Partida Rol por web

-Eso no es necesario, no hace falta que tengamos que entregar nuestras vidas- gritó Jalon mientras se alejaba del carromato e intentaba adelantarse para que todos le vieran y escucharan con mayor facilidad. -Podemos intentar un ultimo esfuerzo para tomar carrera y alejarnos. Y entonces, cuando tengamos mas distancia separarnos y...- Jalon habría querido decir que era mejor separarse y cada quien salvar su vida como mejor pudiera, y quizá con suerte volver a reunirse mas allá, en las montañas del fin del mundo, pero no pudo, aquel nuevo cuerno de guerra se lo impidió.

El terrible sonido no traía buenas noticias y todos lo sabían. Casi por inercia el grupo miró hacia atrás mirando que nueva amenaza se lanzaba sobre de ellos con la esperanza de que no fuera una declaración de que los orcos les habían dado alcance, y por lo que veían, quizá mejor hubiera sido que si.

Atrás de entre la nube de polvo que levantaban los orcos en su carrera a trompicones, estaban surgiendo las inmensas figuras de pares de funestos lobos de guerra de los pieles verdes que jalaban tras de si a inmensos carros de guerra. Probablemente estos se habían incorporado recientemente a la persecución de algún modo puesto que no había explicación alguna de como habían llegado hasta allí, aun claro, nadie había estado mirando detrás de los orcos desde hacia mucho.

El cuerno se escuchó una vez mas, y solo entonces los mercenarios notaron que el rugir del cuerno no venía desde el norte detrás de ellos, sino desde el noreste. Allá, aun a considerable distancia aun, pero acercándose muy rápidamente, se vía una nueva fuerza que se lanzaba sobre de ellos desde un flanco.

Quizás sea solo mi vista cansada pero me parece que en la ladera de la montaña de enfrente viene otro ejercito señores .Chillo intentando superar el ruido del galope de la carreta para que los demás sean conscientes de lo que se nos viene encima .¿Alguien distingue sus estandartes ?.Si son enemigos y nos pillan en pinza estamos acabados .

Genial. Buenas noticias, retrasos... Y él con el carro podía avanzar más rápido que el resto a caballo, incluyendo al puñetero bretoniano. Sólo la elfa parecía ser capaz de correr con aquella bestia que montaba. Y claro, pesimismo, ahora estábamos todos perdidos. Según el propio Kurt, llevaban ya bien jodidos mucho tiempo. Pero eso no significaba que fuera a darse por vencido o dejar de luchar por su vida. Éso sí, como las cosas ya eran demasiado buenas por sí solas, otro nuevo cuerno sonaba. 

"No tendremos tanta suerte de que sean amigos..." pensó con amargura.

-¿Sabes qué, Jaime? Que te den. No me he dejado arrastrar hasta aquí para ahora asumir que me voy a convertir en estofado de orco. Éso no va a ocurrir-dijo, aunque no quedó claro si intentaba convencer al resto o a sí mismo. Sin embargo, procuró hacer avanzar el carruaje a buen ritmo. 

Estaba nervioso, mi caballo no corría como otras veces, quizás era el calor?, no lo sabia pero la circunstancia es que no empezaban a alcanzar, a alcanzar orcos que iban a pie.
De repente un cuerno y unos comentarios me hicieron girar la cabeza y mirar en la dirección que indicaban, ayudándome de la mano para evitar el sol y poder ver mejor, pero no consigo distinguir nada mas que polvo a lo lejos, así que digo:- Ni idea, pero avancemos lo que podamos o las pasaremos putas.

Cuando la cosa no podía ir a peor, Jaime se da por vencido y nos suelta eso de rendirnos, luchar y morir, o correr para luchar y morir más tarde:-Vamos no me jodas Jaime, después de todo lo que hemos pasado, no me digas que ya te has rendido.-le digo a Jaime mientras me sujeto al carromato para no caerme. 

De pronto se oye por el noreste el sonido de un cuerno de guerra, me giro en aquella dirección intentando no caerme del caballo y miro a ver quien narices viene ahora.

Grim dejó de toquetear la piedra preciosa, con tanto ajetreo gritos y traqueteo de la carreta no podía centrarse. Su mente volvía una y otra vez hacia los pieles verdes que se les acercaban por la espalda. Cuando comenzaron a ver realmente su situación parecía que todo se iba a desmoronar. No mejoró su situación que otro cuerno apareciera en su lateral anunciando mayor muerte con huargos persiguiéndolos. Guardó la piedra y sacó su maza. - Si vemos que no hay solución yo prefiero parar las carretas y esperar a esos bastardos. Morir de frente es mejor que por un lanzazo en la espalda.- Aunque sería mejor no morir.- Dicho esto se inclinó para comprobar que la rueda siguiera en su sitio o comenzaba a dar bandazos indicando que se fuera a salir.

