Partida Rol por web

¬_¬U  Su ficha está en el gremio XD

Pero bueno, su Surge Value es de 25.

Tras ver que las heridas estaba casi sanadas se prepara para atenderlo la próxima vez que recibiera mas daño.

No haces nada mas en tu turno?

Andet escuchó el grito del elfo al otro lado de la muralla.

- ¡Creo que he leido algo de ellos! - respondió mientras el caos se desataba debajo. La esbelta figura de Dayereth se movía grácil, evitando ataques y repartiendo muerte, sin embargo con el relámpago invocado por el behir temió que pronto se viese abrumado.
Quizá, con intenciones de ir devolviéndole el favor, decidió aislar la puerta del resto de los enemigos, dejando justo espacio para que la espada arcana pudiese refugiarse y así obligar al enemigo a acercarse más.

- ¡Dayereth, refugiaos tras el muro! - instó mientras sus manos iban tejiendo la fórmula de la muralla ilusoria.

Tras unos momentos, delante de la puerta surgió otra más, desde el suelo. no tal alta pero si mucho más ancha.

El Behir es una criatura peligrosa. Este es un ejemplar joven, lo que quiere decir que aún podría ser mas grande y temible ... pero seguramente es mas controlable para los gigantes. Es una criatura astuta (para ser una bestia) y su característica principal es la electricidad ... puede emanar una aura dañina o escupir rayos, explosiones o conos de relámpagos dependiendo de la raza concreta de Behir.

Por no decir que cuando se cabrea puede atacar multiples veces seguidas.

El Behir se lanza a una carrera hacia la muralla.

Dayereth notaba el mareo que le consumía, el ataque del Behir había sido mas contundente de lo que pensaba en principio y gracias a Iannes había recuperado parte de sus fuerzas, pero no así el control de su cuerpo.

Al verse en la situación en la que estaba decidió atender a las palabras de Andet y retrocedió tras el muro que este había creado esperando recobrar parte del control de su cuerpo.

Veía como aquella situación y la mole del Behir eran lo peor que había pasado en aquellos días. Debían acabar con ese enemigo cuanto antes.

Los ogros avanzan hacia el muro pero no pueden ver como atravesarlo y sus intentos de golpearlo se vuelven un tanto inútiles. Solo uno de ellos es capaz de atravesar la ilusión e intentar atacar a Dayereth, pero el eladrin es un experto en la lucha armada y los golpes no logran atravesar sus defensas mágicas.

Por su lado el Behir sisea y se pone a trepar por el muro con aviesas intenciones.

Cuando uno de los ogros cae por sus flechas Karún mumura por lo bajo: 8322 caídos...

Luego se percata de que los ogros sue mueven hostilmente para buscar la muerte del compañero eladrin y por si fuera poco, el Behir scomienza a subir por la muralla...  lo que faltaba... aún así, el peligro sigue siendo el gigante, que actúa sólo con el afán de destruir las puertas de la ciudad. Los defensores pueden morir pero las defensas deben aguantar...

De tal manera que Karún carga su arco y dispara sin contemplaciones contra el gigante. Sin duda el elfo, ha tenido días mejores.

Solo una de las flechas de Karún termina clavándose en el gigante que poco a poco se va viendo mermado.

Mas ogros embisten el muro ilusorio de Andet, pero a medida que mueven sus garrotes de forma fútil contra el, su ímpetu ante la muerte de sus aliados va aflojando y sus ánimos se enfrían.

Mientras el Behir termina de trepar el muro y su boca se ensancha en una especie de sonrisa que muestra todos sus dientes entre el crepitar de la energías de su piel.

-Si geou sone wux- Dice su carrasposa voz en draconico clavando su mirada en Andet.

El mago no puede mas que levantar sus manos en una acción instintiva cuando el Behir alarga su cuello mientras desencaja su mandíbula. Lo ultimo que ve el resto de héroes son los pies del encantador desapareciendo dentro de la boca del monstruo.

A través de la bruma de mi mermada visión, percibo con claridad el enorme Behir. Emerge por encima de la muralla, imponente, amenazante y antes de poder hacer soltar un solo suspiro, engulle al encantador de un solo bocado.

De repente y como un puñetazo en el vientre, un recuerdo emerge de lo mas profundo de mi memoria. ¡Le recuerdo!. Sabía que su nombre no me era desconocido. Lo sabia, pero no conseguía dar con el lugar ni momento. - Maldito desgraciado. ¡Engendro de mierda!

