Partida Rol por web

Mientras Rina trataba con el espíritu felino, Ben trataba de volver a explicar la situación; así, la última en llegar, Vicky, y algunos despistados podrían empaparse de la situación. Sonreí inevitablemente al mirarle hacerlo, y es que no podía evitar recordar nuestros primeros momentos en aquel castillo, donde él fue el único en acercarse a mí y darme su apoyo. No sabían la suerte que tenían al poder contar también con él.

Makoto me había demostrado estar nervioso, bastante nervioso, ya que su forma de apretar mi brazo no había sido nada normal, pero el que estuviéramos en la misma sintonía me tranquilizó, así como el que se quedara con nosotras en la cueva.

De pronto, Katarzyna empezó a organizar los grupos, pero de forma no demasiado acertada en mi opinión. No estaba segura de si ella conocía al resto mejor que yo o no, aún no sabía cuántas horas llevaban despiertos, pero hacer los grupos de aquella manera no me pareció muy responsable.

Supongo que serán los nervios, o que aún no es consciente del peligro que hay ahí fuera.

-P-perdonar, pero creo que no he sido del todo clara… - dije, volviendo a alzar algo la voz para que todos me escucharan. Respiré profundamente para tranquilizarme, debía mostrarme segura si pretendía transmitirles seguridad. – Cuando he dicho “orientaros”, no me refería únicamente a contaros qué ha pasado… Se trata también de lo que está por pasar. De vuestra naturaleza, vuestras habilidades. – miré de reojo a Rina, tratando de comprobar cómo iba con el asunto del gato espiritual. – Queréis volver a casa, pero me temo que eso sólo será posible si solucionamos lo que sucede con la chica del sueño. – dije mirando a “los nuevos”. – Habéis despertado aquí sin tener ni idea de nada, no habéis tenido elección, así que estoy convencida de que estáis aquí para ayudarnos. Nosotros elegimos venir. – eché una mirada los compañeros del castillo. – Elegimos venir a solucionar esto arriesgando nuestras vidas, algunos incluso arriesgando algo más importante que eso. – miré a Ben, antes de volver a dirigirme a todos. – Sólo os pedimos que colaboremos juntos. Sé que no os identificáis con “la causa”, la mayoría aún no acepta que no es un simple humano, pero si no lo hacéis por salvar a los nuestros, al menos hacedlo por poder volver a vuestras vidas. La comida, la supervivencia, es importante, claro que sí, – dije mirando a Katarzyna. – pero no diría que es lo prioritario.

Estaba consiguiendo hablar de forma clara y sin detenerme, nuevamente afloraba en mí una increíble seguridad; aun así, no podía evitar que mi cara mostrara un rubor constante.

-Para afrontar lo que sea necesitaremos nuestras habilidades. No sabemos cuáles, así que con cuantas más contemos mejor. Por eso, si os quedáis en la cueva, intentaremos ayudaros a descubrir estas. No tenemos todas las respuestas, pero os ayudaremos en lo que podamos. – miré a Ben y Kurt – Creo que queda fuera de discusión que deberíais acompañar a quienes quieran ir a por víveres, podría ser peligroso… - me volví nuevamente hacia el resto. – Todos somos iguales, deberíais elegir la tarea que más adecuada creáis en función de vuestras capacidades y propósitos, yo no tengo intención de imponer nada… Dicho esto, quienes quieran quedarse y que hablemos de su naturaleza, seguidme, por favor.

Tras concluir me giré y aparté del lugar donde nos aglomerábamos todos, dirigiéndome a una zona cercana al arco de piedra.

El espíritu se acerca a Rina y le olfatea la mano mientras dice:

• Al castillo, podéis caminar con el bosque pero cuidado con los animales, seguro que par algunos como los lobos sois sabrosos.

El felino se frota con Rina y dice:

• Sois muchos y muy irrespetuosos… no vais a poder pasar ni llegar lejos, no creo que la encontréis… no, lo dudo mucho…

El gato da un salto para ir trepando hasta el hombro de Rina y decir:

• Ahora…que me darás por haberte contado tantas cosas chica zorro?

