Partida Rol por web

El mendigo no se sorprendió al escuchar acerca del otro bar.

- Lo sé, lo sé. Pero me han dicho que anda escaso de clientela. De momento aquí las limosnas son mejores -comentó con una gran sonrisa.

Yimbo encabezaba la marcha agitando exageradamente los brazos con orgullo mientras caminaba mientras que atravesaba el arco en dirección al Scumm Bar y pocos metros más atrás Nerea lo seguía con un gesto de curiosidad en la cara. Cuando al fin llegaron a las puertas del bar, Greg hablaba con el mendigo mientras Wash malhumorado observaba la situación a su lado.

Greg sonreía alegremente ante la puerta que le posibilidad que le abría el mendigo.

¡Claro que hay menos clientela, por san Groguiver! - acto seguido pasó el brazo por el hombro al mendigo, en gesto cómplice - ¿Cómo van a igualar a la clientela de aquí si no tienen a un generador de ambiente en la puerta profesional tocado de animal exótico? - por un instante pareció que había dejado ahí la explicación, pero viendo que no era suficiente prosiguió, más bajo - Me refiero a alguien como tú. Estoy seguro de que los camaradas camarero-marineros del bar estarán más que felices de tenerte a su puerta...

En ese momento vio por el rabillo del ojo la llegada de la capitana Nerea y del chico-del-palo Yimbo.

...máxime si vas con un paquete y una recomendación de su mismísima capitana ¡grog yeah!

Yimbo y Nerea llegaron justo para escuchar las últimas palabras de Greg.

- Hola amigo' -saludó Yimbo- Ya e'tamo nosotro' aquí, despué de que ya hemo' hecho el recao -una pequeña sonrisilla empezaba a asomar en el rostro del muchacho.- Ya tenemo' lo que querían lo' del medio barco, así que ya podemo' nosotro' í a que no' inviten a ese trago de grog -la sonrisita aumentaba de tamaño y Yimbo no podía contenerla.

¿Y vosotro'? ¿Habéi' podío entrá en la cocina? -miró al mono y a su músico, sospechando que no- ¿Aún no habéi' conseguío que e'te tipo se largue? -ahora la sonrisa ya ocupaba toda la cara de su rostro, y tan apenas pudo reprimir un absurdo 'ji, ji, ji, ...'. Miró a Nerea divertido y luego añadió:

- ¿Habéi' probao a... dále cacahuete'?

Incapaz de aguantarse más, Yimbo se acercó al mono y a su músico y sacó el libro que llevaba oculto bajo la camisa.

Ceremoniosamente abrió las tapas, carraspeó y se puso a leer:

- PRIMERA PARTE

Una tarde e'tremadamente caluro'a de principio' de julio, un joven salió de la reducida
habitación que tenía alquilada en la callejuela de S... y, con pa'o lento e indeci'o, se
dirigió al puente K...
Había tenido la suerte de no encontrar'e con su patrona en la e'calera. 

Después lo cerró y, con cuidado, le enseñó la tapa al mico para que pudiera leer el título y el autor. Acto seguido, sin darle tiempo a reaccionar, escondió las manos tras la espalda para que no pudiera arrebatárselo.

- ¡Vaya! ¡Lo habéis conseguido! -exclamó el mendigo emocionado.

Su rostro mostraba una alegría incontenible que se esfumó en cuanto Yimbo escondió el libro detrás de la espalda. El mono, que se mostró entusiasmado en un primer momento, mostraba ahora parte de su afilada dentadura en un gruñido amenazador.

- Esto... será mejor que se lo des... -indicó el mendigo temeroso entre titubeos -será mejor que se lo entregues... por favor...

El mono parecía a punto de saltar hacia el joven, que parecía atónito ante la repentina hostilidad del animal.

Greg miraba extrañado a Jimbo, sin entender nada. Qué... qué agua-para-beber está pasando aquí?

