Partida Rol por web

El sutil y elegante alago del clérigo la descolocó un poco, dejándola sin palabras. Solo pudo agachar un poco la cabeza para ocultar media sonrisa.

-¿Creéis que Lord Faren nos prestará algún carro si se lo pedimos? -Preguntó, intentando encarrilar la marcha de la misión.

Por supuesto que nos lo prestará ... - Dirijo mi atención hacia Lord Warden, pero antes de que pueda confirmar o desmentir esta afirmación, continuo - Pero no lo haremos. Quizás si unos caballos para acelerar el ritmo. Si esos rumores son ciertos, cada día perdido es una victoria para ellos. Pero no necesitamos nada mas.

Sin lugar a duda el tono de voz severo, tenia cierto tono de riña hacia la chica, pero sin mencionar a que es debido.

Un carro... es impráctico agregó el hechicero mesándose la fina barba. Quizá cómodo para descansar, pero no estaremos de vacaciones. El capitán nos proveerá de buenos corceles, y partiremos cuanto antes

Se acercó a la joven maga y la tomó por ambos hombros con sus manos enguantadas No os preocupeis, mi bella dama, ya podreis viajar en un enorme carro cuando retornemos. Os lo prometo sonrió yo seré vuestro cochero y pasareis una tarde inolvidable.

Finalizó soltándola y aclarándose la garganta. Pues no perdamos tiempo giró sobre sus tobillos, imitando claramente el estilo militar y encaró al jefe de la guardia Ensillad nuestros corceles, capitán, y que sean los más veloces. 

El eladrin alcanzo por fin las murallas exteriores de la ciudad de Fallcrest. Junto con la caravana a la que se había unido por azar cuando esta se vio asaltada por un grupo de orcos y el combate que había seguido, donde había participado con gran placer.

- Ha sido un placer acompañaros en vuestro viaje Maese Erador. - Se dirigió al jefe de la caravana, con la persona que había solicitado al final que les acompañara y puesto que tenia el mismo destino había sido un placer hacerlo. - Espero que su regreso sea mas tranquilo, jaja. - Comento riéndose Dayereth.

Tras lo cual los pasos del Espadachín le llevaron hasta los guardias y descendiendo de su montura se acerco a este con las riendas en la mano.

- Disculpe Milord. Busco a Lord Warden. - Comento. - Lord Dayereth, "Espada Arcana" a su servicio.

Asiento levemente una sola vez, satisfecha de poder oír un poco de sensatez, aunque de quien no esperaba menos que eso.

Ensillad nuestros corceles, capitán, y que sean los más veloces.

... y que no se asusten con demasiada facilidad. - Añado inmediatamente a la petición del hechizero.

La mujer asintió con la cabeza, no parecía estar molesta por el tono de riña de Eva. Por su aspecto había pasado por penurias y le inspiraba algo de lastima, así que al menos la trataría con respeto aún cuando no tuviera una buena razón. Sin embargo la intención de pedir un carro era para ahorrar tiempo y recursos, pudiendo turnarse por parejas para descansar o conducir y hacer guardia.

-Claro, si tiene a bien de prestarnos monturas no me importará hacer el camino a lomos de un corcel. No estoy tan acostumbrada a la equitación pero será agradable. -Pocas cosas habían que afectaran en su carácter optimista. Incluso andar a pie era un buen plan si sus pies le llevan a un sitio interesante.

El hombre que parecía ser la mano derecha de Faren asintió a la petición del grupo. Con una respuesta muy rápida de hecho.

-Ya tienen los mejores corceles esperando en el patio de armas señores. Hay unos 10, con lo que podrán elegir al que mas le caiga en gracia.-

-Si me acompañan.- Dijo finalmente mientras iniciaba su paso hacia el exterior y Faren se sumía de nuevo entre los mapas y los problemas locales sin tiempo apenas para despedirse del grupo.

En el exterior, en el patio de armas, había un puñado de guardias y una figura que destacaba entre ellas. Parecía ir con prisas y tener linaje elfico en sus venas, si bien sus ojos eran como robes iridiscentes.

-Disculpe Milord. Busco a Lord Warden. - Comento a uno de los guardias. - Lord Dayereth, "Espada Arcana" a su servicio.-

El guardia asentía y le hacia un gesto para que lo acompañara, pero al ver que estabais saliendo en ese momento vaciló y se quedó quieto sin saber como proceder. ¿Había llegado tarde el famoso Dayereth a la reunión de los parangones del valle de Nentir? ¿Que se suponía que tenia que decirle?

