Partida Rol por web

El Fénix estaba pensativo y distante, no era habitual en los miembros del clan Dragón enviar a extranjeros a mediar en temas dentro de su mismo clan. –“Los platos sucios se lavan en casa…” Quizás se tratase de una maniobra en la que contar con la ayuda, si fuera necesario de los hijos de Isawa-kamisama, pero no esperaba una treta de esa índole de los hijos de Togashi, sino de Bayushi. Fuera como fuera, era imperativo charlar con el Karo antes de partir y así se lo indicó a sus compañeros.

Ante la presentación del duelista el Fénix se vio obligado a hacer lo mismo por cortesía. -"Es un honor Mirumoto-san, mi nombre es Shiba Daiki, he estudiado en la escuela de yojimbos de Shiro Isawa y será un honor poder proteger a tan respetados samuráis". Dijo con una sonrisa ofreciendo una reverencia a modo de saludo.

-“Respecto al tema que nos ocupa, creo que no es ningún misterio que a Mirumoto Kobo-sama no le va a hacer gracia que metamos nuestras narices en sus asuntos, portemos un edicto de su Daimio o del mismísimo Hijo del Cielo. Es por ello que debemos estar alerta y actuar con cautela. Nada nos sería de más ayuda que tratar de conseguir información útil respecto al ingeniero jefe de la presa y del mismo Mirumoto Kobo-sama. Creo que debemos hablar con Kitsuki-sama, el Karo de Mirumoto Masayuki-sama”.

El Fénix sonrió ante las palabras del duelista. –“Creo que actuar con la Astucia de Bayushi-kamisama en estos momento nos puede resultar beneficioso. Solamente debemos dirigirnos al castillo de Hidashidani Mura por el camino más largo posible. Mirumoto-san, Tamori-san, Togashi-san; vosotros sois siervos del Dragón y conoceréis vuestras tierras mejor que los que somos de fuera. Si nuestras andanzas nos llevan a la presa, después a la aldea y finalmente al castillo, nadie podrá decir que nuestra intención no era presentarnos ante Mirumoto-sama, pues esa es nuestra intención, ¿verdad?” El Shiba guardó silencio antes de despedirse momentáneamente de sus compañeros.

-“Trataré de pedir audiencia con Kitsuki-sama, tal y como Mirumoto Masayuki-sama, me ha recomendado, si alguien desea acompañarme será bien venido. El tiempo corre en nuestra contra es cierto, pero también lo es que debemos pedir la bendición de las Fortunas antes de partir, por lo que salir al amanecer, desde mi punto de vista sería lo más sabio”. Dicho esto miró a sus camaradas, antes de salir de la sala para tratar de hablar con el Karo.

Saiki habla mientras su mirada pasa por todos sus compañeros. Parece que su entrenamiento Tamori es algo instintivo, y busca constantemente al bushi más capaz que pueda beneficiarse de su apoyo y también al más débil, que pueda necesitar una mayor protección.

Encantada de conocerlos a todos, -ligera reverencia- mi nombre es Tamori Saiki, y he sido entrenada desde muy joven en la escuela de shugenjas Tamori, en la cual puedo decir con orgullo que mi familia tiene una larga tradición. Como mandan nuestras enseñanzas, mis habilidades están a su disposición, los Tamori no somos conocidos por ser shugenjas contemplativos (dice con una media sonrisa).

En cuanto al tema que nos ocupa creo que Daijiro-san ha apuntado algo muy importante. Mirumoto Kobo-sama sigue siendo el señor de sus tierras, y se le debe respeto independientemente de los problemas que esté teniendo o de los rumores que haya sobre su persona. Más importante, Masayuki-sama lo sigue tratando con respeto y no está dispuesto a condenarlo sin motivo, así que creo que es importante que nosotros, que somos sus representantes, hagamos lo mismo.

Además debemos tener en cuenta que si Kobo-sama es medianamente competente ya estará esperando que alguien vaya a investigar este suceso, así que es muy probable que sea notificado de nuestra llegada muy rápidamente, si es que no lo sabe ya.

Es cierto que la astucia del aire a veces es muy útil, como dijo Shiba-san, pero a veces la aproximación directa de la Tierra es igualmente útil, y menos problemática.

Antes de partir Saiki quiere preguntar al kami de su familia sobre la situación espiritual de Higashidani Mura, si ha oído o sentido algo anómalo en estos últimos días/semanas. Se que no es muy probable pero es una posibilidad que hay que explorar.

