Partida Rol por web

El brillo del alba ya teñía de calidez el horizonte. No hace mucho que dejásteis atrás la tormenta, pero los agotados marineros ya han empezado con las reparaciones del mástil. Ni siquiera han sido necesarios los gritos del capitán, pues la tripulación no piensa en otra cosa que en tomar tierra de una vez y compartir su historia con las damas que sin duda aguardan en las tabernas portuarias.

El grupo de guardias, habiendo cumplido con su deber y parte del correspondiente a la tripulación regular, descansó merecidamente. Onur, una vez recuperado de su insconsciencia, se negó a retirarse al descanso. Permaneció de pie en cubierta, contemplando el mar apoyado en la baranda. Quizá se sentía culpable por no haber previsto lo que pasaría, pero es difícil discernir lo que siente un rostro tallado en mármol. Una vez se hubo asegurado el mástil y reemplazado las velas perdidas, el barco se puso en movimiento de nuevo a golpe de viento. Una suerte para las manos de los remeros, desde luego. Aquel fue otro día de relativa tranquilidad. Cuando el grupo despertó, ya atardecía. Aine fue la primera en salir de sus camarotes después de haberse ataviado de nuevo, y pudo ver cómo el capitán dialogaba con Onur. Al ver a Aine, el capitán sonrió, le dio un golpecido en el hombro a Onur y se marchó al castillo de proa. El psiónico habló en alto.

-Buenos días, mi señora. ¿Podríais reunir al resto del grupo? El capitán me ha encargado deciros algo. Reuníos conmigo aquí mismo cuando os hayáis vestido.-Dicho esto y con una leve inclinación, prosiguió en su contemplación de las olas.

Aine sonrió y de manera simpática se colocó la mano como aquellos militares que se levantaban el ala delantera a modo de saludo a los superiores.

- ¡Si, señor!

Salió corriendo en dirección a los camerinos, contenta de no tropezar ya, ahora que el barco estaba tranquilo y las aguas calmadas. Avisó primero a Arek. El semiorco se alegraría de llegar por fín a tierra y poder buscarse la vida de algún modo. Después avisó también a Rufus. Le caía bien, era un hombre callado, pero sin embargo tenía la impresión de que detrás de aquel rostro serio se encontraba una persona risueña y divertida. No fue sorprendente encontrarse también a Dean, uno de los amigos del guerrero. Asi que Aine, sonrió y le dijo a él que se uniera también.

Acto seguido, se dirigió al lugar donde les había citado Onur. ¿Qué querría el misterioso hombre? ¿Les pagarian ya el jornal?

Unos ritmicos golpes en la puerta sacaron a Arek de su descanso con la voz de Aine diciendo - Arek, preparate y ven a cubierta que nos quieren decir algo - y los andares se alejaron del pasillo, aunque ella no estaba allí, los aguijonazos en las sienes persistieron. Pufff, creo que el Brandy no era tan bueno como me dijeron.

Se alzó tan largo era con cuidado de no darse con el techo del camarote y mirandolo con desprecio pensó, Solo me faltaría eso para que la mañana sea perfecta.., se acerco a sus ropas para comprobar si ya se encontraban secas y al confirmarlo se introdujo en su armadura de cuero, no sin antes revisar con grasa las posibles grietas que el agua salada hubiera podido provocar.

Enfundose su bandolera de Dagas y tras colocarse el carcaj y el arco salió por la puerta mentalizandose, porque quieras que no, el sol mañanero nunca había sido demasiado cariñoso para alguien cuya vista estaba entrenada en la oscuridad.

- 74... 75... 76...

