Partida Rol por web

¡Monkey Island! La mítica isla de la cabeza de mono donde Guybush Threepwood...

Al joven muchacho le dio un vuelco el corazón al leer aquello:

- Aquí debajo de "grog verdadero" pone "importao de Monkey Island" -dijo Yimbo tras revisar el barril. Después miro los otros dos y añadió: - ¡Anda!, ¡y en e'to' do' de aquí también lo pone! -comentó escamado.- Pero en el otro e'tá e'crito con letra' mucho má' bonita'...

Efectivamente, en los tres barriles, escrito en letra muy pequeña, rezaba el rótulo de "importado de Monkey Island". Sin embargo, tal como observó el muchacho, las palabras "Monkey Island" estaban escritas entre filigranas únicamente en el barril de grog verdadero.

¿Extraño, verdad? Yimbo se quedó perplejo, sin saber qué relevancia podía tener aquello y esperando a ver si sus compañeros ataban algún cabo mientras revisaba la caja de debajo de la mesa, que acabó por no contener nada útil.

- A lo mejó e'ta información ya le' vale a lo' del Medio Barco. Quizá ello' puedan darno' má detalle'... -sugirió.

Los cuatro "piratas" contemplaron los sellos de denominación de origen algo sorprendidos. Aquellas grabaciones se realizaban en serie a todos los barriles que salían de las "fábricas" donde se elaboraba el grog. No tenía sentido que se emplearan sellos diferentes si la fábrica era la misma. A no ser que...

Cada uno de ellos parecía estar llegando a la misma conclusión cuando un repentino y brusco temblor les hizo tambalearse peligrosamente. En un primer momento, todos pensaron que se trataba de un terremoto, sin embargo, enseguida se dieron cuenta de que el suelo no solo estaba temblando, si no que se estaba desplazando. Se escucharon golpes de objetos cayendo al suelo y de gritos afeminados al otro lado de la puerta. Dentro de la cocina, un poco del guiso que se encontraba al fuego se derramó sin llegar a alcanzar a nadie. Tras varios segundos, el temblor cesó y la calma volvió a reinar. Murmullos llenos de confusión llegaron del otro lado de la puerta. La voz del cocinero se elevó por encima del barullo.

- Calma, señores. Solo ha sido un terremoto. Sigan bebiendo.

La llegada del cocinero a la cocina era inminente de modo que si querían salir de allí sin que éste los descubriera debían hacerlo de inmediato.

- Maldita sea, ese gordo estafador con cara de gorrino vuelve a la cocina. Sálvese quien pueda, nos vemos en el medio barco. - dicho esto Wash abrió la puerta trasera de la cocina que da a un pequeño embarcadero, y simiescamente fue trepando entre cabos de amarre, barcas fondeadas y pantalanes de madera hasta alcanzar tierra firme y poner rumbo al medio barco.

Temiendo la que les podía caer encima si no actuaban rápido, Yimbo abrió la puerta de la cocina y salió con urgencia de ella. Una vez que salieron, comentó, haciendose el despistado:

- Po' no. No parece que lo' servicio' e'tén detrá' de esa puerta... -trató de rehuir  la fulminante mirada del cocinero, pasando por su lado sin apenas mirarle- Tendremo' nosotro' que í a oriná afuera...

Nerea, aún pensando en lo que habían visto, echó un rápido vistazo a la cocina por si podía llevarse algo que pudiera ser útil más tarde (nunca sabes cuando un trozo de carne o una cacerola vacía te servirá).

Después, salió con cara de pocos amigos de la cocina, y mirando al cocinero que ya estaba casi en la puerta cuando ella salió.

Con un tono de voz autoritario y cortante, le increpó:

-Menudo sitio este! Será posible, que una capitana pirata tenga que ir a buscar a la cocina al cocinero porque no hay nadie que sirva el grog!! No pienso volver nunca más, y prohibiré a mi tripulación que vuelva por aquí!!

Y con cara de enfadada, salió muy airada del local, sin dejar de andar con paso firme hasta que estuvo fuera y respiró aliviada.

Tras el chasco del barril vacío, Greg sopesó los otros por probar suerte, a ver si podía llevarse algo de interés.

Tras eso, salió con cara de despiste de la cocina diciendo en voz alta: ¿La reunión de abstemios anónimos no era en esta sala? ¡Siempre imprimen mal las invitaciones!

