Partida Rol por web

Por descontado señor Dillinger, por descontado.- responde George al ofrecimiento del pitillo apoyado. Tras encerderlo se apoyó en el coche para fumárselo con tranquilidad mientras sus dos compañeros regresaban.

¿Y cuánto dinero le adeuda el joven Baxter?- le preguntó a Joe en un intento de entablar conversación.

Konrad se acerca a la cabaña sin hacer apenas ruido. Ya está muy cerca de la puerta, pero en esta parte hay un lecho de hojas sin barrer. Ha de ser muy cuidadoso si quiere llegar hasta la base de la casa sin hacer ruido...

Konrad intentó pasar discretamente entre las hojas, pero una mala pisada hizo sonar un crujido

- Mierda -murmuró. Eso podría alertar a los que se encontraran en la cabaña. Hizo señales a Harper para que estuviera preparado mientras él buscaba un ángulo muerto apoyándose en la pared de la cabaña, desde el que no le pudieran ver si abrían la puerta

Esto sí que es una sorpresa. El señor Bangs interesándose por un tema peliagudo. Sonrío, doy otra calada al cigarro y luego le explico:

- No me debe el dinero a mí directamente... sino más bien a mi hermano. - Explico sin entrar en detalle. - Desgraciadamente el trabajo de mi hermano le impide viajar mucho así que vine yo en su lugar. La suma no es moco de pavo, son casi cinco mil pavos. - Una cantidad bien grande para la época.

- ¿Cómo es que ustedes fueron a hablar con semejante individuo? - pregunto intrigado. - No tiene ningún tipo de honor o palabra. No es de fiar. - Evidentemente mis palabras dejan claro que no siento ningún aprecio o respeto por ese hombre. Sólo me he embarcado en esta aventura por el dinero.

Eso es mucho dinero. En mis tiempos te habrían hecho una cara nueva por mucha menos cantidad. - Contesta el anticuario dándole una nueva calada al pitillo.

Pues verás, hará como cosa de diez días encontré, al ir a buscarle a su casa, la nota de suicidio de uno de mis amigos de toda la vida, se llamaba Silas Paternson. Cof, cof.- Y justo cuando termina el cigarro vuelve a darle uno de sus múltiples ataques de tos.

No quedamos muchos de mi quinta y cuando te haces tan viejo como yo y Silas no te hace falta suicidarte, puedes quedarte tranquilo leyendo el periódico en el porche que la muerte vendrá a por ti sin prácticamente darte cuenta. Por eso me extraño tanto que se suicidara.- El viejo se queda un momento pensando como si hubiese perdido el hilo de lo que quería decir a continuación.

Días después esos dos caballeros vinieron a mi tienda haciendo preguntas sobre Silas y sobre Philip Baxter, por lo que parece estaban investigando la desaparición de mi amigo y el juez de Providence les había dado mi nombre al haber encontrado yo la carta. Según me contaron habían agotado todas las pistas, y solo les quedaba venir aquí a hablar con el hijo de Philip.

Llevo años sin cogerme vacaciones, así que decidí cerrar la tienda y acompañarles. Una auténtica pérdida de tiempo porque el joven Baxter no tenía absoluta idea de lo que hacía su padre o sus amigos. Me iba a marchar de vuelta a Providence cuando nos ofreció lo del barco. ¿Qué anticuario en su sano juicio desaprovecharía una oportunidad aso? ¿Eh?

Harper ve como Konrad se acerca a la cabaña por el lateral izquierdo. Desde donde está oye cómo hace crujir varias ramas. Konrad llega junto a una de las ventanas del lado izquierdo, os quedáis pasmados cuando en esa misma ventana un candil o vela se enciende, iluminando la estancia. En seguida la ventana suena, alguien la está abriendo. Si no queréis ser vistos, habéis de ocultaros en seguida...

Cuando escucho el crujir de ramas provocado por Konrad me doy cuenta de que algo iba mal. Si alguien había dentro tendría que ser muy sordo para no haberlo oído, así que me dispongo rápidamente a camuflarme entre las sombras... por suerte puesto que una luz ilumina la cabaña y la ventana se abre rápidamente.