Melissa, la guerrera convertida en exploradora por las necesidades, ha fallado a la hora de administrar los ritmos de su montura durante esta persecución. Y ahora mantiene un ritmo constante mientras los problemas no hacen sino redoblarse. A los nuevos carros de combate, se une otro contingente desde el Noreste, al que no pone atención. En el aire está flotando la idea de quedarse a combatir. Y morir. Lo dice en voz alta el Orgulloso enano llamado Grim no-me-acuerdo-el-apellido, y no dudo que haría un pequeño montículo de cadáveres de orcos antes de estirar la pata.

Si vamos a luchar seguro que hay un lugar mejor que este sitio, en una de las idas y venidas antes de agotar mi montura digo algo que puede ayudar.

-Grim, puede que haya una salida- me dirijo al impaciente enano, miro al conductor del carromato, ¿Grum? cuando apunto hacia el Sur- allí, donde empieza aquella cordillera, el valle tiende una lengua hacia el Este- ahora me giro hacia Jalon, para que confirme mis sospechas- a dos horas de aquí, tenemos esa bifurcación que pedías, nos protegeremos del ataque del Noreste, poniendo la montaña entre ellos y nosotros, y una vez allí decidir si luchamos en la vaguada o seguimos adelante.

La pelirroja no era una cobarde, hacía tiempo que “vivía de prestado” tras su paso por Karak Azgal, pero prefiere vivir un día más. Mientras espera una respuesta del jefe o de los demás, se pone de pie en los estribos y se masajea los muslos.

Yo también  me  lo había planteado  pero me preocupaba  meternos en un valle sin salida .Echo un vistazo al resto de la comitiva  y termino por asentir a las palabras de Melissae .En fin, si los caballos tampoco van aguantar  mucho mas ,tenemos enemigos delante y detrás puestos a morir por morir al menos hacerlo matando y llevándonos a todos los que podamos por delante .

Mas que había intentado que mi caballo tomara ritmo con respecto a la carreta, mas que el pobre equino se había agotado sin llegar a obtener los frutos deseados. Para mas inri los orcos a los cuales creíamos que íbamos a dejar tras nuestras huellas no solo nos habían seguido sino que empezaban a ganarnos terreno, acompañados por lobos y unos goblins que por lo menos habíamos conseguido sacar algo de distancia.

- Sigmar confunda a esas fieras, podían haberse perdido al cruzar el río y sin embargo aquí están. Las palabras de Jaime eran de pesadumbre y de derrota, eso muchos de nosotros no lo podíamos tolerar. - No pienso morir en estas tierras baldías y si he de hacerlo que sea en un lugar que yo elija.....por lo menos que los exploradores busquen un sitio donde el número de atacantes no sea abrumador. Un nuevo sonido de un cuerno se une al ya habitual de los orcos, desenvaino la espada una vez con ella ya en la mano continuo. - Si hemos de morir que Sigmar disfrute del espectáculo....parece que mas enemigos nos acosan.  

-¿Que me den?- exclamo Jaime con severidad -Soy demasiado pequeño para que reparen en mi, y tu eres el conductor de este armatoste, si a alguien le van a “dar”, es a ti, que no te quepa duda-. Dijo Jaime un tanto enojado, aunque en su mente recordaba bien que las malditas flechas últimamente solían volar hacia su cabeza, por eso ahora usaba un casco de metal, con suerte y ya no sería un blanco tan fácil.

Y si bien, Grim y Alfred parecían apoyarlo, ni el mismo Jalon quien era el cuervo de perdición en todo esto, no estaba de acuerdo. Incluso Hans y Lorantha no parecían siquiera dispuestos a esperar a que se tomase un decisión pues proseguían su marche sin importar lo que sucediera. Así era claro que no había marcha atrás, habrían de ir hacia aquella lengua del valle o morirían en el intento.

-Hacia el sur entonces- dijo el mediano recargando su mano izquierda en kurt y elevando la otra hacia el horizonte mirando hacia la cordillera montañosa que tenían hacia el sureste. -Marcharemos lo mas cercano a esas montañas, y si tenemos suerte, al menos podremos combatir allí-.