Wash estaba tan sorprendido como Grogman - Eso grumetillo. ¿Acaso no acabas de recitar el inicio de "Crimen y Castigo" de Fiódor Dostoyevski, el principal escritor de la Rusia zarista y considerado el más grande conocedor del alma humana? - observó un instante al otro mandril, y sonrío perversamente - ¡oh, que estupenda obra maestra de la literatura occidental! ¿Quien podría resistirse a su absorbente lectura? - y bruscamente se volvió hacia Yimbo estirando una zarpa - Yo no desde luego. ¿Me lo prestarías para que pudiera releerlo? parece que nadie más por aquí está interesado en él. -

- Po' yo no sé si será todo e'o que tú dice'... -por unos momentos Yimbo contempló extasiado el libro que tenía entre sus manos, como si de una joya se tratase- Yo sólo sé que e' el libro que el músico te dijo en tu entrevi'ta  que le faltaba pó leé al mono y la Capitana y yo hemo' pensao que... -miró un instante a Nerea y luego a la pareja formada por el músico y el mono-

... si se lo regalamo' quizá el mono recupere la inspiración perdía y se vaya de aquí a componé cancione' a otro lugá. 

¿Hay trato, señó? -le preguntó Yimbo, mirandole directamente a los ojos al mono.- Si te regalamo' el libro ¿os iréi' vosotro' lo' do' con la música A OTRA PARTE?

El mono gruñía como un perro rabioso enseñando los dientes y babeando. El mendigo soltó su instrumento (que seguía colgado de su cuello) y agarró al mono en el preciso instante en que este iba a saltar. Forcejearon durante unos instantes hasta que finalmente, el pequeño simio se deshizo de su amo, saltó sobre Yimbo y le mordió desgarrándole la piel y esparciendo sus tripas por...

[CONTROL PARENTAL ON]

Y el mono mostró sus ojos húmedos ilusionados suplicando que Yimbo le cediera el libro. Yimbo, acongojado por la ternura del pequeño animalillo extendió sus brazos y le hizo entrega del presente sonriendo. El simio, complacido, sonrió amablemente.

[CONTROL PARENTAL OFF]

... y dejó de masticar y chapotear entre sangre y vísceras para colocarse unas cuirosas gafas ante los ojos y comenzar a leer absorto.

El mendigo se sentó junto sobre una roca agotado y la ausencia de música llenó el ambiente con un extraño silencio, que fue roto por una imperiosa voz que salía desde el interior del bar.

- ¿Por qué demonios ha dejado de tocar ese maldito mendigo? -la voz del cocinero sonaba atronadora, pero el mendigo hizo un gesto de indiferencia.

Yimbo, Wash, Greg y Nerea se apartaron hacia un lado para dejar paso al cocinero que salió como un torbellino del bar. Echó una ojeada alrededor y se dirigió al mendigo, con quien empezó a discutir incomprensibles palabras de relleno. La discusión se prolongaría durante el tiempo necesario para que los protagonistas cumplieran su tarea, no obstante, ellos lo ignoraban, y en todo momento tuvieron la certeza de que la discusión se resolvería pronto y que solo contaban con unos segundos para adentrarse en la cocina impunemente.

La ocasión la pintaban etílica, así que Greg se lanzó hacia dentro como si sirvieran grog gratis (lo que, en la mente de Grogman, era uno de los posibles desenlaces).

Wash se lanzó a toda velocidad intentando adelantar a Grogman los dos se tropezaron en la puerta y casi se quedan atorados entre insultos y pataletas. Agarró dos jarras por el camino y se dirigió a la cocina como un poseso.

- Pero qué bicho má' simpático... -pensó al verle poner aquellos ojitos al darle el libro.

Después, junto a la Capitana, siguió a Greg y a Wash dirección a la cocina, a ver qué se guisaba allí dentro.

