Partida Rol por web

Ya había comenzado a comer cuando Makoto hizo mención a que yo era capaz de contactar con la última. Estuve a punto de atragantarme al oír aquello, pero antes de poder negarlo intervino Rina, ratificando la información.

¿Contactar si quisiera? Pero si yo no…

Ben se me adelantó, negando que fuera capaz de hacer eso. Tal y como decía podía ver lo que una persona hacía en un momento determinado, pero hasta el momento no había sido capaz de algo más. Lo había intentado con Ben, pero en aquel momento mis fuerzas fallaron.

-A-así es. – respondí a mi novio. – He llegado a escuchar pensamientos. – Los de Rina – Pero no a comunicarme…

Continué comiendo, con semblante triste, temiendo haber desilusionado a los presentes; pero yo nunca había dicho que pudiera hacer tal cosa.

Se insistió en realizar el funeral de T.J. cuanto antes con los interesados, y Ben volvió a comentar la necesidad de reunirnos todos, ante lo que Giulia comentó lo hablado con Himiko; aunque de forma tan resumida que era difícil entender del todo la situación. Sin embargo, eso no fue lo que llamó mi atención, sino el hecho de que Himiko le hubiera indicado la forma de contactar y el comentario hacia lo que parecía mi recién descubierta habilidad.

-Nunca haría algo así… Nunca. – dije seria, aunque sin levantar la mirada del plato, continuando con la comida.

¿Cómo no va Himiko a amenazarme, si mis propios compañeros piensan eso de lo de ayer?

Sólo levanté la vista al escuchar a Giulia dirigirse a Makoto, buscando la mirada de este.

-Después de hablar con ella… ¿P-podrías concederme esos minutos que te pedí? – pregunté algo apurada a nuestro amigo, y es que no quería agobiarle.

Terminé de comer, y aun sin haber acabado con la comida del plato, lo aparté. Bebí algo más de agua y miré a Ben, preguntándome en qué estaría pensando. Como si lo hubiera presentido, en ese momento dejó la comida de lado y anunció que se retiraba, levantándose. Pero antes de irse se acercó a mi por detrás, despidiéndose en un gesto cariñoso y susurrándome algo al oído.

Le miré y asentí ante sus palabras, aunque no me hacía ninguna gracia lo que me había dicho y era inevitable percibir el miedo en mi mirada.

Las chicas y Benjamin conversan con abierta naturalidad. Me alegra ver que, por encima del veneno que el maldito cocinero se esforzó en echar sobre los ánimos del grupo, cuando se trata de salir adelante y avanzar somos capaces de funcionar y apoyarnos. Rina me pregunta si voy a acompañarla, a lo que asiento a la vez que me pongo en pie, momento en que Lia aprovecha para decir que debe hablar con nosotros. - ¡Bien entonces! - me levanto dando una palmada y empiezo a recoger las latas, platos y los cubiertos de Rina, Ben y de quienes ya habían terminado. Voy a tirar las sobras y a limpiar los cubiertos, mientras saludo a Benjamin antes que salga del comedor. - jajajaja - la reacción de Elizabeth me arranca una alegre risotada. Me dirijo a ella des del fregadero, divertido- ¡ya sabemos que lo último que quieres es hacer daño a nadie! y para que engañarnos... su intervención "neuronal" llegó en el momento justo - creo que es normal que aún no sepas como lograrlo Liz, no te preocupes por eso. Llegado el momento seguro que encontrarás el modo - aunque no me doy la vuelta estoy moviendo la cabeza afirmativamente mientras hablo, queriéndome convencerme de que ella logrará hacerlo. - ¡Estoy listo! - empiezo a secarme las manos con un trapo mientras me doy la vuelta. Sé que Elizabeth tenía pendiente tratar algo conmigo des de ayer, no lo olvido. Cuando saca el tema, lanzo el trapo sobre la encimera mientras me acerco a la mesa - ¿Por qué no vais saliendo y enseguida os alcanzo? - Les digo a Rina y a Lia sonriendo mientras me acerco a una ventana des de donde veo el gélido paisaje. Me apoyo en la ventana y espero a Elizabeth.

