Partida Rol por web

Andet había lanzado un poderoso hechizo para encerrar al Behir dentro de la ilusión. La criatura miró a si alrededor confundida, sacudió su cabeza y musitó palabras en draconido. -Svabol vi banpri riyit ui nomeno-

Luego añadió mas palabras en común, aunque su voz se notaba un tanto forzada al no tener la costumbre de usar esa lengua.

-¿Crees que una simple ilusión te va a salvar?-

Dayereth notaba aun ese aturdimiento general en su cuerpo, trato de recomponerse pero notaba el fétido aliento de los ogros cercanos. Con un giro de su mano lanzo su espada en abanico canalizando su magia y creando una onda eléctrica golpeando a los enemigos mas próximos a el.

Tras ello renovando su energía, logro eliminarse esa pesadez de músculos. 

El gigante lanza una piedra hacia Iannes pero pasa lejos de su objetivo, sin embargo sirve para desviar la atención del clerigo que no ve venir en su carga galopante y el primer mordisco lo atrapa en la cintura.

Iannes suelta un grito desgarrador mientras el Behir lo alza por lo alto (a varios metros de altura) y de un nuevo mordisco se lo traga casi entero. La voz del hombre santo desaparece en el interior del enorme reptil mientras este muestra una sonrisa de satisfacción.

El elfo se movió a través del campo de batalla acercándose hacia la gran bestia. No le temía, no una pizca. Se puso al lado de Eva mientras le susurraba. Retírate por favor, tu vida es más valiosa que la mía. Luego se dirigió a la bestia, ¡VEN A POR MI LAGARTIJA! Sin esperar respuesta del monstruo alzó su arco y susurró unas palabras que le ayudarían a considerarlo a él como un enemigo en el que centrarse por encima de los demás, luego lo maldijo con palabras asesinas y... por último disparó dos flechas tan rápidas que antes de que la primera impactara la segunda ya estaba surcando el aire.

El behir se yergue con sobre sus patas traseras y se deja caer con fuerza encima de la puerta. El golpe levanta una nube de polvo y esquirlas que impacta a casi todos los aventureros alrededor del monstruo y lanzandolos al suelo menos a Karun, que de algún modo logra evitar el ataque.

Retírate por favor, tu vida es más valiosa que la mía.

Con estas palabras el elfo consigue descolocarme. ¿ Que ? ¿ Por quien me has tomado ?. Frunciendo el ceño le miro con mis ojos incandescentes, de pies a cabeza, como buscando descubrir algo que a lo mejor no he visto. Pero no ... sigue siendo el mismo de antes. - ¡Eres tu quieaAARG! - Una potente descarga de propaga por el suelo hasta mis pies. Trepando por las piernas y dejando detrás de si, un intenso dolor agudo, resonante y quemaduras superficiales.

Con una rodilla al en el suelo, mis músculos se contraen sin orden ni control, luchando contra la electricidad que aun recorre mi cuerpo. - Cerdo inmundo. Miserable montón de mierda. - Mascullo con los dientes tan apretados que amenazan con romperse. Ruedo en el suelo un par de metros para apartarme y las llamaradas de mis manos han recuperado la vitalidad. La ira de mi mirada brilla con un ardor renovado.

Basta un rápido movimiento, una estocada al aire y la carne del Behir se abre desde varios metros de distancia. Seguido de un gesto con la muñera retuerzo la hoja para desgarrar la herida, entre borbotones de sangre y vigorosas lenguas de fuego

Incluso haciendo acopio de todo su poder, su conocimiento y el artefacto mágico que llevaba consigo, le era imposible frenar demasiado tiempo al dracónido. Apenas lograba desorientarlo, su mente lograba escaparse rápidamente, como si se adaptase rápidamente o tuviese una resistencia natural latente a la magia arcana.

Entre los trozos de muralla lanzados por el impacto y el aire electrificado que le quemaba la piel, el mago se puso de pie nuevamente. Seguía demasiado cerca, podía sentir como sus bigotes se erizaban y chispeaban intermitentemente y de manera dolorosa. Sangre mezclada con saliva se deslizó entre sus dientes cuando comenzó a pronunciar otra fórmula, moviendo las manos temblorosas.

- Podría haberme alejado... pero voy a intentar contenerlo... - Había pocas cosas que lo activaban de esa manera, sin embargo la sobervia de su enemigo lo llamaba a no cejar.

- ¿Has intentando reflejarte en tu propio rostro, Mhul? - preguntó con la voz debilitada pero la voluntad desafiante.

Dentro del estomago del Behir empezaba a ser digerido por los acidos gastricos y otras sustancias que intentaba consumirlo como si un trozo de carne sin vida fuera.

Maldita criatura, liberame!!! El tenerme aqui dentro no te ayudara nada, sere tu debilidad para bien de mis compañeros.

Lanzo una plegaria y los poderosos musculos del ser empezaron a debilitarse poco a poco, a tornarse un tono vidrioso, al menos con ellos conseguiria que sus compañeros recibieran menos daño. 

Llego la hora de curarse un poco a el, pues no veia a nada mas alli dentro, por lo que recobro todas sus heridas y un escudo de luz le rodeo.

El Behir continua golpeando el suelo como si tuviera una rabieta de niño pequeño ... gigante. 

Pero esta vez tanto Andet como Karun están mas preparados y no reciben daño alguno.

Dayereth se preparo para un nuevo avance, sus compañeros se enfrentaban a aquella bestia en la parte superior pero aun quedaban enemigos en el suelo.

Decidido el Eladrin se teleporto al frente del Gigante pero fue muy presuntuosos por su parte, pues su ataque paso muy lejos de su objetivo.

El gigante observa con placer como el Eladrin sale en su caza, lejos de preocuparse por el resultado del combate agarra su gato de nueve colas con ansias y lanza un golpe bajo que lacera las piernas del eladrin haciendo saltar varios jirones de piel sin piedad.

Sin quererlo ni desearlo, el mago de la espada se encuentra en el suelo desangrándose profusamente cuando dos de los ogros dejan el muro y saltan encima suyo golpeando el suelo como quien juega a "tic tac topo".

El behir continua dando golpes en el suelo mientras se levanta el polvo y saltan esquirlas hacia abajo. Karun esta vez no puede esquivar la onda expansiva y vuelve a caer por el suelo.

Karún se levanta un poco dolorido por el ataque de la gigantesca criatura. Luego levanta su arco y aguantando la respiración lanza dos flechas directas contra el monstruo. Nadie que haya recibido una de mis flechas ha sobrevivido para contarlo...