Partida Rol por web

El regreso estuvo lleno de entusiasmo, pese a las complicaciones, la presencia de Frederick era reconfortante y más aún sus historias. Conseguisteis salvarlo y por ello os contagiasteis de tan poderosa aura de heroicidad. Los Vencedores de la Sombra fueron realmente una leyenda, pues hicieron frente al mayor mal que los reinos habían conocido, al mismísimo Gryvron, señor de los dragones. Su mayor hazaña fue sellarlo en una poderosa runa, que dividieron en dos partes para evitar que el oscuro poder le trajera de regreso. Pese a las estatuas levantadas y las historias relatadas, pocos conocían tal gesta en pos de proteger tan peligroso secreto.

El alivio se hizo aún más intenso cuando os adentrabais en la capital y la multitud os esperaba inquieta, recibiendo la comitiva con elogios y bendiciones, un gran vitoreo imparable que os transmitió ese anhelo de esperanza, esa cálida luz capaz de avivar esa pasional llama que os empuja a la batalla. Dejando atrás hurras y aplausos os dirigisteis a la correspondiente audiencia con el Barón. En cuanto el portón se abrió las conversaciones que compartían el consejo de aliados y el mismo barón se interrumpieron drásticamente. ¡Y aquí están los héroes! Encabezados por Frederick os acercasteis para recoger su recibimiento. Su rostro reflejaba un atisbo de ánimo y alegría por la merecida victoria, pero incapaz de borrar la preocupación de un peligro aún presente que debía erradicar.

¡Mis más sinceras bendiciones! Mostró entonces su rotundo agradecimiento. Es un placer volver a verte Frederick, ha pasado mucho tiempo... La emoción aumentaba conforme el tiempo maduraba el encuentro. Igualmente mi Señor, lástima que las circunstancias así lo hayan orquestado. Contestó el caballero con solemnidad. Así es mi querido amigo, lloraremos juntos por Sir Palamon cuando hayamos vengado su muerte. La sala enmudeció un instante para presentar respetos a los caídos, creando un incómodo ambiente que el ahora granjero deshizo tras asentir con determinación. Sospecho que intenta encontrar la Runa de las Sombras, Señor. Encauzó entonces el problema de forma tajante y fue entonces cuando el barón Zachareth cogió las riendas de la situación. ¡Exacto!, ese es el objetivo del desconocido Señor Supremo. Se incorporó de su asiento una vez llamada vuestra atención para acercarse al Barón Gregory, al parecer ya poseían esa información y deseaba dirigirse al grupo desde tan privilegiada posición. Con gran esfuerzo, agotados mis propios recursos y con la asistencia del Barón Greigory, se ha descubierto la localización del escondite de esta runa, la Cámara de las Sombras. Hizo una pequeña pausa, para henchirse de orgullo por los logros conseguidos. Mis soldados se están dirigiendo en estos momentos hacia allí para asegurar la cámara mientras el Barón Greigory continúa su empeño por identificar y aniquilar al misterioso Señor Supremo. Con vuestro permiso, aún queda mucho por hacer. Concluyó de repente Zachareth y bajo el asentimiento de Greigory se marchó de la sala.

Con el fuerte sonido que provocó el cierre del portón, el barón suspiró y pareció sincerarse ahora que disfrutaba de cierta privacidad. Ni siquiera los Vencedores de la Sombra conocían el emplazamiento de esa cámara, nunca lo hubiéramos logrado sin la inestimable ayuda del Barón Zachareth, sin duda es un sabio y poderoso aliado. Aquella sentencia no lograba enmascarar una sutil molestia por la impotencia de una baronía en estado de dependencia. No obstante, me quedaré más tranquilo si pudierais viajar hacia la Cámara de la Sombra y reforzar las tropas del Barón Zachareth, protegiéndolas además del Señor Supremo en caso de que hiciese acto de presencia. Os convocaré de inmediato si logramos desenmascararle para enfrentarnos a él. Un puñetazo al reposabrazos de su trono dio fin a sus confesiones. Seguid así campeones, confío plenamente en vuestro poder y vuestras hazañas, como antaño confié en los Vencedores de la Sombra. ¡No le deis tregua!. Frederick se volvió para miraros y poso su mano sobre el valiente Avric. Gracias a todos de nuevo, ha llegado vuestro turno para convertiros en los héroes de Arhymm, los Vencedores de las Sombra están con vosotros. Tras su apoyo, el guerrero se acercó a la mesa y ojeó unos pergaminos al tiempo que preguntaba al resto del consejo, para ponerse al día de los últimos acontecimientos.