En un principio estaba de acuerdo con la proposición de la pelirroja de que me quedara para recibir explicaciones tras las fantasiosas que Ben acababa de dar, pero luego la chica rubia que decidió a organizar otros grupos distintos. Esperé a que el gato se alejara de mi para atender a las palabras de la chica sin ser yo la que decida apartarse primero del espíritu, temiendo poder resultar irrespetuosa. La miré con expresión insegura mientras proponía que fuera a buscar comida con otros nuevos. ¿En serio? Acababa de llegar a la cueva tras más de dos horas de caminata y lo último que quería era volver a salir, y menos con gente casi tan desorientada como yo, y creyendo que ahí fuera podía haber gente peligrosa, conmigo además indefensa en comparación con los "super chicos" entre los que me encontraba.

La pelirroja insistió enseguida en que nos quedáramos. Por el momento no me importaba su causa, las explicaciones que añadió a las de Ben ni las criaturas mágicas que aseguraban que éramos. Además, si algo así fuera cierto, lo difícil habría sido no darme cuenta... ¿No? Como fuera, la chica habló de lo que más me interesaba, volver a casa, si colaboraba, eso sí. Como fuera, tampoco es que tuviera muchas más opciones, salir sola al bosque no era una de ellas, así que me decanté por la opción de la pelirroja sin pensarlo.

-Yo... Prefiero quedarme aquí con ella.- Elegí para luego seguir a la pelirroja, aunque hablara de arriesgar vidas y frikadas, que teniendo en cuenta al gato, no parecían tan descabelladas.

Por supuesto que había elegido las tareas al azar, pero le había pasado muchas veces: hasta que no le dices a alguien que haga una cosa no te dicen que es lo que mejor se les da.  Nada más escuchar a Eli y a Victoria, volvió a la carga (hacerlo le tranquilizaba):

- Muy bien, Elizabeth, confiamos en tu criterio -  se dirigió a la joven de cobrizo pelo, para, acto seguido, mirar a los demás.
- Quien quiera saber más de "sus poderes", que se quede. " -  suspiró, pues esa frase aún no acababa de creérsela
- Pero quien prefiera ir a por comida o explorar, que lo haga -  estimó que era mejor no forzar a nadie.
- Para explorar, tal vez Chris con "su invento" os pueda empezar a organizar  -  deseó que funcionara tal invento, fuera lo que fuera.
- Y los que sepáis de supervivencia, si queréis, podéis intentar recolectar algo.  -  no se quería ni imaginar al grupo hambriento.

Esperó la aprobación de los presentes: confiaba en que no se resistirían al criterio de Eli.  La verdad es que ansiaba tener la zona menos abarrotada, puesto que de lo contrario era imposible conseguir nada, mucho menos algo de tranquilidad.

Claro que ve el comportamiento de todos, y si, eran extremadamente irrespetuosos, aunque podría ser porque consideraron al Gato como alguien de poco valor, no sabia si era bueno o no, afortunadamente no apareció otro espíritu mas susceptible, y que quisiera acabar con todos. Eran una manada de pollos sin cabeza, todos y cada uno de ellos, ahora se lamentaba el haber puesto sus recuerdos en manos de estas personas, tanto los compañeros de antes como los nuevos, era mejor no profundizar en el tema, ni explicarle mas a Makoto o se preocupara aun mas. La Kitsune suspiro y acaricio la cabeza del gatito.

-si... Lo son...- replica ligeramente, con un pequeño suspiro, todos comenzaban a organizarse, igual es cierto, había que organizarse pero para ir a la escuela, ahí estarían mas cómodos, y al parecer podrían entrar, porque acá será mucho más complejo - pues ha sido un buen espíritu, señor gato, dígame ¿que desearía que le diera? Realmente tengo bastante poco para ofrecer - al parecer solo ella agradecía la información que el gato daba, a nadie ni se le movió un pelo cuando el gato dijo que habían pasado 300 años. ¿Por qué me molesto tanto?, se preguntó, así que era mejor seguir actuando sola. Se sentía tan cansada, pero debia mantener los fuegos fatuos para que el gato siguiera visible.

