Partida Rol por web

La hermosa Annyrr fue la primera imagen que vio Rikke tras sus extraños sueños de oro y agua. Pero esta vez su sonrisa era sutil, o casi una esperanza en los ojos de la adormecida chica, más que una realidad. Su voz también sonó grave cuando le habló.

- Levanta, Rikke.

Ella hizo caso, pero se tambaleó un momento. Observó la estancia. Aún estaba oscura. Apenas había luz que entrase por la ventana diminuta en lo alto. Estaba amaneciendo, pero aún dormía la gente. Sin duda Annyrr la había despertado un poco antes de lo normal.

- Venga, ponte presentable, mi niña. Eddyck quiere verte.

Aún medio dormida, abrí los ojos, una sonrisa al ver a Annyrr, era extraño que me despertara antes de tiempo…cuando descubrí el motivo me sonrisa se heló…

Él sabía, lo sabía…por la Voz, tenía ganas de llorar, estaba muy asustada, evito la mirada de la mujer, fijándola en cualquier parte de mi ropa que me sirviera de excusa…¿presentable?, uhm, de acuerdo, no pasa nada, seguramente querrá otra cosa…intentando hacer el menor ruido posible me coloco mis suelas, atándolas con destreza en la semioscuridad…salgo hacia fuera buscando algo de agua y esperando que Annyrr me acompañe…

¿Sa..Sabes para que quiere verme pregunto sin poder evitar un leve temblor en mis palabras…mientras, lavo mi cara, el agua fría me despejará del todo, aunque la noticia lo había hecho con mucha más efectividad…miro mi vestido, no tengo otro, y bueno, tampoco esta demasiado sucio…sacudo un poco el polvo y lo aliso lo mejor que se puedo…arreglando de la misma forma mi pelo aún corto…

- No, preciosa. No lo sé - respondió con su perlada voz musical -. Pero no te preocupes. Ha hablado con mucha gente, incluso esta misma noche, gente de las cocinas, creo, y los demás no parecen especialmente asustados. Quizá un poco inquietos, pero mucho más tranquilos que cuando se levantaron, igual que tú.

El camino resultó familiar, aunque había un cierto frío difícil de precisar entre las sombras. El día se movía perezoso en la lejanía, y la noche aprovechaba lo posible para extender sus alas silenciosas un rato más.

Los pasillos eran ya más grises que negros. No había color aún, pero sí siluetas, recortadas, dibujadas entre el pincel de luz muy difusa y primeriza. Las balaustradas de alabastro jaspeado, que se asomaban al jardincito de las Riñas, como se llamaba, presidido por un roble afilado que se rodeaba de filantros y lavandas. Lo rodearon tres veces, una por cada piso que ascendían, utilizando las escaleras principales en la penumbra, hasta que finalmente apareció la puerta negra que anunciaba el despacho del insidioso mayordomo.

En silencio recorremos el camino hacia la habitación del mayordomo, a medida que nos acercábamos sentía aumentar la opresión en mi pecho, ¿y si lo sabía?, mi madre, mi prima, mi tío, nadie me siguió, estoy segura de que nadie me vio…intento repetirme esta retahíla una y otra vez…pero ese hombre…

Las palabras tranquilizadoras de mi Annyrr volvieron a mi mente justo en el momento en que la puerta tras la cual se encontraba la persona que me provocaba este desasosiego se muestra ante mí, oscura, como un portal al terror…no era la primera vez que hablaba con el mayordomo, pero desde luego, todo es muy distinto tras el día de ayer…de repente, todo en la edificación me resulta amenazador…cada sombra esconde desconocidos peligros…o por lo menos…así lo siento…

Con cuidado, llamo a la puerta…esperando que todo esto tenga algo que ver con el suceso de las cocinas...

- Adelante, adelante. Qué manía con llamar - respondió una voz algo gangosa, difícil de distinguir de alguien que masticara un trozo de jamón seco. Annyrr empujó la puerta y Rikke vio aparecer tras la hoja oscura la imagen de un hombre delgado y estirado, con una perilla y un porte que sólo servían para hacerle aparecer aún más espigado.

Era una buena alegoría de sí mismo. Eddyck había ganado su puesto escalando donde el terreno era más favorable. Se levantaba así sobre todo el que pudiera. Se aupaba, se apoyaba, y se olvidaba de todo excepto de la siguiente altura. En fin, al menos eso era lo que había oído de todos. Lo único que había comprobado por sí misma era que se comportaba como si fuera superior a ellos, casi como un noble entre sirvientes. Desagradable y arrogante, sólo se les acercaba cuando quería tomar algo de ellos.

