Partida Rol por web

La criatura parecia que aguantaria un rato mas, pues se habian enfocado en ellos ahora. Le mago de la mente habia sido dañado gravemente, pero el elemental de fuego le amenazaba. Lo cierto que si no fuera por la protecciones que llevaba, habia recibido daño por estar cerca de la criatura, pero no era momento de pensar en esas cosas. Reguro con cautela y desde alli enfoco su simbolo hacia Andet.
Que la luz de nuevo dia te de esperanza, Mago de la mente. Libera tu cuerpo de las ataduras magicas que yo con la bendicion de Amaunator cuidare de tus heridas.
De nuevo un rayo de luz surgio de los cielos e ilumino a Andet. Como si fuera una cadenas magicas, libero de la paralis que tenia el mago y curo gran parte de sus heridas, posiblemente toda, pero desde alli no se apreciaba.
Intuyo la maniobra que iban hacer los arcanos, y espero que con la pequeña ayuda que iba a lanzar, pudieran expulsar a su plano a una de la criatura. De nuevo con su simbolo con arma, un rayo de energia radiante surgio de el hacia uno de los elementales, abriendole un surco en su cuerpo, siendo ahora mas vulnearable a cualquier daño y ademas, escudaria momentaneamente a sus aliados.
Penso que habia hecho un buen trabajo.

El archon avanza como puede bajo la influencia de la magia y canaliza un estallido de fuego que lo envuelve a el, a Iannes y a los dos elementales de fuego. 

Las llamas arrastran al clérigo hacia el archon que no lo dejará escapar fácilmente.

Echo a correr tras las rocas cuando un estallido engulle al hipnotizador en una vorágine danza de fuego y brasas. El potente calor que emanan quema su piel con facilidad tan solo las palabras el hombre santo pueden darle una tregua.
Pero ese olor... es ese extraño olor que no puedo olvidar lo que me enerva.

Cuando llego al final de las rocas, la ira que surge de mis entrañas ya se esta metarializando en mis manos. Es un fuego que oscila entre un cegador ámbar carmesí y oscuras lenguas negras, tan oscuras devoran la luz a su alrededor. - Vais a pagar ... - Gruñó tras la máscara unas palabras tan cargadas del odio mas puro que incluso el fuego que me rodea parece apartarse atemorido.

Con un grito de furia clavo la daga al suelo y un instante después el suelo en el que se encuentran las dos columnas de fuego, estalla en una explosión, lanzando al aire incontables hebras de energía oscura. Ambos elementales se ven envueltos en un torbellino de puro poder desbocado, que empieza a desintegrarlos lentamente.

En cuando me pongo en pie, la demoníaca máscara que me cubre el rostro, brilla tenuamente con luz propia. Mostrando unos rasgos que no conocen la misericordia.

Dayereth veía como el maldito elemental le había castigado duramente, pero a pesar de ello no cejo en su empeño. Teletransportandose, alcanzo la espalda de este y le asesto un golpe descendente con su arma. Para instantes después, canalizando la energía del trueno, lanzo un nuevo golpe. Esta vez ascendió desde el inferior hasta la parte superior del torso del ser. Golpeándole muy duramente.

El trabajo de sus compañeros era admirable. Cada cual tenia una función y lo estaban cumpliendo con creces. Andet se había esforzado en colocar a los elementales de fuego de forma ventajosa para sus compañeras, y Eva, aunque no lo sabía, le había preparo el terreno para un ataque aún mas potente. Aunque a los enemigos quizás no sentían el persistente fuego de la enigmática mujer, Sizzly era capaz de avivar las llamas de su compañera con el suyo propio.

Como maestra en la piromancia hizo gala de sus poderes. El primer hechizo surtió efecto tal como esperaba, pero el fuego que lo envolvió no fue lo suficiente intenso como para alcanzar al elemental de roca mas cercano.

Canalizó un segundo poder, una explosión que impactara a los dos entes flamígeros, aprovechando así la inteligente jugarreta de su compañero mentalista. Las llamas lamieron todo su cuerpo y se acumularon para formar una esfera que voló por el campo de batalla y terminó su vuelo al explotar entre los elementales de fuego, afectando a la estabilidad del cuerpo de llamas.

Acostumbrado a manejar a sus enemigos a su antojo y teniendo a los elementales hipontizados, Andet sufrió un revés que no esperaba. La voluntad de esos seres extraplanares era díficil de descifrar, sus reacciones eran algo enredado... y al intentar deshilvanarlo, atrajo hacia él su atención, y su ira. Desesperado, movió los brazos en ángulos opuestos y espejados, susurró rápidas palabras -Seguid, no hay nada aquí...-
Fue en vano, el fuego elemental llovió sobre él, abrasándolo. Si su túnica no hubiese estado imbuida con poderosa y antigua magia, él mismo y sus ropajes su hubiesen encedido como una antorcha. En momentos se encontró en centro de una pira de fuego puro: la sensación no solamente quemaba su piel, sino que entumecía sus sentidos y paralizaba su cuerpo.

