Partida Rol por web

las 7:34 minutos de la mañana, de 17 de diciembre.

El sol apenas habia empezado a asomarse y el cielo presentaba un tinte azulado celeste, aunque la mayoria seguia oscuro. Las estrellas rara vez se podian ver desde la ciudad, la cual no presentaba un indice de contaminacion excesivamente alto... pero la luminosidad era otra cosa. Cuantas veces habias intentado ver las estrellas desde tu piso de pequeño... tan solo las salidas al campo te permitian esta espectacular vision... el universo, para ti solo eran un monton de puntitos blancos cuando eras pequeño, despues, un monton de planetas que estudiar... leyes fisicas... y ahora ya nisiquiera prestas atencion a eso. El extenso universo... ¿que hay ahi arriba? no tienes tiempo para eso, tan solo prestar atencion a los coches que pasan por la carretera que quieres cruzar para llegar a tu destino. Destino, bonita palabra, ¿hay un destino para cada uno? quien sabe... si lo hay, el tuyo no es con el que mas se lo curraron a la hora de escribirlo. Pero bueno, ahi estas dirigiendote a donde sea que has decidido dirigirte esta mañana.

El parque de la facultad es perfecto para atajar, tan a penas hay algunos estudiantes mañaneros con sus bicis, un coche aparcado en la puerta, probablemente algun profesor que transportaba material delicado lo dejo ahi... Bueno, sera mejor empezar a caminar en serio ya y ponerse las pilas, son las 7:44 y no tienes todo el tiempo del mundo!
 

La mañana había empezado con entumecimiento muscular y una pequeña tortícolis, es el precio que hay que pagar por la libertad, pero sobretodo es el precio que hay que pagar por dormir sobre el duro suelo.
Habían pasado 3 días ya desde que se escapo de casa, normalmente se largaba a una casa desocupaba a pasar las noches, pero al parecer desde la última vez que se escapo habían decidido echarla abajo, por lo que estos días mientras encontraba una nueva casa en condiciones (en condiciones de ser ocupada) dormitaba en sucursales de banco o portales abiertos, siempre procurando no repetir zona para no llamar demasiado la atención.

Michael odiaba el invierno por que era la época del año que las cicatrices de la muñeca mas le dolían. Dio unos saltos para entrar en calor, y que la circulación mejorase por las extremidades, cada salto era como si le clavaran alfileres en los pies, pero poco a poco recupero la sensibilidad normal.
Dedico unos pensamientos a su madre, estaría triste... Le dolía en el alma, pero muchas veces no entendía por que hacia las cosas, simplemente las hacia.

Hoy era un buen día, estaba cerca de la zona de la universidad a la que Mary, su madre, siempre había deseado que fuera, pero Michael apenas había terminado el instituto y eso gracias a los cursos de refuerzo y apoyo del centro. Pero si estaba de suerte era por otra cosa. Primera hora de la mañana de la universidad significaba un montón de estudiantes adormilados, tontitos a los que sus papis les daban dinero para la comida, las victimas preferidas de Michael.

Se movió hasta uno de los callejones, cercanos a esperar que pasara algún candidato ideal, en menos de media hora se estaría tomando un café calentito.

El callejon, justo al lado de la vieja ala de bellas artes, un lugar pintoresco, nunca mejor dicho. Pintadas en las paredes, ventanas rotas y un refugio perfecto para el viento cortante de invierno. Mientras mirabas de reojo la boca del callejon, apurabas un cigarro, no te quedaba dinero para mas, asi que fumabas hasta pasar las letras, este era el penultimo...

Paso un chaval cojeando, oh.... no podia ser tan facil. Saliste hacia afuera y entonces chocaste con una joven, la cual perdio todo el contenido del bolso por el suelo y algunos libros. Era guapa, pequeña y rubia, con ojos color miel y unas gafas cuadradas que habian ido a parar al suelo.

-Ay! cuidado!- dijo desde el suelo, intentando levantarse rapido para no congelarse el culo contra la escarcha de la mañana.

Cuando el objetivo ya estaba fijado, tuvo que tropezar con aquella chica. Era mona, no había duda, pero un estorbo.

-Joder, ¿estas ciega o que?

Dio unos pasos hacia el tontito, pero recapacito, que quizás una testigo inoportuna no fuese tan buena idea, suspiro y se dio media vuelta.