La cocina vacía presentaba un aspecto familiar a pesar de que nunca habían estado allí (al menos en persona). Las paredes, pintadas de un turquesa claro, contrastaban con la madera de los muebles que la poblaban: una roída mesa sobre la que descansaba un sangriento trozo de carne y bajo la que se encontraba una caja rectangular y una cacerola vacía, un pequeño horno de leña metálico a pleno fuego con una gran pota encima, una gruesa pero pequeña mesa cuadrada y tres barriles de grog, dos de ellos señalados con una calavera blanca con dos huesos cruzados detrás, y otro con las palabras "VERDADERO GROG" grabadas en tinta roja junto a otras anotaciones. Todos ellos presentaban un pequeño grifo metálico que funcionaba como dispensador.

Al leer el Grog Verdadero, a Greg se le agrandaron los ojos un segundo, pero enseguida desconfió. Muchas marcas de grog usaban esa frase sin tener ningún derecho a usar la denominación de origen. Así que, tras echar un ojo a las otras anotaciones que tenía escrita en tinta roja, Greg agarró una jarra y, con mano experta, le echó un chorrito del grog así etiquetado, apenas un culín para, con aire experto y una seriedad nunca antes vista en él, proceder a un minucioso análisis de la sustancia, desde el olor al color, pasando por la consistencia, la sensación de roer las muelas y, como no, el sabor.

Greg cató la sustancia vertida por el barril marcado como "GROG VERDADERO". La llevó de un lado a otro de la boca analizando cada sensación que le transmitía. Enseguida percibió que tenía poco cuerpo, era muy ligero y notablemente insípido. No fue hasta pasados unos cuantos segundos cuando se dio cuenta de que el barril se encontraba vacío y no había vertido en el vaso más que aire.

Mientras esperaba el veredicto de la solemne cata de grog que hacía su compañero Greg, Yimbo se acercó al barril y lo curioseó un poco. Según los camareros del medio barco, allí debía haber un sello y se dispuso a buscarlo.

Después de haberlo hecho (con éxito o no, ya veremos), le llamó la atención una caja bajo la mesa y, como era de natural muy curioso, fue a ver qué diantres debía contener esa caja.

Yimbo observó el barril con detenimiento y observó que debajo de las letras de "GROG VERDADERO" había un texto con letra más pequeña que leía "Importado de Monkey Island". Revisó los otros barriles y comprobó que en todos ellos había el texto "Importado de Monkey Island" sin embargo, en el barril de "GROG VERDADERO" las letras de "Monkey Island" estaban escritas con una fuente diferente al resto de barriles. Unas letras mucho más elaboradas y adornadas. Yimbo no sabía qué podía significar aquello, pero no dejó de llamar su atención.

En cuanto a la caja rectangular, Yimbo sintió cierta decepción al comprobar que estaba vacía (o llena de cosas inservibles que no merece la pena mencionar).

- Maldita sea. ¡Tanto esfuerzo por mantener esto cerrado y el maldito gordo cocinillas no tiene ni una gota de grog! - Se dirigió a Grogman que seguía catando el contenido de su boca vacía - Señor Bobbins, deje de hacer el estúpido y empiece a buscar la etiqueta. ¡Ah y recuérdeme que nos llevemos a ese maldito cocinero para pasarlo por la quilla como mandan los cánones piratas! -

Comenzó a buscar la maldita etiqueta de denominación de origen en aquellos barriles mohosos fastidiado por que se había arruinado su plan de conquistar a las mujerzuelas de generoso escote y llevárselas como botín. Más seguro que no se iría de allí sin vengarse.

Tras darse cuenta de su lapsus, Greg reaccionó - Menos mal que era aire, por un instante pensé que la insipidez se debía a que había bebido agua... - puso cara de asco ante semejante idea. Pero aunque le frustrara la escasa groguificación del barril, este era una pista interesante, así que se paró a pensar si podía sacar algo en claro de lo que había leído...