Partida Rol por web

No tardó en salir del aula el doctor Rodríguez, tras hacer una señal al decano, se encaminó raudo a la enfermería. Como si hubiese olvidado algo.

En ese momento la puerta antes entornada, se abre en silencio. No tarda en asomar por el hueco Miguel. Ajeno a la llegada el enfermero sigue con su retaíla:

 -Bueno Enrique, ¿qué tal Alejandro? ¿Dónde le tienes escondido que hace mucho que no le veo? -Preguntó con una sonrisa.

En ese momento la alarma de un reloj de pulsera sonó. 

-Tengo que salir. Se ha acabado mi jornada y va a empezar 'Ahora caigo'. ¿Sara ves 'Ahora caigo'? Al final caen todos. -Dijo de forma risueña, mientras arrastraba el carrito para dirigirse al exterior. -Mañana a empezar otra vez de arriba a abajo. Aquella especie de instrumento de locomoción recordaba en gran medida a un carrito de supermercado, incapaz de ir en línea recta se iba desviando hacia los lados obligando a Santana a ir por el camino más largo posible.

-No... ¡No, no, no! ¡Está cerrado! ¡Señor decano está cerrado! ¡Ábreme!

Para cuando llegaron, Luis Ramón suspiró, y es que se había quitado un peso de encima.

Sí, el enfermero estaba haciendo exactamente lo que habían estado haciendo ellos, porque aparentemente cuando uno ve sangre manando a borbotones evitarlo es una buena, y sabía lo mismo que ellos. Pero sonaba convencido y tenía toallas, y eso sonaba lo bastante especializado como para tranquilizarle. Lo dejaba en unas manos competentes.

Luis y Enrique estabvan manchados de sangre, cosa imposible de evitar en la situación anterior, y un tanto alterados, lo mismo con lo de la imposibilidad. Aunque él ahora estaba mucho más tranquilo sabiendo que la ambulancia estaba en camino: prefería anotar aquel desastre como causas mayores justificadas y seguir con lo que fuese con el resto, una vez se calmasen los ánimos.

Ni se le pasó por la cabeza solicitar la tarde de baja, pese a que podría justificarla fácil.

Joer, que esto ahora hay que llamar al celador! Dice refunfuñando el señor decano. 

Después de unos intentos de mirar la puerta de arriba a abajo y de tocar palanquitas y cosas así, recuerda la señal que le ha hecho Rodríguez.

Esteee... ábrelo tú.

Y se va en su busca, hacia la enfermería. 

La enfermería es el ultimo lugar en el que le gustaría estar a Enrique por culpa de ese tipo, pero no quedaba mas remedio, Sagrellos necesitaba atención medica así que tocaba aguantar el tipo lo mejor que se pudiera.

Enrique observa al muchacho en silencio pero evitando mirar al sanitario. no quiere ver su cara sonriente bajo ningún concepto, pero le es imposible ya que como era de esperar no tardo mucho en preguntarle por su pareja.

- ¿Perdón? Pregunta Enrique con cara seria. - Creo que eso no importa, así que encárgate de hacer tu trabajo y a poder ser no te metas en donde no te llaman.

Al escuchar la puerta Enrique se gira y ve llegar a Miguel. - Hola Miguel, la hemorragia parece que no se detiene así que llamaron a una ambulancia. Se aproxima a el. - ¿Guardaste lo que te pedí? 

Después de toda la trifulca y haber calmado a todo el personal, me encamido hacia la enfermería seguido del Decano, llegando al poco.

-Si, esta guardada, aunque con tanta sirena y demás Caos, no he podido mirar en condiciones el origen, pero teniendo en cuenta su estado-digo mirando de reojo la sangre que mana de la herida-en cuanto ésto se calme tenemos que mirarlo, es primordial-

-Los hay con la piel muy fina. -Respondió con una sonrisa. La puerta se volvió a abrir con la llegada del Decano.

El enfermero iba a saludarle cuando de repente el joven empezó a convulsionar. Ésta llegó repentinamente como si hubiese tenido una reacción alérgica, su boca expulsaba espuma a borbotones mientras sus piernas no le respondían y se deslizaban hacia el exterior de la cama.

-¡Mierda! ¡Está sufriendo un shock anafiláctico! ¡Ayudadme!- Gritó al tiempo que tomaba una jeringuilla y la clavaba en su corazón. A continuación, le comprobó las constantes vitales y empezó a practicar una reanimación cardiopulmonar.

-Un, dos, tres. Acercadme eso. -Señaló a sus compañeros un aparato de paradas automático como los que había en los centros comerciales. -Atrás -Ordenó, y pulsó el botón. El cuerpo pegó un bote. Volvió a pulsar, otro bote. A la tercera se dio por vencido. 

El segundero del reloj de la pared seguía corriendo mientras para el joven el tiempo se había detenido.

El ataque del chaval me pilla totalmente por sorpresa, intento sujetarle de los brazos y enfermero ya con el desfrivilador en la mano, hace uso de él.

Nos apartamos cuando nos lo pedía para no llevarnos la descarga, pero no parecía surtir efecto y parecía haber muerto.

-¿Pero que mierda ha pasado aquí?¿qué tipo de reacción ha causado este shock?- pregunto confundido.

Conforme llegó más gente (y aquello empezaba a estar abarrotado), se separón un pùnto de la pared.

-Bueno, ahora que está solucionado, con su permiso, mejor que v-

-¡Mierda! ¡Está sufriendo un shock anafiláctico! ¡Ayudadme!-

Luis echó mano del brazo del chico casi inconscientemente, sin darse cuenta de lo que estaba pasado: aquella resultó que no era una reacción normal en la que quedarse clavado por el pánico era más común. Se puso blanco como la cal, pero no soltó mientras lo sostenían y trataba de sujetarle la cabeza para que no se tragara la lengua (algo que, a aquellas alturas, aún no sabía que era un mito).

