Partida Rol por web

La Kitsune luego de recibir con un gatuno gesto las caricias de Makoto, se puso de pie y fue hacia la pared donde estaba la puerta, y comenzó a recorrerla, buscando algo en especial, cualquier cosa. El resto procuraba organizar todo para tener lo básico para sobrevivir ese día, así que ella buscaría algo que los ayudará a sobrevivir el resto del tiempo. "Beni-sensei, espero que nos haya dejado alguna pista, algo, por favor" Oro, cada vez se sentía mas semejante a su abuelo, el sacerdote del templo  Fukuhoshi.

- a veces me pregunto como me vería con una cola y orejas - comento en voz alta, abstraída en lo que hacia, sin darse cuenta de lo que había dicho, a veces hablaba en voz alta sus pensamientos mas banales, ocultando, eso sí aquello mas profundo.

Mientras hablaba Rina miraba a su alrededor con la esperanza de encontrar alguna pista, algo que le de alguna indicación, el espíritu gato ya había desaparecido y no encontró realmente nada

Luego de revisar la pared de punta a cabo, no encontró nada, ni una pista, ni una inscripción, nada, la chica pegó su frente a la pared invisible,  y se deslizó hasta el suelo, en ese momento era imposible llegar a una conclusión, aunque aún estaba lo de aceptar lo que su zorrito interior decía, pero esa chica sólo la martirizaba. la Kitsune cerró sus ojos,  dándole vueltas al tema, el resto de los chicos podrían tener una mejor relación con lo que eran, por ejemplo Ben, o Lizz, o el mismo Makoto. La kitsune subió sus manos a su cabeza, y comenzó a tamborilear sus dedos sobre su cabello.

-Watashi wa kotae o mitsukeru koto ga dekimasen!* [¡no puedo encontrar la respuesta]- exclamó estregándose el cabello,  y desordenándolo, aún tenía los dedos helados. "La magia no se recupera tan rápido...", pensó, mirando la punta de sus dedos moviéndolos. 

Se quedó moviendo sus labios,  y luego comenzó a jugar con ellos, Lizz quería demostrar lo que podía hacer, eso le hacía recordar que ni ella conocía los poderes de todos. "somos un montón de desconocidos, ellos conocen más de mí, que yo de ellos".  La kitsune se puso de pie, ir mañana al castillo era perder el tiempo, ahora sólo se verían las caras y hablarían  para ver si tenían experiencias similares. "Quizás era lo mejor, por lo otro era irse ella misma ahora, podría llegar, tenía la ropa como para hacerlo."

- Makoto-senpai, ¿qué tan lejos puedes teletransportarte? - alcanza a su novio, que buscaba algo en el resto de la cueva.

Cuando ya estoy prácticamente fuera, Rina continua tratando de encontrar las respuestas adecuadas. Le hago un gesto para que me acompañe al exterior, no será demasiado rato, lo justo para tratar de encontrar leña útil, pero podremos seguir hablando mientras buscamos por los alrededores.

Makoto sale, ella al ver que se le escapa, sale detrás de él, apurando el paso para poder alcanzarlo, aunque Liz quedaba rodeada de chicos nuevos, así que fue donde ella, apretó su mano y la invitó a salir con ella. Los tres mejor que se quedaran juntos.

Tras presentarme a Victoria, esta se dispuso a hacer lo mismo, pero nos vimos interrumpidas por Ben. Los chicos parecían estar ya movilizándose para buscar provisiones, y mi novio me dijo que no tardarían, pero que aún así le buscara de vez en cuando, informando a Makoto de cómo estaba la situación, ya que él se quedaría con nosotros. Un tierno abrazo y un dulce beso encerraron en un susurro el recordatorio de su promesa.

Sonreí y apreté su brazo justo antes de que cogiera su chaqueta. No hacía falta que le dijera nada más. Le ví marchar y me volví nuevamente hacia Victoria, que retomó la presentación.

Escuché a Rina decir algo al espíritu gato sobre ir al castillo, y después se ofreció a ayudar a los heridos, pero le perdí la pista al volver a reunirse con Makoto. Ellos hablaban, y yo continué esperando junto a Victoria.

