Partida Rol por web

Los cainitas comienzan a hacer su trabajo.

La discoteca a la que llegais no parece tener mala pinta, es una discoteca de modernos, asi que os lo pasareis bien. La gente que va por alli no son los tipicos goticos que estabais acostumbrados a ver por vuestra querida Madrid, no. Aqui la gente es de bien vestir, y no son niños precisamente lo que se ve, aqui la gente parece que es más adulta.

Entrais sin ningun tipo de problema. Al entrar en la discoteca, los porteros se os quedan mirando pero no os dicen nada, asi que pasais sin problemas. La discoteca esta compuesta por un salon grande y dos barras, una a cada lado. Al fondo de la sala hay un escenario grandote, con muchas luces donde se ve a un hombre pinchando música electronica. En el centro de la sala esta la pista de baile y calculais que habrá como unas 200 personas ahora mismo alli bailando. En las barras veis unas escaleras, que conducen al piso superior, oteando discretamente veis que el piso de arriba tiene unas mesas y se puede entrever a algunas personas sentadas tomandose una copa lejos del bullicio de la pista de baile.

- Bien, chicos. ¿Un tentempie antes de ponernos manos a la obra? ¿O ya teneis decidido por dónde empezar?

Pregunto a mis hermanos, mientras miro el ambiente de la discoteca, sintiéndome cómoda allí.

Miro a mi alrededor con una sonrisa, fijandome en hombres y mujeres

- Necesito alguien con quien jugar. ¿Hay alguna que te parezca interesante?

El doctor parecía incomodo, lejos de sus mesas se hallaba fuera de su ambiente, y eso se le notaba. Estaba más seguro con un bisturí y un paciente que no podía quejarse (o sí podia, eso daba igual) que en un local abarrotado con música estridente.

Estoy abierto a cualquier tipo de sugerencia que hagais. He de reconocer que lo mio no es esto.

- Podríamos alimentarnos un poco, pero creo que no deberiamos demorarnos mucho y yo empezaria por aquella zona elevada, parece ser la sala vip, y no creo que nuestro objetivo sea de los que se mezclan con estos de aqui abajo no creeis? - dijo Anton, el cua se encontraba bastante bien, porque aunque el lugar no era todo lo refinado para su gusto, habia muchas señoritas que le gustaban.

El local esta bastante lleno, moverse por la pista de baile es bastante complicado debido a la cantidad de gente que hay por ahi cerca rondando. Hombres y mujeres pasan por alrededor vuestro continuamente.

Alberto parece estar algo distraido en este momento. Y no es para menos. Finalmente ha localizado lo que estaba buscando. En la planta baja, cerca de la zona de baile, pero sin estar en ese momento bailando, hay dos personas jóvenes, bien vestidas, de buena planta. Ambos tendrás veintitantos y es obvio para cualquier persona (incluso para alguien con menos cultura nocturna que la enciclopédica de Alberto) que ambos sienten una clara atracción y que están en ese momento intermedio propio de determinado tipo de personas, cuando ya se ha salido unas cuentas veces pero no se sabe si arriesgar una amistad por "esa otra cosa".

Ambos eran guapos, lucían sanos, y a Alberto se le hacía la boca agua. Era una belleza distinta a la mediterránea que estaba acostumbrado, tal vez más señorial, o digna. Aunque probablemente se tratase solo de su imaginación funcionando.

- Hummm... si, por supuesto. Doctor, Anton, ¿por qué no vais subiendo arriba y empezais a indagar para localizar contactos del arzobispo? Helen y yo vamos a acercarnos a ver si por aquí abajo hay algo interesante - comento mientras miro a la pareja con una medio sonrisa en los labios- Helen, querida, ¿has visto a esa pareja tan adorable? ¿no crees que podrían sernos útiles en más de un sentido?

Dirijo mis ojos hacia la pareja de la que me habla Anton, y una pequeña sonrisa asoma también a mis labios, mientras tomo de la mano a mi compañero:

- Realmente adorables, encantadores.... Deberiamos acercarnos a ellos, ¿no crees?.