Un poco antes de empezar el viaje me retiro a una zona sagrada (pequeño templo o altar de oración) y allí hablo con mi kami.

-Tonbo Yuya, shugenja de la Libélula -anuncia, como toda presentación
No hace amago alguno de refutar los pensamientos o planes de los demás, por mucho que considere que la sutileza en ciertos casos es más sabia que la prudencia. Las palabras del Fénix son las que más se ajustan a su idea, y asiente con una media sonrisa al oírlas

Deposita la taza de té sobre una mesita y se pone en pie, haciendo que las innumerables botellitas de cristal tintineen al unísono en una coral de vidrio, y se apresura a seguir los pasos del Fénix. -Os acompaño
De nuevo se puede apreciar lo pintoresco -hasta para un shugenja- que puede parecer el Tonbo. No ya simplemente por su figura desgarbada y apariencia distraída, sino porque carga con dos mochilas repletas de quién sabe qué objetos y un extraño olor almizclado lo persigue en todo momento. Cuando se coloca al lado de Daiki asiente y de nuevo muestra una sonrisa tranquila. Sus ojos brillan levemente, como si todo aquello le resultara hasta divertido o tremendamente excitante
 

Yuya y Daiki encuentran a Kitsuki Soichiro en la biblioteca del castillo guardando un pergamino en un recio estuche de grueso bambú - Ah, sois vosotros. Ahora mismo me disponía a haceros llegar esto - dice tendiendo el estuche - Es la dispensa de Masayuki-sama, que os autoriza a investigar a fondo los sucesos de Higashidani Mura. Y ahora daros prisa. Cuanto antes hayan sido castigados los culpables antes podremos empezar a reconstruir nuestra imagen en Otosan Uchi...

Saiki encuentra una pequeña capilla dedicada a los Kami en un extremo del jardín de Masayuki. Allí la shugenja se recoge respetuosamente para empezar su oración en busca de fortuna y tal vez consejo. Al poco de empezar Saiki escucha un ruido de piedras rodando. Al abrir los ojos ve un montón de piedras poniéndose unas encima de otras hasta formar un pequeño cuerpo humanoide en cuyo rostro brillan dos zafiros a modo de ojos.

Que el suelo siempre sea firme bajo tus pies, Saiki - la saluda Doheki. Cualquier intento de enseñarle etiqueta rokuganesa ha chocado de frente contra la testarudez del kami. Como compensación el kami tampoco se la exige a ella, por lo que puede permitirse hablar con él sin preocuparse de convenciones sociales. - Parece que te dispones a pisar tierra nueva otra vez ¿No estás un poco pálida? Deberías pisar menos suelo de madera y más de tierra - la franqueza de Doheki , propia de los kami de Tierra, es algo muy de agradecer. Su obsesión por los detalles irrelevantes puede llegar a ser un incordio...

Me alegra verte, Doheki, y espero que tu firmeza dure muchas lunas, dice Saiki con una sonrisa sincera. La presencia del kami siempre la tranquiliza, es reconfortante saber que, pase lo que pase, Doheki siempre permanecerá firme, incluso mucho después de que ella o su familia ya no estén en el Ningen-do.

No te preocupes por mi salud, estoy bien. Confío en que tú también te encuentres sin molestias. Efectivamente, estoy a punto de emprender un viaje, tus percepciones no te engañan. Un pequeño grupo de samurais, entre los que me encuentro, nos dirigimos a la tierra que los humanos llamamos Higashidani Mura. Es una región al noroeste de aquí, donde están las montañas y la muralla que marcan el final de Rokugán.

Con toda sinceridad, venerable, algo dentro de mi me dice que espere problemas. El rostro de Saiki se ensombrece. Temo que la aparente firmeza de esas tierras no sea nada más que una ilusión, y que bajo ellas haya algo mucho más volátil o inestable, como un fuerte torrente de agua que amenaza con arrastrarnos, y temo que no seamos lo bastante resistentes para permanecer firmes ante ello. Se que no siempre entiendes las preocupaciones de los mortales, o que pueden parecer triviales para alguien que ha visto tanto, pero te agradecería tu consejo.

En Fénix acompañado por el shigenja Tonbo encontró al Karo en la biblioteca. Realizó una reverencia en el umbral de la puerta antes de entrar para aceptar el edicto  que estaba preparando. -"Arigato Gozaimasu Kitsuki-sama". Dijo inclinándose ante el Dragón pero sin retirarse, dandole a entender que deseaba hablar con el antes de salir de la sala.

