Partida Rol por web

La vara se hundió en la superficie casi sólida sobre la que se movían pesadamente las balsas, hechas de troncos de pino atados con vetas de esparto trenzadas.

Los nudillos nudosos del barquero se apretaron, poniéndose casi amarillos y dieron un último impulso a la balsa, que se empotró contra la orilla llena de plantas ya resecas y cubiertas de lodo. Uno de los moscardones que zumbaban de forma agresiva a su alrededor cayó víctima  de su rápido manotazo.

Fue el primero en bajar y pisar tierra firme, llena de junza y helechos decrépitos que surgían a duras penas del suelo arcilloso. Se giró para ver a través de la neblina a los otros seis tripulantes de la balsa: gentes extrañas vestidas con curiosos atuendos y equipadas hasta arriba.

Se arrancó un gargajo casi coagulado de la garganta y lo escupió lejos, antes de decir hoscamente:

-Güeno, estáis ya. Por la media sesentena que me habéis dau aquí puedo traeros solamente. El punto que dijéronme ese es y no otro. Velailo, ahí está en el papel de mierda que tienen. A seguir bien, señores guerreros, que yo me marcho con priesa de esta mierda sitio,  mal haya sea.

Dicho esto, volvió a coger la vara de fresno y subió a la balsa, pudiéndose oír mientras se adentraba en la niebla:

-Y güena suerte tengan con sus mierdas. ¡Lagarto, lagarto!

Viento Celestial se alegró de volver a tener sus pies sobre tierra firme, donde siempre se sentía más cómodo. Observó la partida del barquero, inquieto por su cercanía al funesto lugar a donde se dirigían. Entonces se volvió a sus compañeros, en especial hacia William, probablemente el más acostumbrado de ellos a moverse en terreno natural, esperando las indicaciones del mejor camino para continuar hacia su destino.

Que los vientos te sean propicios y las aguas sepan guiarte por las sendas de tu destino, barquero. se despidió de él Solk, haciendole un antiguo gesto de buen augurio mientras partía.

El descomunal oso que siempre le acompañaba y parecía protegerle comenzó a olfatear a su alrededor mientras el druida se agachaba y tomaba un puñado de arcilla del suelo, desgranándola en su mano mientras se levantaba con ayuda de la vara de fresno que portaba. Tierra de decrepitud y maldad esta sin duda, como nos habían informado. Es nuestro deber liberar esta zona de su maligna influencia.

Miró a su alrededor, tratando de localizar un camino o un paso para tener una dirección que seguir.

Una colina baja y aplanada, de 180 metros de ancho y 270 de largo, emerge de la tierra. En sus bordes escarpados crecen feos hierbajos, zarzas  y maleza, mientras que la parte superior de 18 metros de alta  permanece baldía. Unas rocas negras coronan la cima.

La ladera norte de la colina está formada por un terraplén de 6 metros de alto compuesto de arena y grava. Un escalón bajo de piedra sobresale de esta área erosionada y el rastrojal y la breña lo ocultan de la observación a distancia.

Viento asiente a las palabras de Solk, observando a su alrededor un tanto desorientado. Efectivamente, debería dejar las labores de guía a quien de verdad está capacitado para ello.

Solk señaló con la vara de fresno el montículo que se elevaba. Deberemos suponer que lo más evidente es lo cierto y revisar esa colina.

Mientras Patitas, como cariñosamente llamaba el druida a la criatura con la que viajaba, olisqueaba el aire a su alrededor, soltando pequeños gruñidos de tanto en tanto.

Aunque sea una colina como ésta, siempre es mejor para un enano que permanecer sobre el agua. Si los dioses quisieran que vivieramos en ella nos habría dado aletas como a los peces. Bueno, veamos, ya habéis comenzado a buscar la entrada, bien, no puede ser muy lejos.

Grrr, maldita barca, tengo los pies mojados.

Me acomodo la mochila y el equipo, comprobando que todo esté donde debería. Un par de saltos para reconfortarme con su peso y una sonrisa ilumina mi rostro al tiempo que el sol lo baña con su calor.

Busco por el noroeste la posible entrada. 

Espero que el barquero nos haya dejado donde le indicamos. Extraño tipo, luego nos dicen raros a nosotros.

 La joven y risueña muchacha despide al barquero y le da una bendición para que la suerte le acompañe de regreso al poblado.

 Ailush se mueve pesada, con la su armadura pesada. La verdad es que parece bastante fuera de lugar verla con la armadura, con su equipo y en medio de tierras salvajes.

 - Todo y que ya son varios los meses que me muevo con la armadura creo que nunca me acostumbraré. En fin después de esta aventura regresaré una temporada a la Luz del Amanecer, ya añoro a mis pequeños estudiantes.

 Da un vistazo al entorno, con las manos aferradas a las correas de su mochila, cerca del pecho. Su escudo cuelga del lateral de la mochila y su maza de su cadera.

