Partida Rol por web

Junio del año de Nuestro Señor de 1341

La Fraternidad de la Vera Lvcis os perseguía, sobrepasando montañas, cerros, arroyos y cualquier población en la que pudiérais intentar ocultaros. Habíais hecho algo, según ellos, lleno de herejías, blasfemias y "satanismo demoníaco". Por supuesto, ninguno de vosotros tenía ni idea de lo que se os acusaba, y tan sólo corríais.

Llevábais así algo menos de una semana, y juntos mantuvísteis paso firme hacia el sur, pues decían que más allá del Duero había unas muy grandes aberturas en la tierra, llena de valles profundos y muy frondosos, perfecto lugar de escape.

Nada más llegar alli vísteis con vuestros porpios ojos la verdura de sus campos y extensiones, la gran dimensión de los sotobosques de álamos, alcornoques, chopos y olmos, así como os cruzásteis por inmensidad de ríos que abarcaban desde los tres pasos de ancho hasta los cincuenta; y todos ellos, al menos los que os encontrásteis, tenían huella de romanos en forma de puentes o molinos que seguramente aún sería aprovechados.

Y os pareció buen lugar para esconderos, al menos un tiempo, pues parecía que la mano de los hombres no llegaba tan profundamente a esas tierras como en campo abierto. El clima, a su vez, era inmmejorable.

Pronto, en la lejanía y entremetido en lo profundo de un valle, vísteis en distancia una pequeña población (no tendría más de cuatro o cinco casas), y parecía estar bien oculta. Un lugar idóneo donde descansar y trazar la continuación de la huida.

Maldita la hora que se le ocurrió parar en aquella taberna, días llevaba escapando de unos enemigos implacables y sin saber por qué huía, días corriendo a campo a través sin pisar poblaciones que no fueran poblachos de cuatro casas mal puestas, días durmiendo a la intemperie y sin poder ganarse los cuartos, días de frío y miedo a que una mano invisible le segara de un certero tajo la vida.

Hacía ya siete días que había tenido que salir por pies junto con aquellos tres que ahora le acompañaban... grupo pintoresco aquel que formaban. Mas Xuan en el fondo estaba agradecido de poder disfrutar de compañía en aquella huída sin sentido. Habían decidido poner rumbo al sur, allende el Duero, y allí llegaron para contemplar el maravilloso paisaje que se mostraba a sus ojos. Se respiraba tal paz y tranquilidad que daba la impresión que aquellos parajes no habían sido mancillados aún por la mano del hombre, pero no era así... en lontananza se veían los tejados de algunas casas agrupadas formando un poblacho.

- Que os parez compañeros. ¿Dirigímonos hacia allá? Esto está tan tranquilo que nun me parez que vayan a buscanos aquí -dijo un poco más animado señalando las casas.- Nun me importaría dormir esta nuechi baxo techo y comer algo caliente.

Aún no puede creerse que lo persiga la mismisima Vera Lucis acusándolo de hereje y blasfemo. Constantemente Florencio echa de menos su casa, su cama dura pero confortable, las paredes que lo protegen de los elementos, y por encima de todo no tener que caminar sin descanso día tras día por miedo a ser atrapado y encarcelado, o algo peor.

- Esperarme amigo.

Tras salvar el trecho que lo separaba del juglar, se sienta en el suelo, visiblemente exausto, y mira en la dirección señalada por su compañero.

- Un lecho donde dormir... una comida caliente... tal vez, por esta noche tan solo para recuperar las fuerzas.

Bartolomé era una persona diferente a las demás no caia mal pero tampoco era alguién al que te gustaría tenerlo de amigo, quizás su tacañeria a lo largo del viaje hizo que los demas recelaran de el pero al mismo tiempo sabia sacar provecho de la situación. NO CALLA! pensaban los demás pero tampoco molestaba. Siempre mendigando y siempre comiendo y bebiendo de los demás. Pobre hombre lo ha debido pasar tan mal .