Desgraciadamente, su posición podía permitirle vivir ese sueño como si fuera real. Al igual que el viejo y buen Coraar, los principales hombres del palacio contaban con él cuando querían algo, y así él estaba autorizado a ser como era.

- Vaya, vaya, vaya...al fin llegas. Has tenido una noche agitada, ¿verdad que sí? Estoy seguro. Siéntate...y tú, mujer, ya has hecho de más. Vete a donde tengas algo que hacer.

Annyrr tuvo que lanzarle una mirada muy seca, pues las palabras de Eddick murieron en sus labios nada más pronunciarlas. Pero la mujer se fue, después de apretar el hombro de Rikke con una mano cariñosa.

Frente a la chica había un taburete algo viejo, pero sólido. La habitación olía a legajos, y de eso sobraba. Trozos de pergamino amarillento, o incluso del antiguo papiro de antaño, restos de vegetales tratados que eran agrios y dulzones a un tiempo, y tinta y plumas sobre una mesa oscura muy ampli delante de la silla acolchada del mayordomo. En la pared de enfrente se abría una ventana de buen tamaño, por donde el Sol acariciaba el interior y el aire renovaba el olor y lo hacía soportable. Por lo demás, varios arcones se diseminaban bajo las paredes, llenas de tapices antiguos con imágenes azules de noche y escenas difíciles de distinguir. Eddyck dejó que la chica mirara todo aquello, y luego volvió a hablar con su voz gangosa, intentando hacerla amenazadora.

- Ahora, me han dicho que algo pasó anoche en las cocinas, pequeña, y que tú estuviste allí...sin motivo aparente, por lo que creo. Dime, ¿qué fue lo que sucedió? Hay quien no se pone de acuerdo y no me gustan las historias que no comprendo...me hacen sentir idiota...y no me gusta sentirme idiota.

Afiló los ojos y los posó en ella, en los suyos, como si de ellos pudiera extraer la información.

Entro con pasos firmes y actitud decidida, pero la brusca despedida de Annyrr desmiente en exceso este vano de intento de demostrar fortaleza…intimidada, su saludo no hace sino acuciar más esta sensación…

Me siento obedientemente donde se me indica, echando un vistazo a mi alrededor, era increíble como aquel hombre tenía tantas cosas, algunos de los tapices eran inquietantes y hermosos…casi estaba empezando a relajarme un poco cuando su tono de voz encendió todas mis alerta…lo sabía, estaba segura…pero por suerte solo quería saber que hacia y que pasó en la cocina, el aire vuelve a entrar a mis pulmones, había olvidado respirar desde que pronunció la primera palabra…

Yo, yo fui allí porque tenía algo de hambre, y porque….quería ver los platos que se servirían en el banquete… tenía la necesidad de justificarme delante de este hombre, su actitud me indicaba que lo hiciera, tenía miedo…maldito anillo había trabajado duro para Fleer durante toda la tarde, y después estuve en los oficios, no cené nada… le devuelvo la mirada, ligero temblor en mis ojos azules, hago esfuerzos por controlarlos, sólo quiero salir de la habitación, los olores empezaban a ser molestos…

Yo no se nada de lo que pasó…estaba en el otro extremo…solo vi como Freveel extraía algo de uno de los platos, una especie de hilos dorados, pero no vi nada más, Fionnass nos apartó a todos… ahora mi voz es más clara, realmente es todo lo que vi, es mucho más fácil decir la verdad…

El mayordomo de cámara esperó a que Rikke terminara todo su relato antes de mudar su expresión. Hundió los labios tras la barba y asintió mirando a la pared del fondo.

- Ya veo, ya veo. Así que ahí estabas, sin hacer absolutamente nada...y luego te fuiste, ¿no es así? Al menos eso es lo que ha dicho algún amigo tuyo. Luego tuviste que encontrarte con alguien cerca del pozo. Sí, tuviste que verlo...y ¿hablaste con él, o fuiste directamente a ver a tu madre? Por cierto, ¿qué tal está la buena de Damnia después de su...pequeño percance?

Había una mezcla de chanza y de inquisición en su voz y en su expresión. Eddyck tenía una natural predisposición a la amenaza en su tono y en sus modos, sutil y no evidente, pero tan sombría, que uno nunca sonreía ante su voz gangosa.