- ¡¿Pero qué...?! ¡¿Cómo demonios...?! - el cocinero no era capaz de articular palabra al ver salir a los tres piratas de su concina mientras su cabeza comenzaba a adoptar varias tonalidades sucesivamente. Una vez recorrida toda la paleta de colores, el camarero miró alrededor y buscó a los infiltrados, sin embargo, éstos ya habían abandonado el local.

- ¡Maldito sistema de 16 millones de colores! - exclamó el cocinero visiblemente alterado.

Los cuatro piratas no llegaron simultáneamente al "Medio Barco" pero los que lo hicieron antes sufrieron alguna especie de parálisis temporal que le facilitaría la tarea de actualizar al máster. Una vez estuvieron todos allí reunidos, uno de los camareros pirata se acercó a ellos mientras limpiaba el mismo vaso que hacía unas horas.

- ¿Qué? ¿Habéis hecho el recado? -preguntó interesado.

- Hemo' hecho lo' do' recado' -respondió orgulloso Yimbo- Aquí tiene' el paquete que tú no' manda'te a bu'cá al señó Juanrro -y le tendió un libro que, aunque los demás no lograsen llegar a ver el título, se llamaba "Recetas de cocina para piratas encallados en la montaña de Willieam Tuttifree".

El muchacho esperó unos instantes para que el camarero tuviera tiempo de regocijarse y luego decidió aumentar su felicidad.

- Ademá', hemo conseguío averiguá que los barrile' de grog del Scumm lo' traen importao' de "Monkey Island" [introdúzcase musiquita aquí] -Yimbo dudó entonces si contarle lo de los sellos diferentes, pero la boca la tenía seca de tanto hablar.

- ¿Y en dónde tú tiene' esa' jarra' de grog a la' que no' iba' a invitá si hacíamo' lo' encargo'? -le preguntó sediento, con su gran sonrisa de oreja a oreja.

Greg sonreía complacido con las noticias.

En el fondo no había hecho nada, pero palabras como "sinergías" y "trabajo en equipo" revoloteaban por su mente impidiéndole darse cuenta.

- En fin, lo que hay que hacer hoy en día por un trago de grog decente. - dijo el mono al llegar al medio barco. Se sentó en una mesa a esperar a que el pirata-camarero les sirviera unas jarras.

- Piratas afeminados y domesticados. Buenos navíos reconvertidos en locales de última moda. tsk-tsk, la profesión va cada día peor. - Wash negaba entristecido tanto revoloteo le había dejado agotado, pero al menos había conseguido que olvidara su tesoro robado durante unas horas. Pero había otra cosa que le intrigaba. - ¿Visteis las etiquetas de los barriles?¿Que creéis que significan?¿Estará alguien vendiendo grog de imitación cual top manta alcoholizado?¿Y será esa la causa de que los piratas se estén volviendo unos blandengues profesionales? - Demasiadas preguntas para un cerebro de simio, Wash salió de su ensimismamiento y movió la cabeza nervioso en busca del camarero - ¿Pero donde demonios está nuestro grog? -

- ¡Genial! -exclamó el camarero pirata al alcanzar el libro que Yimbo le tendía.

Empezó a saltar y a bailar de forma infantil impulsado por la alegría pero cuando se percató de que los presentes lo miraban extrañados, se detuvo, carraspeó y habló de nuevo.

- Ahora os traigo el grog prometido -y se perdió en una habitación tras la barra.

Al cabo de unos segundos, el camarero volvió y posó cuatro jarras de grog y una botella cerrada con un corcho sobre la mesa y un sacacorchos.

- Esta botella es todo lo que nos queda de grog. Os la entrego como compensación ¡Salud, piratas! -dijo viendo que todos agarraban su jarra.

Al cabo de un rato, el pirata volvió a hablar.

- Es curioso lo que comentáis de los sellos de los barriles, pero no hay forma de saber la respuesta... A menos, claro está, que se acuda al centro de envasado de Monkey Island™ -concluyó riéndose descaradamente como si no se tratase de una sutil pista del máster.

¿Grog? - Greg se abalanzó sobre la botella a una velocidad supralumínica dejando una imagen residual de su anterior posición que sólo podría explicarse por un bug en los gráficos.

Poco después estaba descorchando la botella y sirviendo con alegría el preciado líquido en las cuatro jarras, ofreciéndo tres a sus compañeros al tiempo que entablaba una amena conversación de barra (tm).

- ¿Y dónde dice que está ese centro de envasado de Monkey Island™?

Wash cogió su jarra y largó un buen trago - Aaaaaah, buen grog, si señor. Respondiendo a su pregunta señor Bobbins, espero que no esté en Monkey Island™, porque solo tenemos medio barco y no creo que sea suficiente para llegar a allí.-

Algo contrariado, el camarero pirata respondió.