Buff canallas tengo hambre! Desde ayer que no me llevo nada a la panza y casi que el estomago me toca con la espalda.... Buff que hambre.

Crespo estic hasta els cullons... Como dicen los catalanes jajaja.

Al ver a lo lejos un pequeño pueblo a Bartolomé se le revolvio el estomago y penso que quizás allí sacaria algo de comer mmm quizás un buen marrano a la brasa... pardiez que hambre tengo!!!

Si amigos vayamos al pueblo! espero que no muera de hambre por el camino. Por cierto a nadie le sobra un mendrugo de pan? Florencio tu tienes pinta de tener algo para comer... Quizás algo de queso? Vamos no puedo más!

- Teneos Bartolomé, en mis bolsas nada queda ya, salvo un odre con agua de río del día pasado, vuestra que es si eso acalla vuestras tripas hasta que lleguemos a esas casuchas.

Gustoso le habría dado algo de caza, para hacerle callar, pero desde el encuentro con la fraternidad no había hecho nada más que correr y no había podido cazar nada

Yo Yo Yo Yo no soc catatatatalan, te te te te lo he dicho tototodas las veces. - También he visto el poblado y estoy de acuerdo con mis compañeros de viaje en que puede ser un buen lugar para descansar en nuestra huida.

Sososoy ... de ... Teruel, no cococonec a ningún catatatalan.

Y en estas que Bartolomé no encontraba resguardo y sosiego de su estómago con el agua que le habían ofrecido, optaron por dirigirse a la pequeña población.  Seguramente estaría en poder de algún ricohombre, cuyo feudo bien podría trabajar en esa tierra fértil, aunque no había rastro de ello: ni carretas yendo o viniendo, ni gente en los alrededores caminando, o tan siquiera otras poblaciones a lo lejos.

Anduvísteis durante casi una hora, pues el descenso del valle, primero, y luego los "repechos" posteriores de colinas y pequeños cerros (cuando no teníais que cruzar y saltar riachuelos y arroyos) os había retrasado de la primera estimación tan a lo lejos.

Y fue en estas que llegásteis, y vísteis, literalmente, cinco casas de piedra y adobe, (mal hechas y en algunos casos alguna de su paredes era como de paja arremolinada), y una de ellas era como de mayor dimensión, como rectangular, que bien podría ser una cuadra si no fuera por la puerta que tenía (del tamaño de una persona y no un caballo). Olía bastante mal ya entrados allí, pues había cerdos, gallinas y alguna vaca en varios corrales contiguos a tales casas

Enseguida salió un hombre viejo con un delantal o "mandil" como roído, como allí se solía decir, de aquella casa como principal y más grande. Llevaba sobre sí una especie de hule o mantel, lo sacudió en la misma puerta (vísteis caer las migas), y éste os miró. Luego, como si no os hubiera visto carraspeó y se metió para dentro, con toda la tranquilidad del mundo.

Bartolomé miro rapidamente al señor que entraba en la casa y sin apenas dudar sobre si estaba bien molestar al señor dijo:

Buenos días señor! habra... Cuando noto que pasaba de los intrepidos amigos perseguidos.

Vaya se ve que el señor no me ha oido.  Bartolomé se acerco a la casa y vio que habian gallinas, marranos e incluso una vaca, lo que le animo aun más a molestar al señor de la casa Estoy seguro que con nuestra presencia el señor se dignara a sacrificar un gorrino.

Señor! Se acerco hasta la puerta y asomo por la puerta. Hola buen hombre! somos peregrinos en busca de cobijo y algo que hecharse al estomago. Traemos noticias del exterior y podemos amenizarle el día contandole historias, pues entre nosotros contamos con un juglar el cual ya aceptado el contarnos historias de alcoba, si así lo prefiere.

