Partida Rol por web

A Esma le costaba seguirle el hilo al halfling. Con tanta coletilla no sabía dónde empezaba el sujeto y dónde acababa la frase. Se masajeó las sienes. Seguramente estaba aún desconcertada por los recientes acontecimientos y su mente no se aclaraba.

-Disculpe- articuló, aún confusa- ¿Quiere decir que nos va a acompañar a la reunión y a ayudarnos en la misión?

Echó un vistazo a sus compañeros, que todavía se recuperaban de la deshonra.

-Como ha dicho mi compañero, mi nombre es Esma. Encanta- asintió con la cabeza como gesto de cortesía- Fue una noche dura y, como le habrán informado, lleno de pérdida. La torre está infestada de kobolds y nos vimos sobrepasados en número. Debemos asistir a una reunión informativa, ya sabe, para planear la nueva estrategia.

Se sentía abatida y cansada, pero creyó que la incorporación de aquel pintoresco halfling seguro les devolvía el entusiasmo ¡Gvaldi tenía muchas anécdotas guardadas bajo la manga y ella no iba a ser menos cronista!

Día 2 
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Mediodía 

- ¡Orden! ¡Orden!

Regis Litius, burgomaestre de Nidaros, trataba de alzar su voz entre el alboroto. Parecía que todo Nidaros se hubiera dado cita en la sala de audiencias y seguramente el cálculo, aún a ojo, no andaba muy desencaminado.

Los compañeros hicieron su aparición, acompañados del recién llegado Gvaldi. Se colocaron hacia el fondo de la estancia, en uno de los laterales, aunque la maniobra no evitó que montones de ojos se volvieran en su dirección. Poco a poco, el vocerío se fue diluyendo en murmullos aislados y finalmente en cuchicheos, hasta que cesaron.

- Conciudadanos- empezó el burgomaestre- seguramente sabéis todos por qué estamos aquí pero haré un resumen rápido para los despistados. Recientemente, la familia Iras recibió informaciones de que extraños sucesos estaban teniendo lugar en la vieja torre, propiedad que estaban tratando de vender, con nefastas consecuencias para sus intereses. Con el fin de solucionarlo, contrataron a una serie de hombres de fortuna, y mujeres- añadió con un gesto hacia Esma- El caso es que estos valientes accedieron a la torre para ser emboscados por una vil banda de kobolds.

El público estalló en murmullos y comentarios al ver reflejados sus miedos en las palabras del gobernante.

- ¡Orden! ¡Orden!

El burgomaestre volvió a recuperar el control de su nerviosa audiencia. Litius llevaba muchos años al frente de Nidaros y se había enfrentado en otras ocasiones a situaciones similares por lo que era respetado y escuchado por sus convecinos.

- En la confrontación con los kobolds, perdió la vida el valeroso hechicero Vlad Schreiber, protegiendo a un compañero caído que, afortunadamente, ha podido salvar la vida gracias al coraje de los supervivientes y a la pericia de Norah. Y es por eso que hoy estamos aquí, porque estos muchachos consiguieron venir a informarnos y ponernos sobre aviso y les damos las gracias por ello.

Con un gesto, el burgomaestre señaló a los compañeros, al fondo de la sala, hacia los que se giraron todas las miradas, agradecidas.

- Y esa es la situación, amigos. Una banda de kobolds se ha establecido en la vieja torre, así que ahora debemos decidir qué vamos a hacer.

Gvaldi se escurre en la asamblea y busca un sitio cómodo donde poder escuchar con tranquilidad los hechos sucedidos. Ahora sabe el porque de la muerte de Schreiber y la derrota de los aventureros. Se cruzó de brazos en un banco mientras que iba recopilando información hasta distraerse y ponerse a anotar en un pequeño libro unos apuntes. No pensaba participar en aquella discusión hasta que le fuese beneficioso.

Levanté la mano para pedir la palabra. Al mirarme el burgomaestre, me concedió con una inclinación de la cabeza permiso. Las cabezas giraron hacia nosotros.

-"Ejem, ejem! Vecinos de Nidaros, esta banda de kobolds no son una simple tribu que se ha asentado en la torre para vivir. Están bien pertrechados y saben cómo luchar. Nos doblaban en número y supieron sacarle ventaja a ello. Eso indica que sirven a alguien más listo y poderoso. Y, ¿a saber qué intenciones tiene?"