Me encogí un poco más en el incómodo asiento antes sus palabras, la mención de mi madre terminó de helar mi sangre en mis venas…esa mirada y esa voz, esa afirmación de no estar haciendo nada…te hacía sentir realmente culpable de algo que no habías hecho…quizás me sienta culpable por el otro asunto…no…debo alejarlo de mi mente…

Yo…yo solo estaba comiendo algo…si, me fui…uno de los chicos…bueno…no me sentía bien, y salí…vi a un chico junto al pozo, pero no hablé con él, fui a dormir directamente… mis palabras suenan temblorosas, intento tranquilizarme, busco algún punto a su espalda donde fijar mi atención… Mi madre se encuentra mejor, gracias por preguntar…

El mayordomo negó lentamente con la cabeza, con un afectado pesar que evidentemente no sentía, ni trataba por otro lado de fingirlo.

- Vaya, vaya, ¡qué fatalidad! Parece que nadie se preocupó por el pobre [B]chaval. Una lástima eso de que la gente no se ayude unos a otros. Me refiero a nosotros, los que servimos...ya sabes. Debemos ayudarnos. ¿Sabes por qué lo digo? El chico debió beber agua del pozo, y no le gustó mucho el sabor...ahora está en la enfermería, con fiebre y delirios. Es bueno que no cruzaras palabras con él...quien sabe en qué estado se encontraría...

Aprovechó las palabras para moverse hacia otro lado, recorriendo lentamente la estancia, como si fuera un paseo en el que no cupiera pararse.

- Cuando despierte y deje de balbucear tonterías, un corregidor le hará preguntas...preguntas de índole espiritual. Hubo que tirar mucha comida ayer, ¿sabes? y los monjes están purificando el agua del pozo. Según lo que responda...bueno, quizá volvamos a hablar. Ahora puedes marcharte.[/B]

En ese momento pareció perder todo interés por la muchacha, y por fin se detuvo con la vista puesta en un gran tomo de piel clara y de buen acabado. Hizo una señal poco esforzada mostrando la puerta. Cuando Rikke estaba a punto de franquearla, añadió, sin dejar de mirar una hoja ilustrada...

- Por cierto...tu prima Yyridda también me produce curiosidad, Rikke. Creo que viene de "visita" al palacio a menudo...Sois una familia, por lo que veo, que os gusta deambular por ahí...

Escucho con la sorpresa reflejada en mi rostro cuando nombre la enfermedad del chico que al parecer bebió agua del pozo…Yo…yo no sabía nada, no le vi. nada raro, solo quería llegar con mi madre, por eso no me detuve, sino le habría ayudado, aunque después de lo que habéis dicho, me alegro de no haberlo hecho…

El silencio mientras recorre la estancia se me hace pesado como una losa que cada vez me oprime más el pecho, intento controlar mi respiración que se acelera sin motivo aparente…parece que ha habido algún problema con el agua del pozo, ¿habrá intentado alguien envenenar la comida?, que extraño…las palabras del mayordomo dándome permiso para marchar borran de mi mente cualquier otro pensamiento, como un resorte me pongo en pie y sin decir ni una palabra más asiento y me doy la vuelta para salir de la estancia, más apresuradamente de lo que me hubiera gustado…

Justo cuando cruzó la puerta su voz me paraliza…el suspiro de alivio muere antes siquiera de empezar, bloqueando la llegada de nuevos aires a mis pulmones… lo sabe…lo sabe…Yyridda, te ha visto en el palacio, y seguro que a horas que no deberías estar aquí sin darme la vuelta respondo con dificultad…Al…algunas veces trae encargos de su señor para los nobles, por eso viene al castillo, y para visitarme alguna vez, sólo para eso logro murmurar aún detenida en el umbral…

Eddyck se limitó a asentir aburridamente, y volvió a dejar los ojos en las hojas amarillentas del grueso libro. Hizo una señal para que Rikke cerrase la puerta y saliera y la dejó allí, en el pasillo, sóla con sus preocupaciones.

La silueta del Sol, o su luz en el techo abierto del patio, jugaba con el reino de la sombra. En ella estaba Annyrr, con su dulce rostro semioculto, discretamente colocada cerca de una esquina al lado de la puerta por la que habían entrado. A pesar de haberla visto, la mujer no se movió de su lugar, con las manos juntas delante de ella, en la típica posición servil que se espera de todos ellos en presencia de un señor.