Sin que lo esperara, la pira menguó y una potente luz solar lo bañó, restañando sus heridas y anulando los nocivos efectos del fuego elemental. La sensación fue vivificante, y le hizo recordar que ahora no estaba solo allí, ahora debía confiar en otros ante la adversidad que se cernía sobre el valle del Nenthir.

Aprovechando la bendición de Amaunator, el hechicero surcó de una zancada las llamas y descendió de la formación rocosa, mientras consideraba con rapidez su próximo encantamiento.
Sin dudarlo, comenzó a conjurar ilusiones, enemigos, otros magos, guerreros, amenazas para los elementales del fuego y la tierra.

Ante las acciones tantos conjuradores arcanos se monta un caos bastante impresionante en el campo de batalla que deja a las criaturas elementales bastante confusas mientras intentan defenderse sin mucho éxito.

Los dos pilares de fuego están a punto de extinguirse y el enorme brazo de granito del elemental de tierra choca una y otra vez contra las defensas mágicas de Dayereth sin conseguir hacer nada.

El torriano se ve empujado por vuestra habilidad y suelta un rugido que hace temblar las hojas de los arboles, casi impelidos por la imperiosa presencia del hombre león la mayoría de elementales que lo rodeaban retroceden empujados por el terror. El único elemental que queda (una de las chispas) a su rango intenta golpearlo pero parece que su fuego flaquea.

El clerigo vio la oportunidad para atacar a vario enemigos en el nombre de su dios, pero para ello tenia que arriesgar su vida pasando por encima del elemental de fuego. No se lo penso dos veces y avanzo a la defensiva hasta su punto objetivo. Una vez alli le hecho una maldicion al elemental de fuego, pero al parecer su voluntad era mas fuerte de lo que el pensaba.
Sacando acopio de su fuerza voluntad elevo las manos hacia el cielo un flujos de energias solares cayeron sobre el canalizandola y lanzadola en sendas olas de energias sobre su enemigo, pero el resultado dejaba mucho de desear.

Iannes abandona al Archon atrás no sin antes llevarse un recuerdo en forma de corte en la espalda. 

Insatisfecho con ello, el ser carga hacia el clérigo enarbolando de cimitarra y esperando dar un golpe definitivo en lo que debería ser una victima casi indefensa y a su merced, pero inexplicablemente falla.

De repente me encuentro la niña del fuego y el encantador junto a mi. Demasiado juntos. Mascullo tras la mascara. Pero sin pronunciar una palabra, avanzo dejando atrás la protección, dejando atrás una estela de virutas ardientes que flotan en el aire unos segundos antes de desaparecer en la nada.

El hombre santo se encuentra en medio del combate, parece aturdido y confuso, sin llegar a saber porque, suelto un nuevo golpe al suelo. Hebras de energía fluyen de mi cuerpo para hundirse en la tierra. Un instante después emergen violentamente donde se encuentran los elementales, en forma de hilos oscuros que descomponen todo cuando tocan.

Con varita en mano Sizzly traza unas líneas y curvas como si fuera la cinta de un gimnasia, para terminar con un movimiento seco de muñeca ascendente para crear un pequeño cráter que atrapó al elemental de fuego y su compañero de roca.

Aquel no había sido el mas espectacular de sus poderes de fuego, pero fue suficiente para "apagar" la vida del llameante. Mientras tanto Dayereth seguía enfrentándose a otro de los colosos.

-Krew, necesitamos de tu ayuda esta vez. Ve con Dayereth, quiero que distraigas a su enemigo...- Murmuró la muchacha, tras una pausa siguió hablando, como si hubiera recibido una respuesta desde otro plano- No, no tienes otra opción, obedece.

El caos y la confusión reinaban entre los enormes elementales, lo cual en cierta forma agradaba a Andet, ya que el amaba con cada fibra de su ser como las mentes confusas podían vovlerse enemigas de sí mismas y de sus aliados. No llegaba a conprender del todo la razón por la cual el clérigo seguía movíendose entre ellos, aguantando el castigo de las llamas con la gracia de su dios y siguiendo exponíendose al terrible daño que ellas provocaban.

Agradecido por su intervención decidió seguir ayudándolo e introdujo sus sentidos arcanos en la ignota voluntad del coloso de piedra. No le costó mucho guiarlo con las primeras sílabas hacia la moribunda columna de fuego, con sus dedos dibujó en el aire el signo de la ejecución, que pareció brillar un momento sobre esa piedra -Acabalo ahora...-