como terminar la frase.

¿Casa? ¿qué es lo que puedo llamar casa? nací aquí, me crié aqui, en la nada más absoluta. Mi vida ha sido un constante de gritos muerte y supervivencia. Y ahora todo eso puede acabar. Puede que salgamos de este infierno. Pero este infierno es mi casa, aunque no es lo que yo llamaría hogar.

... a ser dueños de nuestro destino. 

Parandome a pensar un segundo... miro a Morgul, al que inquiero:

- No será muy difícil esa tarea, ¿no es cierto?

Tanto el sacerdote como el soldado superviviente están casi en estado de shock: primero pierden a todos los demás miembros del grupo en una secuencia de ataques muy intensos comparados con las escaramuzas que ocurren a diario; y después el capitán, que fue dado por muerto hace años, reaparece.

Morgul tarda unos segundos en darse cuenta de que Thadius habla con él.

-El puente de mando... Hace años que nadie va allí. No hay suministros y es difícil de defender. Si a eso sumamos que está a unos 15 kilómetros de nuestra posición, y que las tropas enemigas parecen muy activas... yo lo consideraría un misión suicida...

La cara del Padre se iluminó por un momento, olvidándose de las circunstancias, y recuperó su liderazgo:

-Sin embargo, recuerdo que cerca de aquí hay un puestod e comunicaciones. Si conseguimos llegar hasta él, podríamos ponernos en contacto con otros supervivientes ahora que funcionan de nuevo los sistemas de comunicaciones. Seguramente si informamos de nuestra situación, nos reasignen a otra tarea en la que seamos más útiles...

¡En marcha entonces!

Mi voz parece mucho más alegre. Es cierto que Wolfe ha caido. Pero puede que salgamos con vida de la situación. Es arriesgado. Pero es posible. Me pongo en marcha, andando decidido. Pero tras dar dos pasos. Me paro pensativo.

-Morgul, dirige tú. No se donde tenemos que ir.