- No, no....¡¡¡¡NOOOOOO!!!...... - grité, quizás la primera vez que temí por algo de verdad -....Kurdran, mira el puñal..., la sustancia... tiene..., tiene... algo maligno... se mete dentro de mi, no puedo pararlo, no puedo sanarme..., me corrompe, todo lo que toca se convierte en algo oscuro, dañino... - le miro con desesperación -.... voy a cambiar..., voy a Perderte.... ¡¡¡PIDE AYUDA!!!!.... QUYEN....¡¡¡¡QUYEN!!!!!......
No atendía razones que no fueran una solución para mi estado, sentía la corrupción metiéndose dentro de mi cuerpo y ¿por qué no decirlo?... También mi alma..., aquella que siempre había sido pura y leal, ahora se volvía oscura. Fue una suerte que pudiera avisar de ello, en poco tiempo, ya no sería la misma.
La llamada de Athena me saca de lo que estoy haciendo en ese momento. La busco con la mirada, no veo a ninguno de mis compañeros pero puedo seguir la voz.
Me planto junto a ellos con Skoran a mi lado.
-¿Qué ha pasado aquí? ¡Athena, estás herida!... Y el puñal tiene veneno.
Abrazo a la valkiria, veo la duda en sus ojos. Ya antes la he escuchado encomendarse al Amo. - Athena, te están poniendo a prueba, pero tu espíritu es tan puro como la luz de la mañana. Tu fé es tan fuerte como tu brazo. Y derrotarás al amo como derrotaste al campeón de Asgorath. Vuelve con nosotros.
Cuando me cuentan que ha sido Gwaat, me giro hacia Skoran llena de rabia.
- Gwaat te es leal. Exijo una explicación ahora mismo.
Plukanka y Skoran unidos, mis sueños de reinar en Asgorath se pinchan como un globo.
Me acerco hasta el punto donde Jamn vio por última vez a Gwaat y trato de localizar por donde se ha ido.
Motivo: Arcano
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 7(+3)=10 (Exito) [2, 5]
Motivo: Contramagia contra Plukanka
Tirada: 2d6
Resultado: 2(+3)=5 [1, 1]
Tiro arcano para saber si ha usado magia y si no ha sido magia sino un pasadizo, trato de tener una visión de por donde está. Vamos, tiro arcano para encontrar su vía de escape y seguirla si es posible.
Tengo contramagia, así que igual puedo intentar hacer algo contra el veneno ya que es Plukanka... pero saco un 5, lo siento Athena. He sacado ojos de serpiente... si los miras fijamente te rocordarán a los son ojos del amo.
PD: Si no fuese pertinente tirar arcano para ver por dónde se ha ido Gwaat, entonces aplíquese el 10 a la contramagia Plukanka.
Miro la herida de la mujer desde una distancia prudencial. No pinta nada bien. Cuando la ponzoña plukanka mancha el alma de alguien, lo más que se puede hacer es darle al afectado una muerte rápida.
Pero el veneno tiene que haber surgido de algún sitio. Si el mal debe eliminarse de raíz, primero hay que encontrar la fuente. Señalo a Skoran con la daga:
-Tú mandar asesino. Tú podrido por dentro. Tú... plukanka(1).
(1) Es lo más sencillo que se me ocurre. Si ahora le quitamos la máscara en plan Scooby Doo, fijo que es un plukanka por dentro.
Quyen
Tus ojos de bruja vuelven a ponerse en blanco para quienes te miran...
...pero lo que a ti te muestran está sumido en la más profunda oscuridad
Allá va Gwaat. Puedes ver si silueta distorsionada por el espacio y por el tiempo zarandeándose como una botella a la deriva mecida por los zargazos de un mar oscuro y embravecido. Va directo al fondo de este oceano de rocas que es la Casa de Asgorath y se pierde de tu mirada en la sima de un abismo de negrura absoluta. Bajo esta montaña hay algo oculto. Un terror dormido que no te deja mirar más allá...
Aquí no hay magia más allá del traicionero puñal que infecta con la corrupción del mal la carne de la Valkiria.
Gwaat ha escapado y lo ha hecho de la manera más mundana:
Un pasadizo movido por la piedra deslizante de un mecanismo oculto.
Tus ojos no son capaces de encontrar exactamente el lugar.
El fallo en contramagia produce +1-daño (perforante) a la Valkiria.
Ojo: A Athena le queda 1 punto de vida.
Todos
Mientras Quyen pregunta a Skoran camináis con paso tranquilo cerca de las habitaciones personales de la reina. Junto a vosotros, también se encuentra el príncipe Rakos.