Sonreí a Angélica.

-Tranquila no lo que sea por ayudar. Y si vamos que si no se nos hace tarde. Y me prepare para irme con ella y el resto.

Vio divertida como se iba Ben por la puerta. Parecía ofendido, como si Himiko le hubiese contado a Lia algo y a él no, y se enfadara por eso. Qué infantil.

A Liz pareció afectarle el tema, pero la italiana no supo identificar por qué. Quizás le asustaban sus habilidades o no estaba segura de ellas. Miró al resto, incómoda. No sabía que decir ante aquella situación, pero al menos Makoto espabiló el ambiente.

Miró a Rina y le sonrió.
-¿Vamos pues? Cuanto antes lo hagamos, antes terminamos-comentó antes de girarse a Angelica y Katherine-Vayamos, Mako y Elizabeth quieren intimidad para ellos solos-animó al resto para que los dejaran a solas para que pudieran charlar. Ella misma quería hablar luego con los nipones, así que entendía la necesidad.

Las palabras de Makoto sobre mi “tendencia a causar dolor de cabeza” me tranquilizaron. No es que de esa manera olvidara que algunos pudieran verme como una amenaza, pero al menos había alguien que hablaba despreocupadamente del tema. Sabía que podía controlarme, que jamás haría nada que dañara a nadie de no ser absolutamente necesario, pero a veces necesitaba ese apoyo, esa seguridad que te aporta la confianza de los que te rodean.

Mientras el japonés recogía, algunos se disponían ya a marcharse, entre ellos Kath. Antes de que lo hiciera me acerqué tímidamente a ella, tendiéndole la mano.

-K-kath, ¿No? Yo soy Elizabeth. Disculpa por no haberme presentado antes, no vi el momento… - dije mirando a Angelica, recordando su malestar anterior, y dedicando a la pelirroja una sonrisa. – E-espero que podamos hablar después. – me despedí de ambas con la mano, antes de volver a la mesa y beber un poco más de agua.

La forma en la que se despidió Makoto de Giulia y Rina me dio a entender que era el momento de que habláramos. Vi como Makoto se apartaba, aproximándose a una de las ventanas, y me despedí del resto de las chicas, volviendo a apretar ligeramente el hombro de Victoria al pasar por su lado. Me acerqué despacio a Makoto, tratando de no sobresaltarle, al encontrarse mirando por la ventana.

-N-no hacía falta que fuera ya… - le dije sonrojada, temiendo haber trastocado sus planes. – Pero me alegra que podamos hablar por fin. – le sonreí.

Apoyado en la ventana giré la cabeza lo justo para poder dedicar una sonrisa a Elizabeth al oírla.

- Ojalá tuviéramos planes... ¿verdad? - negué con la cabeza con la vista perdida de nuevo en el exterior, contrariado pero animado - pero más bien parece que avanzamos a tropezones - un suspiro involuntario se hace sonoro en ese momento - ¡bueno! al final... lo importante es que avanzamos supongo.

Me siento sobre el marco de la ventana mientras miro a Liz fijamente. Veo entonces entrar a Benjamin por la puerta, parecía animado, lo cuál me ayudó a mantener viva mi sonrisa.

- ¿Qué te preocupa Liz?

Sonreí ante el optimismo de Makoto, viendo como se sentaba sobre el marco de la ventana. Aun así, aparté un momento la mirada al preguntarme que me pasaba, me ponía algo nerviosa que me miraran tan fijamente.

-Planes… E-ese es otro tema a tratar. Aunque no estaba en mi orden del día ayer. – sonreí, volviendo a mirarle. – P-pero supongo que tiene relación con lo otro… - dije pensativa, dándome cuenta de que Makoto podría no estar entendiéndome. – Q-quiero decir que, quería hablarte de novia, de tu Rina. – dije demasiado apresuradamente. – E-es decir, de tu novia, de Rina. – me corregí, poniéndome completamente colorada.

