Partida Rol por web

No tardaron en aparecer el resto, un equipo formado por cinco hombres, todos de la misma guisa y con el mismo arma apuntando a los civiles.

-¡Todos abajo!- Volvió a insistir en la orden mientras movía el arma en sentido descendente pidiéndoles que se echaran al suelo. -Al suelo. -Insistió una vez más la orden antes de dirigirse a uno de sus compañeros-. Bravo contacta con central e indica que hemos visto aquí a un grupo.

-Oído. -Respondió un tercero antes de dar un par de pasos alejándose sin dejar de apuntarles.

Asentí a las palabras de Luis sobre lo que había escuchado. Es cierto, yo tambien lo he oido. Si hay gente arriba, tendré que evacuarla. Dije con tono serio. Me guste o no, son vidas inocentes.. y si lo que sea sale del sótano y los contagia..

Si los contagia todo el esfuerzo por salir de allí con vida podría resultar en vano... Tienes razón, debeis iros todos. Yo subiré.

Cuando me disponía a ir hacia las escaleras, alguien irrumpió en la sala ordenándonos tirarnos al suelo. Ni me lo pensé. A fin de cuentas un vigilante está bajo el mando de las Fuerzas de Seguridad del Estado y debe cumplir sus ódenes. Me tumbé en el suelo, bocabajo...

¿Tango aquí?¿Abajo todos? Me pregunté nada más escucharle... Miré hacia las escaleras y ascensores. ¿A que no baja un grupo de estudiantes...? Pero aquellas nuevas voces me sacaron de mis pensamientos...

¡Jimmy! ¡Marcos! ¡Santana! ¡Al suelo! ¡Que no os confundan con los de abajo! - gritó Miguel mientras se tiraba en plancha. 

Obedeció a Luisra y no abrió la puerta. Los siguió hasta que los agente aparecieron gritando y dando órdenes. Miró un lado y a otro viendo como Sara y Miguel se tumbaban –.No quiero jugar más. Quiero irme a casa, ya ha terminado mi horario laboral – se pegó a la pared y sin saber bien por qué acabó haciendo caso a  Miguel y se tumbó cantando en voz baja.

Cuatro esquinitas tiene mi cama 
cuatro angelitos me la guardan 
y ya estoy en el nirvana 
no hay nada como mi almohada 
yo la abrazo y la consulto 
me aconseja y me ama 
vaso de agua y palmatoria 
y galletitas por si hay hambre 
en el lecho conyugal 
y con esto y un bizcocho 
hasta mañana si Dios quiere 
y si no quiere me da igual

Oye tronco cómo ronco: volumen brutal 
por mucho que me muevas no me pienso despertar

Camino de la cama es el mejor camino 
sólo estar durmiendo es mejor que estar dormido

...

Tenían que haber echado por la de emergencia como había comentado. Aunque muerto si hubiera esperado eso.

-¡Vale, vale! ¡NO DISPAREN! ¡Todos abajo!

Puso las manos detrás de la cabeza y se tumbó cuando le dijeron que tenía que tumbarse. Estaban aquí los GEOS y se iban a encargar de todo. Todo iba a quedar atrás. Jesús gracias.

Enrique se sobresalto al ver entrar a los hombres armados ya que era el que se encontraba mas adelante de todos. -Si, si, si... Repite de forma continuada mientras se agacha cuando lo pide el primer hombre armado.

Una vez en el suelo el botánico pone sus manos en la nuca como hacen en las películas mientras que mira de reojo a sus compañeros. Agentes tenemos que salir de aquí, no sabemos lo que aguantara la puerta de ahí atrás y si sale lo que esta ahí dentro..... Enrique guarda silencio y vuelve a mirar hacia delante nervioso.

-¡Silencio!- Exclamó uno mandando callar a Marcos.

-Identifíquense de uno en uno por favor. Hemos recibido una llamada con amenazas y hay dos agentes del orden desaparecidos.

-¡Están muertos! ¡Los mataron abajo!

Confesó rápidamente el chaval ocasionando que su compañero, Jimmy le pegase una patada haciéndole callar. No obstante ya era tarde.

-Joder... Retrasado el chico. No se lo tengan en cuenta, déjenme que le explique -. Dijo el decano mientras intentaba incorporarse. Tampoco es que se hubiese esforzado demasiado en cumplir la orden limitándose a proferir varias quejas entre las que citaba los impuestos y a lo que eran destinados en los últimos meses.

-Abajo se ha producido una situación de emergencia, no os aconsejo que bajéis. Un virus que muta la psiqué humana, cosas que ustedes no entenderían. -Se dispuso a aclarar hasta que se percató de que había olvidado algo-. Disculpen, soy Martín Decano de esta institución. El caso es que nos vimos sobrepasados por la la infección y pedimos... 'Asistencia policial' Fueron infectados. Están abajo y si prestan atención oirán el ruido.

-Deberíais matarlos a todos y así nos podemos ir a casa.- Terminó así su retahíla.

-¿Qué?... -Aquello iba degenerando de la forma más absurda posible, virus, infecciones, psiqué... Y aquel personaje que tenían delante quién parecía no respetar a la autoridad. -A... -Abajo iba a decir sin embargo algo no le tenía muy convencido.

-¿Alpha?

Tuvieron suerte y no tiraron al Decano abajo.

Posiblemente porque considerasen que el hombre era físicamente incapaz de tirarse al suelo sin reventarse la cadera y cinco soldados no viesen tanto problema en un hombre que posiblemente necestase respiración asistida para ir a comprar el pan, pero, el caso es que no lo habían hecho.

-¿No oyen la puerta de seguridad? ¿No la ven?