Quería que los vecinos supieran toda la verdad del asunto y lo que implicaba tenerlos tan cerca.

Al principio cuando el halflin se les acerco , Ulkhan habría jurado que era un crío, hasta que hablo, no le molestaba que les acompañase, pero no sabia si seria muy útil tan pequeñajo, de todas formas no le gustaba la manera de hablar y el aire de superioridad que tenia aquel personaje. Así que como saludo solo gruño un poco.

Cuando decidieron ir a la asamblea, para entrar, como era bastante normal, Ulkhan tubo que agacharse, y no le sorprendió que muchas miradas fuesen dirigidas a él, después de todo, destacaba entre todos por su altura y envergadura, por lo menos esa vez no solo lo miraban a él, también a sus compañeros, así que se posiciono al final de la estancia, apoyándose en la pared cruzando los brazos, escuchando todo lo que allí se decía y asintiendo a las palabras de Caronte.

El enano casi ignoro al bullicioso y parlanchin halfling, su mente estaba en otro lado, avergonzado por su debilidad y el fatal destino del hechicero, la muerte del humano caía sobre el como una losa, se sentía responsable y su honor no podía dejar esa afrenta sin venganza.

Siguió al resto del grupo hasta el lugar de la reunión, los habitantes parecían asustados por la proximidad de esas bestias a la aldea, y no era para menos. Hulfur se atusó la barba sumergido en sus pensamientos, sentía las miradas sobre el, observando su vergüenza, debería haber muerto, todo seria mucho mas llevadero.

Caronte alzo la voz y explico la situación, el enano observaba mientras sentía como la ira lo consumía por dentro, cuando concluyó el clerigo se incorporó con rabia, poniendo el puño en el pecho.

-¡Ciudadanos de Nidaros! tengo una deuda que saldar y una venganza que cobrar - dijo el barbudo casi escupiendo las palabras - Volveré a ese nido infestado de sabandijas y las aplastare con mi hacha. Es lo menos que puedo hacer por ustedes.

El rostro del guerrero reflejaba lo que sentía la rabia incendiaba su alma, el deseo de reparar la afrenta, no quería que la vergüenza le persiguiera como cuando abandono a su clan.

Esma palideció cuando escuchó las palabras del clérigo. Temió que ante aquel acto virtuoso el auditorio entrase en pánico y se desencadenara el caos. Agradeció la rápida intervención de Hulfur, que animó nuevamente la conversación. La muchacha, que se había quedado rezagada para no abandonar a Ulkhan, se adelantó entre la multitud y tomó la palabra:

- ¡Así es, Nidaros! No desesperéis- tomó aire, nerviosa bajo la atenta mirada del pueblo- No descansaremos hasta que la Torre vuelva a ser un lugar seguro. Nidaros no tiene nada que temer. Ahora que conocemos la magnitud del problema sabremos actuar en consecuencia y prepararnos para la batalla. No importa quién los comande, ¡Schreiber nos ha dado fuerzas y nos ha unido para traeros de nuevo la paz!

Exhaló con dificultad, con las manos temblorosas. No sabía si su discurso había causado algún efecto positivo y esperó de pie, observando al auditorio, a que alguien reaccionara.

- Ummmm

Regis Litius dio un par de pasos para llamar la atención de la audiencia. La presencia del mandatario era impresionante. Con tan solo un gesto o un sutil movimiento giraba todas las cabezas de la sala hacia su persona.

- Me estáis diciendo que estáis dispuestos a regresar a la torre nuevamente, sin el apoyo del mago en esta ocasión, así, sin más. ¿Qué os hace pensar que triunfaréis allí donde fracasasteis hace tan solo unas horas?

El hombre no parecía muy convencido, y no era para menos dado el resultado de la última expedición. Era obvio que esperaba una respuesta pero, de la misma manera, parecía que en su cabeza calculaba sus opciones.

El barbudo enano alzó la cabeza para cruzar la mirada con la joven humana que acababa de hablar, y con una cabezada afirmativa le dio a entender que aprobaba sus valientes palabras. Después el viejo tomo la palabra, poniendo en duda su valía, sintió una punzada en el pecho, lo que de verdad le dolía era que en el fondo estaba de acuerdo con aquel hombre, sin embargo su orgullo le empujaba a volver a aquella torre.