 - Por dónde empezamos Solk, tu mandas aquí a fuera.

Sentarius se arrebujaba en su tunica con una torcida sonrisa. Parecía que siempre sabia algo mas que los demás, y lo ocultase. Aunque fuese una completa mentira. No solía mostrar preocupaciónes ni miedos y en este caso no hizo una excepción.

-Supongo que sabremos como llegar...- Dijo, esperando que el lider tomase su posición.

Te encaramas como puedes por la escarpada cima y echas un vistazo a tu alrededor. Las piedras negras siguen una especie de patrón extraño, y su regularidad sólo puede haber sido provocada de forma artificial. Intentas hacerte una visión de conjunto y entonces todo parece cobrar sentido, azotando tu mente:

La calavera que marcaba el punto en vuestro antiguo y raído mapa no marcaba esta colina y por tanto la ubicación de la tumba, sino que el conjunto está colocado formando un cráneo humano, los montones de rocas hacen las veces de las cuencas de los ojos, el agujero de la nariz, y los dientes desiguales de una calavera burlona. ¡La marca en el mapa es real!

Comienzas a revisar la pared del terraplén, llenándote las manos de tierra y arañazos de las zarzas, y en parte por tu instinto enano, en parte por tu concienzuda observación, te percatas que hay una zona desigual en la pendiente, y por su sonido al golpear la tierra incluso puede que hueca por debajo.

Slynth se baja de la barca con un ágil salto, alegrándose de abandonar la incómoda compañía del extraño barquero, se ajusta la mochila y echa un vistazo a su alrededor. Hablando en voz alta para sí mismo, comenta:

- Aquí fuera me siento como si estuviera desnudo. Menos mal que, entre un grupo tan numeroso y ruidoso como éste, podré pasar más desapercibido...

Llamándole la atención el escalón, se dirige hacia él y lo observa detenidamente al igual que sus alrededores. Después se dedica a observarlo detenidamente.

- ¡Creo que aún me siento algo mareado del viaje en barca! Parece que convivir tanto tiempo con los enanos me ha afectado más de lo que creía...

Solk dio un respingo involuntario, haciendo un gesto de buen augurio, mientras buscaba a sus compañeros con la mirada. La maldad de quien construyó este lugar, ya que las piedras no son formación natural, parece ser que abarcaba hasta este lugar ya que lo que estamos pisando no es si no la calavera que marcaba el mapa, literalmente. Estas piedras las señala con su vara foman una calavera. Habrá que buscar una entrada y no quiero pensar que sea la boca. Termina dirigiendose a lo que formaría la boca de la calavera.

Parece que aquí puede haber una entrada cubierta, ¿habeis encontrado algo?. Igual esta es la boca de tu calavera Solk.

Saco la pala de la mochila y mientras empiezo a cavar, observo a los demás por si han encontrado algo. Tantos años por cuevas similares hizo por la provisión de tan útil elemento. Es la primera vez que tenía que descubrir la entrada a una tumba, habitualmente sólo hacía falta agrandar un poco la salida y enterrar a los caídos.

Igual patitas despejaba esto antes que yo, pero de momento no quiero recurrir a él, es un competidor natural. Antes podía presumir al menos de ser la criatura más peluda del grupo, ahora eso sólo daba lugar a chanzas, hola Dumdrod, a no, que es Patitas. Aunque había que reconocer que el pobre se comportaba en caso de peligro, no pocas veces había sido el que más sufría para darnos tiempo a nosotros. Una noche, llenos de heridas y casi en harapos, fué su pelaje el que evitó que muriesémos de frío. Pocas veces una criatura mayor que un humano había ganado mi respeto.

Patitas avanzaba siempre cerca de su compañero Solk, olfateando el aire sin parar.

Cuando el enanoo sacó una pala y comenzó a cabar, hizo un gruñido interrogativo al druida y, tras el asentimiento de éste, se acercó a la entrada cubierta, olfateando y mirando lo que hacía el guerrero pero sin atreverse a interferir en su trabajo.

Tras unos minutos cavando, la pared inclinada cede , pudiendo hundir la pala hasta el otro lado, revelando un agujero por el que podría pasar arrastrándose una persona, aunque parece que cavando más se podría ensanchar. Además del olor a tierra húmeda, un vaho de fetidez surge del hoyo.

Los vapores pútridos que surgen del interior me echan para atrás.

Crees que te acostumbras a esta peste hasta que en la siguiente es peor, y en este caso gana por amplio margen.

Continúo dándole a la pala para tener una entrada lo suficientemente amplia para todos, y de paso que pueda renovarse el aire del interior aunque sea un poco, siempre se agradece.

Unas gotas de sudor aparecen en mi frente, pero merece la pena, además, es lo más fácil que podremos hacer desde que atravesemos el umbral de entrada.

Chicos, aquí tenemos la entrada. Un cierto aire triunfal me embriaga, mejor tener algo de moral antes de purificar criaturas impías.