La pitufina - que no estaba nada mal - se había puesto a organizar a un grupo de personas que no conocía de nada con todo orden y concierto, si señor, ole su coño. Pero la peña estaba pasando de ella, lo cual era lógico y natural. ¿Gente a la que el amo del calabozo le había dado poderes extraños? - Estoy hecho un puto friki... No se como no me han partido la cara antes. O más veces. - Pensó, divertido.

- Yo me quedo aquí. - Miraba fascinado pero a una distancia muy prudencial al gato fatuo que había invocado la japonesita. Vaya tela. Ahora un gato que flotaba y hablaba. ¿Dónde había visto eso antes? En la peli esa de la cría que iba siempre fumada y veía movidas raras... ¿Alicia? Lo mismo se habían caído todos por una madriguera de conejo. O lo mismo estaba en pleno blanco y estaba alucinando... Puta vida. - No salgo ahí fuera ni de coña. ¿Estamos locos? Llevo una puta camisa de algodón y ahí tiene que hacer ¿Qué? ¿Menos diez? - No tenía ni idea de la temperatura que debería haber para que la nieve no se cuajara, pero por decir un número al azar no iba a pasar nada. - Y hay lobos. Y tíos armados o no se que polla. - Se encogió de hombros - Si llevara un hierro me lo pensaba, pero así a pelo, no. Que salgan los que tienen manos de dragón.

- Y tío, no te mosquees, que es coña, ¿eh? Pareces legal. Y no quiero llevarme mal con un tío que puede rascarme el cerebro desde las orejas con esas zarpas. - Bromeó, con la segunda sonrisa sincera que había sacado en todo el día. la primera había sido para Gia, que también le había caído especialmente bien.

- Se agradece que te preocupes. Si veo que me crece el rabo - Alzó una ceja - O me pasa alguna otra movida, antes de irme a llorar a un rincón te preguntaré. De verdad, tío, te preguntaré. Finalizó, muy serio, antes de poner la máxima distancia entre él y el gato de Rina, no sea que le pidiera algo suyo como pago por la información.

¿Había dicho la cosa esa que habían pasado trescientos años? - Oh, si joder. Ojalá fuera verdad. Ojalá estén todos muertos y esta sea la oportunidad de empezar de cero que tanto estaba esperando... - Pensó mientras se apoyaba en la pared y se dejaba caer hasta el suelo.

gimo de dolor cuando el intento de Katarzyna por curarme fracasa, su tacto con mi herida arde. 
-gracias de todas maneras- le digo

me gusta saber que todos pueden entender mi idoma por algun motivo magico, asi que no tengo que hablar necesariamente en ingles, lo cual me relaja y me permite expresarme mejor y con mas facilidad.

aun dolida, me paro recta al escucar todas las explicaciones. luego de escuchar atentamente respondo

-muy bien, todo esto es una locura pero es real y esta pasando, porque lo de las extrañas habilidades no seria real tambien entonces? pues yo les creo.- miro a Mako, a Rina, al espiritu del gato, y a todos a quienes habia criticado antes. -les debo una sincera disculpa. realmente lo siento- digo poniendo mi mano en mi corazon con un gesto mostrando honestidad. -gracias espiritu por tu ayuda, disculpanos si hemos sido irrespetuosos. como podriamos remediarlo?- vuelvo a mirar a Mako, creo que el es la persona que mas pude haber llegado a ofender ya que lo habia nombrado a el explicitamente cuando solo trataba de no alterar a Rina, que al parecer tenia un poder bastante peculiar. -realmente, lo lamento-

luego de disculparme pongo una cara de seriedad y hablo, para todos, en el tono mas ameno que puedo, cosas que es muy dificil a mi edad marcada por el hecho de ser impulsiba.

-en toda la historia de mi pueblo, fuimos los diferentes, fuimos los perseguidos, los atacados, los masacrados, por ser diferentes. si es que hay algo que aprendi de nuestra historia es que hay que defender y respetar la diversidad, aceptarla. si es que alguien esta en peligro por un grupo de intolerantes extremistas me unire a ustedes.  me identifico profundamente con la causa. quiero aprender. quiero ayudar.-

Me mantuve concentrado en las explicaciones del espíritu felino y en el estado visiblemente agotado de Rina.

Detrás nuestro, oía al grupo hablar, aunque me mantuve ajeno a las conversaciones. 

¿300 años? ¿eso es posible?

