Partida Rol por web

Piensa bien lo que vas a decir.

Puede que nunca más vuelvas a despertar.

Al sentir la presa de la impostora de Jannah me siento horrorizada. Grito y pugno por zafarme. Las serpientes han de estar alrededor mía lo que me horroriza más. Las siluetas que desembarcan vienen a por mí o a por la llave.

Quiero preguntar qué significa la marca que lleva cosida y que también aparecía en el mapa. Quiero preguntar a donde debo llevar la llave.

Pero ya no hay tiempo para eso. Esos hombres o lo que sea vienen justo ahora que me ha dado la llave. Y entonces la muñeca de trapo me exige servidumbre.

Algo dentro de mí se revela más poderoso que cualquier miedo. No salí de la casa de mis padres escapando de una vida de campesina y de servidumbre para arrodillarme ahora ante nadie. No crucé medio reino, ni pasé frío y hambre para arrodillarme ante una muñeca de trapo.

- No vienen por mí - Le grito pegada a su cara - Vienen por tu llave. Pero ahora es mía y se la daré si no me sueltas.

Ahora también yo la agarro a ella- Suéltame, suéltame te digo. Y si quieres mi ayuda dime qué son esas marcas y quién eres.

Quiero salir corriendo pero la falsa Jannah no me suelta y aquellos hombres se acercan. Llamo a mis compañeros a gritos tratando de invocarlos de algún modo:

Jamn, Athena, Kurdraaaaan.

El eco de una carcajada estridente estalla en la meseta haciendo temblar piedra y fuego por igual. Es la risa vacía de una Jannah que te mira con ojos de cristal.

No seas necia, chiquilla. Esta llave lleva aquí eones. Ellos vienen a por ti. Son el reflejo de lo que siempre has sabido que hay en tu interior. Algo oscuro y poderoso que siempre está ahí, susurrandote en los límites de tu percepción.

Las figuras cada vez están más cerca

Yo soy la llave de llave de la cerradura de tu destino. Soy la guardiana que abre los caminos y los cierra. Estas marcas son mi testimonio. ¿Acaso no temes por tu vida? ¿Acaso no sufres? Yo puedo enseñarte a ser quién eres realmente. Abrázame y yo te diré como.

Te marcaré el camino. Tengo los mapas de las mareas del tiempo sobre el que navega el barco llamado futuro. O estas a bordo de ese barco o estás a merced de los sargazos del océano donde navegan lápidas sin nombre y fosas comunes.

Las siluetas desdibujadas y deformes cada vez son más claras. Ya casi están aquí.
Un escalofrío golpea tu espinazo y la parálisis del miedo primigenio está a punto de llamar a tu puerta.
Y sabes que cuando lo haga ya no habrá marcha atrás.

Esta es tu última oportunidad Queyen. Te juro que no habrá otra.

Tengo un brazo libre con el que cojo la llave y la tiro lo más lejos que puedo mientras forcejeo con la falsa Jannah. Luego busco a tientas la daga con intención de apuñalarla. Pienso que tal vez voy a morir aquí mismo, o tal vez aquellas sombras amenazadoras que se aproximan no sean tan malas al fin y al cabo. Mi única certeza es que no me arrodillaré, no me someteré, ni hoy ni nunca.

- Suéltame.

-Jamn, Athena, Kurdraaaaan.

Lanzas con fuerza la llave, pero otra nace en el mismo lugar. Vuelves a lanzarla, pero esta vez no consigues ni si quiera que se despegue de tu mano. Sientes como se te quema la piel. Hueles la carne quemada. La llave ahora está al rojo vivo y contemplas con horror como se está fundiendo con tu propia carne.

Gritas de dolor pero realmente no emites ningún sonido. 

Tu otra mano encuentra desesperadamente la daga, pero no es la tuya. Esta brilla con la negrura de la obsidiana. Es como si su filo se tragara toda la luz que hay alrededor. Se estrella con fuerza contra la tela de la piel de Jannah rasgando el tejido hasta el llegar a donde debería estar su corazón. Pero ahí no hay nada. Horrorizada contemplas como tu brazo se introduce hasta el codo en el interior de ese diabólico maniquí de tela. Tironeas con fuerza, intentando liberarte, pero es imposible. El interior de esa cosa es una masa viscosa y pesada que no piensa liberarte jamás.

Has elegido el camino difícil, pero llegarás al mismo destino

Lo dice sin ninguna expresión de dolor
Los hilos de la piel de su envoltorio comienzan a deshacerse

El trueno de su risa atraviesa el cielo, el espacio y el tiempo.

Y las oscuras siluetas llegan a ti. Entran en tu interior y te consumen.

Ahora sólo hay oscuridad.

Todos menos Quyen

Una fuerza siniestra se cierne sobre el lugar

De pie y con la espalda apoyada sobre una enorme roca, Athena se envuelve mejor en su manto para protegerse de la malsana y húmeda brisa de las montañas. Su plateada cabellera cae hacia los lados enmarcando un rostro lleno de pequeñas cicatrices teñidas de rojo por las llamas de la hoguera y en el que destacan unos profundos ojos azules.