-"Mirumoto Masayuki-sama, nos ha recomendado que le solicitáramos a vos información acerca de la provincia de Hagashidani Mura, así como su población aproximada, lugares de interés y soldados desplegados, etc. También nos ha instado a pediros a vos información acerca de la presa, el ingeniero al cargo y todo lo que pueda ser de utilidad, respecto a las demoras en la construcción y los trabajadores de la misma, etc."

Tras hablar realizó de nuevo una reverencia ante el Karo.

El kami permanece inmóvil mientras medita sobre lo que le ha dicho Saiki. Ella aguarda con paciencia. Intentar meterle prisa sólo serviría para confundirlo o enfadarlo y de todos modos seguro que el Fénix y el Libélula no van a terminar rápidamente con el contable de Masayuki - La mejor forma de evitar un desprendimiento es fijarte de dónde procede - dice al fin - Siempre empieza por algo pequeño: una pequeña piedrecita que se suelta y en su caída arrastra a otra más grande, que a su vez arrastra a otra y así hasta que se produce una corriente de piedra viva capaz de ahogar el río más grande. Si sabes de dónde cae la piedrecita sabrás dónde ponerte para que el desprendimiento no te sepulte...

¿En serio? - pregunta sorprendido - ¡Eso es...! - carraspea - Es una sabia decisión por vuestra parte. Conoce todos los hechos y la solución se hará obvia - empieza  a coger con entusiasmo un pergamino tras otro de una bandeja que tiene al lado y los va depositando sobre la mesa - Aquí tenéis la petición del estipendio de Kobo-sama. Éste es el contrato que se le hizo a Kaiu Junichi por el diseño de la presa y la dirección de la obra, además de los gastos de su manutención y la de sus ayudantes. Éstos son los censos de Higashidani Mura, Shingetsu Mura y Mizumi Mura actualizados a este año. Por supuesto no pueden faltar la relación de las principales actividades económicas de cada aldea y el balance económico del último año. También tenemos... sí, el mapa de la zona en el que están señaladas las aldeas y Higashidani Shiro, el castillo y puesto de vigilancia de Kobo-sama - examina un pergamino que estaba a poner sobre la mesa y vuelve a dejarlo en la bandeja - Lo siento. No puedo daros información sobre los samuráis que están ahora de rotación en el castillo de Kobo-sama ¿Qué más tengo por aquí? - sigue atestando la mesa de más y más pergaminos - La comunicación de Kobo-sama sobre la muerte de su hijo, la petición para buscar sucesor entre su familia política... - se para a observar el montón de pergaminos - No os preocupéis. Sé exactamente a qué corresponde cada pergamino. Decidme qué queréis saber y os indicaré qué pergamino mirar...

Creo que entiendo... Quizás no soy lo suficientemente sabia o fuerte como para detener una avalancha, pero si que puedo serlo para encontrar y mover la causa inicial, que es mucho más pequeña, o para moverme yo. La cara de Saiki se ilumina otra vez, la conversación con el kami parece haberle hecho recuperar la serenidad.

Me alegro de haber conversado contigo, Doheki. ¿Hay algo que necesites o que pueda hacer por tí antes de emprender mi viaje?
 

La conversación no iba por donde el Tonbo quería
Un rápido vistazo a los pergaminos bastó para que el Libélula hiciera un mohín de desacuerdo con los labios. Sí, estaba muy bien conocer la particularidad de los lugares a los que irían o consultar la documentación oficial del caso, pero consideraba de mayor importancia los motivos por los que el karo desconfiaba sin remisión de Kobo

-Es innegable que los Cielos Celestiales han otorgado a Mirumoto Masayuki-sama la noble virtud de la paciencia para tratar sus asuntos, sin embargo nosotros -y para remarcar el 'nosotros' señaló con un dedo al Fénix y a sí mismo, excluyendo al karo- somos simples súbditos de su voluntad. Por ello, Kitsuki Soichiro-sama, apelamos a vuestra legendaria intuición como hijo del Dragón para iluminar nuestro camino -y depositó una mano sobre los pergaminos, tapándolos, como dando a entender que eran las palabras sinceras del diplomático las que quería escuchar

Shiba-sama tiene toda la razon no le va a gustar, pero son ordenes de un superior, ¿no?- hago una pequeña pausa mientras me froto un poco la nuca- tambien podemos preguntar por el pueblo antes de ir hablar con el, ¿no? no creo que con tanto hombre santo por aqui nos vayan a negar hablar con nosotros. - despues de eso hago una reverencia marcada, - Togashi Ryu, estudioso del espiritu y del cuerpo, a vuestro servicio.

