Partida Rol por web

- Adelante, pues... digo con voz resolutiva mientras abro la cancela, tras esperar a la investigación ocular de Konrad.

- Ardo en deseos de echarme a la cara a ese tipo, bien que nos la jugó anoche... comento mientras caminamos hacia la cabaña, sin dejar de mirar alrededor.

Buenos días sargento.- Respondió educadamente el anticuario mientras dejaba hacer al señor Dillinger. Si el tal George era un agente de la policía debían medir con cuidado las palabras que decían delante de los miembros de las fuerzas de seguridad locales.

- Quien sabe, lo mismo los cocodrilos ya han hecho el trabajo por nosotros... Vamos despacio, no sea que vaya a haber alguien en la cabaña, aunque dudo que quieran exponerse a plena luz del día.

Konrad avanzó con cuidado, atento a cualquier pista que pudiera indicar que hubiese en el interior de la cabaña

El tipo enarca las cejas al escuchar a Joe y pone una cara que no sabéis interpretar muy bien* antes de decir -lamento decirles que el tipo que mencionan no puede recibir ninguna visita. Estamos esperando aún a un abogado que viene de Jacksonville... menuda se ha liado con eso. Son órdenes del jefe. Lo siento de veras caballeros.

Aparentemente el jardín estaba igual salvo por el hecho de que ahora era de día, los caimanes hacían ruidos que os ponían los pelos de punta y la visión de un par de cocodrilos gigantescos en una jaula muy cerca de la cabaña os hizo daros cuenta de lo cerca que habíais estado la noche anterior de acercaros demasiado a la jaula y quedaros sin un miembro. No sabíais nada de reptiles y eso se os pasaba por la cabeza aunque quizás estuviéseis equivocados y un reptil bien alimentado puede que huya de la presencia humana, no teníais ni idea.

La cabaña estaba vacía pero os dísteis cuenta de que había uno de los armarios de una de las dos habitaciones completamente vacíos y el interior del armario volcado en el suelo.

Konrad, que era perro viejo, sabía casi con total certeza de que el tipo había vuelto y se había hecho una maleta a toda prisa metiendo lo indispensable para pasar una larga temporada en un lugar desconocido. Lo que parecía claro era que el tipo no iba a volver de momento, pero no había ido tampoco a chivarse a la policía y también que en algún momento tendría que volver a dar de comer a los cocodrilos ¿no?

Encontrásteis en la selva del interior de la finca un par de botas como las que llevaba el cadáver del otro tipo, del que por cierto, no había quedado ni la ropa en la jaula. Eran las típicas botas de goma de color verde, pero no encontrásteis ropa ni ningún complemento más.

Doy vueltas por la cabaña sin saber bien donde mirar, buscando quizá un cigarro o algo que no hubiera visto la noche anterior. La verdad es que me hallaba perdido, este no era mi campo y me sentía como pez fuera del agua. Tras unos minutos de silencio incómodo me atreví a preguntar:

- ¿Y ahora hacia donde seguimos? Hay que sacar a Colin de la cárcel, es inocente, está claro.

Konrad examinó concienzudamente la habitación. Estaba claro que el tipo había huído con el rabo entre las piernas y no iba a volver a aparecer en una buena temporada.

- Tendremos que buscar a familiares, amigos o socios de nuestro hombre. Cualquier persona que pueda decirnos a donde ha podido huir; no creo que se haya puesto a correr sin rumbo. Irá a algún sitio donde se sienta seguro; con unos familiares o amigos.

El viejo se quedó mirando al policía mientras este les decía que era imposible visitar a Colin

- No me miren así -dice el policía con una sonrisa -esto está siendo muy extraño para todo el departamento. Si puedo ayudarles en alguna cosa más...

Miro al tipo de arriba a abajo. No me gustan los tipos como él y en otras circunstancias le cerraría la boca de un buen puñetazo pero aquí y ahora... rodeado de otros policías. Tiene la sartén por el mango. Echo un vistazo alrededor y cuando me aseguro de que nadie está mirando deslizo un par de billetes por encima de la mesa hacia el poli, un total de diez pavos. No es una cantidad desdeñable y desde luego no es tan exagerada como para llamar la atención de por qué unos muertos de hambre como nosotros querríamos hablar con Baxter.