Apretando los dientes y los puños, un profundo gruñido casi animal se escapa de mi garganta. Los músculos del cuerpo se tensan hasta casi romperse y algunas de mis cicatrices se reabren impotentes.
Sin poder ni querer refrenarlo, me veo lentamente inundada por un arrollador torrente de inquina, rencor y deseos de muerte. Hasta el punto que por un instante tengo que batallar contra el imperioso deseo de arrancar la cabeza al elfo que se encuentra peligrosamente cerca de mi.

Avanzo hacia el Mhül. Mis ojos, aunque inservibles, permanecen fijados en él, mientras un peligroso e inestable poder desbocado se va acumulando en mis manos. Antes de que sea demasiado tarde, lanzo un corte en el aire y el cegador ensordecedor estallido de fuego ilumina el campo de batalla por un instante.
El Behir grita de dolor. Es grande, pero su cuerpo se retuerce al mismo tiempo que la piel se resquebraja, la carne se pudre y arde sin control. Se tambalea. Por un momento parece que va a caerse, pero resiste. Esta decidido a seguir dando guerra. No esperaba menos de tu. Maldito hijo de puta.

¿¡ Me recuerdas !?

Ante los ojos del mago, aquél draco se movía casi como un borrón azulado, primero estaba lejos, observando como avanzaban sus tropas, para luego acercarse entre un torbellino eléctrico.

- Ha desparecido bajo la muralla... - observó mientras intentaba aprovechar el escaso tiempo que le quedaba para preparar el hechizo que tenía reservado para tal enemigo. Con cierta impaciencia y nerviosismo, tomó el orbe con ambas manos y comenzó a recitar la antigua fórmula.

- En cuanto lo... - el pensamiento se esfumó cuando la figura escamosa se acercó veloz, hablando en un idioma exótico y mofándose del hechicero. Primero sintió como la piel se le ponía como de gallina, la energía estática recorría su piel. Y luego todo fue oscuridad, y dolor. Algo en esas palabras lo había dejado inherte y vulnerable, como cuando la mirada del cazador es suficiente para convertir a la presa en un bocado voluntario.

Cada uno de los dientes era como una daga, las mandíbulas presionaron su tórax dejándolo sin aire. Entre la negrura, relámpagos iluminaron sus ojos, estaba siendo tragado vivo. La saliva provocaba que aquellos rayos los recorriesen completamente. Gritó, por su vida y el terrible dolor que todo aquello le provocaba.
Sin embargo, algo cambió, pudo sentir como el mismo behir estaba sufriendo y aflojaba las mandíbulas. Algo le estaba consumiendo ahora él, se debatía sufriente, el mundo se volteó una y otra vez, pero era la oportunidad que tenía y no sabía si tendría otra.

Susurró unas cortas palabras, le costó recordarlas porque solamente las utilizaba en emergencias. Un encantamiento feérico que le habían enseñado las criaturas del bosque. Su cuerpo desapreció, dejando una suave niebla dentro del behir para luego materializarse sobre la muralla.

Apareció de pie, cubierto en saliva de aquella criatura y sangre propia. Vivo, dolorido, enfadado, listo para terminar el encantamiento que había estado preparando.

Su orbe brilló, succionando la voluntad del dracónido, sus manos revolotearon dibujando en el aire los signos exactos, sus labios susurraron la fórmula completa... y sus ojos miraron a la criatura como ella lo había mirado antes de intentar devorarlo por completo.

- Ahora, dejame devorarte, querido mío - terminó cuando supo que el monstruo había caido por completo, y su voluntad estaba siendo engañada por ilusiones creadas por él y sostenidas por su esfera cristalina.

Mhul era incapaz de ver nada más que a sí mismo, sabía que moverse fuera de esa inestable cornisa sería su ruina, su fin, peor que la muerte. Temía a ese mago calvo y la terrible demonesa que lo acompañaba, quizá si no se movía, no lo torturarían por el resto de la eternidad.

- Tu temor, tu temor es mi venganza... -

~~La armadura de Iannes chisporroteo al entrar en contacto con el campo de la criatura, absorbiendo la electricidad que le rodeaba.

Su primera reacción era intentar lanzarlo por el muro, pero pensó que quizás ahí le diera mas ventaja a los demás de poder herir gravemente a la criatura y quizás huya... quizás.

Hoy ser el dia que Pelor haga recaer su castigo en ti, y yo sere su herramienta, en nombre del Dios Sol de maldigo y castigo por tu osadia de atacar a esta legendaria ciudad y a sus habitantes, (dos, para ser exacto), haga se su voluntad.

Haciéndose eco de un gran esfuerzo, enfoca todas las plegarias de castigo en la criatura siendo ungida por el castigo de sol, confundida y otros efectos que beneficiarían a sus aliados en el combate, o al menos eso espera. En el proceso pudo Andet retomar algo de la sangre perdida gracias a la acción de su amuleto.