-Comprendo vuestros temores anciano, pero un enano no deja la muerte de un compañero sin vengar retirarnos ahora seria un insulto a la memoria del hechicero, y he hecho un juramento que saldare mi deuda con él, en este mundo o en el otro - se notaba en su voz que estaba ciertamente afectado, y que nada lo detendría - Reitero mi ofrecimiento, mi hacha regara el suelo de esa condenada torre con la sangre de esas sucias sabandijas.

Hulfur apretó los dientes, mirando fijamente al anciano dirigente, dejando bien claro que no escucharía mas dudas acerca de su valía, la próxima vez que se enfrentara a aquellos kobolds, volvería con sus cabezas o no volvería a a ver un amanecer.

Día 2 - Nidaros (Casa del Burgomaestre)
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Mediodía 

- Está bien- concedió el anciano, con un suspiro- Lo cierto es que Nidaros necesita ahora misma a su escasa milicia para proteger a los aldeanos durante la cosecha. Es un momento vital para nuestra supervivencia durante el invierno y los intentos de saqueo son frecuentes en estas fechas. Tendremos que confiar en vuestras capacidades, otra vez. No obstante, me gustaría que, en esta ocasión, aceptarais llevar, al menos, una de las pócimas curativas de nuestra buena Norah. Yo correré con el coste como adelanto por vuestro éxito, que será el alivio de nuestras tierras. Seguramente el joven Schreiber estaría entre nosotros si hubierais tenido ese remedio a mano y quién sabe si las cosas hubieran sido distintas. ¡Se levanta la sesión!

Como una pequeña estampida, los aldeanos fueron abandonando la sala no sin antes dirigir miradas de ánimo a los compañeros, que empezaban a sentir ya no el peso de su misión original, si no el de las esperanzas de todo el pueblo sobre sus hombros.

Cuando la sala ya casi había quedado despejada y con el burgomaestre saliendo por una de las portezuelas laterales, uno de los sirvientes se acercó a Hulfur con el prometido frasco de remedio entre las manos.

- Mucha suerte, maese Hulfur- dijo dirigiéndose al enano- mucha suerte a todos ustedes.

Sería de mucha ayuda la poción dada, marcaría la vida o la muerte de alguno. Volveríamos a ir a la torre, uno por honor, otros por principios y otros por una remuneración. El caso es que nos íbamos a volver a enfrentar a esas viles criaturas y esta vez estaban en sobreaviso. Tendríamos que platicar y buscar un buen plan antes de ir allí.

-"Bueno, compañeros. ¿Tiene alguno algún plan? Ya están avisados y nos costará más sacarlos de allí."

Esma agradeció la intervención del enano. Se había quedado sin palabras ante la pregunta del burgomaestre y le habían empezado a sudar las manos. En cuanto terminó la reunión se escabulló entre el gentío para respirar un poco de aire y estirar las piernas.

-Qué vergüenza...- musitó. No había sido capaz de formular una respuesta coherente y ella nunca le faltaban medios para redactar un buen discurso.

Miró a Caronte y asintió. Debían planear una estrategia antes de internarse de nuevo en la torre si querían conservar la vida.

-Tenéis razón. No se me dan bien estas cosas pero... creo que debemos tener en cuenta que no hay factor sorpresa, tal y como ha comentado Caronte-tragó saliva- seguramente haya más enemigos y estén alerta. Quizás deberíamos... no sé, ¿buscar otra entrada?

La muchacha intentó visualizar la torre en su mente. No recordaba bien si había alguna otra alternativa.

-Creo que, bueno, ir a quemarropa sería una mala idea-sentenció finalmente tras sopesarlo unos minutos- ¿Qué tal escalarla?

Día 2 - Nidaros (Casa del Burgomaestre)
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Anocheciendo 

Los compañeros fueron trazando sus planes mientras se acercaban de vuelta a la vieja torre aunque, por muchas vueltas que le daban, no acaban de encontrar una alternativa a su plan inicial. Se podía escalar la torre, tal y como proponía Esma, pero por lo que habían visto en su primera incursión la única planta habitable que quedaba en el complejo era la planta principal, por la que habían entrado, por lo que era bastante probable que, de existir una entrada en la parte superior, la hubieran tapiado para evitar accesos indeseados además de la entrada del agua y el frío.

