Partida Rol por web

19: 25

Los investigadores se personan en el Campus de la Universidad de Providence, preguntando al guardia de seguridad localizan la oficina del señor Englehart, otro de los administradores de la Universidad.

Caminan a través de los jardines del Campus, a esta hora totalmente desiertos al anochecer, varias farolas estratégicamente situadas comienzan a encenderse.

Al fin en un pequeño edificio blanco nuestros investigadores encuentran a Harold el cual acostumbra a trabajar hasta muy tarde. Como su secretaria no está, es él personalmente el que atiende a los tres visitantes.

Saluda efusivamente a Harper

- ¡Cuantó tiempo sin verle señor Welles! -seguramente no se habría fijado en que Harper estuvo en el funeral de Philip, todos los que conocían a Harold sabían que era un hombre muy despistado por naturaleza, siempre lo había sido al parecer. Aunque era un lumbreras en el campo de las matemáticas y sin duda se merecía ser uno de los administradores de la Universidad.

- Pasen a mi despacho... siéntense por favor, sí ahí en la mesa de juntas. Déjenme que me siente en la cabecera, excelente. Ustedes dirán en qué puedo ayudarles, me extraña que haya gente trabajando a estas horas-dice con una sonrisa.

-Lamentamos molestarle a estas horas... – Me disculpé intentando ser amable, iniciando así la conversación.

-El motivo de nuestra visita no es otro que el de averiguar todo lo posible del recientemente fallecido Philip Baxter... – Informé mientras tomaba asiento en uno de los lugares indicados.

-¿Podría decirnos algo de él? ¿Encontró algo extraño en su comportamiento durante los días anteriores a su muerte?

- Hasta donde yo sé padecía del corazón ¿No? Pensé que todo andaba claro. En cualquier caso no, no noté nada raro en su comportamiento. Estaba como siempre, al menos eso es lo que me pareció a mí. No sé dónde quieren llegar con esas preguntas la verdad.

Saludo al administrador con un breve:

- Buenas tardes señor Englehart.

Tras esperar la intervención de Hall paso a las presentaciones.

- No sé si conocerá al señor Hall y a mi lado está el doctor Kuznetsov. Como bien ha introducido el señor Hall estamos investigando la muerte del profesor Baxter, creemos que hay... digamos alguna laguna en las explicaciones de su muerte. Quizá usted podría hablarnos de la Academia de los martes por la noche y de su relación con el profesor Baxter.

Menea la cabeza

- Siento no poder serles de ayuda, pero no conozco la Academia que mencionan. Jamás había oído tal nombre.

Tras los pertinentes saludos, me siento a escuchar la conversación. Todo parece muy correcto, pero algo me dice que Harold esconde más de lo que muestra. Nadie llega tan lejos siendo sólo bueno en lo suyo.

—Bueno, perro supongo que conocerría algo sobrre el señorr Baxterr. Segurro que, aunque no lo crrea, puede sernos de ayuda, Engleharrt.

Dicho esto, espero su respuesta, mientras le analizo detenidamente. No obstante, analizar a alguien tan despistado como Englehart, y más siendo alguien a quien estás acostumbrado, es casi imposible.

- El Señor baxter era uno de nuestros profesores más veteranos, fue profesor mío cuando estudiaba... iba a jubilarse al finalizar el curso, era respetado y querido por todos, que yo sepa no caía mal a nadie, tenía un carácter afable, era de buen trato y sobre todo y lo más importante, era una persona justa. Daba a cada alumno lo que merecía.

-¿Sabe si se encontraba inmerso en algún proyecto durante sus últimos días? ¿O si alguno de sus compañeros podría saberlo, tal vez, por que colaborase con él? – Sabíamos que se encontraba muy interesado en las experiencias oníricas y que experimentaba con drogas, tal vez su obsesión le llevara a bajar la guardia durante sus horas laborales y alguien hubiera tenido oportunidad de descubrir algo más...

—Ah, entonces, imagino que como antiguo prrofesorr suyo, tendrría mayor rrelación con él. Venga, piense, segurro que puede decirrnos algo que pueda serrnos de utilidad.

- No me gusta mucho hablar del tema, pero puede serles de ayuda... tuvimos un problema con uno de nuestros mejores profesores: Silas Patterson.

Se levanta y camina hasta un mueble archivador y mientras rebusca sigue contando

- Digamos que le recomendamos encarecidamente que dejase la Universidad por tiempo indefinido -vamos, que le echaron -descubrimos que robaba animales del laboratorio, Philip intentó salir en defensa de Silas y éste no se lo tomó muy bien.

Saca un documento

Uno a uno os váis pasando el documento y lo leéis en voz baja.

- El propio Silas me comentó en privado que usaba los monos para una serie de experimentos científicos aunque...no me lo termino de creer del todo, tampoco Philip lo hacía.

—¿Y qué clase de experrimentos erran? Supongo que algo le contarría sobrre todo esto de los monos —pregunto al hombre. Ahora que habíamos encontrado un filón, quería explotarlo todo lo que pudiese.

- No especificó qué tipo de experimentos, pero yo tengo serios indicios de que se los comía... aunque no sé con qué fin.- era realmente escabroso y repugnante, ahora estaba claro que Silas no estaba limpio.

-Puede que el profesor Wilson pueda contarles algún detalle más, si quieres puedo darles su dirección.

Leía con atención el informe que nos había mostrado el administrador cuando oí de fondo aquello de comerse los monos, a punto estuve de vomitar, aún así las arcadas contenidas me produjeron un sudor frío que intenté enjuagar sacando mi pañuelo del bolsillo de la chaqueta y pasándomelo repetidas veces por la frente.

- ¿Co...comérselos? Por el amor de Dios, ¿con qué fin?

Reuno fuerzas y logro preguntar por el profesor.

- ¿Quién es el profesor Wilson?... súbitamente me viene otro nombre a la cabeza que había permanecido rondando por ahí durante todo este tiempo... ¿le suena a usted un tal Francis profesor de chino?

- Así es, Francis Wilson, es a él a quien me estoy refiriendo, es profesor de lenguas orientales en general: Chino, Japonés y algún dialecto de lo más extraño. Y no tengo ni la más remota idea de con qué fines pudo ese hombre comerse los monos, pero desde luego no está bien.

Medita un momento

- Les ruego que no digan nada a nadie de lo que acabo de contarles... si se supiera...

-No es la primera vez que oigo algo parecido... – Alertado por aquello que parecía algo más que una mera coincidencia me concentré en recordar el motivo de aquella extraña sensación familiar. Tras unos leves instantes, recorrí nuevamente la libreta de anotaciones en busca de algo particular.

-¡Dios Santo, no es posible! – Exclamo tras comprobar que no estaba muy equivocado y eso podía ser fatal, pues en las notas encontradas en los libros de antropología de la habitación de Philip había algunas referencias claras al respecto.

-¿Recuerdan estos extractos? – Les confié nuevamente los pasajes, para que pudiesen refrescar la memoria.

-Pertenecían a unos libros escritos por Silas Paterson... No puede ser una casualidad, deberíamos ponernos en marcha... – Añadí en tono de urgencia, me había levantado del asiento súbitamente y era evidente que me encontraba exaltado y nervioso.