Claro que lo es... no había más que ver cómo habían llegado hasta ese lugar.

El espíritu hizo una petición y, tras aquello, Roxana se disculpó humildemente por su actitud. No pude evitar girarme y mirar con ternura la reacción de la chica. No había tenido para ella reproche alguno y, aún así, fue lo bastante madura y valiente como para entender la situación. 

- Venerable espíritu del gato - dije inclinando mi torso a modo de reverencia - soy el sr. Oni Makoto, acompaño a Kitsune-sama - me erguí de nuevo.

- Usted es sabio, eterno y... comprensivo - señalé entonces a Roxana - no estamos solos, nuevas, valientes y humildes almas nos acompañan, pero hasta hace unas horas ni siquiera conocían su existencia - miré solícíto al espíritu.

- Le ruego que en su sabiduría y magnificencia pueda perdonar esta deuda pues, usted sabe en toda su grandeza, que nos hayamos en la situación más desoladora.

Cuando el gran espíritu alado apareció en el comedor del castillo, quiso hacer pagar un alto precio. ¿Qué impide a un espíritu ser altruista?

- El espíritu del gato es sin duda símbolo de libertad y libre albedrío. Espero que pueda condonar esta deuda - me incliné con humildad.

Curiosamente, la última en llegar había sido la primera en seguirme. No sabía cuál era su motivación, pero el simple hecho de que tuviera tan claro que quería que colaboráramos ya me agradó.

Al detenerme, en espera de si alguien más se nos unía, extendí la mano a la chica.

-S-soy Elizabeth, E-elizabeth Freeman. – me presenté, mostrándome mucho más tímida de lo que había podido parecer frente a todos. – Vengo de Londres, y hace cinco días estaba tan perdida como vosotros. – De hecho aún lo estoy, pero bastante menos. – E-espero poder ayudarte, y que me ayudes. – dije con una sonrisa tímida y me senté en el suelo, pidiéndole con un gesto que se sentara a mi lado. – Ahora os explicaré lo que sé hacer…

Me veía como en un callejón sin salida, no sabía muy bien por donde avanzar ahora, pero llegados a ese punto, quedarse sin hacer nada no era opción.

La idea de Chris era buena, así como la de Lia, pero la de esta me asustaba un poco por si le pasaba algo.

Con la aparición del gato me quedé realmente sorprendido. "¿300 años? ¡¿PERO QUE ME ESTÁS CONTANDO?! Yo esperaba 10...20...100...pero eso triplica los años..."

El tema del árbol me molestaba un poco pero en aquel momento no sabía nada de esto, lo llego a saber y antes de hacer algo que pueda poner a estas cosas en mi contra, hubiera seguido con Erik...

Lo de los grupos era buena idea, y aunque no me gustase ir al bosque con el frío que hacía y peligros desconocidos, realmente si nos encontrábamos alguno, tanto Ben como yo seríamos de los que más oportunidades tienen de hacer algo. Pero la idea de que Mr.Cheff nos acompañe....bah.

-Yo pido perdón por lo del árbol.-Dije mientras me rascaba el pelo al gato, no sabía si ayudaría en algo pero bueno. Luego miré al resto.-Bueh...300 años...bueno, supongo que será mejor que vayamos cuanto antes, y ahí fuera como bien ha dicho nuestro grandioso amigo felino, somos muchos, pero para ir ahí fuera a buscar cosas, será mejor que seamos pocos por si tenemos que ocultarnos. Así que con Ben, Mr.Cheff y yo está bien, pero si alguien quiere venir a ayudar, bien, pero no más de cuatro...dicho esto, no hay tiempo que perder...

No tenía ganas de que se hiciera más tarde, no se cuanto tiempo había pasado pero mejor era salir y volver cuanto antes, así que me dirigí a la salida de la cueva.

Las cosas parece que empiezan a funcionar, la gente se va convenciendo de lo que sucede y aceptan que colaborar es una necesidad. Me siento bastante orgulloso del giro de los acontecimientos, y del modo en que algunos empiezan a comportarse. Kurt toma el toro por los cuernos acelerando la partida del grupo de aprovisionamiento. Quiere que seamos sólo tres, a lo sumo cuatro. Tiene sentido en cierto modo, de cara a posibles problemas. También complica la obtención de recursos, si vamos a estar bajo mínimos en cuanto a personal. Pero supongo que tendrá que valer.