La sed de venganza pasaba de testigo y ahora os correspondía saciarla, así marchabais ligeros, encendidos, con grandes deseos de poder encontrar una nueva oportunidad por derrotar el ataque del Señor Supremo. Sin duda las preocupaciones del Barón Greigory estaban bien infundadas, pues al llegar al destino marcado, no hubo rastro de las tropas del Barón Zachareth. Aventurados al interior de las ruinas en busca de algún indicio de qué hubiera pasado allí, alcanzasteis la antesala de la Cámara y un extraño ruido os alertó. Un ruido caótico y energético que se repitió en dos ocasiones más. En guardia y preparados para el combate, pronto descubristeis que aquellos ruidos se acompañaban de los jadeos, rugidos y agudas carcajadas de los esbirros del Señor Supremo. Tras avistar los tres portales mágicos entendisteis que si conseguíais sellar las arcanas puertas, podríais proteger la Cámara hasta que las tropas del Barón Zachareth os relevaran, si no había sido demasiado tarde para ellas ya...

Consciente de que su mejor arma era desarmar aquellos portales cuanto antes, Dezra miró a un lado y otro. - Empecemos por el de ahí. - dijo, a modo de orden y consejo, señalando el camino que conducía al portal de azulado brillo. Tras sus palabras, y siguiendo la estela de Leoric, la nigromante se puso en marcha, murmurando de camino las palabras capaces de invocar a su fiel y muerto sirviente.

- Y ahora cumple. - le siseó a la recién invocada criatura, señalando el drazo que se interponía en el camino. Cuando la criatura cayo, Dezra sonrió con malicia, saboreando el poder que la muerte de sus enemigos le concedía.

Mientras algunos de sus compañeros se dirigían hacia el portal más cercano, un rugido proveniente de uno de los pasillos hizo que toda la estructura temblase.

Eso a sonado como un dragón, y si llega hasta aquí podemos darnos por muertos. Mok, quédate aquí y protege la llave, yo mientras bloquearé el passillo para que no pase nadie.

Sin más dilación, se internó en el pasillo y afianzó su escudo con fuerza, listo para enfrentarse a cualquier cosa que se acercase.

El anciano arquea una ceja ante el comentario del clerigo. Que podia hacer el contrata varios enemigos, pero bueno, tendria que pasar por encima suya. Estarr bien me quedarre aqui, siii. Bueno no, alli frresco se esta, asi que avanzo un poco

ACTUALIZADO

- Ahora Leoric! - Sabedora de lquea posible ventaja con la que contaban al ver caer a otra de aquellas criaturas podía desaparecer en cualquier instante, la nigromante animó a su compañero a lanzar a por otra de aquellas criaturas y mientras lo hacia, ordenó a su sirviente que se lanzara contra la misma, en un intento de allanar el camino el mago. - Tenemos que cerrar ese sello cuanto antes!! Ya estoy harta de matar a esos lagartos con alas.

Los dragones se lanzaron en picado contra Avric, pero éste, protegido tras su escudo consiguió salir indemne, e incluso llegó a causar un par de heridas superficiales al de mayor tamaño.

Claramente, iba a resultar una batalla dura, pero su objectivo no era tanto vencer como retrasar a las criaturas el tiempo suficiente para que sus compañeros fuesen cerrando los portales.

Siguiendo las ordenes de Dezra la Vil (suena algo asi como la cochinilla), disparo al malvado lider... y conjuro los elementos para que explote mi disparo al alcanzar al objetivo!

Urrrmm... quema quema.

El anciano se estaba viendo rodeado de seres escamosos, por un lado el clerigo intentaba mantener a raya a los dragones y por el otro lado venian una especie de mutaciones hacia la runa.

Tiro los huesos esperando que los vientos del destino le fueran favorable y viendo el resultado avanzo hacia el que parecia lider de las formas aladas.

Uhm... murcielago con patas, siii? objetivo no conseguireis vuestro, Mok el poderoso os derrotara, siii

Elevo su hacha y con un brillo negro en su hoja y sesgo parte de la carne verde de la criatura, soltado un liquido negro que parecia sangre y al mismo tiempo gritaron los otros miembros de su prole. Y esperar mas tiempo, volvio a golpear con presteza y acierto, cayendo la criatura al suelo.