—Mi reina, Gwaat siempre me ha sido leal —dice sobrecogido. —Lo adopté cuando era un niño. Lo encontré deambulando sucio y hambriento y no tenía familia ni tampoco hogar. Desde entonces siempre me ha sido fiel.
—Nunca le han gustado las fiestas y siempre ha preferido mantenerse oculto en las sombras, pues su horrible cicatriz es algo que siempre le ha avergonzado —se encoge de hombros. —Esa es la única explicación que os puedo dar.
Cuando la amazona pone el cuchillo en su cuello no parece si quiera inmutarse.
—Probablemente se habrá asustado y por eso se vió obligado a defenderse. ¿Le habéis amenazado como hacéis ahora conmigo? —su pregunta plantea un desafío a la reina y sus palabras son reafirmadas por las acciones de la amazona.
Frente a vosotros se alza una puerta robusta. Es la cámara del tesoro real.
—Si no confiáis en vuestro sacerdote, mi reina, será mejor que os entregue ahora mismo la llave del tesoro de Asgorath y busquéis a otro que ocupe mi lugar —si no tuviera el cuchillo de Jamn presionando su cuello probablemente habría torcido su cuerpo a modo de reverencia.
-Jamn, no hay necesidad de amenazar a nadie. Skoran está de nuestro lado.
Luego enseño a Skoran el cuchillo que ha herido a Athena y señalo la ponzoña negra de origen Plukanka.
- Hay algo más. ¿Qué es esto? y ¿Qué poder reside en lo profundo de la montaña? ¿Es ese vuestro Dios Asgorath? Yo solo he visto oscuridad y corrupción. ¿Es a eso a lo que sirves? Porque si es así, no debo tomar la llave y es mejor que nos marchemos ahora mismo por la salida del valle que se encuentra en las profundidades de la Casa de Asgorath.
Es una pena que no hayan podido encontrar la entrada al pasadizo que usó Gwaat. De haberlo encontrado ya podían estar a medio camino de la salida.
Lo dejo solo para el director al ver que hay un mensaje en el off-topic. Según contestemos, modificaré mi post.
Los gritos de Athena me preocupan mas de lo normal, miro la daga pero no veo nada raro mas que sangre y la herida.. Mi diosaaaa, pero qué te pasa? Te juro que me mataré a se mal nacido y le arrancaré su cabeza y sus entrañas... !!! La coloco en mis brazos y la acomodo bien, estoy tan furioso que me frustro por no poder hacer nada, en lo que llega Quyen con el sacerdote y su hermano. Quyen por favor haz algo! Debes curar a mi amada!! Pero la feroz amazona se abalanza sobre el sacerdote y parece que a nadie mas que a mí, le importa la salud de mi amada. Pero es que nadie nos va a ayudar? Athena necesita ayuda... Quyen interviene pero no parece que mejore y encima se ponen andar y sin saber a donde...
No puedo hacer nada por Athena, tan solo agravo sus heridas. Kurdran toma mi lugar con ella. Tal vez su amor le de más fe.
Veo que Jamn amenaza a Skoran:
- Jamn, parece que sois tal para cual, ambos fanáticos en vuestra causa. Ambos poco dados a hacer amigos. Quizá deberíais estar juntos si ambos servís a la misma causa. Y eso es lo que más me importa ahora mismo. -Enseño a Skoran el cuchillo que ha herido a Athena y señalo la ponzoña negra de origen Plukanka.
- ¿Qué es esto? y ¿Qué poder reside en lo profundo de la montaña? ¿Es ese vuestro Dios Asgorath? Yo solo he visto oscuridad y corrupción. ¿Es a eso a lo que sirves? Porque si es así, no debo tomar la llave y es mejor que nos marchemos ahora mismo por la salida del valle que se encuentra en las profundidades de la Casa de Asgorath. Pero si combates al Plukanka igual que nosotros, tal vez debamos quedarnos y combatirlo juntos.
Motivo: Tirada por si acaso de lo que sea pertinente
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 7 (Exito) [6, 1]
No sé si debo tirar algo para que nos cuente la verdad o para otra cosa. En realidad ya tiré antes para saber si podía confiar en él. Pero bueno, solo por si acaso dejo una tirada hecha, aplíquese el modificador que corresponda.
A regañadientes, aparto el cuchillo y dejo hablar a la jejé.
Esto no me gusta nada. Hay demasiado que nos están ocultando. Me gustaría tener a mi lado a todo el ejército de las amazonas para quemar este valle maldito para que nunca nada pueda volver a crecer aquí.
