Partida Rol por web

-Situaciones diferentes requieren de lideres diferentes, gente capaz de sacar lo mejor en cada momento y que conozcan el terreno o la situación ala que nos debemos enfrentar, asi que mi voto va por Gaius y por Mama. el uno sabe como infiltrarse y la otra sabe a que nos vamos a enfrentar- bhain estaba avergonzado por el lamentable desenlace en que había desencadenado el ascenso hacia el piso de arriba. Dolido en su orgullo mas que fisicamente, había decidido que estaba claro que no llegarían muy lejos sin alguien que les capitaneara.
- Si cada uno vamos por nuestro lado, no saldremos vivos de este lugar.

El druida se empieza a cansar con los comentarios de su compañera, pero haciendo un esfuerzo intenta no agredirla - Como bien dice la maga, fue un error. Y os aseguro que a mi me duele más que vos - le contesta - Solo vi UNA sombra, no muchas y... y... - Romulo no es capaz de encontrar más argumentos y deja la frase sin terminar, claramente dolido por lo que ha pasado.

- Quizás Gaius sea una buena alternativa, pero supongo que el prefiere mantenerse en silencio. No creo que nos pueda dar muchas instrucciones. Si el elfo se sigue negando a ser el lider, hasta ahora, más allá de sus modos, fue el más coherente de nosotros sigo pensando que el clérigo es la mejor opción -

Ruidosa y lentamente, Mosest se levantó del suelo por donde había rodado instantes antes. Comprobó con parsimonia que sus posesiones y sus huesos estaban en su sitio. Después, ignorando las deliberaciones de sus compañeros, caminó hasta ponerse debajo de uno de los agujeros y, alzando su espada todo lo que pudo gritó:

- ¡¡¡MALDITAS BESTIAS DEL AVERNO, NO OS LIBRARÉIS DE MÍ DURANTE MUCHO TIEMPO!!! -

Dicho lo cual, carraspeó un poco para aclararse la garganta y volvió junto a sus compañeros. Señalando a Bhain, dijo:

- El único veterano en las filas de Nicodemo es él. Además es todo un héroe de Predemia. Si debo seguir a alguien, no hay duda. Bhain es quien nos debe dirigir.

No creo que yo sea el mejor lider de entre nosotrosBhain aún tenía en su conciencia el triste pasado de su infancia, esa cicatriz que le había marcado para siempre. Le hubiera gustado añadir algo mas, pero a pesar de que cada vez sentía mas afinidad con ellos, este no era el lugar mas adecuado para una reunión de campo y playa.
Debemos movernos, esas cosas no tardarán en volver

- Sin duda no hay mejor momento para elegir a un líder que con cinco necrófagos hambrientos en las cercanías, tratándose de recuperar de un súbito ataque de miedo... Pero por favor, no tengáis prisa, si vuelven a acercarse trataré de volver a asustarlos y así podemos llegar a la segunda vuelta de la votación. Por nada del mundo permitiría yo que cinco desconsiderados nomuertos interrumpieran este democrático proceso electivo, oigan.

Robin se tomó un respiro para decidir a ver quién sería el mejor líder de aquel grupo. Tras pensarlo unos dos segundos, llegó a la conclusión de que si Random les había dado tiempo para la votación, sería justo cederle su voto a Él. Robin observó su Rosa de los vientos - Qué adecuado, ocho miembros en el grupo, ocho direcciones tiene la rosa - esperando que le llegara la inspiración. Un leve brillo en una de las puntas fue toda la señal que Robin necesitó para decidir "su" voto.

- ¡Random ha hablado! ¡Que sea... Rómulo quien nos guíe!

- Por mí vale, que sea Rómulo pues...

Pues que sea Romulo y ahora sin mas preambulos deberiamos seguir, aunque -Bhain sonrió y miró al que parecía iba a ser el nuevo lider y suelto la pregunta ¿ seguimos o voy encargando la cena ?