Eh... Erik, ¿verdad? Perdona, son muchos nombres en muy poco tiempo... -Me disculpo, sonriendo nervioso- Ve con Kurt, yo os alcanzo ahora. Y si alguien más quiere venir... que lo diga ahora.

No espero a los posibles voluntarios, no quiero generar un silencio incómodo que fuerce a nadie a venir contra su voluntad. En cambio, me acerco a Makoto, tratando de no incordiar a Rina.

Makoto, quedas al cargo de la seguridad del campamento, ¿de acuerdo? -No se me ocurre nadie mejor, en realidad- Si algo sucediera, ven a buscarnos. Elizabeth sabe cómo encontrarme. Podrías controlar el perímetro con un pequeño grupo que se encargue de buscar leña para el fuego y hojas y hierba para hacer algo parecido a unas camas, no se. -Pongo una mano en su hombro- Confío en ti más que en nadie. Te confío aquello que más quiero... amigo.

Simplemente con decirlo, mis ojos se cruzan con el rostro de Elizabeth, a quien me acerco despacio, forzando una sonrisa de confianza, transmitiéndole seguridad. Clavo una rodilla a su lado, pidiendo disculpas con la mirada a su acompañante por interrumpir su conversación.

No tardaremos, ¿de acuerdo? -Le digo poniendo una mano en su espalda, hablándole muy cerca- Búscame de vez en cuando, como tú sabes. Así sabrás en todo momento que estamos bien y donde estamos. Makoto puede venir a buscarnos si pasa algo, de modo que tenle al corriente... -Le doy un abrazo, susurrándole tan sólo unas pocas palabras, y antes de soltarla le doy un tierno beso en los labios- Estaré de vuelta antes de que te des cuenta...

Me pongo en pie, cogiendo mi chaqueta de manos de Liz, y me la pongo antes de comenzar a ascender por la ladera rocosa, dirección al bosque.

El gato ignora a todos y mira a Rina, entonces dice sonriente mientras se deja acariciar:

- El árbol y el bosque no son cosa mía... yo soy un espíritu que habita en el castillo pero que ha quedado aquí atrapado, si me convocas en el castillo o mejor dicho si aprendes a convocarme en el castillo daré por zanjada tu deuda conmigo y también te ayudare y si, se como podeis llegar al castillo, solo teneis que caminar hacia el norte ascendiendo la montaña por cuatro horas

"debemos tener un gato"; pensó la chica-zorro cuando escuchó a Makoto intentar que el espíritu les condonara la deuda, era un gato, sí, de aquellos mismos que juegan con sus presas, por lo menos ahora parecía que no lo éramos. Deberíamos, por lo demás, la Kitsune siguió acariciando la cabeza del gato, podía sentirlo, era algo más helado, pero se sentía su pelaje  y la vibración de su cuello con el ronroneo.

- está bien señor Gato, cuando vayamos al castillo, allá haré todo lo posible para invocarlo - ¿encerrado?, seguramente fue Beni para dejar a alguien que diera su mensaje. La chica suspiró,  y bajó al gato, le dio dos palmaditas  y esperó a que desapareciera. Sentía sus manos entumecidas, las puntas de sus dedos. Ya todos se habían dispersados, no habían aguantado estar en mismo lugar.

Otros, habían  intentado disculparse, un gesto loable, aunque el discurso de la judía no le pareció el más adecuado a la Kitsune, era mudialmente sabido que de pueblo perseguido tenían el mismo grado que de persecutores, ¿no que la Torá habla de las matanzas  los pueblos que habitaban las tierras de Canaá? y ¿qué sucedía con los Palestinos?, La franja de Gaza era el campo de concentración judío, en donde los palestinos se encontraban cercados, atrapados entre el mar y los fusiles. Definitivamente  no era el mejor de los discursos, pero se entendía el sentido, y la kitsune no iba a reparar en las razones sino en los resultados. Si deseaba trabajar en post de lo que sucedía, que así fuera. 