Aine abrio la puerta, pero esto no interrumpio los ejercicios mañaneros de Rufuz. Como cada mañana se habia levantado un poco antes de tiempo para poder esculpir su cuerpo. Era un guerrero, y vivia de su capacidad para defenderse, tanto a el mismo como a otros, asique no era de extrañar que hiciera ejercicio a diario. Aunque la estampa era cuando menos curiosa... tumbado boca abajo, Rufus se sostenia unicamente con su mano derecha mientras levantaba por completo su torso. Sus piernas eran, junto a su mano, sus unicos puntos de apoyo... y por la cuenta... llevaba mas de 75 de estas flexiones.

- 77... 78... - El guerrero paro sus ejercicios, se levanto y pregunto a la señorita - Dime Aine, que te trae por aqui

- El Capitan requiere de nuestra presencia en cubierta, asique cuando puedas, sube con el resto.

Un gesto de aprobación fue suficiente. Rufus seco su sudor y vistio su torso para encontrarse con sus compañeros.

Dean se encontraba en la misma estancia que Rufus pero, mientras el otro guerrero se dedicaba a fortalecer su cuerpo mediante una serie de exigentes ejercicios, el aprovechaba para revisar su arma.

Una piedra de afilar, un trapo húmedo y un pequeño cubo lleno a su lado le servían para realizar pasada tras pasada a lo largo del filo, dejandolo brillante y letalmente afilado.

Asintió silencioso a las palabras de la mujer y, tras terminar la pasada que estaba dando, recogió en un rincón su material, enfundó el arma y avanzó tras Rufus silencioso, como siempre.

El capitán había reunido al grupo una vez más. Onur, todos los que estaban contratados para la protección del barco y alguien más, un personaje encapuchado, de apariencia frágil. El agua estaba calma y el sol brillaba en un cielo sin nubes, sin embargo el capitán no se mostraba esperanzado.

- Aquí, junto a mi se encuentra Argi'sk Shaenle, ha viajado como pasajera, al igual que uds ha aprovechado el barco para viajar y quería agradecerles personalmente lo de anoche. - Antes de que pueda abrir la boca el capitán interrumpe y continua: - Primero que nada, Onur les repartirá su bien ganado dinero, como se ha mencionado, duplicado. - Onur reparte a cada uno una bolsa pequeña con monedas en su interior mientras el viejo capitán continua hablando: - Volviendo a lo importante, el barco resultó muy dañado anoche, más de lo esperado. Si quiero que el viaje no haya sido una perdida deberemos esperar para llegar a destino. Debemos llegar a Freeport, una ciudad que queda de camino, no era mi intención hacer una parada allí, pero necesito reparar el barco si quiero llegar a Caer Calidyrr. No estamos muy lejos de Freeport, lo que la convierte en la única salvación para mi. - suspira.

- Quizá estemos parados una semana o hasta un mes en Freeport, se que es una ciudad con mucho movimiento. Tengo viejos amigos allí ejem..., por lo que no será necesario que me brinden sus servicios una vez lleguemos. Podré pagar los arreglos con el dinero que tengo y la perdida de mercancía no ha sido mucha, así que luego seguiré mi viaje. Sé que uds no podrán vivir para siempre con lo que les acabo de pagar y yo no les puedo prometer una fecha nueva de partida por lo que sabré entender si consiguen trabajos mejores allí. Quizá quieran ir con Argi'sk, los bandidos existen allí como en cualquier otro lado y una maga les ayudará bastante.

Rufus recogio el saquito y lo guardo en la mochila sin mirar el contenido, se fiaba del anciano... y si le habia estafado, sabria donde encontrarle por un tiempo. Se paro a pensar en la propuesta de Blanch, hasta que finalmente dijo:

Viendo como esta la situación me temo que vamos a trabajar de mercenarios un tiempo. Siendo asi, cuantos mas seamos, mas seguros estaremos. ~ Aunque con esos bracitos y ese cuerpecillo esmirriado no se yo si va a ser util en lo mas minimo... bueno, que mas da. Mas diversión para mi cuando llegue el momento. ~ Eres bienvenida, si quieres nuestra compañia.