El pequeño druida quedó sorprendido ante la designación del clérigo, y más aún ante el apoyo que recibió dicha designación - Eh... yo... no sé si soy el indicado - comenzó a excusarse, hasta darse cuenta que esta discusión lo único que hacía era hacerles perder tiempo.

- Bien, lo haré lo mejor posible - concedió antes de dar su primera indicación - Todos sabemos que necesitamos subir. Busquemos una escalera, tras esa puerta y vayamos por esos no muertos - dijo seguro mientras espoleaba a su perro para que se aproximara a las puertas.

- Gaius, crees que podrás abrirlas? - preguntó curioso, esperando que efectivamente tras las puertas existieran esas escaleras - Espero que si, sino deberemos tirarlas abajo -

Gaius estaba bastante sorprendido de que su idea hubiera tenido buena acogida y que además se hubiera votado de forma organizada y coherente. Durante ciertos instantes incluso había temido salir elegido como líder, algo que no había pensado en ningún momento y que no parecía que le agradase. “El capitán debe hundirse con su barco” había oído en algo relato en las tabernas de los muelles y el asesino no quería ahogarse.

- Bien Rómulo, ya es inútil que de mi voto, espero que seas merecedor de la confianza que depositamos en ti – comentó seriamente. Si el humano hubiera votado por si mismo hubiera habido empate técnico, pero realmente él no lo deseaba ni mucho menos. Sus compañeros se quedarían con la incertidumbre de quien hubiera sido su elección.

- Si creo que seré capaz de abrirlas, si me permitís – espetó mientras se dirigía a la puerta y se agachaba observando concienzudamente la cerradura.

Gaius regresó hasta la puerta de la izquierda. Durante un buen rato la observó, tanteando su madera. Los demás vigilaban ansiosos sus movimientos. Finalmente el asesino pareció contento con el resultado de su búsqueda y, sacando sus herramientas de una de sus bolsas, introdujo una de las ganzúas en la cerradura. Nuevamente todos se tensaron a la espera de los acontecimientos. ¡Click! La cerradura cedió a la habilidad de Gaius y éste la empujó levemente. La antorcha de los aventureros iluminó una sala rectangular, vacía. El suelo de marmol estaba agrietado y lleno de polvo. Lo único que veían destacable era una puerta de madera, entreabierta, en la pared que conducía al sur. En la pared oeste había una ventana tapiada, que sin duda conduciría hacia el patio exterior. Todo estaba ahora en silencio.

- Parece que por acá no hay escaleras - comenta el druida, muy ufano en su nuevo papel de lider - aunque quizás haya alguna tras esa puerta al sur - termina su discurso.

Todavía montado, talonea a Remo para que ingrese al cuarto y mira curioso a su alrededor, mientras su montura se acerca a la puerta. Verificando de acercarse por donde no lo puedan observar desde la habitación que permanece oculta por la puerta entreabierta, escucha con atención, mientras en su mente se forma la intensa sensación de curiosidad que es el preludio para que su fiel Hector investigue el lugar.

Mientras el mediano, firmemente asentado en su montura se concentra en escuchar, la pequeña silueta de su familiar ingresa en la nueva habitación, conectada mentalmente con Rómulo

Silvania no atendía las indicaciones de Rómulo ahora mismo, que otros se ocupasen de las puertas, en sus manos el arco permanecía semitensado, listo para disparar a cualquier sombra que se moviese por alguno de los huecos del techo.