Por otro lado, en el patio, más abajo, el sonido de las pisadas entre las piedras y las hierbas de muchos colores rompía de alguna forma el silencio en que se había sumido aquel piso.

Salgo de la estancia rápidamente, Annyrr parece encontrarse ocupada por alguien, un ligero gesto afirmativo con la cabeza y me acerco a las escaleras para bajar hasta el piso donde mi madre aún debe descansar...

Al hacerlo, paso cerca de la posición de la mujer, intento pasar lo más desaperciba posible por si realmente hay alguien importante allí...

Pero no había nadie. La mujer muda su rostro neutro al ver a Rikke, y la preocupación ruboriza sus mejillas.

- Querida mía...este hombre horroroso está dispuesto a sacar provecho de una muerte. Quiere que todos los sirvientes pasen por aquí hoy, con cualquier excusa. A mí me ha preguntado antes que a ti, fíjate qué desfachatez, si estaba durante los oficios, que todos lo corroboraron, y si prestaba la atención suficiente o había otro motivo que me hacía quedarme dentro del pantuum.

Una vez llego a su altura la mujer parece volver a nuestro mundo y me habla, no me gusta verla preocupada, a ella no, siempre parece tan fuerte y segura...

¿Provecho de una muerte? pregunto intentando parecer más sorprendida de lo que en realidad estoy, mientras menos gente supiera mejor, a pesar de que confiaba totalmente en la mujer...

¿Qué crees que busca Eddyck exactamente?, ¿un culpable? pregunto algo más inquieta ahora, mientras, vamos regresando de vuelta a las estancias para el servicio...

Annyrr bufó.

- Busca lo que algunos como él, con su ambición desmedida. Busca romper su pasado y convertirse en lo que no es por nacimiento. Pasar de ser el mayor de los sirvientes, si hace falta, en el menor de los gobernantes.

Poco a poco comienza a usurpar el lugar del viejo Coraar, pobre hombre. Ya está muy mayor y cansado para peleas, y aunque sabe bien qué se cuece, no parece estar haciendo mucho por evitarlo.

Simplemente, Eddyck es capaz de facilitar la vida a algunos hombres poderosos, caballeros y gente de dinero, utilizando para ello...métodos que el pobre Coraar descarta. No son tiempos para los honores, y menos en nuestra situación. Pero él es así, y Eddyck es de otra manera. Las cosas cambian...no siempre para bien.

La mujer pareció pensar un poco sus siguientes palabras, pero las pronunció igualmente.

- Dime, Rikke, ¿ha mencionado a tu madre en algún momento, o a tu familia?

Sus grandes ojos verdes comenzaron a brillar con intensidad, y su expresión era indescifrable...

La idea de ver a un personaje como Eddyck en lugar del viejo Coraar no era en absoluto gratificante, desde luego, pero mucho menos gratificantes fueron las siguientes palabras mencionadas por Annyrr…

Mi rostros palideció al escucharlas, tengo que detenerme, simulo algo de tos, se que Annyrr lo notará, pero no puedo evitarlo…devuelvo la mirada, algo confusa y perdida, así es como empezaba a sentirme, el castillo y sus intrigas se me hacían cada vez más grandes... Si Annyrr, se interesó por la salud de mi madre y también preguntó por mi prima, Yyridda… callo unos segundos, y la miro entra alarmada y pensativa…

¿Qué sucede?, ya no soy una niña Annyrr, se que algo extraño está sucediendo…necesito saber si corremos algún peligro… hable con una voz que no parecía la mía, mas grave y afectada de lo habitual…quería buscar a mi hermano…

- Eso es, ya no eres una niña. Por eso debo contarte algo a pesar de que tu madre lo repruebe. Verás, no estáis en peligro...exactamente. Es más bien una deliberada desgracia producto del maldito Bufón, el Woolg perturbador y su fría influencia.

Hace años, Rikke, cuando tu padre murió, Eddyck sintió el flechazo de un amor oscuro, un amor enfermo por tu madre. Como no podía ser de otra forma, en los regalos y favores que recibía, tu madre sentía ese gélido aliento del Woolg, la helada mentira que arrastraba desde el lejano Norte en lenguas de viento retorcido. Sin embargo, ella temía hacer nada contra ello, ni a avisar a ningún religioso del pecado, pues cuando la palabra es de los que servimos, sueña baja y débil, por más que diga la verdad, y la mentira, que enjoyada es más rotunda, aprovecha para hacerse escuchar y taparnos la voz, lo que termina siendo nuestra ruina.

