Partida Rol por web

Decido seguirla, tenía claro de que no iba a marcharse sin más, aquella maldita hembra buscaba algo, o ayuda o querría defecar, si era lo primero lo impediría atacándole, si era lo segundo, moriría a gusto

Me acercaría sigilosa y despacio, salvaría las distancias para atacarle, a ser posible por la espalda, el honor era para luchar contra guerreras, aquella salvaje para mi no era más que un animal.

Kurdran

Intentas ir tras ella pero tus músculos se empeñan en no responder a la llamada de tu cerebro.

¿Qué cojones pasa?

Yo te lo diré Kurdran. Esa zorra te ha envenenado y ha sido durante el forcejeo. Ha sido mientras engañaba tus oídos con amenazas y nublaba tu mente arrollando sus atributos contra tu piel. Si, ha sido en ese momento cuando te ha herido con un filo envenenado ¿Que habias pensado Herrero? ¿Que era una de esas putas de un burdel de un puerto? ¿Creias que se dejaría dar unos cuantos azotes?  No. Esa zorra sabe lo que hace. Tu sangre brota oscura y espesa de la herida.  La notas como se derrama por el muslo abierto.

Maldita sea tu suerte.

Athena

Mira bien por dónde pisas Valkiria. ¿Ves todas esas hojas secas en el suelo?. Están deseando delatar tu posición.

Tira por Audacia

13+ Eres silenciosa y letal como el jaguar. Acabas limpiamente con la vida de esa amazona

10+ No te ve llegar. Puedes Recurrir a la Violencia sin sufrir daño como respuesta

7-9 Pisas esas hojas y descubres tu posición. Dime que haces

Fallo. Es a ti a quien sorprenden

Parecía que todo iba bien, pero de repente....ups..., una asquerosa ramita seca cruje tan fuerte como si hubiera talado un árbol. Estaba descubierta y no había tiempo para hacer nada que no fuera pelear. Me lanzo hacia la mujer con mi arma en las manos y firme intención de matarla.

- Muere, zorra.... - le digo con mala saña, esperaba que fuera obediente y me hiciera caso.

...-Pero qué..... No puedo mo..moverme, qué le ocurre a mi cuerpooo... Maldición!! Athena mi diosa.... 

Athena

La selva revela a otra amazona. Pero esta no es como las demás. Su piel oscura y resplandeciente va cubierta con pieles de leopardo y vistosos plumajes. Te mira con ojos fieros poniendo la mano en la empuñadura de su afilada lanza.

¡Ketb inajk! —brama en un dialecto desconocido para tus oídos. Entonces cruzáis los aceros...

Miro el hacha en el suelo y decido no cogerla. Es un arma de bárbaros, de hombres rudos, de una fuerza extraordinaria. Sobre la nieve apenas me sirvió para molestar a un atacante y que Athena lo derrotase. En la jungla golpeé a ciegas sin apenas poder levantar el hacha a la señal de Jamn y fue lo sorpresivo del movimiento lo que hizo que la amazona estuviese allí por donde barrió el hacha. Fue suerte, pero ese arma es demasiado pesada y requiere una pericia en la lucha que no tengo. Solo he conseguido que me duelan los brazos de cargarla y además el combate cuerpo a cuerpo me parece demasiado caótico y arriesgado, cada vez más.

¿Es que esto no puede pararse?

Hago que la amazona inconsciente incorpore el torso, le levanto la cabeza cogiéndola del pelo y apoyo el cuchillo en la base de su cuello. Entonces grito bien alto para que todas me oigan por encima de los sonidos de la pelea, el murmullo del río y el zumbido de los grandes insectos tropicales.

¿Por qué no nos dejáis en paz? Si luchamos, solo ganarán los carroñeros.Solo queremos irnos de aquí. ¿Qué queréis a cambio de dejarnos pasar?

La morena de la trenza habla nuestro idioma, lo he oído.

¿Y si no detienen el combate?. Bueno, no pretendo ejecutar a una amazona inconsciente. 

Siento que no estoy espabilada desde que he pisado la maldita selva, será por el calor... Otra de esas mujeres me sorprende y ataca, es la jefa, lo sé.... Me ha dado con la lanza y siento dolor..., lo exclamo, sobre todo por frustración...

- ¡¡¡¡AHHHHHHhhhhhhh!!!... 

-¡No hablar ahora!¡Luchar!