Bueno, si le ayudo a guardar las cosas rápido y se pone en marcha quizás aun me de tiempo.

Le acerco las gafas cerca de la mano y se puso a recoger los libros y demás con prisa, aunque no sin antes echar un vistazo a los títulos por si al menos podía deducir lo que estudiaba la joven. 

Pero una cosa estaba clara, ese café se iba a retrasar un poco.

- ten cuidad...- entonces pasaron dos tipos corriendo y chafaron las gafas de la pobre, uno de ellos choco contra tu hombro, haciendo sentarte de culo en el frio suelo de piedra. Que asi es como se quedo la chica al oir el crack, de sus cristales progresivos.

-Oh... no, ahora que hago?- la pobre cogio los restos que una vez fueron y se los puso en la cara. Mientras recogias libros de fisica y teoria universal. Bueno, mientras te levantabas del suelo para hacerlo. Habia un par de billetes en el suelo, se le habrian caido junto con los libros de la bolsa, podia ser una buena manera de compensarte la molestia de la caida.

Los dos tipos que habian pasado corriendo se habian separado. Y ni te fijaste en su color de chaqueta con la rabia del golpe.

Parece ser que el día empeoraba por momentos, los dos mendrugos le hicieron caer y luego se desperdigaron. Le vino bien por que de no ser así habría ido a buscarlos, y la verdad es que realmente no tenia ganas de llamar la atención.

Ayudo a los chica a terminar de guardar las cosas, y lamentándolo mas bien poco se guardo los billetes en su propio bolsillo, aunque dejo alguno para la muchacha. No era la victima que esperaba, pero hacia frio y tenia hambre y en estos 3 últimos días tampoco que se hubiese dado demasiados festines.

-¿Sabrás llegar sola a donde sea que vayas? -Eso era lo mas parecido a un comentario amable que se le ocurrió en el momento.

-Otra vez ese sueño... ¿Cuantas noches van ya? -Se decía si mismo Derek, pues no había nadie, ni esposa o amante que le escuchara, estaba tan solo como siempre, a oscuras con sus pensamientos. A pesar de su éxito y de haber sido llamado por sus estudios publicados sobre psicología resultaba ser casi tan inadaptado como sus pacientes.

Se levantó y fue al baño a lavarse la cara, no tenia buen aspecto y estaba empapado en sudor frío. Se miró al espejo y acarició la cara, la barba había empezado a salir durante la noche. Debía ducharse y afeitarse, como siempre, y en cuando lo hiciera dejaría atrás los pensamientos nefastos y seguiría con su rutina... otra vez. Últimamente estaba evaluando el estado mental de muchos presidiarios para su posible reinserción en la sociedad y esperaba terminar cuanto antes y regresar a casa, aunque solo hacia un par de semanas que había acabado con los del bloque C.

¿Quien hay que te esté esperando? Limítate a tu trabajo y consigue material suficiente para que tu próximo libro sea un éxito, eso es lo único que importa.

Era todos los días lo mismo, alguna variante prevista cada cierto tiempo. Afeitarse, ir a comprar algo que faltara a la despensa... pero no había nada emocionante desde hacía ya tiempo. Tratar a los enfermos mentales era algo peligroso aunque ya estabas acostumbrado a las posibles reacciones, algo en ti te decía cuando iba a tener algún tipo de reacción, y que tipo iba a ser.

Tras una ducha y un buen afeitado al menos parecía que el alma se sentía mejor y el cuerpo menos pesado. Saliste de casa y te encaminaste hacia la parada de autobús. El último libro no te había dejado mucho dinero, la editorial y la redactora te habían dejado sin apenas margen de beneficio. Era tu primer libro, el error era comprensible. Pero el casero no, y ya te habías retrasado en el pago del alquiler. Metiste la mano en el bolsillo y contaste las monedas sin siquiera tener que mirar cuales eran, el contacto te era suficiente. Todavía podías permitirte un bollo y un café en la cafetería de la facultad. El lugar que te pillaba de camino a la parada. Las 7:23, no era una mala hora para salir, incluso te daba tiempo a ojear el periódico gratuito de la facultad.

El parque de la facultad era un sitio tranquilo a primera hora de la mañana, tan a penas había algunos estudiantes mañaneros con sus bicis, un coche aparcado en la puerta, probablemente algún profesor que transportaba material delicado lo dejo ahí... Bueno, será mejor empezar el día en serio ya, las 7:44 y no tienes todo el tiempo del mundo!