Ella es la quien primero se da cuenta

El cuerpo de Quyen se revuelve en violentos e intermitentes espasmos. Sus ojos en blanco devuelven fantasmagóricamente el reflejo de las llamas. Mientras que de su boca, mostrando una mueca dolorosamente imposible, brota una espuma espesa y blanquecina.

¿Oléis eso?
Huele a carne quemada

Si no hacéis nada Quyen va a morir

Vais a tener que Improvisar algo

Podéis ayudar a Quyen a despertar, pero cuidado:

13+: Otorgáis un +2 a la tirada de Quyen
10+: Otorgáis un +1 a la tirada de Quyen
7-9: No conseguís nada
Fallo: Restáis -2 a la tirada de Quyen

Hace frío, la temperatura ha descendido notablemente y más desde que estamos parados, inactivos, intentando descansar. Me gusta el crepitar del fuego, cómo el humo asciende y dota de vetas rojizas los rostros de los presentes, supongo que mi piel también se verá marcado por aquellas marcas. Mis ojos recorren a mis compañeros de viaje, todos parecen cansados, aunque la que más, Quyen que se había quedado completamente dormida con una velocidad pasmosa.

Algo no va bien, el cuerpo de Quyen se mueve con una violencia inusitada, dando espasmos, me preocupo, parece una enferma a punto de morir, sus ojos devuelven el reflejo de las llamas, aquello no es natural, lo sé, el mal está aquí con nosotros, nos rodea, nos invade, intenta matarnos.

- ¡Quyen!... ¡Abre los ojos!.... - grito mientras cojo el cuerpo de mi compañera y lo zarandeo -...¡Despierta!... ¡Por el amor de Avesta!....¡¡¡¡¡DESPIERTAAAAAA!!!!.... - brota espuma de su boca, no parece que vuelva en sí, decido golpear su rostro dándole unos guantazos lo suficientemente fuertes como para levantar a Kurdran después de una borrachera - ¡¡¡VOSOTROS AYUDADME!!!!!

Lo que faltaba. 

La jejé está enferma. O poseída. No conozco a los espíritus de los extranjeros pero he visto a mi gente morir de tos negra o de podredumbre de la ciénaga y sé que hace falta una shamán para ciertas cosas. Mi experiencia en sanación no va mucho más allá de dar el golpe de gracia a los caídos para ahorrarles sufrimientos.

Arrojo la manta sobre las piernas de la jejé para no tocarla e intento sujetarla. Se resiste como un demonio. 

Después de divertirme un rato con ese brebaje y soñar despierto con mi imaginación, mi cuerpo se prepara para el descanso de la noche.... Tardo un poco en despertar, pero la voz de Athena entra penetrante en mi ser, despertándome súbitamente. Abro los ojos y ver ese panorama me preocupa.... Por las barbas de mis hermanos!! Me levanto de un salto y mi temor es cierto....
-La oscuridad se a apoderado de ella... Debemos actuar ya o la perderemos, ya he visto ésto antes.... y sé quién puede ayudarnos.....

Mi cara se pone tan seria, la expresión tan marcada y aquellas palabras tan tajantes y rotundas que es la primera vez que esas mujeres ven la verdadera esencia de los herreros legendarios...

¿Oyes eso?

En la lejanía de la oscuridad alguien grita tu nombre
¿Quién te llama? ¿es esa zorra de Jannah otra vez?

Más silencio

Más oscuridad

Una sacudida recorre tu cuerpo
Otra vez escuchas esa voz
Esta vez te ordena que despiertes

Intentas seguir la voz
Intentas llegar al lugar de donde proviene

Pero tus miembros entumecidos son incapaces de vencer el pozo de oscuridad en el que te has hundido

Tienes que despertar Quyen
Pero este no es un sueño normal

Tira+Arcano (-2)

13+ Despiertas, pero lo haces con el Estado Trastornada
10+ Despiertas. Sufres 2-Daño. Marca 2 Estados a tu elección
7-9 Despiertas. Sufres 4-Daño. Yo marco 2 de tus Estados
Fallo. Mueres. Así de simple. Ya te dije que era posible que no volvieras a despertar jamás.
 

- MALDITA SEA, PUES NO TE GUARDES EL SECRETO Y DINOS COMO AYUDARLE.... - exclamo dando muestra de mi fuerte carácter -....NO tenemos todo el jodido día... - fui atemperándome mientras miraba a la desgraciada joven, me daba la sensación de que no iba a salir de esta con vida, y si caía una, quizás los demás fuéramos detrás, aquello era una verdadera tragedia, el pago por el trabajo no estaba bien remunerado, poco dinero para tanto riesgo.

Me revuelvo tratando de soltarme, dando patadas, arañando. Gritando desesperada. Mi mente está en blanco y mi consciencia se ha reducido a su esencia más primitiva, la de un animal atrapado que busca por todos los medios escapar.