- Efectivamente, el centro de envasado de Monkey Island™ está en Monkey Island™, aunque cueste creerlo. Y si tenéis intención de acudir allí, estaría interesado en formar parte de la tripulación, si a la capitana le parece bien, claro -añadió finalmente.

Habilmente, Greg deslizó el sacacorchos y la botella al interior de sus pantalones, a un misterioso bolsillo en el que parecían desaparecer las cosas.

Saboreando su grog, bebiéndolo poco a poco (porque total, era una guarrería de grog, pero era el único que iban a poder beber por el momento), Nerea escuchaba atenta a lo que los demás iban diciendo. Cuando uno de ellos comentó que sin barco no podrían llegar a Monkey Island, a la planta de envasado, se metió en la conversación:

- Bueno, lo de barco está claro que hay que solucionarlo, pero para eso estoy yo aquí! desde que encallé estoy intentando reunir una tripulación medio decente para comprar otro barco- dijo, mientras miraba alrededor- Ya veis lo que ha quedado del mío, y en lo que se ha convertido! Acepto marineros, siempre que juren por su pata de palo, su ojo tuerto (o su posesión más preciada que no sea ninguna de las anteriores...)  que no van a pararse a mirar las maripositas, ni van a lloriquear por las esquinas del barco si saqueamos y robamos como piratas que somos!!! -(conforme iba hablando se iba engrandeciendo, poniendose de pie, una mano en la cadera y otra en la vaina de su espada, como si estuviera arengando a los marineros). En cuanto se dió cuenta de lo estúpido de su emoción, se sentó otra vez y dijo autoritaria:

- ¿Quién se apunta a mi tripulación, y quién sabe dónde y cómo podemos conseguir un barco barato? Sé ya de un sitio, pero se aceptan sugerencias!

Un hombre se adentró de pronto en el "Medio Barco" dando una patada en la puerta. Cerró con rapidez y se apoyó en ella apurado. En ese momento dirigió una mirada alrededor y sonrió saludando con la mano al percatarse de que había gente allí dentro. Acto seguido, dio un par de pasos hacia una silla, la alcanzó y la encajó contra la puerta bloqueándola.

- Buenas noches sangrientos piratas, mi nombre es Bookan Talkingbird, y he venido a... -el hombre pareció dudar mirando alrededor. Se acercó disimuladamente al camarero pirata y le preguntó en voz baja -¿Esto es un bar, verdad? -el camarero respondió afirmativamente de modo que Bookan continuó su perorata -... y he venido a compartir unas jarras de Grog con vosotros ¡Yo invito!

Unos efusivos golpes en la puerta interrumpieron su discurso.

- ¡Abre, Bookan! No puedes seguir escapando eternamente -gritó una voz desde fuera.

El recién llegado ignoró los golpes y los gritos y permaneció sonriendo exageradamente y con los brazos en jarra.

La irrupción de aquel hombre pilló a Yimbo con el dedo índice y el brazo derecho levantado, que era su forma de responder a la pregunta de la capitana sobre quién se apuntaba a su tripulación. La media jarra de grog que se había bebido comenzaba a afectarle al equilibrio y oscilaba ligeramente en el taburete en torno a su dedo índice, que parecía fijo en el aire.

Respecto a cómo conseguir un barco, el muchacho sabía que el mítico Guybush Threepwood había comprado el suyo a un tal Stan (su padre le había contado montones de historias sobre su idolatrado Guybrush), pero era imposible que después de tantos años aquel hombre se dedicase todavía a ello. Lo más probable es que hubiese abierto un negocio de pompas fúnebres, una agencia inmobiliaria, o algo por el estilo.

Con esa idea rondándole la cabeza, saludó al recién llegado de una forma un tanto peculiar:

- Hola buen señó... (hics) ... Bookan -le dijo- Tú... ¿No tendrá' tú por casualidá un barco anclao en el puerto, verdá? -la habitual sonrisa que ponía Yimbo cuando quería caer simpático, sobrepasaba el límite de las orejas.

Cuando el extraño mencionó que invitaba a grog, Greg palpo instintivamente (pero con disimulo) la última botella, que tenía guardada en sus pantalones, para asegurarse de que seguía ahí.

Y cuando acto seguido llamaron a la puerta, el joven pirata, mordido por la curiosidad, se acercó a echar una rápida mirada afuera a través del ojo de buey más a mano.