La jejé ha sido incapaz de rematar a la salvaje que la atacó primero. La única razón de no haberlo hecho yo ha sido para salvaguardar su honor de combatiente pero parece más interesada en rezar o maldecir (¡maldita sea, no entiendo la mitad de lo que dice!) que en luchar por su vida.

Tendré que hacerlo yo por ambas porque hay enemigos de sobra a nuestro alrededor. Una de ellas cuya piel es sólo un poco más clara que la mía surge de la vegetación en actitud desafiante. Sus ropas son extrañas y coloridas pero sus manos sujetan una lanza con firmeza y decisión. 

Nuestras armas chocan en el aire, giramos y forcejeamos intercambiando golpes. Es una adversaria a mi altura. 

Pequeñas gotas de sangre,mías y suyas, salpican la hierba. 

Kurdran

Eres reducido a una estátua. Un cascarón inmóvil cuyos ojos sólo pueden limitarse a contemplar que ocurre a tu alrededor. Un mero espectador del horror. Un horror selvátivo camuflado tras bonitos rostros femeninos. Sepultado bajo atractivos cuerpos bronceados por el sol y esculpidos por la fuerza de la jungla. Es como un espejismo contemplar a las Halmar Zing. Las legendarias mujeres canibal que poco a poco están cerrando el círculo de muerte sobre vosotros. Esta noche piensan darse un banquete y tu vas a ser el plato principal.

Athena

Ambas lucháis con fiereza. Intercambiáis golpes poderosos a la velocidad del relámpago. La mujer-bestia se mueve ante tus ojos con gran soltura. Aprovecha el terreno y lo utiliza a su favor. Salta de un lado a otro y cuando menos lo esperas su brazó derecho se estira impulsado por el resorte de sus portentosos músculos entrenados en los lances del cuerpo a cuerpo. Su lanza de madera y hueso describe un arco lateral que va a parar diréctamente a un punto indeterminado entre tus piernas. Intentas mantener el equilibrio y zafarte de esa argucia, pero no lo consigues. El terreno no juega a tu favor, y tras dar tres torpes pasos hacia atrás, caes trastabillando hasta que espalda se estrella contra el tapiz verde del suelo selvático.

Jamn

¿Oyes eso?. Algo retumba entre las plantas y árboles de la selva indómita. Es el clamor de las Halmar Zing lo que llega a tus oídos. Lo hace atravezando la jungla. Las mujeres-caníbal responden a la amenaza de Quyen como un enjambre de abejas asesinas. Incluso tu adversario ha detenido la lucha por un instante, y ahora de su boca brota un bramido que se une al de sus hermanas. Un alarido terrible capaz de helar la sangre del más valiente de los guerreros de las estepas.

Quyen

Tu amenaza es escuchada. Tus palabras llegan al corazón de la angosta selva.

La respuesta no tarda en llegar. Las Halmar Zing estallan en un terrible clamor. Algunas mujeres-bestia brotan de la espesa maleza y se muestran ante ti. Sus pies se mueven despacio sobre el lecho vegetal como las pisadas de un depredador. Son como el jaguar a punto de lanzarse sobre su presa. Entonces una presencia se impone sobre el resto. Es como un faro que guía en la noche al resto de mujeres caníbales.

La mujer mide casi dos metros de altura. Es negra como el ébano y el sol se refleja en sus suaves curvas, en sus estrechas caderas y en sus largas piernas. En los lóbulos de las orejas luce unos pendientes sin tallar que parecen de hueso, y sobre su oscura piel destaca un collar dorado. En sus brazos y tobillos resplandecen brazaletes de oro puro. Su única vestimenta es una armadura hecha de cuero curtido. Al final de su portentoso brazo que se alza en posición de lanzamiento se encuentra una enorme javalina ornamentada que apunta diréctamente hacia ti.

Esta tía no es como las demás.

La zorra-caníbal piensa empalarte con esa javalina y luego te van a cocinar a fuego lento.
Olvídate de más palabras, porque esas mujeres no te van a escuchar.

¿Qué haces?

La miro aterrada y mi primer pensamiento es salir corriendo. Pero ¿Abandonando a los demás? Además ¿A dónde iré?

No hay lugar para esconderme ni soy rival para esta monstruosidad. Pero estoy sosteniendo a la amazona caída, así que paso mis brazos bajo sus axilas y la levanto cubriendo mi cuerpo con el suyo. El pecho de la amazona asciende y desciende de forma irregular haciendo visible que está viva.