Se puso de pie, y se afirmó de Makoto, el que estaba a cargo  ahora del campamento,  él mismo la podía sentir helada ahora, lo miró a los ojos, y rozó con su nariz su mano.

- debemos ir al castillo, allá debe haber ropa y estaremos más cómodos, no veo manera de resolver lo del portal, - o de hacerlo, ella no volvería a ser la misma, si lo hacia a tontas y a locas- y no podemos quedarnos sólo acá, hay nieve y la comida debe escasear y no creo que sobrevivamos a punta de bayas y raíces,  las ramas deben estar mojadas con la nieve, así que mucho fuego tampoco tendremos - cerró sus ojos, tenía sueño - además, en el castillo debemos encontrar más información, ellos sabían que estaríamos aquí, debieron dejar todo listo para este momento -  miró a Lizz, Ben ya se había retirado, él le temía, los demás también, ¿por qué ella no lo hacía?. 

- nye...- emitió un pequeño maullido de desaliento, muchas cosas daban vueltas - si hay heridos puedo intentar curarlos, creo que aún tengo energías para hacerlo, ¿quienes son los heridos? -  alza un poco la voz, si ellos habían salido, quería decir que tan mal no se sentían.

Cuando abrazo a Elizabeth susurro a su oído:

Esto no cambia nada, ¿eh? Siempre juntos...

 Me aparté con Elizabeth y me senté a su lado obedeciendo su gesto. Los chicos hablaban entre ellos y con el espíritu, dándome a entender por lo que escuchaba que no era la única que había tenido ese extraño sueño, entre otras cosas. Otros se iban, y yo mientras me aliviaba al ver que algunos de ellos se aclaraban y salían. Así podría atender, hablar y tratar de comprender todo esto con más 'tranquilidad'. -Victoria Silva, de... -Me presenté escuetamente de nuevo a la chica, que probablemente antes no me habría escuchado, interrumpida por el chico al que dejé hablar antes de continuar. Sería mejor que ellos, que parecían manejar el cotarro, o por lo menos entenderlo, se aclarasen entre sí cuanto antes. Tampoco es que mi procedencia fuera algo que necesitara comunicar con prioridad. -Soy de Sucre, Bolivia.- Continué cuando se marchó. -En serio, ¿Cómo narices he llegado hasta aquí?- Yo también espero que puedas ayudarme... - Terminé para quedar atenta a sus próximas explicaciones, esperando entenderlas y evitando formularle mil preguntas de una sentada con toda la paciencia que podía tener, ayudada también a acallar mi curiosidad por el miedo de pensar qué es lo que podría hacer esta chica que tenía que mostrar, tras ver como la otra se descontrolaba.

 Escuché a la kitsune hablar de curaciones, pero preferí hacer oídos sordos y seguir mirando a Elizabeth para llamar su atención lo menos posible. Solo tenía rasguños, y temía que más que curarme, por cualquier motivo pudiera conseguir todo lo contrario.

Asentí mirando a Ben a los ojos cuando se acercó a hablar conmigo. 

Lo cierto es que si Liz era capaz de mantener controlada la situación de Benjamin, era una gran ventaja. 

- No va a suceder nada... la situación es clara, solo hay que respetar el bosque - hablaba más para tratar de apoyar a Ben que por pleno convencimiento - llegado el caso, sabes que puedo llegar sin ser visto dónde tú estés, gracias a Elizabeth - dije siguiendo su mirada, fija ahora en su amada.

Recogí a Rina y la invité a acomodarse en una esquina y a descansar sobre mi regazo.

- Tal como dices... probablemente haya un mensaje detrás de todo esto. Mañana iremos al castillo, ahora tú descansa, tómate un respiro - aparté con mimo el cabello de su frente y acerqué los labios para besar su piel.

Elizabeth empezó a hablar con Victoria mientras Ben y Kurt abandonaban la cueva.

Pasado un rato, empecé a moverme.

Era momento de tratar de buscar rastrojos y leña seca. Aprovechando que era de día y que la proximidad de la cueva emitía esa extraña sensación de temperatura controlada, quizá podríamos recoger lo bastante en los alrededores como para pasar la noche. Permanecí un momento en el acceso, buscando des de ahí, y esperando a si alguien se sumaba a mi búsqueda.