Jesús.

"...jesús"

JEEEEEEEEEEEEEESÚS.

-...

Okay. No. Dos segundos más. Tenía que reaccionar. Soltar el cuerpo del chico, ya no hacía falta. Pero seguían sujetándolo. ¿Tres segundos? Sí, aparte de esos dos segundos. Mejor.

-¿Está-está bien? ¿Esto es bueno? -preguntó, con la voz preñada de ansiedad y duda.

Vale, lo único que le ha podido causar esa muerte tan rápida es... mejor que no nos acerquemos en las próximas 36 horas.

Bueno, asunto tristemente solucionado. En mi opinión, los 3 euros de la matrícula que pagan los estudiantes en concepto de "seguro" no nos cubre todas las horas, papeleo y euros que vamos a invertir por culpa de esto, pero en fin. Llevemos el cuerpo al instituto de medicina legal para hacer la autopsia y así nos aseguraremos de que todo está en orden. 

-Doctor Martín, acaba de morir un estudiante ¿y lo que está pensado es en el dinero?-le gritó indignado señalando el cuerpo-¡por el amor de Dios!-le miro enfadado.

En realidad en lo que pienso es en que este pobre ni ha recibido la extrema unción. Cambió de tema el decano cabroncete. Voy a telefonear a uno.

Y discretamente se marchó de allí... lo más deprisa que pudo. O eso intentó, porque la puerta seguía cerrada. 

Cuando Enrique esta atento a lo que le dice su compañero sobre las muestras con las que se contamino el alumno, el enfermero hace otro comentario mas del cual no hace caso. Pero la conversación con Miguel se interrumpe cuando el muchacho comienza a convulsionar. 

Enrique le pasa al enfermero el carro de paradas cuando este lo pide y observa totalmente paralizado como el enfermero intenta reanimarlo, pero por desgracia sin ningún resultado. -Joder..... Enrique se lleva una de sus manos a la boca y se queda paralizado pensando en que podría haber hecho eso en el muchacho.

- Creo que eso no es bueno Luis Ramón.... el muchacho esta muerto.... En ese momento Enrique sin hacer caso a ninguna clase de comentario de los que están allí se aproxima a uno de los muebles de la enfermería, busca una jeringuilla y cuando la tiene se la pasa al enfermero. 

- Carlos, necesito que le saques una muestra de sangre al chico.... Enrique mira a Miguel. -Joder necesitamos saber que coño a  pasado.

Qué.

-No.

Fue lo primero que respondió. Hacía dos minutos el chico estaba bien, lo habían llevado hasta allí y estaba bien; sangraba, pero era algo perfectamente normal si tenías un anticoagulante o algo, ¿verdad? ¿¿Lo que no era normal es que tuviera un ataque allí en medio cuando le dieron una pastilla, no??

-Me estás jodiendo.

Dijo, sentándose y echándose el pelo para atrás, mentalizándose con lo que había pasado. El decano y el profesor discutían (a gritos), pero no estaba escuchando lo que decían. Ni lo que decía él, que no sonaba nada como si creyera que le estaban jodiendo, y más como algo que simplemente tenía que decir.

-Tengo... tengo que ir ahí y decírselo a la gente. Debe haber sido una reacción alérgica o algo similar -aunque no venía en la lista de aflicciones que tenía, lo que le haría pensar más tarde- No podemos seguir trabajando hoy. Por amor de Dios, ¿cómo es que ha pasado esto?

Una vez se enfrentó a alguien que estuvo a punto de morir, pero no lo hizo. Esto era similar en el después, con ese ligero sentimiento de embotamiento.

Enrique sujeta por el brazo a Luis Ramón cuando este comenta de ir a decir lo sucedido. - Estas loco, no puedes decirle al resto de alumnos ahora lo que a sucedido. ¿Quieres que cunda el pánico? Enrique mira a Miguel. -Miguel podrías ir tu a mandar al resto de alumnos a casa, pon cualquier excusa. Pero que se marche todo el mundo, después iremos nosotros tres para poder investigar lo que a sucedido.

Enrique se gira y mira serio de nuevo a Ramón. - Estas demasiado nervioso como para poder dar noticias en estos momentos. Pero si pudieras, podrías hacerme el favor de llamar de nuevo a secretaria para ver donde leches esta la ambulancia y de paso que llamen a la policía.

Y si descubren que nadie se lo ha dicho te quedas sin proyecto, estuvo tentado de soltar, pero no lo hizo. El instinto de conservación del trabajo se sobrepuso incluso a su estado. Demasiado nervioso como para dar explicaciones... ¡jah! ¡Después de tantos años de esto daba igual lo nervioso que estuviera!

-Como quieran.

Pero sí cogió el teléfono y llamó a secretaría. Lo llevaba en el acceso rápido.

Llamando
Llamando

Tranquilo Marcos. Le dije al chico con voz tranquilizadora. No tardará en abrirse.. ¿verdad Doctor Martín? Me giré a mirarle, pues estaba tocando el sistema de control de la puerta... o eso parecía, cuando se dió la vuelta y se largó, dejándonos allí al muchacho y a mí.

Me quedé helada en ese instante. Tan orgulloso de "su puerta" y ahora no era capáz de controlarla. Miré a Marcos. De alguna manera sabía que si no le entretenía con algo, volvería a alterarse.

Marcos, que te parece si.. miré el carro y me di cuenta del agua rojiza del cubo. .. mientras se abre la puerta, vas a limpiar el carro a los baños de aquí abajo. ¿No irás a pasear ese agua con sangre por toda la universidad? Le pregunté señalándole el cubo... Espero que funcione...