El joven no hizo mas gestos ni dijo nada mas. Simplemente se mantuvo en el lugar apoyandose en su arma, una especie de bastón terminado en espada (Glaive). Probablemente algo frío para la mayoria de la gente, pero Rufus no era una persona calida y cariñosa. Sino mas bien lo contrario. Con aproximadamente un metro noventa y unos cien kilos de cuerpecito acompañados de sus ojos verdes, su cabello oscuro y su tono de piel palido, era una persona muy callada. Reservaba las palabras para los momentos adecuados, dejando fluir sus pensamientos. Pensamientos que por otra parte, no eran mas que una dura crítica bajo el punto de vista del guerrero. Al fin y al cabo, ¿que tienen de divertidos los conjuros en un combate, en comparacion con la sensación que produce aprovechar la apertura en la defensa de tu enemigo para acuchillarlo.?

Tras el guerrero, Arek se acerco con andar ligero al grupo, una persona que sobrepasaba por poco a Rufus, embutido en una armadura de cuero tachonado y cargado con multitud de armas. Al fijarse en su cara, de un tono cerúleo, su mandíbula prominente y sus orejas alargadas con pendientes, imposibles de esconder con su media melena, se podían definir los rasgos inherentes de su herencia orcoide.

Zu generozidad me abruma capitán, pero no creo que Elleine ezte muy contenta con ezte cambio de planez... ya zabe lo zobreprotectora que puede zer una madre con zu único hijo, yo puedo comprender zu zituazión... pero ... Graziaz por la paga, le daré un buen uzo. Cada pocoz díaz iré a zu plataforma de reparazionez para ver como avanza la coza.

Se fijo un momento en la elfa - Oh, creo haberte vizto en algunaz de miz excurziones por el barco, ezpero que no te moleztaze mi vizita. Yo zoy Arek, a zu dizpozizión, ezperto en ezcalar o al menoz ezo me ha tocado hazer aquí, ezpero que no te importe que te llame Angi, ez que como haz podido comprobar tengo un pequeño problema con laz- Hizo una pausa para forzar su garganta- eSHeSh- .   

Y gentilmente cedio su puesto a Aine que venía jovial a por el dinero.

Aine se acercó sonriente. Una caracteristica que en su rostro era lo más normal de ver, como ya habiais comprobado. Embutida ahora en sus complejos ropajes, los cuales cubrian gran parte de su cuerpo y de su cabeza, no se parecía en nada al momento en el que, un par de días antes, se había puesto a bailar al son de su música.

Su tez oscura, y sus tatuajes en el rostro eran de lo poco que se dejaba ver. Las ropas que le cubrian eran en su mayoría túnicas que, colocadas unas sobre otras, protegían a una mujer acostumbrada mas al calor más infernal que al frío del resto de las regiones en las que estaban. Dejaba ver varias de sus armas y sus fundas y solía llevar siempre a mano el símbolo de Oghma, dios a quien adoraba y que era quién le otorgaba su poder mágico.

Sonrió y tendió la mano para alcanzar su paga, agradeciendo con un gesto de la cabeza.

- Hola Argi, - miró a Arek - Porque es Argi, no Angi - aclaró riendo - No sé cómo de fácil será encontrar trabajo en Freeport. Es más, creo que nunca había oido hablar de tal lugar. ¿Alguien sabe algo sobre él?

Miró a Arek, Rufus, y esperó la respuesta de la chica mientras alentaba a otros de los que eran ahora sus compañeros - ¿Y vosotros? ¿Dean, Onur? ¿Vendreis?

La túnica que cubría a la mujer era neutra, ancha y sin excesivo adornos, lo que resultaba en una figura más andrógina que otra cosa.

Su rostro, que claramente delataba su origen éfico, quedaba cubierto por la capucha, de la que solo se escapaban unos cuanto mechones de un pelo tan rubio que casi parecía blanco. Desde el interor, unos ojos grisáceos miraron uno a uno a los tres componentes del barco a los que el capitán había considerado oportuno.