La chica cogió la bolsa. Ni siquiera se percato de que te habías quedado con algo de su dinero, ahora mismo no podía ni describir tus rasgos físicos mas allá de lo borroso que tenia ante ella - si, tranquilo. En mi taquilla creo recordar que deje unas gafas de repuesto, tienen unas graduaciones menos, pero me apañan el día, estudias aquí?- ella intentaba hacer migas contigo, pero tu no tenias tiempo para eso, te habías quedado con su dinero, el hambre ruge, hay que comprar tabaco y largarse antes de que se de cuenta de que no le queda dinero para desayunar a ella.

Además había algo que no te gustaba, por un momento te pareció ver un contorno mas sombrío a su alrededor. Pero fue solo por un momento.

Aun sin ser hombre de excesos Derek era el tipo de persona con gustos refinados y sabía apreciar la diferencia entre un café recién hecho y el agua oscura que servían en la cafetería de la facultad a precio de café, pero por el momento aquello era lo mas que podía permitirse. De haber querido ser rico habría sido economista o corredor de bolsa, seguramente habría ido mas holgado con las facturas, pero su trabajo era de las pocas cosas que le gustaba, hasta el punto de estar dispuesto a ejercer el oficio fuera de su país para superar aquel bache. Al menos, gracias al cambio de aires, estaba publicando sus estudios en revistas prestigiosas sobre psicología, un pequeño trabajo que, junto con el actual, le daba para comer.

Se agenció uno de los periódicos y leyó las noticias mas destacables mientras atajaba por el campus en dirección a la parada del autobus. Conducir no le apasionaba pero tampoco sentarse entre desconocidos pues era cuando su vista empeoraba mas...

-Si si, voy a tercero, a tercero de química - Añadió lo primero que se le ocurrió.- Oye, que me tengo que ir ¿vale? Tengo un poco de prisa.

En ese momento es cuando vio el contorno sombrío, cerro con fuerza los ojos y lo atribuyo a una nube que habrá cruzado por el sol o algo así. Aquel cafe le apetecia mas que nada, y seguro que esa chica se iría directa a clases por que tenia pinta de ser la que no se pierden ni una. Por lo que Michael se puso en marcha a la cafetería sin darle demasiadas vueltas al asunto.

Al final no había sido tan malo, prefería no atracar a las chicas monas, pero en este caso... Bueno, seria una excepción.

Aquella mañana Richard había salido de casa a toda prisa, había dormido poco, ya que la noche anterior estuvo trabajando hasta tarde en un caso. Cogió el coche, y decidió atajar por el campus universitario, camino de la comisaria.

De repente, casi sin darle tiempo a reaccionar, un estudiante que iba en bici se le echo encima gritando:

-A ver si miras por donde andas!

Richard pego un brusco frenazo, a tiempo para no atropellar al pobre, y antes que le diera tiempo a disculparse, el muchacho había salido como alma que lleva el diablo. El chico había visto de reojo, el escudo policial en  el uniforme.

-Maldita sea, necesito un café –exclamó Richard mientras seguía su camino.

Unos entrabais, otros salíais. La cafetería de la facultad no servía el café mas bueno de la ciudad, pero tampoco era una basura comparado con el polvo con agua de un Starbucks. Además de ser mucho mas económico que en la mayoría de locales de los alrededores.

Cuando Derek salía de el local, un hombre con el pelo medianamente largo y enmarañado, barba de unos días y cara de no pegar ojo en dos meses por lo menos entraba y choco con el. No se disculpo por el golpe, no le miro, tan apenas se ajusto de nuevo una gabardina vieja de un tejido parecido al esparto. Iba directo a la barra, donde Michael estaba retirando su pedido para llevárselo a una mesa y disfrutar de un momento de calor después de la fría noche en el cajero de una sucursal bancaria bastante famosa. El hombre también choco con el mientras se daba la vuelta, el café salió por los aires, y por poco aterriza en la chaqueta de policía nueva que había estrenado Richard. Que ya tenía su café y estaba sentado en la barra disfrutando de una madalena y leyendo el periódico: "nuevos casos de corrupción extranjera" típico titular últimamente, sobre todo debido a los casos de corrupción en muchos gobiernos europeos.