Una piedra nueva para la capilla - pide Doheki. Es lo que el kami siempre le pide a Saiki cada vez que la shugenja le pide un favor: una nueva piedra para la capilla dedicada a los kami que tiene junto a su laboratorio, lejos de donde puedan dañarla las explosiones ocasionales. Doheki ya le ha dicho que cuando todas las piedras originales de la capilla hayan sido sustituidas por piedras de sus viajes ocurrirá "algo importante". Pese a que ni el mismo Doheki sabe qué pasará exactamente sigue insistiendo en su petición...

Por favor Yuya-san, fuera esas manos - Soichiro enrolla el pergamino tan rápido que Yuya se ve obligado a apartar la mano para evitar que se la aplaste con el pesado bastidor - No creo que seas capaz de incendiar algo con el mero contacto de tus manos, pero no quiero que los fluidos alquímicos con los que trabajas dañen mi trabajo - sigue enrollando cuidadosamente los demás pergaminos dejando ver una leve sonrisa por los halagos del Tonbo - Alabo la presteza con la que queréis resolver este turbio asunto. Contestaré gustoso vuestras preguntas. Decidme ¿Qué queréis saber?...

La Libélula apartó las manos y se deshizo en un océano de disculpas entrecortadas y nerviosas. Parecía bastante obvio que no estaba acostumbrado a tratar con altos cargos, y que cualquier aspecto referente al protocolo se escapaba a su humilde comprensión. Además el hecho de que mencionara sus trabajos -por otro lado nunca reconocidos- lo sumió en un estado de excitación inusitada

-Lo lamento, Kitsuki Soichiro-sama, yo no... no volverá a ocurrir, os lo aseguro -alisó uno de los pergaminos y agachó la cabeza con sincero arrepentimiento. Antes de hablar de nuevo observó al Fénix, como si se preguntara si suscribiría las palabras que iba a decir o dando pie a que añadiera algo, habida cuenta de su error. -Queremos saber vuestra opinión sobre por qué Mirumoto Kobo-sama no ha sido capaz de entregar la cantidad exigida
De nuevo se inclinó, en silencio. Creía que el karo guardaba cierta animadversión por Kobo, o eso había creído intuir por su alocución inicial cercenada por el propio Masayuki. Ahora daba libertad para que Soichiro contara lo que su lengua se había guardado ante su daimio

Gracias por tu preocupación, Yuya-san - contesta el Kitsuki intentando aliviar el azoramiento del shugenja. Planteada la pregunta vital sobre Mirumoto Kobo, Soichiro medita su respuesta durante el tiempo que le lleva recoger la mitad de los pergaminos - Personalmente creo que la clave de todo está en los campesinos de Higashidani Mura. Incluso aunque Kaiu Junichi-san diseñó la presa pensando en manos inexpertas creo que los campesinos de Kobo-sama no supieron manejarla. Kobo-sama es un hombre de fuerte temperamento, lo cual no siempre es lo más adecuado para dirigir a alguien en una tarea para la que no está cualificado. Además tampoco hay que olvidarse de la desgraciada muerte de Zenko-san, que ha trastornado por completo los planes de sucesión de Kobo-sama. No resulta difícil deducir que esto habrá avivado aún más las desavenencias y malentendidos entre Kobo-sama y los aldeanos. De hecho, no me extrañaría nada que descubriérais que la presa está tan intacta como desaprovechada. Es la explicación más lógica pues Kobo-sama siempre ha mostrado una lealtad intachable hacia Masayuki-sama...

- Encantado de conoceros - dijo Daijiro con otra inclinación tras las presentaciones. Luego observó cómo dos de sus compañeros se levantaban de la mesa de te para ir a hablar con el karo de Masayuki-sama.

- Me ha parecido muy buena idea la de nuestros compañeros. Espero que puedan obtener algo útil del Karo a pesar del estado de nervios que tiene. Por mi parte creo que iré a preparar el viaje para mañana a primera hora y después me acercaré al altar del castillo a rezar para pedirle a las Fortunas su ayuda en esta tarea que nos ha encomendado Masayuki-sama. Espero veros por allí y, si no es así, al menos sabréis dónde encontrarme si me necesitáis - volvió a inclinarse ante sus compañeros a modo de saludo y se levantó.