Dijo Luisrra, con las manos aún detrás de la cabeza. Y en efecto... los golpes no habían dejado de darse.

-Por favor. Por favor. ¡Sáquennos de aquí y monten una cuarentena! ¡Que lo eliminen y no pueda salir de aquí!

Bravo Marcos....

- Agentes, ¡estamos siendo atacados! Han muerto varios compañeros suyos y multitud de estudiantes. ¡Están detrás de esa puerta! - Miguel señalaba escaleras abajo sin levantarse del suelo. 

Sara Gómez. Vigilante de Seguridad del centro. Dije desde el suelo. Lo que dicen estos hombres es cierto. Todo lo que hay detrás de esa puerta es muerte y destrucción. Si lo que está ahí dentro contenido, sale al exterior... Estaremos condenados. La humanidad no está preparada para una infección como esa.

Me permití ponerme de rodillas y puse las manos sobre la cabeza.

Deben evacuar el edificio. Oí voces arriba. Acordonar la zona y evitar que nadie entre y salga sin ser visto. El... virus o lo que sea eso, funciona muy rápido. Un rasguño y en apenas unos minutos dejas de existir como persona.

Primero desaparece tu humanidad. El color de piel se vuelve gris y un hambre insaciable se apodera de tu cuerpo. Cerré los ojos un instante, recordando gestos y movimientos de esas cosas. De esos zombis. No dudan, no temen, ni tan siquiera entienden. Sólo saben una cosa. Somos su alimento y a la vez su medio de propagación. Atacarán con rabia y velocidad. Los policías que entraron y el hombre del SAMUR fueron una muestra de aquello.

Deben escucharnos, sois la última frontera entre esos.... monstruos y la humanidad.

– Hay abajo hay gente que muerde; pero Luis Carlos es mi amigo y tiene mi mascota. No le hagan daño a mi mascota. ¿Puedo irme ya a casa?

Ahora que la policia había llegado él ya no era necesario en aquel lugar y su madre seguro que estaba enfadada por lo mucho que tardaba. –¿y si le pido a un agente que me acompañe a casa? No, mama pensará que he hecho algo malo.

-Joder, están peor que los de fuera.- Sentenció el agente sin dejar de apuntar a los rehenes... Mantuvo un tiempo de mirada interrogatoria a sus compañeros, esperaban una situación con secuestradores, terroristas... En definitiva un objetivo y una misión. Nada que ver con lo que tenían ahí.

-Tengo una idea chicos-. Dijo uno de los Geo como quien intentaba razonar con un crío. -Me voy a acercar a la puerta, para que veáis que no hay nada. -Dijo al tiempo que se dirigía a la puerta que daba a la escalera de emergencia. Sus pasos eran pausados y calmados, ignorantes del peligro al que se avecinaba y desoyendo el estado de alarma que había entre los rehenes... Entonces abrió la puerta.

Silencio.

-¡Hay unas escaleras que llevan a...! ¿¡Qué es eso!?- Preguntó tomándose un momento de pausa antes de emitir un juicio de valor-. ¡Parece una puerta de un local... está muy abollada! -Sentenció metiéndose en el interior del recinto de las escaleras.

-¡Callaos! -Chistó a los que parecían empezar a revolverse con los movimientos de los agentes. -¿¡Ves algo!? Cambio- Preguntó por el walkie talkie

-¡Hay mucha sangre!- Se escucha desde el walkie, unos segundos de pausa antes de que una cacofonía familiar volviese a hacer acto de presencia. -Mierda la puerta no para de tambalearse, hay muchos golpeando aquí. Un brazo, tengo aquí un brazo que se está destrozando mientras se hace paso. -Medio segundo de pausa-. ¡Estaban diciendo la verdad! ¡Necesito soporte! ¡Vamos, vamos, vamos!

Nadie les volvió a pedir que callasen, nadie les mantuvo en el suelo, lo único que alzaron a ver fueron las botas desplazándose horizontalmente mientras las pisadas resonaban en el pavimento. Lo que estaban viendo era una reacción natural como la que tiene un cuerpo enfermo intentaba sobrevivir a la situación, una vez desarrollados los síntomas se producía la respuesta inmunitaria del ser vivo al antígeno, intentando sobrevivir...

Abajo empezaron a escucharse disparos. Fuera estaba la libertad, podrían dejarlo todos en manos expertas, podrían huir sin mirar atrás, todo se resolverá con el tiempo. Al final cabo, su función era otra, tal vez eran glóbulos rojos, tal vez glucosa, desde luego no eran los anticuerpos.

Desde el suelo Enrique escucha a los agentes y a sus compañeros hablar, pero el prefiere permanecer en silencio. Por suerte ninguno de los agentes se percato de la escopeta que cogió del coche patrulla y fue una suerte porque como era de esperar la cosa se puso mas fea.

El agente que decidió bajar a ver que pasaba había empezado a disparar y poco después el resto de agentes se unieron a el. Enrique se gira y ve como ya no queda ninguno a su alrededor así que rápidamente se pone en pie y se aproxima a Luis Ramon y le ayuda a levantarse. - Tenemos que largarnos de aquí ya, si los agentes no les detienen nosotros seremos los próximos a los que verán... Enrique se gira y mira en la dirección en la que vino el y después mira hacia el fondo del edificio donde alli estaría la salida de emergencia por la que no pudo entrar.

-Creo que es mejor que salgamos por la otra, aquí estaré el resto de agentes que acompañan y si nos ven nos detendrán. Le comenta a Luis Ramon pero en realidad lo dice para todos. Enrique de reojo miraba en la dirección por la que fueron los agentes atento a lo que pudiera venir de allí para irse corriendo.