Derek se sacudió con el periódico el hombro en el que se había chocado aquel tipejo. En otra ocasión se habría callado y dado media vuelta, pera esta vez estaba indignado y no estaba pasando precisamente por un buen momento.

-¡He tú! ¡Mira por donde vas! -Le gritó molesto, pero el hombre parecía estar drogado pues poco después de enfrentarse a él este personaje chocó con mas gente, causando un estropicio.

-Harían bien en este local en aplicar el derecho de admisión. -Añadió indignado para hacerse oír en el bar, antes de abandonar el sitio.

El choque contra aquel tipo fue demasiado rápido como para evitarlo, pero el café derramándose fue como una visión a cámara lenta hasta estrellarse contra la chaqueta de aquel policía. Pero a Michael le daba igual que hubiese o no un poli en la sala, de hecho ni se fijo.

El calor que ansiaba del café, fue sustituido por el cabreo que se apoderaba de el por momentos. Sin prestar atención a nada mas, agarro al tipo por la gabardina y le dijo en tono amenazante.

-¡Ese café era lo que me separaba de un resfriado! Y mas vale que tengas otro para mi, por que es lo único que te separa a ti de terminar en el hospital.

Richard estaba leyendo el  periódico y disfrutando de su café matutino, de pronto a su espalda, escucho un leve altercado, y casi como si tuviera ojos en la nuca, se giró justo a tiempo para que un café aterrizara sobre la noticia que estaba leyendo.

-Maldita sea… -Susurro en voz baja, acto seguido, dejo el periódico ilegible en la barra, se levantó, y se acercó a los 2 hombres que estaban armando el jaleo.

Uno de ellos, de pobre aspecto, con una gabardina bastante desarraigada, parecía haberse colado en la cafetería con la intención de tomar una bebida caliente para escapar del frio de la mañana. El otro, apenas era un crio de unos 19 años, Richard tenía la sensación de que no terminaba de encajar en todo aquello, parecía un chico problemático en vez  del típico universitario.

-Haber, que demonios está pasando aquí? Es lunes y no me apetece tener que arrastraros hasta comisaria de buena mañana.

El metro llegaba a la parada correspondiente al campus universitario. Por lo visto había tenido problemas durante todo el viaje, y allí fue donde decidió parar. No era el único que había tenido problemas, y solo había que dar una ligera mirada hacia Vash para fijarse. Sus ropas estaban húmedas y su cara no estaba del todo limpia, y aún se apreciaban manchas de barro en ella. Ya que estaba allí, decidió volver a la facultad, que era un lugar que le era reconocido por sus años de estudiante, por lo que decidió recorrer el parque de la facultad y entrar en su antigua facultad para asearse un poco y tranquilizarse.

Se vio cogido entre el joven al que habia tirado el cafe, y el policia que se habia levantado de su asiento, El hombre se tambaleo un poco pero agarro por la manga a Richard, de una manera bastante debil y a Michael por el cuello de la camisa- Agacharos- fue todo cuanto dijo, y el hombre inicio el descenso para realizar dicha accion. con la esperanza de que el joven y el policia le hicieran caso. En su rostro se veia la preocupación.

Cuando te cogio del cuello de la camisa, pudiste ver una herida en su costado, estaba la camiseta chamuscada, sangraba por algunos lados pero de forma muy debil. Aquel hombre estaba herido.

Y de pronto, todo cambio, el campus se volvio un infierno en un abrir y cerrar de ojos, Algo exploto cerca de la cafeteria, haciendo volar parte de la cristalera de la izquiera de la puerta por los aires. Como si un cohete hubiera impactado en ella. Destrozo todo el lateral del local, humo y llamas empezaron a brotar por todos lados.

Del coche aparcado salio un encapuchado sujetando en sus manos una braja de cartas. Levanto una de ellas y señalo hacia el agujero que habia quedado en ella. Mas concretamente hacia el vagabundo. Del techo empezo a descolgarse un ventilador que no tardaria en caer sobre el.

Pero eso no era todo hacia la entrada de la cafeteria, donde se encontraba Derek, otro encapuchado avanzaba rapidamente, soltando la cadena que aguantaba a un perro. O lo que antes era un perro ahora era algo grotesco, con grandes dientes, una lengua llena de sangre. ojos rojos y sin pupila y un pelaje grande y grueso como si de pinchos se tratase.