Partida Rol por web

HACE 13 AÑOS...

La lluvia caía en diluvio sobre Robleda, ahogando el sonido de la batalla hasta dejarlo en un cruel susurro. La sangre de los orcos se mezclaba con la de humanos, elfos y enanos, sin que nadie supiera responder cómo un ejército de estos oscuros seres había podido ser organizado tan rápido para ser lanzado contra la pequeña ciudad. Y mientras los cuerpos de los adultos caían defendiendo su tierra, unos niños corrían...

Siempre hacía el este dejando atrás sus hogares, los cuatro pequeños se internaron en la Cañada Siniestra, acompañados de un joven elfo del Carcavón de los druidas y un recio enano de la Quebrada del Este. Todos ellos se veían empujados por una fuerza inexplicable, la certeza de que un gran mal pugnaba por renacer en esa anciana tierra de vegetación espesa y arboles tan viejos como el propio mundo. Y ya que su propia gente hizo caso omiso de sus sueños y advertencias, ellos solos decidieron acudir a este oscuro paraje, seguros de que el mal que azotaba la ciudad y el mal que se ocultaba bajo la tierra de la Cañada eran una misma cosa.

Abajo, muy abajo, entre gruesas raíces y paredes de tierra, descubrieron con asombro que no eran los únicos. Había otros muchos que al igual que ellos, habían oído la extraña llamada y acudían a enfrentarse a ese oscuro mal. Todos juntos se unieron como uno solo para enfrentarse  al maligno ser que allí se ocultaba y que respondía al nombre de Thiamat. De engañosa forma humana, su terrible sombra revelaba su auténtica esencia, una enorme y horrible sierpe de grandes alas y múltiples cabezas, que se cernió sobre los jóvenes mientras reía su atrevimiento.

Las brillantes llamas habrían calcinado a todos los valientes, pero el calor apenas los rozó, y al abrir  sus ojos vieron frente a ellos a un alto anciano de melena blanca y túnica gastada, que los saludó con una cálida sonrisa. Tampoco él mostraba su forma real, pues su sombra dejaba entrever una sierpe tan grande como la de su enemigo, pero de formas elegantes y escamas de oro, una criatura del bien, el último de su especie. -”Corred lejos, mis valientes, pues vuestra luz me ha guiado hasta aquí, y ahora la batalla es sólo mía. Afuera os aguardan para cuidar de vosotros”. Tras estas palabras, el anciano se dispuso para la que sería su última batalla, mientras sus protegidos huían al exterior y eran acogidos por extraños ataviados con sencillas túnicas.

Del desenlace del enfrentamiento nunca supieron, aunque  todos quisieron pensar que el anciano derrotó finalmente a Thiamat, pues al poco tiempo de ser rescatados, el ejército orco cesó su lucha y huyó a las montañas, dejando tranquila a la ciudad para nunca más volver. Hasta ahora...

HOY.

Los niños ya son adultos, y pocos recuerdos les quedan del terrible suceso acontecido hace años, salvo una extraña marca en su cuerpo aparecida días después que asemeja la testa de un dragón.

Todos han sido tutelados desde entonces en Robleda por Morgis, uno de los muchos extraños que los recibieron al salir de la Cañada y que los llevó de vuelta a sus hogares. Se trata de un mago maduro, de espesa melena castaña con sienes blanquecinas, voz retumbante y túnica azul oscuro. Hasta el elfo y el enano han pasado muchos días conviviendo con ellos en la pequeña ciudad, pues sus familias se ganaron la amistad de las gentes de Robleda al combatir junto a ellos contra el ejército orco.

 A lo largo de los años, el mago los ha adiestrado, enseñado o aconsejado hasta convertirlos en lo que son ahora, un grupo de aventureros preparados para afrontar juntos cualquier peligro. Ahora están listos para acometer las aventuras que les depare el destino, pues solo así se crecerán y superarán, ya que puede que un día el terrible mal que una vez trató de resurgir vuelva a alzarse, y harán falta hombres y mujeres excepcionales para derrotarlo. Como bien les recuerda a menudo su mentor, “muchos son los males que aquejan este mundo. Empuñad vosotros la luz que ilumine la oscuridad, y no temáis los retos que de seguro os aguardan”.