Argi está bien. - dijo asintiendo a Arek.

Usaba un tono de voz que, aunque era claramente audible, parecía un mero susurro.

Tras ponerse en común acuerdo en formar grupo para sobrevivir en la ciudad los mercenarios se dispersan y vuelven a sus tareas. Así que los siguientes dos días transcurren sin mayores problemas que los que trae remendar el barco para, por lo menos, alcanzar la ciudad. A paso lento el barco se abrió camino en el mar y a la mañana del tercer día Onur les dice, uno por uno que están por llegar a la ciudad, que preparen sus cosas. Como no hay mucho más que la mochila de viaje ésto no es problema para los héroes que rápidamente se encuentran listos para bajar en la ciudad. 

Cada uno se tomó su tiempo, mirando desde lo alto del barco a lo lejos como se acercaba la ciudad, o mejor dicho como uds se aproximaban. Ya desde lejos se veía un gran movimiento de barcos en los muelles. Quizá para el mediodía estén bajando.

Su predicción fue buena, pues luego de almorzar se pueden despedir de Blanche. Aunque a ésta altura deberían estar en Caer Calidyrr estaban ahí, quién sabe qué les esperaba allí. Sólo quedaba bajar y buscar cómo ganarse unas monedas.

- Espero que la ciudad los trate bien, tengan cuidado y no olviden andar siempre juntos.

Aine había preparado sus cosas con bastante rapidez, pese a llevar siempre la mochila llena de útiles para el viaje. Se acercó al capitán y le tendió la mano.

- Gracias por todo, capitán Blanche. Gracias por el viaje. Para mí no es tan importante la meta, sino el propio camino. ¿Quién sabe? Quizás el haber acabado aqui nos depare una cantidad ingente de sorpresas y experiencias de las que hubieramos sido ajenos de no haber sido por la deriva en la tormenta. Si no nos vemos más, que la protección de Oghma esté con usted en sus viajes y mantenga alejado el dedo de Talos. Cuidese, señor Blanche. 

Hizo una última bendición y fue la primera en encaminarse a los muelles. No le temía a aquel sitio, ni siquiera le molestaba no haber llegado a Caer Calidyrr, tan solo quería conocer gente nueva, vivir aventuras y aprender en el camino todo lo que pudiera.

No obstante, los muelles no eran un lugar seguro, y Aine estaba convencida de que aquella ciudad, por mucho que no hubiera oido hablar de ella en el pasado, no iba a ser una excepción. Asi que esperó a que Arek y Rufus estuvieran a su lado antes de continuar sola fuera del barco.

La salida de los camarotes acompaño a Arek el sonido de las gaviotas y de fondo el grito de la venta de pescado.

-Ohhhhh, por fin tierra firme- dijo Arek al aire - Aine zupuze que eztaríaz preparada, pero eztabaz máz guapa con tirantez, ¿tanto miedo tienez de una mera ziudad humana? Ezperemoz que no le importe "negoziar" en una pozada del puerto, eztoy un tanto canzado del vaiven del barco y creo que Rufuz todavía no ze ha recuperado de zu última vomitona - apostillo sonriendo mirando a Rufus mientras venía.

Al llegar junto al resto, Rufus solo tenia una cuestion bastante logica en su cabeza. Y es que hace poco el capitan nos dijo que el tenia "amigos en la ciudad".

Capitan, antes de irnos, ¿tiene algun consejo para nosotros o hay algo que debamos saber de Freeport y sus gentes? Ha insistido en que no nos separemos, y nos dijo que conocia a gente en la ciudad... Asique prefiero preguntarle y estar prevenido. No quiero que me pille por sorpresa alguna extraña costumbre que desconozco.

