Partida Rol por web

Evianrhall se dió cuenta de que estaba conteniendo la respiración. No estaba seguro de qué poder hacer. Estaban dentro de la torre de un mago malvado. Y ya se habían encontrado con guardianes, era imposible que no supiese que tenía problemas dentro. Pero la actitud del humano no reflejaba nada de eso.

Al final dejó que la decisión recayera en Garreth, al fin y al cabo era el que estaba más cerca del humano.

Saco la daga y sigilosamente le abordo por detrás y se la pongo al cuello.

Si haces un solo movimiento brusco, te rajo el cuello. ¿Me has comprendido? Camina despacio hacia esa habitación.

- ¡Eh! ¡Quién eres! ¡Qué haces ahí! - preguntó el humano al encontrarse con el cuchillo cerca de su cuello - Mátame, o acabaré contigo y con tu jefe con mis propias manos - amenazó intentando zafarse del cuchillo.

Quién soy yo no es de tu incumbencia. ¿Qué hacías vagando por los pasillos de esta maligna torre? ¡Explícate!

Este hombre no parecía que fuese un esbirro del malvado mago, al menos no coincide con su modus operandi, que es poner bichos en vez de humanoides en el camino de quien ose adentrarse en la torre.

Evianrhall se quedó extrañado ante la respuesta del hombre. No parecía un sirviente aterrado o esclavizado por el malvado mago. No cuadraba. Aunque el hecho de que fuese en paños menores ya era extraño de por sí.
Estaba claro que ahí había algo más de lo que parecia.
Sacó su ballesta ligera y cagó un virote, no le quedaban demasiados conjuros ofensivos, y preferá guardarlos para el mago. Un hombre desarmado no parecía demasiado problema para el grupo.

- ¿Pero qué te piensas, tiflin, que no conozco a los de tu raza? He venido a mataros a todos, y si tienes algo de honor me permitirás enfrentarme a tí cara a cara, aunque eso es mucho esperar de la gente como tú y los que moráis estos lares - contestó el humano de manera agresiva, como si intentara con sus palabras desafiar al pícaro.

La situación empezaba a caldearse y esta última frase del extraño le dió que pensar... si odiaba a los tieflins no podia ser mala persona... ALTO!... la voz era impetuosa pero dulce a la vez y parecia provenir de la oscuridad, pero finalmente se dejó ver su foco, una elfa muy bella salía de entre las sombras iluminada por su belleza... parad vuestras agresiones... entiende que desconfiemos de todo aquel que encontremos en este lugar, dinos quien eres y por qué estas aqui... formas parte de la hueste del señor de esta torre?

Si intentaba que entrase al trapo, no lo iba a conseguir. Pese a todos mis esfuerzos, el comportamiento de algunos de mi raza me acompañará toda mi vida como un estigma. Pero no me importa, sé quién soy.

¿Acaso te crees que caeré en tus artimañas? No soy tan estúpido. No conseguirás enfadarme con esas tonterías. Explícate, te hemos hecho unas preguntas.

- ¿Una elfa con un tiflín? Esto no es posible. Seguro que están nublando mis sentidos, por eso no sentí el mal que me aguardaba - Rastrero y sordo, no sé como has llegado tan lejos, engendro - respondió con sorna - y dile a tu amiguita que puede mostrar su verdadero ser, que tú mismo delatas tus intenciones cobardes al no permitirme enfrentarme a tí de igual a igual - acabó reprochando, aunque la aparición de la elfa le había creado ciertas dudas.

El mago seguia apartado esperando. No estaba seguro de que fuese el enemigo, pero por si acaso más valía guardarse algo en la manga.
De todas formas esa forma de hablar, tan orgullosa, tan altiva, tan como si tuviera siempre razón y sólohubiese blanco o negro le sonaba. Había oido a hablar a gente así. Paladines normalmente. Eran personas cerradas de mollera que sólo les importaba su visión del mundo y lo que no cuadrara lo eliminaban.

¿Podría ser un paladín? El porte sí lo tiene, aunque nada más.

El tiempo pasaba...

Se había mantenido en un segundo plano, dejando hacer a aquellos que sabía mejor que ella en esos menesteres.. pero estaban haciendo mucho ruído con tanta charla y por eso se decidió a actuar. Con paso firme se acercó a donde estban el tiefling y el guerrero situándose de tal modo que protegía a Erunya de una posible agresión si el caballero escapaba de la presa a la que estaba sometido.

hablando en voz baja pero dura se dirige a los presentes aunque sus ojos permanecen fijos en el extraño Queréis no levantar la voz... si, como parece, ninguno defendemos al maldito mago, a estas alturas debe conocer hasta el último detalle de nosotros con tanto jaleo. Sí tenemos honor, humano, y cuando acabemos lo que hemos venido a hacer aún quieres combatir contra nosotros yo misma me enfrentaré a tí en combate singular... pero ahora tenemos cosas más importantes entre manos, así que decide pronto de qué bando estás

Algo confuso por la aparición de la dragona, Yalarino cesó en el forcejeo y respondió tal y como ésta había hecho - si, de verdad, no sois sicarios del mago, y habéis venido a matarle, no veo por qué aún vuestro compañero tieflin mantiene la presa sobre mí - zafándose de ésta, el humano tomó una actitud más calmada y pacífica - Soy Yalarino, Yalarino Matadragones, aunque el apodo no sea literal, aún. Soy Paladin de Helmo, y he venido a eliminar el mal que en esta torre habita, aunque con estas pintas poco podré hacer - dijo en clara referencia a su escueta indumentaria.

- Caí en una trampa de los malditos goblins y me encerraron en una celda, sin mis pertenencias, de la que he podido huir. Ahora,  si me ayudáis a encontrarlas, podré ayudaros en todo lo posible - dijo sin quitarle la vista encima al tieflin - no emanan mal, pero...

Permito al humano que se salga de mi presa, seguro de que nuestra mayoría es suficiente razón para que desista de cualquier intento agresivo. En ese momento comienza a hablar.

Quizá no sea tan mal tipo, y quizá me haya precipitado un poco, pero no voy a pedir disculpas por ser precavido y no caer en ninguna trampa.

Me doy cuenta de que pueden haberlo seguido, o quizá estén espiándonos, por lo que me acerco a la pared silenciosamente y me fundo con las sombras, para ir a rastrear el camino por donde ha venido el humano.

Avanzas por el pasillo y tras girar, ves al fondo una puerta destrozado. Lo cual corroborá la historia del paladín. La sala está vacía.

Aparezco de repente tras el paladín, de entre las sombras del pasillo, como hago muchas veces.

Bien, tranquilos. Parece que este hombre dice la verdad. Será mejor que continuemos juntos, pues colaborar es la mejor manera de que consigamos derrota al mago y sus huestes.

Y así podré vigilarte...

- Eso, continuemos... - respondió al tieflin - ... aunque sin mis armas y armadura me siento algo 'indefenso'. ¿No las habréis encontrado de camino hacia aquí? - preguntó.

Me temo que únicamente he comprobado el camino que te ha llevado hacia nosotros para... digamos... asegurar nuestras espaldas. Pero allí no he visto nada. De hecho, si estuvieran allí las hubieras cogido tú mismo. ¿No?