Sizzly le sonrió al recién llegado. Los elfos le parecían gente elegante y sofisticada, y los altos elfos exóticos incluso entre ellos. Se notaba que había recibido adiestramiento militar por su porte, y por lo que sabía de los eladrines, eran tan diestros en la esgrima como canalizando la magia.

-Supongo que podemos esperar unos minutos mientras que salgamos hoy mismo. Aún tenemos que elegir corcel y ensillarlo, y si soy yo quien debe hacerlo de seguro que os dará tiempo a presentaros ante el Lord. -Pretendía ser amable y dar a su nuevo compañero la oportunidad de unirse antes de partir, pero quizás su propuesta fuera inoportuna y no aprobada por el resto.

Si me acompañan.

Poco después de salir, mientras seguimos los pasos del capitán, me acerco a Sizzly hasta acabar andando junto con ella. Casi hombro con hombro, tardo unos segundos en romper el silencio. Cuando lo hago, uso un volumen discreto, solo para nosotras dos.

Es de muy mala educación hablar de alguien como si no estuviese, cuando lo tienes delante. Mas aun si al que ninguneas se trata de un Lord. Procura no volver a ponernos en evidencia. - Al acabar, la miro un instante de reojo dejo escapar una media sonrisa, quizás para quitarle hierro a mi torno bastante severo. Luego dejo que mis pasos vuelvan a alejarnos como si fuese algo casual.

...

En un primer momento ignoro la aparición de Espada Arcana, aunque no me pasa desapercibida. Y si su habilidad no ha mermado desde el pasado enero, me alegro de saber que viene con nosotros. Pero atención se dirige a los corceles.

Me paseo andando lentamente por delante de ellos. Voy uno por uno y les dedico algunos mimos. Les miro directamente a los ojos, acarició su hocico y presto especial atención a su reacción. - Excelente trabajo capitán. - Me tomo la libertad de felicitar al hombre por su labor, mientras elijo al que parezca mas calmado de todos.

Cuando su compañera hubo elegido su montura se acercó a los animales. Acarició a mas de uno y le susurró palabras suaves y melosas. Le parecía cruel elegir una montura porque eso sería como despreciar a los demás, así que dejó que decidieran ellos, viendo cual estaba mas cómodo con ella y a cual le era indiferente.

Entre tanto esplendido y noble animal eligió al mas pequeño y joven. Parecía entusiasmado y su tamaño era ideal para alguien de su estatura.

-Holaaa pequeñooo... ¿Como estás? Eres una belleza ¿Lo sabias? Si, tu también me gustas... Toma, tengo algo para ti.- La muchacha rebuscó en su mochila y sacó una manzana para el caballo. -Esta buena, eh. Si te portas bien y no me tiras te daré una todos los días ¿Vale?

- Excelente trabajo capitán. -

No lo podría haber dicho mejor acentuó el mago de apellido trabalenguas. Mientras caminaba a paso calmo frente a los equinos, observó de soslayo al eladrín recién llegado mientras se acariciaba la barbilla. De repente rompió su silencio con una frase casi como carcajada Se seguimos así, pronto tendremos que celebrar concilio de la Antigua Orden Arcana. Sonó prácticamente como una excusa de saludo, aunque su mente agregó Al menos no tendremos entre nosotros a los idiotas que la presiden. Bienvenido, espadachín arcano, espero que tu pulso siga firme y tus hechizos afilados al tiempo que terminaba la frase, se acercaba a un rocín negro y blanco, un malacara. Contigo me es suficiente.

Iannes observo a los caballos y eligió el que parecía mas calmado con el numero de gente que había en ese momento. Pensó que se asustaría en momento de peligro.
Bien, magnífico corcel, espero que nuestro viaje sea tranquilo

La mano derecha de Faren que habia acompañado a los heroes hasta el patio de armas miró al recién llegado y le hizo un gesto para que se acercara.

-Lamento decir que la reunión ha terminado ... pero en resumen, estos caballeros irán a investigar si los rumores de los gigantes son ciertos o no. Van a partir en breve, con lo que puede decidir unirse a ellos y que le informen a medida que se acerquen a Winterhaven.- Su voz era seria y sin emociones.

-Si es así, yo informaré al Lord Warden de su llegada al grupo.-

Señalo a los corceles que aguardaban en el patio y que los demás estaban comprobando.

