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La Sombra del Espejo

IV. EPÍLOGO. Acta est fabula

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14/11/2012, 11:57
Director

 

 

Hace muchos años existió en la ciudad de Córdoba un gran mago llamado Eleazar Ben Isaac. Eleazar pasó la mitad de su vida estudiando los secretos de la magia negra, pero al fin fabricó un poderoso espejo con el cual podía contactar directamente con Agaliaretph, demonio de la Magia Negra.


Agaliaretph al principio lo permitió, pero pronto, se dio cuenta de que el poder del espejo aumentaba con cada contacto y que no tardaría en llegar a dominarlo. Por ello mandó a una de sus Sombras más poderosas, llamada Ikunok, al mando de un ejército de Muertos para acabar con Eleazar y destruir el espejo. Los Muertos no tardaron en acabar con los sirvientes de Eleazar, por lo que se desató un terrible duelo mágico entre el mago y la Sombra. Ésta, concentrada en terminar con Eleazar, no se percató de la huida de un aprendiz del mago con el espejo. El aprendiz, un árabe llamado Amir, se refugió como sirviente del Emir de Algeciras, con la esperanza de escapar de la Sombra.


La Sombra Ikunok, tras muchos años de búsqueda, lo encontró. Al darse cuenta Amir, escondió el espejo en uno de los juguetes del Emir: un enorme guerrero mecanico inmune a la magia. Amir murió en manos de la Sombra, y el secreto del espejo se perdió. Tras la caída de Algeciras, el palacio del Emir fue saqueado y sus juguetes vendidos a un rico comerciante de Valencia. Ikunok nunca usó la magia delante del espejo, ni permitió que nadie lo hiciera, ya que eso sería detectado por su amo, enterándose así de que después de tantos años el espejo todavía no había sido destruido, como Ikunok le había hecho creer. Amir, por su parte, nunca usó el espejo, pues era consciente que carecía del poder necesario para enfrentarse al Demonio de la Magia.


Por todo ello, la Sombra no tuvo más remedio que buscar a alguien para sacar el espejo de la estatua... dando casualmente con vosotros. No obstante su plan no salió bien, pues fue finalmente revelada la verdad a Agaliarepth, acabando con Ikunok irremediablemente.


Mientras tanto, en los caminos valencianos del Año de Nuestro Señor de 1360 los campesinos, comerciantes y demás personas toman los pasos de idas y venidas. Y un grupo de hombres de su Majestad don Alfonso inspeccionan un hombre de aspecto extraño, compuesto de armaduras y junto a un extraño carruaje. "¿Quién será este tipo?" -se preguntan-, "¿Quién habrá hecho esto?"

Sin embargo, vosotros cuatro ya estábais muy lejos de allí, muy lejos.

 

 

::FIN::