ACTUALIZADO

Mientras el ducho hechicero se enfrentaba al sello, el clamor de las trompetas llamó vuestras atención. ¿Estarían llegando por fin las tropas del barón Zachareth? Un sonido eléctrico cesó el sonido y sólo quedo el eco de los pasos de una pesada armadura. Maldito seas, Gregory entrometido. La voz del propio barón se escuchó desde el fondo de la ardiente galería. Vuestros ojos no dieron crédito al ver que su brazo irradiaba unas runas de una antigua y oscura magia. ¡No importa!, pienso conseguir esa runa y ni tú ni tus supuestos héroes van a detenerme. Gruñó con sus ojos clavados en la llave de las sombras.

El viejo Mok intento de nuevo acabar con la criatura de la misma forma. El primer golpe le dio al abrazo de la criatura y los demas volvieron a sufrir parte del daño. El segundo logro esquivarlo el centinela sin dificultad.

Satisfecha al ver como Leoric cumplia con su parte, y dejando a su reanimado con la ardua tarea de seguir machacando carroñeros, la nigromante se dio media vuelta, y lanza en mano, corrió en ayuda de Mok, apareciendo justo a tiempo para ensartar al líder de aquellos centinelas, logrando así que su cuerpo cayera al suelo, a un paso de la muerte, si es que no lo estaba ya.

- Otro menos. - informó, desviando su atención hacia las otras dos criaturas presentes. - Y otro más, - continuó, tras arrancar la lanza del vientre de otro de aquellos Centinelas. - ¿Tú quieres ser la siguiente? - agregó, sonriente y confiada por igual, mientras le sonreía a la ultima de las criaturas.

Ajeno a las acciones de sus compañeros, Avric continuaba incansable su particular lucha contra los dragones, aunque sin conseguir causar nada más que unas pocas heridas superficiales a las bestias.

ACTUALIZADO

Tras un último ataque, los dragones parecieron retirarse hacia el fondo de la cueva, revelando una figura de pie que había pasado desapercibida hasta el momento. Por su aspecto claramente algún lugarteniente del ejercito sombrío.

Avric se paró un momento para retomar aire y preparase para un duelo épico.

Solos tu y yo, engendro. Que sean los dioses los que decidan si la luz o la oscuridad triunfan este día.

Sin más palabras, la lucha comenzó. Los golpes se sucedían con fuerza, sacando chispas cuando las armas se encontraban. El la hoja del barón fue la primera en probar carne causando una herida sin importancia, o al menos eso parecía hasta que empezó a arder por la acción de algún tipo de veneno.

Avric contraatacó ignorando el dolor de su herida, y consiguió a su vez clavar su espada profundamente en el costado de su enemigo, en una herida bastante seria.
 

La cosa no es que ni que estuvieran yendo bien ni mal... como siempre. Un grupo numeroso habia rodeado al mago, y hacia dificil poder ir en su ayuda. Dezra por su parte habia subido ayudarle con los centinelas, derrotando a dos de ellos, pero en seguida el numero aumento.

Aladas Maldita rratas son, siii? poderr que guarrda estos prrobarreis viejos huesos.

Lanzo unos huesos runicos y enseguida una tempestad se azoto desde donde el se encontraba hasta unos metros, desgarrando las alas de las criaturas y renovando las sangre perdida.

chica cuidado despeinado viento es.

El lider de los centinelas aun seguia en pie como su soldado. Agarro con fuerza el hacha y se la incrusto en el cerebro. Tuvo que pegarle varias patadas para poder quitar el arma de la cabeza de este.

La lanza de la nigromante volvió a moverse con precisa celeridad, y cuando su objetivo, el último de los centinelas, quiso darse cuenta, su vida se escurría en un reguero de sangre que se escapaba de su cuerpo por la profusa herida sufrida en el pecho por la afilada punta del arma.

Sin vacilar, y con solo una mirada a su espalda para cerciorarse de que su reanimado vertía sus esfuerzos en socorrer al caído mago, Dezra avanzó hasta situarse junto al feo orco.

- Leoric entretendrá a esos dracos, ahora hemos de acabar con ese barón. - le dijo al portavoz de los espíritus mientras señalaba con su lanza al rival con el que se enfrentaba Avric. - Tú custodia la llave, yo me encargo de ese. - agregó, destilando una confianza que bien podía tornarse en su contra.

Tratando de reencauzar su magia hacia su corazon Leoric despierta furioso pero herido, no ve la amenaza de los dragones, tan solo ve dianas en sus caras, y grita: Imooouluuuus!!! Destrozando primero al draco herido.