-Puede elegir una de esas monturas como cortesía del Lord.-

En cuando Espada Arcana se acerca, le saludo con un gesto de cabeza(*) al mismo tiempo que ato cuidadosamente mis pertenencias a la silla. Después de eso subo a lomos del animal, agarrando las riendas y esperando que el resto hagan lo mismo. - El tiempo apremia. Vamos. - Insto en un tono que parece mas amenazante y menos amistoso que el que usaba hace un apenas unos minutos.

Dayereth observo al grupo que salio a su encuentro. Con las palabras del que parece el segundo al mando asiente a las mismas.

- Entendido, confirme pues que acompañare a este grupo en sus investigaciones. - Comento el Eladrin. Tras lo cual se fijo en los demás. La mujer casi oculta por todo le sonaba vagamente, aunque no sabia bien el porque. El hombre que le había saludado tampoco aunque por su forma de hablar. Mirándolo fijamente el brillo de sus ojos se acentuó al descubrirlo. - Por Corelion. Andet, truhan aun sigues vivo. Me pareció escuchar que en una de esas faenas tuyas se fue algo de las manos, pero me alegra verte. - Comento el Espadachín mientras se acercaba y daba un abrazo a Andet. Tras lo cual observo a la segunda mujer, bella y algo mas escondían sus rasgos. Realizando una inclinación ante ella. - Un placer conoceros, bella dama. - Se giro hacia el ultimo presente, el Sacerdote de el Lord del Amanecer. - Un placer Maese.

Se giro hacia las monturas presentes, aunque ya disponía de algo para moverse, no quería forzar demasiado a Oscuro en el viaje. Por lo que de momento se acerco a las monturas y selecciona una de tonos claros. Escucho como la joven encapuchada exigía mas movimiento por parte de todos ellos. Las ansias que la recorrían no auguraban nada bueno.

Cuando Sizzly terminó de dar de comer a su caballo se dispuso a ensillarlo, procurando colocar y amarrar con firmeza las correas pero sin hacer daño al corcel. El animal parecía dócil, al menos con ella. Con todo listo para partir le acarició el cuello y le susurró algo al oído, pero sin perder de vista a su viejo amigo Andet, preocupada quizás que en cuando se distrajera desapareciera de nuevo.

Cuando su viejo amigo estuviera listo para montar así lo haría ella. Esperaba poder cabalgar a su lado y escuchar nuevas historias de su vida errante.

Cuando el eladrín le hizo el cortes saludo la mujer se lo devolvió con una sonrisa.

-Mi nombre es Sizzly, los amigos de Andet son mis amigos. Espero que durante el camino tengamos ocasión de conocernos mejor.

El humano saludó cálidamente al eladrín cuando se acercó, ocultando por completo su sorpresa, realizando sus acciones como si ese abrazo fuese lo más natural y esperado. Vaya, es gratificante saber que tengo tan alta estima entre los conjuradores renombrados; pero al final poco importa, si fuese diferente no lo divulgaría. 

- Por Corelion. Andet, truhan aun sigues vivo. Me pareció escuchar que en una de esas faenas tuyas se fue algo de las manos, pero me alegra verte. -

Mientras montaba en el esbelto caballo, Andet respondió a Dayereth No creas todo lo que se dice, la mayoría de los rumores son patrañas. Tan seguro como que muchos de ellos son obra mía. Probablemente simulase que no podía con algo, a veces se gana cuando otros creen que pierdes. Expresó esto último con un tono serio, como si estuiese entregando sabios consejos. 

- El tiempo apremia. Vamos. -

El ilusionista avanzó al paso detrás de la criatura infernal, tampoco era un jinete consumado, la verdad es que se sentía mucho más cómodo avanzando a pie. Sin embargo ahora el tiempo apremiaba. 

Dadme unos minutos antes de partir amigos. Un saludo tambien para usted Dayereth Hoja Arcana, su fama le precede, seguro que no esta a la altura de sus aptitudes en combate. Tengo que despedir a mi comitiva.

Se acerca a la comitiva y habla con el capitan de la guardia dandole ordenes que vuelva al comento y que indique el motivo en su marcha. Una vez dispuesto, monto en su caballo y dispuso a la aventura.

La muchacha se subió a su montura y se sentó al estilo amazona. Una vez acomodada acarició la crin del caballo, parecía agradarle aquel animal.

-¡Estoy lista! ¡Cuando gusten podemos partir!- Exclamó con contagioso entusiasmo.