- ¿Y no crees que podrías hacer unos hueco para hablar con Colin un minuto sin que nadie se entere? - pregunto en un susurro mientras le guiño un ojo. - Ya sabes, un favor a unos colegas... -

El anticuario seguía preguntándose que era lo que había pasado que estaba trayendo de calle a todo el departamento de policía, cuando Joe sacó un par de billetes de su cartera y los dejó sobre la mesa con la intención de ablandar al agente. La situación no terminaba de gustarle, pero pensando en donde estaban los otros dos miembros de su extraño grupo decidió que por nada del mundo se cambiaba en esos momentos por ninguno de ellos. 

Haciendo caso a sus viejos instintos decidió quedarse observando a la espera de como reaccionaba el policía.

El hombre mira de reojo los billetes y asiente sonriendo

- ¿a qué ustedes no van a decir que han estado hablando con ese Colin eh? -señala una puerta a su espalda -en seguida voy con ustedes. Dos minutos, ni uno más ¿de acuerdo? - dice poniéndose en pie.

En una de las paredes tienen algunas fotos de agentes de uniforme y otras de los mismos agentes pescando, de caza, en un baile, en una cena...

reparas en uno de los agentes, va vestido de uniforme, tiene un parecido innegable con el detective que detuvo a Colin, el tal Morris Packard, aunque veinte años más joven por lo menos.

El policía os conduce a través de un pasillo flanqueado por despachos con una enorme salita en el centro hasta llegar a unas escaleras que descienden a los calabozos.

Allí encontráis una celda grande en la que hay media docena de personas de la peor calaña imaginable: proxenetas, matones, rateros... y continuáis hasta una pequeña celda en el rincón más alejado y oscuro.
El policía está nerviosísimo, os señala la puerta de la celda y dice -yo vigilaré los dos minutos, si nos ve alguien me quedo sin trabajo -

- Seremos breves. – aseguro al carcelero que está ahí sólo por dinero. Si ya sabía yo…

Espero a que se aleje y no pueda escuchar nuestra conversación y me acerco a los barrotes. – Chsst… Eh, ¡Colin! – Espero hasta que nuestro amigo nos reconozca y se acerque un poco antes de continuar. - ¿Qué te han dicho? – pregunto antes de revelarle nada. Hay muchos oídos cerca y no quiero que nadie escuche lo que sabemos. – Por cierto, ¿conoces a algún George? Es importante, haz memoria. -

Mientras el agente aceptaba el soborno George se había fijado en los cuadros que decoraban las paredes de la comisaría, percatándose de que el nepotismo era allí tan patente como en otros muchos cargos funcionariales del país. Apuntó mentalmente que tendría que volver sobre ese tema con el agente, pero eso tendría que ser luego, lo primero era aprovechar el poco tiempo que tenían con Colín.- ¿Cómo va hijo?

Con aspecto sucio, somnoliento y con los ojos llorosos se acerca a los barrotes obediente y cuando ve quiénes son los que están al otro lado da un respingo

- ¡¿pero qué?! ¿George? ahora mismo no caigo... a qué se dedica ? de dónde habéis sacado el nombre?

- George es un patrullero que hace la vista gorda con los tipos del criadero de cocodrilos... ¿te suena? ¿Algún guarda del pantano? ¿Un forestal quizá? - Pregunto en susurros. - Pero Bangs tiene razón, ¿qué te han dicho? ¿Qué pruebas tienen en tu contra? - Cada vez me gusta menos todo esto. Colin me parece el cabeza de turco pero ignoro quién es el verdadero culpable, alguien que se afane tanto por tapar su rastro... Nos faltan datos.

- Vamos Colin, no tenemos mucho tiempo si quieres que te salvemos el culo. - le apremio.

El arrugado rostro de George se tuerce al escuchar que Colin no sabía nada de ese tal George.- ¿Qué sabes del abogado que viene de Jacksonville?- Le pregunta con urgencia pues siente que los segundos de entrevistas se le escapan de las manos sin obtener ninguna respuesta.