Hay algo raro aquí, un hombre solo en un lugar tan apartado y ni siquiera se sorprende de ver a cuatro hombres como nosotros a la puerta de su hogar. En su lugar yo ya habría sacado el cuchillo.- Discretamente me retire y le dije a Florencio en voz baja.- Alllgo pa pa pa sssa.- Busqué con la mirada algo que no encajara en aquel lugar.

Parecía que Rodrigo hubiera hablado por hablar, pues no encontró nada raro en lo que veía, aún observando bien de un lado para otro. Cuando el tabernero vio al mendigo entrar, se sorprendió levantando las cejas, y aún más cuando dijo aquello de "amenizar" con historias...

Vaya pintas que me trae... -pensó para sí Lorenzo-.

No tenemos que cobijo en lugar darle, pero si les puedo preparar algo, a ti y a los que ahí afuera aún aguardan... -en esos momentos se fijó en las andrajosas ropas y humildes que llevaba. Mira que él no era noble ni mucho menos "simplehidalgo", pero desde luego no tenía el porte de ese descalabrado...-, pero sólo previo pago -aseveró luego-. ¡Anda! Y dile a los demás que pasen, no se ven muchos viajeros por estas tierras, pues creen que Ad Fauces* son unas simples majadas del valle...

No tardásteis en entrar ante el ofrecimiento, y el tipo salió de especie de barra como para recibiros y veros bien de arriba a abajo, mientras se secaba las manos con un trapo bien sucio. La casa era de una sola habitación y parecía una taberna; tenía una pequeña chimenea, un par de mesas con cuatro sillas cada una y algún asiento delante de una especie de barra, bien improvisada. En una de las mesas había un tipo comiendo ensimismado.

Bueno, soy Lorenzo, dueño de esta taberna; que tengo tocinos y buen vino que yo mismo hago, por si quieren... -decía-, y el dinero por delante si van a comer, como dos monedas que son por cada barba, y siento decirlo pero no es costumbre que por aquí vengan viajeros.

- Perdidos estabamos

Explica mientras saca sin remilgo alguno el dinero necesario para todo el grupo.

- Y vive dios que suerte hemos tenido de hallar en tan buena hora este pueblo, pues ya nos dabamos por que moririamos de hambre, o nos atacaría un lobo salvaje si tan mala suerte tuvieramos de encontrarnos con uno.

Todo parecía correcto en aquel lugar, aunque no entendía como podía haber una taverna en un lugar tan apartado como ese.

¡Mu...mu...mu..moltes gracias! - le dije a Florencio por la invitación. La idea comer tocino y beber vino después de una semana de privaciones continuas antojoseme simplemente maravillosa.

Bartolomé no podia más necesitaba comer y como dicen los refranes lo bueno si es gratis dos veces bueno! Al principio se sintio apesumbrado puesto que el tabernero decía que no invitaba. Que dolor Hay por la santa Trinidad!  Pero el bueno de Florencio, hombre adinerado por cierto, se brindo a pagar tal suculenta comida. Miraba como rapaz a su victima en medio de un paramo, sabiendo que la cena estaba hecha y preparada. busco un lugar comodo para el y sus nuevos amigos especialmente sensible con su benefactor Florencio. Maese Florencio para vos le he guardado el mejor sitio. Este que esta lo suficiente cerca del fuego para calentarse, pero lo suficientemente lejos para no quemarse.

Fue a la barra y cogio un buen vaso para el vino para el Sr. Rajimil y espero a que Florencio empezara a comer antes no probo bocado. Pero no sin antes agradecer al tabernero tal comida y esperando a que este le fuera correspondido con un buen apreton de manos.

Señor tabernero es el mejor tocino que he visto! espero que sepa igual de bien. Y hablando de todo un poco que tal si nos comenta mientras comemos donde podemos dormitar, pues llevamos días a la intenperie y mis amigos y yo, queriamos descansar.