Por otro lado, poniendo sus notas en orden, ninguno había detectado otra entrada o ventana más allá de la entrada principal en su anterior exploración por los alrededores de la torre.

La pregunta que todos se hacían ahora era qué se encontrarían al acercarse de nuevo. ¿Habrían reforzado la guardia? ¿Tendrían hombres suficientes para eso o tal vez habían chocado con el contingente principal y habían mermado sus fuerzas lo suficiente para causarles un problema? ¿Habrían apostado guardias en el exterior de la torre esperando su regreso o pensarían que habían huído para siempre? Existía también la posibilidad de que se confiaran después de haber rechazado el ataque y no contasen con un regreso tan temprano de los compañeros.

En esas estaban cuando los últimos rayos del sol empezaban a teñir de tonos púrpuras el horizonte, exactamente igual que la última vez, pero esta vez sin el mago acompañándolos. A apenas seiscientos pies^[1] podían distinguir la forma de la torre recortándose entre los árboles. Nada parecía haber cambiado y, sin embargo, todo había cambiado.

Con la capucha de la capa subida, tapando su cabeza para resguardase de la continua lluvia, el enano no dejaba de rezongar mientras caminaban en dirección a la torre, parecía que en aquellas tierras no dejaba de llover nunca, Hulfur notaba todo su cuerpo húmedo, ahora sabia como debía sentirse un garbanzo en remojo.

Tras una larga caminata vislumbraron la silueta del edificio, el viaje hasta allí había sido mas silencioso que la primera vez, las circunstancias eran otras, mirando hacia el horizonte se meso la barba pensativamente.

-Nada me gustaría mas que meterme en medio de esos condenados reptiles y machacar sus cabezas... pero supongo que estarán preparados. Deberiamos actuar con cautela. -alzó la mirada hacia el grupo y luego miro hacia el halfling con una mirada escrutadora - Quizá un explorador o un saqueador pudiera deslizarse en silencio en la oscuridad y descubrir si tienen algún guardia apostado. Conociendo sus defensas sera mas fácil planear la incursión.

Gvaldi avanzó en silencio mientras que parecía mascar una especie de dura sustancia negra que le hacía escupir de forma seguida. Iba a paso relajado, y parecía tomarse más en serio la tarea de visitar la torre a sabiendas de que estaba con gentes que habían perdido algo allí dentro. El halfling sonrió, esa si que sería una buena historia que contar. Solo tenían que llegar al sitio y asegurarse de no sufrir la misma suerte que el pobre hechicero.

Al atardecer ya habían llegado a la misteriosa torre, y el aire todavía estaba impregnado de peligros. Al menos eso le decía la nariz al curioso aventurero. Se giró para ver al enano y asintió con la cabeza mientras que sonreía.

—¡Soy tu hombre! —Fue lo que dijo mientras que se retiraba el arco de la espalda—. Si no veo nada, os pego un silbido. Si hay un, digo, si hay un enemigo cerca... Pues gritaré, supongo.

Y sin más espera el halfling se encaminó directo a la torre, sus pequeños pasos ni siquiera se escuchaban y más temprano que tarde el pequeño pardillo se había desaparecido al internarse en el no tan abandonado edificio abandonado.

Día 2 - Nidaros (Casa del Burgomaestre)
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Anocheciendo 

Gvaldi se acercó a la entrada con cuidado, tratando de no hacer demasiado ruido. El halfling era habilidoso para el acercamiento furtivo, era más que evidente, aunque parecía casi imposible poder acercarse hasta la entrada de la torre sin ser visto en el caso de haber centinelas vigilando.

Una luz repentina llamó la atención de Gvaldi^[1]. El halfling observó un reflejo de luz que impactaba apenas en un resquicio del arco de entrada. Inmediatamente giró la cabeza para buscar el origen de aquella luz y descubrió un agujero disimulado entre los ladrillos de la pared contraria. Alguien se había movido al otro lado de la pared y, al hacerlo, dejaba escapar la luz del interior de la habitación en la que se encontraba. La duda que permanecía en la cabeza del halfling era si ese alguien se había movido conscientemente, siendo entonces un vigilante que avisaría a sus compañeros de la intrusión, o si, simplemente, había sido alguien moviéndose por ahí y los ocupantes no eran conscientes del agujero en la pared.