Francisco asiente con la cabeza ante las palabras de su hermano, y se dirige al reservado de la zona alta. Cuando llega, observa detenidamente a la clientela, en busca de alguna pista que le lleve a los contactos. El doctor estaba palido, pero no tanto como para destacar, gracias a la iluminacion reinante. Se acerco a la barra, y mas por habito que por necesidad, pidio un combinado realmente caro, y se dispuso a observar al ganado.

- Estoy de acuerdo - dijo Anton ante las palabras de Alberto, seguidamente siguió al doctor arriba y empezó a observar si habia algo sospechoso o que llamara la atención.

Miro como los dos hermanos suben arriba y con una sonrisa cojo del talle a Helen

- Veremos si mi checo está oxidado. ¿Jóvenes turistas adinerados españoles con ganas de conocer la ciudad?, ¿quizas una pareja en su luna de miel? ¿qué te parece?

El piso de arriba tiene a varias personas sentadas en mesas parloteando despreocupadamente sobre cualquier cosa que no sea lo que estan hablando entre ellos. Os llama la atencion algo de una persona, tal vez sea el simple echo de que lleva puestas unas gafas de sol, o simplemente que es negro como el hollin, o tal vez que os esta taladrando con la mirada con total descaro, claro que bien puede ser que simplemente va colgado, ya que veis que en su mesa, sus acompañantes no paran de meterse farlopa a dos carrillos.

Anton se acerca hasta el individuo - Disculpe, nos conocemos?? - pregunta este con educación.

- Pareja en luna de miel, encanto. Siempre resulta mucho más romántico, y parece que estos dos aún no saben si lanzarse el uno al otro.... Esto les hará interesarse aún más en nosotros.

Me dejo enlazar por Alberto, caminando con ligereza hacia la pareja, pero mirando con ternura a mi compañero... Si queremos parecer recién casados, habrá que echarle azúcar.

El hombre mira con cara de extrañeza, no comprendre lo que dices.

Sonreí a Helen, y en mi mente se preparó un plan. Sentí como me embargaba la satisfacción íntima de la caza. Miré por última vez a mi presa mientras imaginaba el placer que podía extraer de ese cuerpo. Y entonces dejé de observarles y me concentré en Helen. Iba caminando con ella como lo haría una pareja en viaje de novios que estaba saliendo bien: con una mezcla de broma, pasión y seguridad.

- Querida Elena - le dije en español mientras andaba con ella hasta la barra, justo al lado de la pareja- Este lugar es absolutamente maravilloso, ¿no te parece? ¿Crees que mi checo será suficientemente bueno como para pedir algo de beber? - y tras decir esa frase en español, casi como un juego, la dije igualmente en checo, tal vez un poco mas lento de lo necesario, y sin tratar de evitar mi acento.

Entonces me acerqué a la barra y pedí dos copas de cocktails bastante elaboradas, pero al ir a señalar uno de los ingredientes, un zumo de fruta, parecí dudar, como si no recordase el nombre de la fruta en cuestión. Tras preguntarle a Helen, miro a la pareja (que si todo ha ido como era de esperar ya nos estará mirando, probablemente con simpatía)

- Perdonen que les moleste - les digo en checo- pero tengo en la punta de la lengua... esta fruta de verano con pulpa, de color anaranjado rojizo?, ¿saben como se llama?

Mis ojos se deslizan sobre el hombre levemente, antes de centrarme en Alberto, y dedicarle toda mi atención, como si realmente fuera mi marido.

- No sé amor.... Creo que hablas bastante bien. Rio divertida cuando habla en checo tan lentamente.... Pide las bebidas y ya se ha dirigido a la pareja.

Le beso suavemente en el cuello, antes de volverme yo también hacia ellos con expresión de curiosidad...

La pareja se os queda mirando con cara extrañada y uno de ellos logra chapurrear algo, pero si sumamos al escaso conocimiento de Alberto sobre el checo, el chapurreo del tertuliano poca cosa sacamos en claro.