Miro desafiante a la amazona gigantesca. Si quiere herirme con su lanza, antes tendrá que atravesar a su compañera delante de todas las demás. ¿Está dispuesta a hacerlo?

El aire zumba con la fuerza del proyectil y el pecho de la amazona cruje cuando la punta de la lanza atravieza su esternón. Una exclamación apagada escapa de la boca de las mujeres-bestia allí presentes, pero a la poderosa guerrera de piel de ébano no parece importarle. Con un gesto de la mano inquiere otra lanza.

Una mano anónima cede a su petición.

Está a punto de volver a lanzar. Y esta vez no va a fallar.

Extiende su brazo cogiendo impulso y entonces...

—Hijasdedeperra. —gritó una voz. Es un hilo estrangulado por la vejez.

De entre la arboleda que se deshace en jaramagos en la pared derecha del camino de grava y tierra emerge una figura encorvada. No es ninguna mujer-demonio de la selva. No. Es un viejo. Un viejo con una larga tunica de color verde glauco cubierta de una capa de suciedad. Parece un vagabuno errante de las cloacas verdes. Un sin techo del lodo.

—Japutas. Largaros de mi bosque. —El viejo camina pesadamente. En su brazo derecho cuelga una vieja marmita que desprende humaredas caracolenates que se elevan hasta el cielo. Parece muy pesada y el motivo del arqueo de su cuerpo oxidado.

Los ojos canibales de la mujer salvaje se giran para ver al dueño de aquellas palabras. Al ver al extraño ermitaño su cuerpo se sacude como impactado por un hechizo mágico. Un hechizo que la hace dar un respingo retractil. Un empujón invisible que la hace volver a su hogar como una cucaracha. Del bosque salen lamentos y maldiciones en idiomas olvidados. Son las Halmar Zing que chillan por ver su plan frustrado.

¿Quien es ese hombre? ¿Como ha espantado a esas salvajes?
¿Tanto poder tiene? ¿Acaso es un poderoso brujo?.

Todos

—Eh —saluda con una mano arrugada.

—Buenas —La cercania de aquel viejo añoso descubre bajo el manto de la penumbra un rostro cargado de arrugas. Una cara cuarteada bajo el sol. Podria tener mil años más o menos. Y huele a una mezcla de cuadra, orin y campo.

—Mi nombre es Ukhu. Druida protector de este puñetero bosque. —Lo de puñetero lo dice en voz baja.

Aún no me creo que la gigante haya sido capaz de ejecutar de esa manera a su propia compañera. La vida de los aventureros está llena de horrores más allá de lo imaginable. ¿Me sacrificarían mis compañeros? Miro a Jamn, otra amazona, con una mezcla de extrañeza y estupor. ¿Me sacrificaría Jamn? No, sin duda no. Ella ha arriesgado su pellejo por salvarnos el culo en más de una ocasión y se ha quedado algunas cicatrices de recuerdo. No es solo extraordinaria para nosotros sino que también ha de ser una luchadora fuera de lo común entre su propia gente y eso me lleva a admirarla aún más.

Pero volviendo a la actualidad, ¿quién es ese hombre?. Dejo caer el cadáver de la amazona y me acerco hacia el anciano, casi corriendo.

 - Gracias venerable Ukhu. Oh, muchas gracias. No hemos venido a dañar su bosque, el río nos arrastró desde la montaña y nos trajo aquí. Luego aparecieron las amazonas y nos habéis salvado. ¿Cómo podré agradecérselo? Ha sido tan oportuno. Yo soy Quyen y mis compañeros son Athena, Jamn y, mmm, - ahora me doy cuenta del estado de Kurdran - y bueno, Kurdran. Oh, por todos los Dioses, Kurdran está, ¿Qué le ha pasado?¿está muerto?. - Me acerco a Kurdran para comprobar que está vivo. - Venerable Ukhu, ¿puede hacer algo por este noble herrero legendario?¿Se pondrá bien? ¡Oh, por favor, ayude a nuestro compañero! - añado mientras las lágrimas brotan sin control de mis ojos; y es que han sido muchas emociones fuertes en lo que llevamos de día y bastante trastornada. - Él forja armas magníficas y arregla las cosas rotas volviéndolas más resistentes de lo que eran cuando estaban nuevas. No hay otras manos tan hábiles como las suyas en todo el reino. No puede morir.