Así que tu madre dejó pasar los regalos y las sonrisas oscuras en silencio, y esperó que con el tiempo el Bufón se cansara de su broma. Algo así sucedió, pues algo después Eddyck dejó de sonreír a tu madre. Sin embargo, desde entonces, tampoco le ha buscado nada bueno, aunque no la perjudica, pero es como si anidara sobre vosotros siempre una sombra oculta que espera, que acecha. No es fácil de explicar, en realidad, pero así es.

Annyrr no sonreía, sino que miraba a Rikke y al camino mientras se alejaban, dando una vuelta lenta por el patio, notando la luz creciente de una mañana que iluminaba de nuevo todo y hacía sentir a la joven que el pesar podía ser menos, a pesar de que en su corazón se hubiera instalado una nueva preocupación.

- Por otro lado - continuó -, es posible que...bueno, ya sabes lo que tu prima Yyridda se parece a tu madre...pero ella es mucho más joven y más...débil. Y el amo de tu tío tiene cosas que ocultar...

Dijo lo último como un murmullo o un silbido, con los ojos puestos en el gran árbol que se elevaba hasta más allá de la altura de esa sección del palacio, y sin embargo atronó los oídos de Rikke...

Desde luego mi cara debía hablar por si sola mientras escuchaba la sorprendente e inquietante historia que manaba de los labios de Annyrr…asustada, confusa…quizás hubiera sido mejor no saber, pero ya era demasiado tarde para ello, yo había insistido…
¿Eddyck enamorado de mi madre?, aquello era algo que escapaba a mi comprensión, no podía siquiera imaginarlo…

Una sombra oculta que se cernía sobre mi familia…esa idea comienza a atormentarme, yo también lo siento, lo empiezo a sentir…entonces, las últimas palabras pronunciadas por la mujer atravesaron mi mente…los golpes que presentaba mi prima, todo el terror…lo sucedido ayer regresa a mi mente y me quedo parada, en silencio…tenía que ver a mi prima, tenía que contarme la verdad, por la Voz, como cambia la existencia de una persona en apenas unas horas…tengo miedo, pero no por mi…

Annyrr, debo…debo ver a mi prima…¿Qué puedo hacer?... me siento totalmente inútil…perdida en una situación que me supera…

Annyrr desplegó una sonrisa tranquilizadora que, como un bálsamo, pareció disminuir la preocupación de Rikke, aunque no borrarla. Seguía con la vista puesta en el árbol, como si le hablara a él o de él sacara las respuestas. Era conocido el amor enorme que Annyrr sentía por la naturaleza, los bosques, jardines...

- Tranquila, niña mía. Eres más valiente de lo que crees. Eddyck no puede hacer daño a tu prima mientras ella tenga cuidado. Puede aterrorizarnos a nosotros, la servidumbre del palacio, con amenazas de mucho ruido y pocas nueces, pero ella no depende del mayordomo para nada en absoluto. Eso sí, debe tener cuidado en que su influencia afecte a las relaciones de su señor con el palacio. Con un cierto cuidado, Eddyck se dará por contento, no es difícil alimentar su ego, y por otro lado tampoco puede influir el pensamiento de los nobles para que perjudiquen al comerciante.

Si quieres ver a tu prima, adelante. Yo me encargaré de que no se te eche en falta. Tu madre ya se encuentra mejor. La herida ya ha pasado un día y medio y está curando bien.

La sonrisa de la mujer tranquilizó ligeramente mi inquieto espiritu, temía al recordar el rostro de mi prima, asustado, gris, no era ella, las palabras de mi tío...

La miro, buscando sus ojos, de un color profundo que rivalizaba con la propia naturaleza...no puedo evitar abrazarla, mis brazos rodean su delgado cuerpo, cálido y sincero es mi abrazo...Gracias Annyrr, por contarme todo...por ayudarnos...ya sabes... una sonrisa al levantar mi rostro de su hombro en busca del suyo...

No tardaré, te lo prometo asiento con la cabeza reafirmando mis palabras...tras mirarla de nuevo, y con la gratitud reflejada en mis gestos...busco el camino que me conduzca junto a mi prima...