-Chicos, lo que viene del noreste, son jinetes de lobo goblin. Veo una docena de ellos, pero puede que hayan más tras la humareda. Coincido con Jaime, hay que ir al sur. Kurt, espolea a los caballos y larguemonos de aquí.

A la vista de que Melissa era incapaz de mantener su ritmo a pesar de que se esforzaba por esperarla, y dependiendo la supervivencia de todo el grupo de que ella pudiera dar con alguna salida a aquella planicie, habló con la que ya consideraba su amiga para explicarle que se adelantaría a explorar la cordillera y le dijo antes de separarse que estuviera atenta al cielo. - Si ves volar una flecha en llamas es que hay salida por el paso, si ves volar dos, es un callejón sin salida. Coméntaselo al resto, cuantos más ojos esten pendiente mayor probabilidad será de que veáis mi señal. Repetiré la señal pasados un par de minutos. Si hay salida os iré dejando señales que indiquen la ruta a tomar. Corazones con flecha, donde la flecha indica la dirección.-

Perder al clan de vista¹ le generó ciertas dudas, sin embargo, la aparición de la polvareda al noreste no hizo sino confirmar que su decisión había sido la adecuada.

-Al sur entonces-dijo Kurt, ignorando las tonterías que decía Jaime. Sabía perfectamente a qué se refería con que le dieran, pero parece que ahora al menos no se iban a dejar matar como perros por aquellos salvajes. Al menos intentarían huir, o combatir en un sitio que les ofreciera alguna ventaja contra la marea pielverde. 

Grim comenzó a meter todos sus objetos en la mochila y sacó su maza. Iba a ser duro y difícil salir de allí vivos pero lo haría como un verdadero enano.

La pronta llegada de los jinetes goblins puso en serios aprietos a los mercenarios del clan que intentaban ahora llegar apresuradamente al sur del valle, donde este se adentraba en una sección mas estrecha entre el brazo formador del río de la sangre y un conjunto de cordilleras que formaban parte de las montañas del fin del mundo. Las lanzas de los goblins ya caían algo cerca, aunque aun no lo suficiente como para temer tener que plantearles batalla.

-Enanos, es un ejercito enano el que desciende desde aquella cordillera montañosa que han visto antes hacia el sureste. Son los guerreros de Karak ocho picos- exclamó Jalon con una clara alegría mezclada con alivio que surgía con notoriedad en su rostro, al tiempo que una flecha en llamas surcaba los cielos proveniente de algún punto en las faldas de las montañas, justo donde el valle giraba. -Allí rápido, esa es nuestra oportunidad- gritó el guiá dando por hecho que todos estarían de acuerdo en sus palabras. Aunque en el fondo no había otra opción, era eso o estrellarse contra una marea verde llena de furia y viseras.

Cabalgando al máximo de las capacidades que le permitía su corcel, la elfa Lorantha logró llegar tras un gran esfuerzo a la zona donde el valle giraba a la izquierda. Desde allí, pudo contemplar con facilidad como aquel ejercito que descendía con gran rapidez de las montañas que estaba a su izquierda conformaba una fuerza de enanos, los cuales dada la premura y su dirección, probablemente buscaban hacerle frente a los pieles verdes.

El asunto estaba claro o corríamos hacia el sur como almas que lleva el diablo o seríamos arrastrados por una marea verde que no dudaría en devorarnos en el proceso...literalmente. Eso era fácil de intentar pero difícil de hacer si el jamelgo al que montabas se negaba en redondo hacerlo, como ya había ocurrido.

- Corre bestia antes de que los orcos te hagan sopa.  Estas palabras no parecían haber convencido al caballo que parecía que me odiaba mas a mi que a lo que pudieran hacerle los pieles verdes si lo atrapaban.

Jalon nos advirtió de la llegada de un ejército enano por una de las cordilleras de la montaña a las que nos aproximábamos, esa era nuestra oportunidad de salir de las fauces de los orcos. Si llegábamos a tiempo claro, sino estaríamos metidos entre el choque de dos ejércitos.

Al fin buenas noticias. Un ejército enano. Sin duda, eso podría ayudarles a sobrevivir a la puta marea verde que se les venía encima. Con ánimos renovados, Kurt azuzó a los caballos de tiro, haciendo avanzar el vehículo todo lo rápido que se atrevía por aquellas sendas montañosas, esperando de todo corazón que lograran salir de aquello con vida.