Sonrío y no puedo evitar una franca carcajada ante la pregunta retórica de Bangs.

- Ciertamente parecía una oportunidad única, aunque se nos está complicando todo. Espero que no se nos vaya de las manos... - comento. - Con Colin en prisión no tengo muchas opciones para recuperar mi dinero. -

Me encojo de hombros mientras continuó con calma el cigarrillo. Qué bien sienta, la verdad.

- Debo decir que me ha sorprendido la entereza con que usted y Harper han llevado todas las situaciones. No les hacía unos tipos duros como Konrad. Me caen bien. - añado. En cierto modo se han ganado mi respeto.

Cuando la ventana se abre hacia fuera, Harper desaparece echando cuerpo a tierra y Konrad se cubre con un arbusto no muy tupido, pero lo suficiente para no ser visto.

Harper puede ver una silueta pero no distingue el rostro, en cambio Konrad puede ver una cara repugnante, medio desfigurada, que mira con curiosidad frunciendo el ceño al "jardín". Tras unos segundos, escucháis cómo el hombre refunfuña y vuelve a cerrar la ventana. Al poco se apaga la luz. Os habéis salvado por los pelos... de momento.

- Por los pelos -susurró Konrad. Aquel tipo no parecía muy amigable, y no era solo por la cara que tenía. Tal vez tendrían que recurrir a lo que había sugerido Harper: patada en la puerta y apuntar con las pistolas a todo lo que se mueva. Miró en dirección a Harper, a ver que pensaba él.

Levanto la cabeza lentamente tras escuchar la ventana cerrándose. Ha ido de muy poco y la situación ha provocado que mi corazón se acelerara. Lo que está claro es que en la cabaña ocultan algo. Saco mi arma y me incorporo lentamente, al ver que Konrad me mira le indico con un dedo bajo el ojo que no estaría mal echar un vistazo a lo que hacen allí dentro antes de empezar la fiesta.

Konrad hizo una señal a Harper para que se acercara por la parte derecha, lejos de la ventana; no convenía volver a llamar la atención de aquel hombre. Esperó junto a la puerta, atento para ver si escuchaba alguna conversación o algo proveniente del interior.

Los dos hombres consiguen llegar a la puerta delantera, ya estaban muy cerca y evitan pasar cerca de la ventana que se acaba de encender. Konrad se coloca a un lado y Harper se arrastra hasta donde está Konrad. Desde el interior no les llega ningún sonido. No se detecta movimiento y de sus compañeros tampoco hay rastro.

Gracias por la parte que me toca.- Le contestó el viejo sonriendo. - También a mi me ha sorprendido el señor Welles.- Confiesa-.- Cuando le vi entrar en mi tienda por primera vez yo también pensé que era otro chupatintas recién salido de la universidad. Parece que me equivoqué.

¿Crees que encontrarán algo que exculpe a Baxter? Mientras siga en los calabozos nos será más difícil vender las monedas.

- No conozco en persona a estos tipos del criadero... - comento en voz algo más baja. - Pero sí conozco a gente que trabaja parecido. Dudo que Baxter sea el responsable del asesinato, y no debería ser difícil encontrar algo que culpe a estos hombres de aquí. -

Sonrío mientras doy la última calada de lo que queda de mi cigarro. No lo comento porque no sé qué tal lo verá este viejo de Bangs... pero si hay que colocar pruebas falsas o golpear a alguien en las rodillas hasta que confiese un crimen que no ha cometido... si es por recuperar mi dinero, lo haré.

Echo otro vistazo en dirección a la casa y procuro permanecer atento mientras dejo caer los restos de la colilla al suelo para apagarlos pisando con mi bota. Nuestros compañeros están tardando pero al menos no he oído ningún ruido... es posible que lo estén haciendo bien. Si hubieran tenido problemas ya habríamos oído algo.

- ¿Y ahora qué?... susurro con voz queda mientras aprieto con fuerza mi revólver.

Konrad pegó el oído a la puerta, pero no pudo oir nada. Sabía que había al menos una persona ahí dentro, pero no podía saber si se la encontrarían nada más abrir la puerta, o tendría tiempo de escapar por otro lado. O si estaba armada.

- Harper, ¿tu escuchas algo?