-Sé que esto resulta increíble, para mí también lo era. B-bueno, a veces sigue siéndolo… - le dije a la chica, cuando de pronto sentí la mano de Rina apretando la mía, como instándome a que la acompañara.

Mi mirada fue instintivamente a la entrada de la cueva, por donde vi salir a Makoto, y seguidamente esta soltó mi mano y fue tras él.

-E-espera un momento, por favor. – pedí a Victoria, avergonzada al no poder explicarle la situación y me puse en pie. – En seguida vengo, vigila que nadie se mueva de aquí, ¿Sí? – le dije en tono de suplica y salí tras Rina.

No entendía que era lo que sucedía, pero si tenía una oportunidad de acercarme a la Kitsune, debía intentarlo.

hago una señal de afirmacion con la cabeza.  cuando todos los "veteranos" se van me acerco a la puerta.

-todos tenemos algo especial, no? intentemos descubrir que es.- digo mirando el marco -quizas.. quizas yo pueda...- extiendo mi mano, con los dedos listos para sentir el tacto de un muro invisible, o  lograr atravezarlo.

No había llegado a confirmar a sus compañeros para ir en búsqueda de comida, que tras la salida de ellos los demás "antiguos" en el asunto de aceptar la naturaleza sobrehumana propia parecían organizarse frente a la nueva información y futuras posibilidades para mejor del grupo. 

Sin dudas deseaba poder ser útil y al mismo tiempo no resultar ser un estorbo, y aprender toda aquella locura de abrazar un destino. Las contradicciones emocionales lo habían dejado paralizado por unos segundo por eso a su vez no había salido de aquel lugar.

- Creo que debemos aprovechar que se fueron los "viejos" para hablar nosotros que apenas empezamos aceptar la catarata de información - respiro un poco para permanecer tranquilo. - Creo que para poder sobre pasar este obstáculo hay que cooperar en grupo....el tiempo nos dará más información, mayor confianza y determinara el destino que cada uno desea tomar.....Todos queremos volver a casa, a nuestras cosas y muy probable más de uno crea que no deberíamos estar aquí; por eso digo de tomar las cosas con calma. - Miro un poco a mi alrededor. - Creo que primero tenemos que tener confianza en nosotros, que compartimos un mismo y forzado destino - haciendo énfasis en la palabra "forazado" porque ninguno había optado bajo conciencia viajar en espacio y tiempo para caer en aquel lugar.

- ¿Que piensan ustedes? - pregunto al grupo en búsqueda de la opinión de los demás respecto a la situación, sin la presión de aquellos con poderes que parecían querer encaminarlos o dirigirlos frente a la experiencia.

Estando solo “los nuevos”, Katarzyna sentía un ambiente de familiaridad, y más aún tras su “salida de tono” anterior. Se permitió quitarse la ya resquebrajada armadura de “educada distancia” que usaba para tratar con extraños. Tras oír la propuesta de Erik, viendo que los demás dudaban en contestar, necesitó aliviar la tensión.

- ¡Aaay! - Suspiró, echando la cabeza hacia atrás, quedando su mirada clavada en el suelo.
- No sé si esto es un sueño, un reality o es que me he vuelto loca - continuó, ya que había llamado la atención.
- Pero parace que no hay más remedio que buscar esos poderes - bajó la cabeza para mirar a sus compañeros.
- Uff. Si mi poder es el de detectar veteranos cretinos, entonces lleva activo todo el día - susurró, lanzando la broma al aire.

Cerró los ojos. Eli había dicho algo sobre qué se nos daba bien. Ella sabía de idiomas, si, aunque siempre se había enorgullecido de saber entender a la gente. ¿Leer la mente? sonaba ridículo. También sabía expresarse bien y convencer a la gente para que cooperara, algo muy útil si eres guía turístico. - Claro. Y soy una líder heroína y mi anterior yo era Juana de Arco - ironizó.

Con los ojos aún cerrados, se concentró en la gente de alrededor, intentando detectarlos, intuirlos, saber que pensaban o “sugerirles” algo directamente a sus mentes. ¿Quién sabe?, a lo mejor toda esta locura es cierta.