El guerrero sentia mas curiosidad por la ciudad desde que ninguno de nosotros reconocio el nombre y Blanch menciono a los bandidos. ¿Nos estabamos metiendo en una ciudad... con leyes mas "flexibles" o de alguna forma "pirata" sin saberlo? Pero de ser asi... ¿porque iba el capitan a conocer a gente? o... ¿porque nos iba a dejar irnos en vez de pagarnos por guardar el barco?

Quiza estoy viendo fantasmas y dando mas vueltas de las necesarias a una idea absurda.

La elfa realizó una reverencia formal hacia el capitán.

Capitán, le agradecemos profundamente el que nos haya traido sanos y salvos. - su voz seguía siendo un susurro, como si fuese pronunciada por el roce de sus ropajes y no por su garganta. - Tan pronto mande noticias a la Escuela, les haré saber de su eficaz labor.

Después, con una ligera bolsa, esperó a que el resto de sus nuevos compañeros se decidiese a bajar.

Ante la pregunta de Rufus el viejo Blanche se pone un poco serio y responde.

- La tormenta no paso sin dejar daños, como ven el casco está dañado, he perdido parte de mi mercadería, he hecho un gran sacrificio para pagarles. Si no hubiese sido por uds quizá hubiese perdido el barco. Esa es parte de la razón por la que los dejo "libres". Tengo un amigo aquí que ayudé en el pasado, me debe un favor y le voy a pedir que me "preste" algunos hombres para protección. 

- Cómo saben, en muchos lados los extranjeros son los blancos favoritos de los ladrones y los muelles son un lugar ideal para encontrarlos. Calculo que de todas formas no tendrán problemas en despachar algunos bandidos de poca monta. 

Estáis en los muelles de la gran ciudad comercial de Freeport. Vuestro viaje hasta aquí ha sido largo e incómodo, así que os sentís bastante aliviados al caminar sobre el firme muelle de madera. Por desgracia, no vais cargados de mucho dinero, apenas las 50 monedas de oro que les dio el capitán a cada uno. El mercante que os reclutó se ha visto obligado a despediros con una misera paga, después de que su cargamento de alimentos se estropease durante el viaje. Se suponía que ibais a viajar a puertos más lejanos, pero ahora parece que tendréis que buscaros la vida en Freeport, al menos por un tiempo.

La agitación en los muelles es frenética. Hay barcos de todo el mundo, cargando o descargando todo tipo de productos exóticos. Marineros y mercaderes de todas las razas se mezclan en los desembarcaderos, y el dinero cambia de mano tan rápidamente que no podéis ni seguirlo con la vista. Los ruidos y las imágenes son tan sobrecogedores que casi no os habéis dado cuenta del grupo de hombres que casualmente se han colocado a vuestro alrededor. Son un puñado de tipos duros, marineros llenos de cicatrices armados con porras y navajas. El líder de estos perros ruines, un hombre desdentado con los nudillos tatuados, sonríe retorcidamente y dice: - Acabáis de presentaros voluntarios para una apasionante vida en el mar. ¿Queréis hacerlo por las buenas o por las malas?

Argi se giró y miró primeramente a los marineros y después a sus compañeros.

No estaba acostumbrada a mezclarse con la gente de esa calañan, en la Universidad no entraba cualquiera y menos se permitían esas maneras, ni era una elocuente diplomática por lo que símplemente se mantuvo a la espera de que alguno contestase mientras observaba con detenimiento el área y abría y cerraba las manos, ocultas en las amplias mangas de la túnica, lista para lo que pudiera venir...

La mirada de Rufus podia helar la sangre. El cargado ambiente podia ser cortado con cuchillo mientras los musculos del guerrero se tensaban agarrando tan firmemente su arma que cualquiera diria que su intencion era partir el asta de la misma.

- Creo que se equivoca de personas caballero.

Esas fueron sus unicas palabras, pero su musculoso cuerpo agarrotado del viaje dejaba a entrever sus verdaderos pensamientos

- Vamos canijos, alegradme un poco que hace tiempo que no hago ejercicio.