Respiré profundamente y me subí también al marco, sentándome junto a Makoto, con mis manos apoyadas en la ventana, girando la cara para mirarle.

-Es sobre esa otra Rina, la que parece una colegiala. ¿S-sabes si ha pasado algo más con ella? Rina está… Muy extraña. – traté de decir con delicadeza, a fin de cuentas estaba hablando de su chica, pero tampoco podía andarme con demasiados rodeos, el tiempo apremiaba. – Digamos que desde que llegó, siempre ha sido… Un tanto particular. Pero últimamente… Tiene una visión muy derrotista de todo, se la ve tremendamente triste, y se aísla demasiado, yéndose sola por ahí… - fijé mis ojos en los suyos, reflejando tristeza. – Me preocupa, me preocupa mucho. – volví a mirar hacia abajo, dirigiendo la vista a mis pies. – A-además estás tú… - empecé a chocar mis botas entre sí. – Temo que estés sufriendo, y que termines dejándote llevar… - volví a mirarle, esta vez temerosa. – P-perdona si me estoy entrometiendo...

Regreso al comedor con las manos en los bolsillos, silbando distraído mientras pienso en todo lo que me han dicho.

Abro la puerta del comedor y me encuentro de frente con Rina, Angélica y la chica nueva. De la que me ha hablado Himiko, por cierto. Miro a la mesa donde estábamos y veo que no hay nadie ya, y al fondo descubro a Elizabeth hablando con Makoto junto a la ventana. La famosa conversación que quería tener con él, supongo.

Ah, hola, ¿ya os marchabais? -Pregunto a las chicas, al cruzarme con ellas, deteniéndome junto a la nueva tendiéndole la mano con una sonrisa amable- Yo soy Benjamin, perdona que no me presentara antes, pero no quería... molestar. -Miro a Angélica, que se encontraba muy angustiada cuando llegamos- Espero que ya estés mejor. -Me vuelvo de nuevo hacia la chica nueva- Acudirás luego a la reunión, ¿verdad? Creo que nos va a ayudar mucho lo que puedas aportar a la misma...

La kitsune pasó sus dedos por sus labios, que Lia tuviera algo que hablar con ellos la dejó intrigada y asustada, y buscó en el rostro de Makoto alguna señal si sabía lo que sucedía, pero él estaba prestándole atención  a Liz, ¿qué sucedía ahí?, el rostro más compungido de la joven indicaba que algo más había sucedido. Asintió vagamente a todos, ría al jardín, había que realizar el sepelio, y las preguntas de cómo se haría daban más vueltas en la cabeza, Katherine también se sumó, ahora sabía que era una chica nueva, que había despertado después que el resto. 

A boca jarro, se encontraría con Ben, había escuchado sus silbidos antes de verlo, y pensó que era otra persona, pero no, era el dragón, y quedó más atrás, no siguiendo a Lia y a Vicky que ya habían salido, tampoco es que quisiera irse sola, esperaría a Makoto, pero la misma idea se le hacía algo sosa, antes de todo eso, ella podía ir y venir de un lado a otro, sin preguntarle a nadie, ¿desde cuando se había vuelto tan tímida?. 

-ah, cierto - exclama la chica, e inclina su cuerpo en una reverencia hacia Katherine - yo... soy... Rina - Rina, se le hacía tan extraño llamarse así misma como Rina,  cada vez se sentía menos unida a esa historia, y lo que significaba aquel nombre - Foster-san, ¿qué haremos con el cuerpo de Tj? - quería nuevamente preguntar por Erik, pero luego de los ánimos que eso había despertado, consideró que mejor que lo que fuera a hacerse, lo hiciera en silencio, y viendo quien quisiera ayudarla. Siguió caminando, podrían hablar en el pasillo rumbo a las puertas.