Gracias, la matanza de uno es lo que tiene: la hace con amor -el tabernero parecía muy satisfecho de sus propios productos-. Ahora mismo le traigo más fiambres, no se preocupen -parecía bien dispuesto, pues el pago había sido rápido y parecía que aunque fueran como de esos que huyen o se esconden en las serranías, eran "bienpagadores", ciertamente-. Pues ya le digo yo, señores, -había pasado de veros como tal a trataros con delicadeza-, que este pueblo no tiene para albergar, que somos cinco vecino en Ad Fauces y cada uno con su esposa e hijos tiene más que suficiente... aunque...

El tabernero comenzó a pensar mientra pasaba un trapo húmedo por la especie de barra, como limpiándo la suciedad de los fiambres que estaba preparando para servir.

...aunque de aquí a diez minutos, monte arriba -señaló con la cabeza en alguna dirección-, hay una pequeña majada, que antes servía a los pastores cuando llevaban sus cabras al monte, pero ahora...

...ahora está Luis, el leñador -dijo el hombre que comía en una de las mesas. Su voz parecía algo ronca-. Ayer le tuve que dar de comer a su cerda, y hoy creo que va por el mismo camino... ¿dónde se habrá metido? Como no regrese pronto le tomaré algunos huevos de sus gallinas, eso ténlo claro -le hablaba como al tabernero-.

Lo sé, es muy raro -decía Lorenzo-, pues no ha vuelto. En fin, el caso es que os decía -volvió hacia vosotros- que hay a pocos pasos de aquí una majada y ahí podrán dormir. Por cierto, ya no tengo leña en mi cocina. ¿Porqué no van a la majada a decirle a Luis que vuelva, que sus cerdos ya le comen el pienso del vecino, y así me traen un poco de madera? Seguro que si no ha vuelto es porque ha sacado mucha y ha aprovechado el buen tiempo para ello; además, pueden aprovechar para presentarse y decirle que se van a quedar allí a pasar la noche, y díganle que van de parte de Lorenzo, claro, que ese hombre es un poco cascarrabias.

Raro era que Xuan permaneciera callado durante mucho tiempo seguido pero en aquella ocasión así había sido. Todo aquello le resultaba un tanto extraño. El pueblo con sus cinco casas, aquel hombre que parecía regentar una taberna, la conversación con el único parroquiano del local hablando de la desaparición del leñador... todo aquello había conseguido enmudecer al asturiano.

Agradeció con entusiasmo y la promesa de un poema escrito sólo para él, la invitación del judío a tan magnífica pitanza. Poco a poco el vino y las viandas tan apetitosas calentaron su cuerpo y desataron su lengua.

- Paezme buena idea la de pasar la nuechi en la majada, sobre tó si diz usté que nun queda demasiao lejos de aquí. Después de tan exquisitos fiambres, dignos de la mesa del rey de Castilla, nada meyor que reposar la panza en buena compañía. Y si quieren puedo entretenerles con una jarcha o un villancico. Pero antes... -Apuró el vaso de vino que tenía delante.- Si no encontramos al tal Luis y metémonos en su casa o lo que tenga allí arriba a pasar la nuechi... ¿no nos buscaremos lides inútiles?

Esa casa no es suya -djio el tipo que teníais al lado-. Es de cualquier pastor que quiera cobijarse ahí durante el pastoreo en los inviernos o las lluvias. Aunque espero que esté allí "durmiendo la mona" u holgando, pues no me gustaría que se hubiera caído por algún precipicio... ¡Pero qué leñe! -dijo de repente alzando un poco la voz-, ¡que venga ya, que sus cerdos necesitan el cambio de paja y huele hasta la mi habitación!

El tipo se quejaba de ques sus animales (los del leñador) ya comenzaban a estar un poco descuidados. ¿dónde se habría metido?

- De agradecidos que estamos con usted y su amabilidad, no le quepa duda que hablaremos con el tal Luis y le conseguiremos la susodicha madera; tan solo si pudiera describirnos al leñador, no sea que crucemonosle en el camino y no sepamos que de él se trata.