Frente a Gvaldi se extendía el oscuro pasillo que ya habían visitado sus compañeros el día anterior. Las dos puertas que daban al pasillo permanecían cerradas y, en general, todo parecía tranquilo.

Caronte, Ulkhan, Hulfur y Esma permanecían a una prudente distancia, atentos y listos para reaccionar. Notaron como su estómago se atenazaba ante el recuerdo de lo allí acontecido mientras el aire y el agua empapaba sus ropas. 

Gvaldi salió de la oscuridad a toda prisa en dirección a sus compañeros. Tenía los brazos extendidos y una sonrisa de oreja a oreja conforme iba acercándose. Sus pies ya estaban cubiertos de barro.

—¡Excelentes, digo, excelentes noticias compañeros! —dijo el halfling mientras que descolgaba el arco—. Logré escabullirme lo suficiente como para ver a nuestros enemigos, o al menos una sombra de ellos. Están completamente preparados para recibirnos, digo, así que tenemos poco tiempo para pensar una estrategia antes de que suframos, digo, un desafortunado accidente.

A pesar de que no había nada de excelente en aquellas nuevas, a Gvaldi no pareció importarle. Parecía tan listo para pelear como cualquiera lo estaría en aquella situación. Mientras retiraba una flecha del carcaj e inspeccionaba su punta le dedicó una mirada a Hulfur.

—Iré con usted, mi acorazado amigo. Tenga por seguro que bajo mi cobertura de flechas ni un solo enemigo podrá hacerle daño... ¡Podemos apostar por, digo, por ello!

El pequeño halfling se escabulló silenciosamente hasta la entrada de la torre. La plomiza lluvia y la creciente oscuridad le ayudaron a pasar desapercibido. A su regreso nos relató lo visto, que no era otra cosa que los maleantes esperándonos.

-"Si están esperándonos, poco plan podemos hacer. Quizá, si podemos acercarnos sin ser vistos, podamos liquidar rápidamente a los guardias con ataques a distancia. Los que estén dentro, no sabrán lo que ocurre hasta que estemos encima de ellos en cuerpo a cuerpo."

Más que un plan, era entrar a saco en la torre y ver si teníamos el factor sorpresa durante el inicio de la contienda.

El enano espero pacientemente a que el halfling volviera, atento a su vez a cualquier ruido que proviniera de la torre. Mientras afilaba su hacha recostado contra el grueso tronco de un arbol el bueno de Gvaldi apareció de entre unos arbustos y parecia que habia conseguido algo de información acerca de aquellas sabandijas.

-Buen trabajo saqueador - dijo palmeando el hombro del halfling con su pesada mano enguantada - Asi pues, como nos temiamos estan esperandonos - una sonrisa satisfecha se dibujo bajo la espesa barba - Pensaba que habrian huido, despues de nuestra visita, no me cabria esperar mas de unas criaturas cobardes como esos apestosos kobolds.

Se incorporó mientras preparaba su equipo, dispuesto para la batalla que parecia próxima.

-Bueno, esta anocheciendo, eso nos daria ventaja para ocultarnos, pero tambien dificultara a los humanos la visión. Propongo que tracemos algún plan que los haga salir de su escondite, asi perderan la ventaja táctica o quiza una distraccion para que un grupo acceda a la torre y atacarlos desde dentro. - Hulfur ajustó sus armas al cinto para que no le molestaran al movimiento - Espero amigo que tus flechas sean tan certeras como tu visión, necesito unas botas nuevas, la piel de esos saurios me servira bien.

Miro a los demás, callado para ver que decidían, pero se vio obligado a intervenir -Ulkhan poder ser sigiloso, pero no esconder su cuerpo- obviamente se refería a su altura y anchura, esconder un cuerpo de 2'15 no era nada fácil -poder entrar silencio y esconder tras rocas, tener dos arqueros, poder disparar de lejos, seguro ellos acercar solos y entonces salir nosotros cuerpo  a cuerpo, así no estar a tiro de flecha- los miro esperando respuesta.