Siento la corrupción por dentro de mi cuerpo, se mete por debajo de la piel y las acciones de Quyen me dañan más de lo que ayudan. Estoy débil y siento que se me va la vida, pero por dentro no deseo bondad ni bien para nadie, siento ira, dolor, quiero gritar.... Lo hago....
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHHHHHH vendrás conmigo al infierno!!!!!.... - cojo el cuello de Kurdran, si yo muero él será enterrado a mi lado, porque me ama... eso es lo que me pide la oscuridad que se mete en mi interior. Odio tanto como en su momento he amado.
—Centenares de metros de retorcidos corredores y pasadizos subterranos descienden bajo la montaña —dice rompiendo un silencio que os tenía en vilo —Abajo, en lo mas profundo de la piedra y la roca, vive dormido nuestro Dios Asgorath. Se dice que su sueño es profundo y centenario, y quien quiera interrumpirlo habrá de ser digno de pisar el suelo del ancestral templo primigenio levantado en su honor.
—Adoramos a Asgorath y el nos protege de los peligros de la jungla —explica. —No podría deciros si allí abajo se extiende la corrupción y la oscuridad, pues ninguno de nosotros se ha atrevido jamás a descender hasta allí.
Sus manos se mueven y buscan algo oculto bajo la túnica. Algo que parece encontrarse aproximadamente a la altura de su pecho. Finalmente aparece. Sus manos sacan ese objeto a la luz. Es la llave. Una gran llave dorada que colgaba de su cuello sostenida por una gruesa cadena.
Es la llave de la cámara del tesoro real y la mano de Skoran se la tiende a Quyen.
Dime bruja; ¿vas a cogerla?
¿Abrirás la cámara?
Si lo haces dinos que hay en su interior.
Cojo la llave y abro la puerta con decisión. No sé si encontraré riquezas o peligros. Al fin y al cabo, ¿qué puede ser digno de atesorar para estas gentes que viven sin contacto con comerciantes? En cualquier caso, allá voy, que sea lo que Avesta quiera.
¿Qué esperaríais encontrar en la cámara del tesoro de un gran monarca?
Todo eso está aquí. Hay joyas de oro y plata, piedras preciosas, colmillos de marfil tan altos como dos hombres tallados con bajo relieves, estatuas de mármol, tapices de colores llamativos hechos de fibras y plumas, alfombras elaboradas a partir de pieles de animales exóticos. Pero no es eso lo que más me llama la atención:
Está el cetro coronado con una gema que irradia una luz palpitante verde y azulada y que da autoridad sobre todas las tribus de la jungla y los bárbaros de las montañas. Están aquellas lanzas con damasquinados de filigrana, cuyas puntas eran de mithril, aquel metal prácticamente olvidado y el único capaz de destruir al Plukanka. Jamn las reconoce como armas del ejército perdido de Amazonas. Y bajo las lanzas, un buen número de lingotes de mithril en bruto. El metal que ya no se ve en el mundo porque solo los herreros legendarios tenían el poder y conocimiento para forjar. Los ojos de Kurdran forman una rendija inexcrutable cuando examina los lingotes.
Por último, al final de la larga galería, nos espera un mural con pictogramas que cuentan como Asgorath, campeón de Avesta elevado a inmortal y adorado como un Dios por las gentes del valle, encargado de velar por la jungla y las Montañas de Hierro se enfrentó al los horrores Plukanka surgidos de las profundidades del mundo y que querían escapar a través de la montaña. Muchos de los horrores escaparon esparciéndose por el mundo, pero Asgorath se lanzó al pozo y desde entonces se enfrenta al Gran Plukanka en una lucha tan igualada que ninguno de los dos puede vencer. La leyenda dice que envió a su amada a buscar a los campeones que le ayudarán a derrotar al mal. Y que reencarnación tras reencarnación la Reina de Asgorath los sigue buscando y llegará el día en que se presente con ellos frente a la puerta de Piedra para derrotar al Horror.
Los campeones son: La sucesora de Asgorath, enviada por Avesta y cuya fé será puesta a prueba y que atravesará el corazón del Gran Plukanka. La hija de las Amazonas, que enseñará al pueblo de Asgorath a enfrentarse al Plukanka esparcido por el mundo. El último de los Herreros legendarios que forjará las armas que desgarrarán los cuerpos de los horrores Plukanka haciéndolos morir definitivamente tanto en este mundo como en el plano en el que se refugian cuando sus cuerpos son destruidos.
Tras incontables reencarnaciones, he cumplido mi misión, una misión que ni siquiera conocía hasta ahora mismo. La he cumplido. Aquí estamos. Pero nuestra tarea solo acaba de comenzar...
FIN.