Las cenizas se ciernen sobre mí abrasadoras y me revuelcan. Pierdo el sentido de la orientación mientras sigo revolviéndome.

Me incorporo agarrándome a algo. No, no es algo, es alguien. Estoy agarrando a Kurdran clavándole las uñas en la carne. Mi boca está llena de saliva espumosa que me dificulta la respiración. Ardo de fiebre, pero la oscuridad ahora es fría, hay estrellas y el viento silba entre los salientes.

Miro a mis compañeros desconcertada. Ha sido una pesadilla, pero ha sido tan real.

Conforme la sensación de pánico retrocede, siento mi mano arder como si estuviese agarrando un hierro al rojo, la abro con un grito de dolor y de ella cae una llave. La llave de la pesadilla.

Miro a mis compañeros buscando una explicación pero en sus miradas veo mi mismo desconcierto. Y entonces hablo.

- Había unos hombres oscuros que venían a por mí de un barco encallado en la cima del mundo. Era un mundo de ceniza. Y había una mujer de trapo que se parecía a Jannah que me daba una llave y me exigía obediencia. Pero yo no me arrodillé ante ella, no me sometí.

Estoy agotada, la sensación de dolor me inunda y me voy a desmayar.

-Y la mujer de trapo tenía una marca como la que vimos en el mapa, una media luna junto a una cola enrollada, como la de un mono.

Me abandonan las fuerzas. Siento que voy a morir. Creo que estoy llorando.

Quyen

Es un milagro que estés viva Quyen. Un jodido milagro, créeme.

¿Qué vas a hacer con esa llave?

Juraría que encaja a la perfección con la cerradura del pequeño cofre de Jannah

¿Qué vas a hacer? ¿Vas a abrirlo?

Sólo tu puedes usar esa llave y abrir ese cofre

Dime:
¿Vas a abrirlo?

Si lo haces quiero que me digas lo que hay dentro.
Y quiero que sólo me lo digas a mi ^[1].

Será nuestro secreto

Abro el cofre cuando nadie mira para encontrarme que es una puerta o más bien su fondo es un ventanuco diminuto a algún sitio sin la menor iluminación. Es imposible, ¿es un portal?¿a dónde? En cualquier caso por ahí solo cabe un brazo. De ahí llega un aire húmedo y frío aunque resulta cálido en contraste con el aire gélido de la montaña. Me trae un olor musgoso.

Oigo a alguien despertarse dentro y decir- ¿Hay alguien ahí? ¿Hola? - Oigo como se incorpora y se acerca caminando sobre piedra húmeda. Pero cierro el cofre sobresaltada.

¿Pero que cojones...?
¿Qué mierda ha sido eso, Quyen?
¿Hay un duendecillo ahí dentro?
¿O uno de esos genios como los que mencionan las leyendas de oriente?

¿Es esa caja un intercomunicador dimensional o una especie de portal?

No sé que pensar pero... imagino que tarde o temprano lo acabaremos descubriendo

Ahora creo que deberías pensar en descansar
En recuperarte

¿No te parece?

Antes que pueda responder a Athena, Quyen por fin reacciona, aunque no muy de buenos modos. Si no fuera por la piel curtida que tengo, ese apretón me habría desgarrado como lo hace el aire frío de estas gélidas montañas. Malditos demonios... 

-Dejemos que descanse y recobre el aliento, no sería oportuno forzarla... Pobre mujer en manos de demonios!

-La oscuridad se presenta de formas distintas, sólo ella podrá afrontarlo... Nada bueno tiene que ser...

La verdad era que no siento nada bueno con respecto a ese cofre, pero si queremos saber más, habrá que abrir ese cofre y descubrirlo por nosotros mismos, pero una voz se repite en mi cabeza: Cuidado! Cuidado!

No es la primera vez que veo manifestarse a la oscuridad y nunca trae nada bueno, y empiezo a cuidar mas mis pensamientos con respecto a éste grupo que no parece ser normal. Una vez que me suelto del brazo de Quyen, se lo apoyo con cuidado de nuevo... Shuuuuu....Descansa mujer, descansa que te hará falta... Sin duda porque un largo camino nos aguarda.

Saco una de mis raciones de comida y dividida en dos, la comparto con Quyen para que pudiera templar el cuerpo de nuevo. Me siento a su lado sin que sienta el espacio invadido y sólo pienso en protegerla... 

Sacudo mi manta para asegurarme de que no se le pega el maleficio de la jejé. En mi tierra natal habría pocas dudas sobre el destino de una plebeya proclive a las convulsiones pero soy lo bastante diplomática como para no hacer lo mismo en esta tierra extraña. Quizás tengan sus propios rituales. 

Me acurruco al pie de las rocas para protegerme del frío. 

El hombre peludo no desaprovecha la oportunidad para arrimarse a la jejé. No conozco bien sus costumbres: ¿será un rito de curación?¿De apareamiento? Me incomoda su familiaridad con el resto.