Rina me pregunta acerca de lo que vamos a hacer con el cuerpo. Con los cuerpos, en realidad. Me encojo de hombros, bastante desganado ante ese tema en concreto.

Yo quería ofrecerle a T.J. un típico funeral estadounidense, ¿sabes? Enterrarle, y poner sobre la fosa una lápida o una cruz, algo así. Pero parece que Himiko ha planteado a otros la necesidad de librarse del cuerpo lo antes posible para que no atraiga a carroñeros y demás, y han decidido incinerarlo, en una pira como la que tenía encendida Himiko cuando llegamos. -Meto las manos en los bolsillos, algo abatido- No voy a pelear por eso, bastantes preocupaciones tengo ya. Además, no creo que importe mucho, en realidad. Si hacemos lo que tenemos que hacer, ya no importará.

T.J. nunca habrá muerto... ¿no?

Asenti ante todos y luego mire a Kat. Quieres venir conmigo digo... Claro si quieres. Le tiendo el brazo como las amigas que siempre salen asi o por lo menos habia visto, ademas todavia no entendia mucho sobre lo de despertar los poderes o esas cosas.

Benjamin se presento y lo mire a los ojos. Claro que vamos espero que no lleguemos muy tarde, y me gusta la idea del entierro tradicional. Capaz que estaría bueno decir algunas palabras para que sepa que siga entre nuestros recuerdos y no muere en vano. Parecía una chica ingenua pero la muerte había llegado dos veces sin anunciar y muy rapido para dejarlos ahi, me despido de ambos y salgo

Asomé la cabeza por la puerta del comedor echando un vistazo, hice una mueca y entré en dirección a la cocina para beber un poco de agua, con Nyara cogida de la mano. Pero a mitad de camino, estiro el brazo con el que tengo agarrada la mano de Nyay la atraigo hacia mi enrrollandola en mi brazo. Luego, cojo su otra mano y terminamos el tramo que quedaba hasta la cocina con unos lindos pasos de baile.

Una vez allí, bebemos un poco de agua y nos damos media vuelta hacia la salida, sin decir nada más y no pudiendo evitar una sonrisa reprimiendo la risa que me estaba entrando por dentro.

Se cubrió con el pecho de Kurt para ahogar la risa y ocultarle la sonrisa de los labios.

-Tápate los oídos y adelántate- dijo- voy a experimentar un poco, hasta ahora no ha funcionado pero... por probar-Se apoyó en la pared próxima a la entrada del comedor e inspiró hondo. Tras su ruptura con Jake había visto tantas veces Moulin Rouge que se sabía las canciones, los diálogos y hasta el orden de los créditos... y los celos, visto el grupo reunido en el comedor era la emoción más humana y caótica que podía imbuirles.

Había intentado varias veces poner en práctica aquel poder pero ni quería provocar que nadie la "amase" manejando sus sentimientos ni tampoco hacerles daño directamente. Un experimento era un experimento y qué mejor cobaya que cualquiera con el que no se tenga relación. Comprobó que Kurt se había tapado los oídos y se había alejado lo suficiente como casi desaparecer por el largo pasillo y comenzó a cantar asegurándose de que se pudiese escuchar la canción de Roxanne.

No, ni de lejos podía emular la canción de la película tal cual pero sí versionarla y dejar que la semilla de los celos se desatase y con ella que tuviese que pasar lo que tuviese que pasar, claro que a veces pasaban cosas terribles por los celos, crímenes pasionales había todos los días o incluso se rompían vínculos que se creían irrompibles dejando ambas partes heridas para el resto de su vida pero Nyara no sabía cómo reaccionarían, cada persona era un mundo y tampoco cuál sería el alcance de su poder. Cuando terminó la canción se separó del comedor y se apresuró a seguir a Kurt con una sonrisilla de niña traviesa bailándole en los labios.