Bhain observó como Silvania se preparaba y tensaba su arco, preparada por si aparecía una de esas cosas meterle una flecha entre ceja y ceja. Bhain observó el techo por si había mas de esos agujeros, y si los había no fuera que hubiera alguien apostado ahi arriba, antes de entrar se quiso asegurar que nadie estuviese ahi arriba y no fuesen a caer en una trampa. Una vez se hubo percatado que no había nadie y que era seguro entrar, se adentró en la habitación por uno de los lados de la misma, hasta ponerse en uno de los lados de la puerta del sur, y se apostó preparado por si aparecía alguien. Bhain hizo una señal con la cabeza a sus compañeros para indicarles que ya podían entrar

La serpiente de Rómulo entro zigzagueando en la nueva sala, cuyo techo estaba intacto. El mediano observaba a su familiar sintiendo mediante su enlace mental que todo parecía correcto cuando el enano, en un impulso, entró en la habitación antes siquiera de que Hector alcanzase la puerta del sur. Avanzó observando el techo - carente de agujeros - y al parecer contento con su exploración preliminar dio la sala por segura mientras levantaba una mano para indicar a los demás que entrasen.

Varias cosas pasaron en ese momento.

La primera es que Rómulo sintió una punzada de aprensión cuando su serpiente detectó que algo iba mal.
La segunda fue que las sombras de la habitación provocadas por la antorcha de los aventureros se revolvieron como si el viento fuera a apagar la fuente de luz... claro que la fuente de luz del paladín era una antorcha mágica y eso no era posible. Por lo tanto las sombras de la habitación simplemente se movieron...
La tercera fue que una de esas sombras surgió de la pared y otra del suelo, atacando por sorpresa al impulsivo enano.

La serpiente lanzó un siseo de advertencia y retrocedió rápidamente hacia el fondo de la habitación, separándose de los nuevos oponentes.

Aún no se había recuperado de la sorpresa de la aparición de sus oponentes cuando ambas criaturas tocaron a Bhain. El enano lanzó un aullido que resonó en toda la mansión. Su rostro se congestionó y palideció al instante mientras su brazo, siempre fuerte, sostenía ahora a duras penas el hacha con la que pretendía defenderse. Incluso al moverse parecía que la armadura, en cualquier momento, iba a tumbarlo por su propio peso. Aquellas criaturas estaban absorbiendo la fuerza del valiente guerrero, que ahora sentía la debilidad de una dama en apuros...

Al ver las sombras soltarse de suelo y pared, la mano izquierda de Arthedain, como si tuviera vida propia, empezó a trazar símbolos cabalísticos por encima de su espada, con el resultado inmediato de que ésta empezó a brillar con luz propia. Después, con un suspiro resignado, avanzó hasta colocarse en el frente de batalla.

¡ Mierda, Sombras ¡ pensó Gaius bastante asustado al ver a lo que se enfrentaban.

Una vez hace algún tiempo un compañero cofrade le había relatado un robo en una cripta en la Zona de los Muertos. El pobre ladrón había regresado de milagro totalmente enjuto como si le hubieran absorbido la vida repitiendo una y otra vez que su arma atravesaba a sus traslucidos enemigos. Tristemente las reglas de la Cofradía son duras y no había conseguido su objetivo, poco tiempo más tarde le cercenaron una de sus manos, pero esta es otra historia…

Haciéndose eco de las palabras de su antiguo compañero de hermandad se percato que sus armas serían inútiles ante tal enemigo. Así que decidió aguardar a que Rómulo, su líder, les guiara.

Al ver como todos esperaban sus instrucciones, un leve temblor recorrió al mediano. No estaba acostumbrado a la situación, pero intentó ayudar al resto en la medida de sus posibilidades - Hay que sacar al enano de allí - comentó preocupado - y tratar de acabarlas una a una. Veamos que puedo hacer con esa de la pared -

Sin descender de su perro el pequeño druida se concentró y moviendo las manos terminó apuntándolas hacia la sombra que había salido de la pared. De sus dedos surgió un leve rayo rojizo en dirección a la sombra a la que había apuntado. El rayo impactó en el torso de la sombra, generando un pequeño remolino de colores en la oscuridad que la componía

Tras su "disparo" Rómulo espoleó a su montura para que se acercase al combate