Partida Rol por web

Dayereth se fijo en como la bestia alada se lanzaba a por Andet.

Interponiéndose con este noto como las garras se clavaban en su cuerpo y era elevado de la muralla sin mas, no antes de poder asestar un golpe a la bestia en las patas.

Elevado sobre todo aquel combate, noto como la bestia le iba a dejar caer y estamparse contra el suelo. Pero sus instintos pelearon con el y le permitieron agarrarse a las patas antes de caer en el vació y parecer un tomate contra el suelo.

Ahora solo le quedaba elevarse por el pelaje de la bestia hasta su grupa.

Dayereth no solo consigue salvar el pescuezo del mago, si no que es a tiempo de agarrarse a las patas del Roc y trepa por el hasta llegar a su grupo, propinandole un espadazo en la espalda.

La muchacha respiró aliviada cuando el eladrín rescató a Andet, recibiendo el daño por su compañero y dominando al albatros. Tan preocupada estaba por su compañero que sin darse cuenta había estado conteniendo la respiración.

-Son héroes a fin de cuentas, hacen honor a sus historias... Es hora que yo cumpla con mi parte.

Centro su mente, intentando sacar su psique de su cuerpo e invadir el del gigante que tenia delante. Sus pinitos en la magia ilusoria dejaban mucho que desear pero esperaba ser suficiente para doblegar una mente débil como aquella.

-Asómate al borde, no es tan alto como parece...

El gigante cae por el precipicio con un grito de terror.

Aquella monstruosa ave arremetió como un vendaval, o eso le pareció al mago, el cual se vió apresado por las garras cuando realmente fue el espadachín arcano quien tomó su lugar. Con el corazón repicando y el temor que fluia por sus venas, Andet agradeció el sacrificio de su compañero.

Respiró profundamente, intentando quitarse el frío que le recorría la espalda.

- ¡Aguanta Dayereth, ya te rescataremos! - gritó el calvo humano, inspirando nuevamente y enfocándose en los gigantes que se acercaban a la muralla. El roc se alejaba con velocidad, su silueta parecía menos amenazadora mientras se agrandaban las distancias. Su voz se la llevó el viento que allí soplaba.

- Demasiado lejos, ya volverás... y serás mío -

Sus dedos se movieron con premura, rodeando el orbe cristalino, la luz alrededor de sus manos se intensificó, atrayendo la mirada de uno de los enemigos.
- Mírame, aquí no hay nada - en la mente del gigante las sombras y la luces danzaron transformando el paisaje, haciéndolo trastabillar y moverse hacia el abismo.

Se volvió al otro enemigo, el cual creyó ver en la mano del ilusionista una esfera de rayos, tronante e inquieta que iba creciendo. Con un gesto natural y una sonrisa socarrona, simuló lanzarla, y una lluvia de centellas explotó alrededor del gigante. Para intentar esquivarla corrió hacia el lugar más seguro, que había sido designado por el mago, nuevamente el abismo.

Esforzándose, había logrado lanzar aquellos conjuros mientras iba entonando por lo bajo esa cancioncilla que conocía, a la espera que el pajarraco se acerque y hacerse con su mente. Acompañó cada nota con un símbolo exacto de sus dedos sobre la esfera. Los mantuvo allí, espectantes. Volvería con el eladrín y lo tendría justo donde quería.

El gigante cae hacia abajo siguiendo el mismo camino que el shaman.

Los gigantes empezaba a tirarse por el barranco como si fuera zambullirse en aguas oscuras, pero el carecia de dichas habilidades.

Este es un lugar sagrado y no lograreis pasar, que Pelor maldiga tu osadia y la de tu pueblo, que el Señor de la Luz haga su voluntad.

Desde su símbolo un rayo anaranjado surgio y le dio en la frente de la criatura la cual quedo confusa y divagando.

Las criaturas estaban demasiadas alejadas para que sus plegarias hicieran efecto por lo que e acerco al puente de la entrada por si algunos del otro lado pudieran necesitar ayuda. Por el momento busco buena cobertura para observar los acontecimientos.

El gigante que aún se mantenía en pie y que que casi cae ladera abajo, cargan hacia las puertas de la muralla y las empiezan a abatir. Saben que si logran su cometido las defensas caerán y todos los rocs y gigantes que esperan volando en el exterior podrán asaltar la ciudad.

El roc por el momento intenta maniobrar para quitarse al eladrin de su grupa, la idea de ser montado por el pequeño humano no le agrada precisamente y se debate en si llevárselo fuera de las defensas o quitárselo de encima y atacar a los demás.

Maldita sea - Mascullo mientras las llamas descontroladas de mis manos se van extinguiendo dejando unas quemaduras recientes. De inmediato me vuelvo a acercar a las murallas para intentar asestar un nuevo golpe contra los gigantes que golpean la puerta. Sin embargo la bastarda de la fortuna hoy ha decidido reírse a mi costa, y nada ocurre cuando proyecto mi energía hacia los asaltantes de la puerta. - ¡PUTA!

Dayereth sabía que tenía pocas posibilidades de salir bien librado de ese lugar.

Así que decidido a hacer una locura y pensando que los demás le apoyarían e incluso le estarían gritando que lo hiciera, lanzo un golpe canalizando casi todo su poder en este para asestar un golpe al Roc y desaparecer de sus garras y alcance oculto parcialmente por la magia invocada y aparecer en la plataforma donde algunos gigantes aún permanecían en pie.

El Roc grita ante el dolor sufrido por el ataque del eladrin mientras este desaparece en el aire entre nubes arcanas hasta que reaparece en el suelo para quitarse el polvo de los hombros como quien no se hubiera esforzado.