Y parece que en breve afrontarán la primera de sus aventuras...

Felwyn es un muchacho de veintipocos años, de altura media y bastante delgado. Siempre enfrascado en libros y pergaminos desde que tuvo edad para aprender a leer y escribir. Poco dado a juegos físicos o violentos ,a pesar de esto, manifiesta cierta afición por el manejo del arco.

De carácter amable y algo alegre, a veces torpe para relacionarse debido al mucho tiempo pasado entre libros y poco entre gente.

Roland es un joven alto, corpulento y bastante atractivo, de pelo castaño y ojos claros. Alegre y extrovertido, le gusta ayudar a todo el mundo.

Desde pequeño ya se veía que iba a ser fuerte así que dejó los estudios a sus compañeros y se dedicó a entrenar su cuerpo para así poder ayudar a la gente con su fuerza.

Es un chico simple y sincero y le encanta reir con sus amigos.

(Roland lleva su marca en la palma de la mano derecha, para blandir la espada por el bien, la justicia y los indefensos... :P)

Tirion es un alto, esbelto y fibroso elfo de tez clara, ojos verdes y pelo castaño. Es de apariencia seria y muy tranquila y sus movimientos son muy gráciles.

A pesar de su apariencia, tiene un carácter extrovertido y le gusta estar con sus amigos, aunque en ocasiones se "pierde" para adentrarse en el bosque a practicar con su arco, estudiar sus conjuros y estar a solas consigo mismo. 

Al resto de sus compañeros humanos les tiene una gran estima, ya que les ha visto crecer y convertirse en quienes son hoy en día. A su compañero enano, tras conocerlo durante estos años, también lo tiene en gran estima ;P

Tirion lleva su marca en la parte izquierda de su pecho.

Alanna es una joven menuda y delgada que suele pasar desapercibida. Lleva siempre ropas oscuras y procura llevar una capa con capucha, para poder ocultar una cicatriz que cruza su lado izquierdo de la cara. Es rubia con los ojos claros, aunque uno de ellos (el izquierdo) tiene la pupila siempre dilatada dándole un aspecto un poco peculiar.

Su caracter no es especialmente fácil, es terca y le gusta salirse siempre con la suya. No suele tener buena relación con la gente, aunque lo intenta, debido a malas experiencias.

Si le conocieses en una noche de tormenta eléctrica, pensarías que es un tipo callado y distante, debido a su expresión seria y mirada perdida. Nada más lejos de la realidad: Rithgeir es una persona cercana, amigo de sus amigos, que desde pequeño ha disfrutado jugando y tomándose la vida con la seriedad justa.

Su fascinación hacia las fuerzas de la naturaleza le condujeron por el camino del clericato en dirección a la senda de Taranis. Disfruta de cada momento, encontrando nuevas facetas en fenómenos corrientes. Es por eso que, si le conocieses en una noche de tormenta eléctrica, pensarías que es un tipo callado y distante, pero sin duda lo que más te llamaría la atención es la sonrisa que perfila en sus labios por poder disfrutar de un evento tan majestuoso.

(Físicamente, es un hombre alto, corpulento, pelirrojo oscuro y ojos azul claro. Rithgeir lleva la marca con forma de cabeza de dragón en la nuca.)

Kedior es un joven enano de metro cuarenta y treinta años, de una espesa barbipungente de color rojo, un ojo de color azul y otro de color verde, de complexión fornida. De carácter un tanto rudo, introvertido, pero cuando se le conoce es más afable y más abierto.

Puede haber entrenado las artes de la lucha con sus amigos guerreros.

Kedior lleva su marca la mitad en el antebrazo derecho y la otra mitad en el antebrazo izquierdo, que al juntarlo se ve el símbolo entero.