Preparo el escudo y la espada recien adquirida en la vaina delantera. Con la mano derecha cojo las gemas y las coloco en la puerta según los símbolos de cada elemento.
Tras colocar la última gema, los grabados de la puerta parecen cobrar vida, como si quisieran contar una historia. Al mismo tiempo, escucháis diversos sonidos metálicos, como de cerraduras. Finalmente, calma.
La puerta se desliza con suavidad, revelando una habitación amplia, con un suelo cubierto de losas de marmol que desentonan completamente con el resto de la caverna. En el centro de la estancia alcanzas a ver un trono, también de mármol, y a alguien sentado en él.
Una vez abierta la puerta intento recuperar las gemas de la puerta y guardarlas. A continuación alzo la voz para que me oiga quien esté en el trono.
- ¡Hola! Venimos buscando a Ejandr. Yo soy Menelpar, de los mil dioses, y necesitamos sus servicios para cambiar de plano y recuperar algo que ha sido robado.
Giro la mirada atrás, extiendo el brazo derecho como no dejando pasar y digo en voz baja a Axelos.
- Axelos, atrás, vamos a ir con precaución.
Bienvenidos a mi humilde morada - la voz resuena en vuestras cabezas -. Por favor, pasad sin temor alguno.
Avanzo muy lentamente y les hago un gesto al resto para que avancen conmigo, pero sin sobrepasarme.
- Entonces, ¿Eres tú? Perdonadme si desconfío, hemos encontrado muchos peligros para llegar hasta aquí.
Me vuelvo a girar rápidamente y a hablar en voz baja
- Atentos a la puerta que no se cierre. Skronch, ¿puedes tener listo algún hechizo para inmovilizar las puertas o algunas raices para que no se cierre del todo?
Vuelvo a mirar hacia delante.
- Como puedes ver, somos pacíficos y dignos. Los elementales que custodian las gemas nos las han entregado voluntariamente.
Asumes que la voz pertenece a la criatura sentada en el trono, un hombre de alta estatura cuya piel grisácea resplandece con un aura divina. Dos enormes alas nacen de su espalda y se derraman sobre el trono como una capa de plumas blancas.
Yo soy Ejandr, guardián de los portales - resuena la voz al tiempo que la criatura se pone en pie.
Os felicito por haber pasado la prueba. Con excelentes resultados, debo añadir.
- Bien, gracias. - Aún con un tono de desconfianza - Necesitamos ir a los siete infiernos de Baator. ¿Podría ser?
¿Un celestial? La primera vez que estoy delante de uno. ¿Conocerá algún dios en persona? Menelpar, actúa como si los vieses todos los días.
Son nueve infiernos, no siete - escuchas la voz de Suara por lo bajo.
Os permitiré el paso a donde deseeis. Pero veo que estáis heridos. Permitidme sanaros en primer lugar.
Ejandr alza su maza y ésta emite una luz dorada que os envuelve y os hace sentir plenos y reconfortados.
Long rest y 2000XP por cabeza.
- Sí, Suara.
Ya está la Suara fastidiando, la próxima no la salvo. Siete o nueve qué mas da, es un infierno y no debería ni existir.
- Muchas gracias señor Ejandr. Que Mystra guíe su camino.
Tomo una pose mas relajada dando un paso lateral para dejar de proteger al resto y me vuelvo a girar a Axelos.
- Axelos, parece que es seguro. ¿Necesitamos algo mas de él? ¿Necesitas preguntarle algo? ¿Sabes si debemos darle algo a cambio de su favor?
No es necesario - interrumpe el deva -. Mi tarea con este lugar es permitir o impedir el paso a los planos más allá del Material. Si vuestro camino os guía hasta los Nueve Infiernos, debéis llegar hasta ellos a través del plano Astral - Ejandr señala una de las cinco salitas que tiene tras de sí, en las que acabáis de reparar al acercaros a él. Cuatro de las salitas están bloqueadas por elementos que reconocéis como fuego, hierro, diamante y hielo. Ejandr os señala la salita bloqueada por una verja de hierro forjado -. Tras esa verja se encuentra el acceso al Plano Astral - prosigue -. Cuando lleguéis allí deberéis encontrar el Yermo Astral, y en el centro del mismo se encuentra la puerta de acceso al Avernus, el Primer Infierno.
Muchasss graciasss ssseñor Ejandr - interviene Axelos - ¿Debemosss devolverle lasss gemasss?
Las gemas las cree para poneros a prueba. Mas allá de esta caverna no sirven de nada. Sin embargo, allí donde os dirigís os serán útiles - Ejandr te entrega su maza -. Este arma servirá como canal entre ambos planos. Mientras blandáis este arma, podréis emplear las gemas.
- De nuevo, muchas gracias Ejandr. Cuidaremos de estos artefactos.
Avanzo a la verja siguiendo sus indicaciones para ir a nuestro destino.
Uf como pesa llevar tantas armas. Me tengo que deshacer de algo.
El semiorco te posa una mano en el hombro y te hace gestos de que puede cogerte aquello que no necesites.
Ssskronch no nosss acompañará a partir de essste punto - interviene Axelos -. Mientras explorabais la cueva me dijo que temía por la vida de Clapsnap. Y que para él es prioritario mantenerle sano y salvo - el semiorco asiente con la cabeza al tiempo que acaricia con suavidad al pajarito.
- Muchas gracias Skronch, te lo agradezco. La verdad que es una pena que no puedas continuar con nosotros, eras un miembro muy valioso.
Le entrego mi cota de malla.
- Espero que nos veamos a la vuelta.
Le doy un abrazo.
El semiorco te devuelve el abrazo, se despide de Suara y Niveka, y por último de Axelos. Después se dirige a la puerta, cargado con tu cota de malla. Se gira una vez más:
Y se pierde en la oscuridad de la caverna.