- Pienso que las chorradas moralistas y los rollos de confianza mutua no llevan a ninguna parte, que somos un puñado de desconocidos que lo único que tienen en común es haber aparecido en mitad de la mierda y que tarde o temprano, cuando las cosas se pongan chungas de verdad, cada cual mirará por salvar su propio culo. Nosotros y ellos. Es ley de vida. - Dijo, condescendiente - La única diferencia entre todos vosotros y yo es que voy con la verdad por delante.

Y no quiero volver a casa - Añadió como si tal cosa - Esta mierda no es mucho peor que lo que me espera allí, así que por mi, que dure todo lo que sea. ¿Qué es lo peor que nos podría pasar? ¿Qué nos mataran? Eso ya lo tenía en el barrio también, así que mira... - Se encogió de hombros. - Por lo menos estoy rodeados de tías buenas.

- Por mi parte me voy a quedar aquí apalancado esperando a que los freaks esos hagan sus cosas, resuelvan sus mierdas y luego... Bueno, ya se verá. - Cogió una piedra suelta, la sopesó en la mano y se quedó mirando, divertido, como las chavalas hacían chorradas en busca de su mojo interior. Menudas payasas. Tan buenas que estaban y no demasiado cerebro. No esperaba mucho de la boliviana, pero la pitufina le había parecido muy inteligente. Pena que su inocencia le fuera a pasar factura tarde o temprano. El mundo no era un puto cuento de hadas, era una jodida pesadilla.

Lanzó la piedra hacia el arco, seguro de que atravesaría la pared invisible que nadie parecía poder cruzar.

Cuando Roxana toca donde estaba el muro siente como algo para su mano, es entonces cuando la piedra lanzada por TJ choca contra este y cae aparatosamente como si se hubiera chocado contra una puerta, sin duda allí había un muro y aparentemente ninguno podía atravesarlo al menos de momento

- ¡Hostias! - Exclamó en voz baja, sorprendido. - Eso si que no me lo esperaba. - La piedra no había pasado tampoco, cosa curiosa, estaba convencido de que lo haría. Otro que quedaba como un imbécil delante de aquel muro invisible. - Estoy hecho un pringao - Pensó, negando con la cabeza.

'interesante" pienso pasando mis dedos sobre el muro invisible. entonces siento una molestia y solo en ese momento recuerdo mi brazo herido.

me miro el brazo, herido, miro la gente a mi alrededor. vuelvo a mirar mi brazo.

-no quiero sonar a una niña caprichosa, se que esto no es la gran cosa, pero me duele, y ya no podria aprovechar mi agilidad para trepar arboles asi- digo bromeando -no soy muy buena con esto de la medicina y primeros auxilos, alguno de ustedes podria ayudarme un poco?-

bajo la mirada al suelo timidamente

-¿Q-qué? - Me quedé mirando como se iba la pelirroja, dejándome 'encargada' de que nadie se moviera. ¿En serio? No pensaba hacer de madre de nadie, y menos para que les entrara un berrinche y descubrieran sus poderes friéndome.

 -A ver, todo esto del sueño, -Que no he sido la única en tenerlo si no he entendido mal- cooperar, entender, descubrir, confiar y todo eso está muy bien... Pero en parte pienso como él. - Apoyo las palabras del chico que acaba de hablar, que por educación o temor a una mala reacción yo no me atrevo a formular de forma tan clara. No descartaba que más adelante pudiera conocer mejor a la gente, que de hecho no estaría mal para tener a alguien que me cubra las espaldas, pero no había venido aquí para hacer amigos... No había venido aquí para nada, de hecho. Por ahora miraría por mí, como bien había dicho T.J., y por nadie más. -A mi todo esto, la 'causa' que sea que esta gente entienda y tenga, los poderes que se supone que debemos tener, todos estos líos... Me dan igual, no voy a salir a helarme sola al bosque o que me coman los lobos, pero tampoco me quiero quedar aquí, ni me hace especial ilusión descubrir qué sabéis o sé hacer, y más pensando que algo así puede descontrolarse después de escuchar lo de Kurt o ver a la... a la 'Kitsune' esa. Además, si tuviera poderes o fuera un bicho raro, lo difícil habría sido no darme cuenta en 20 años, ¿No? - Concluyo, pensando en como Ben ha cambiado su mano a placer y Rina ha invocado al gato fatuo con total naturalidad, como si llevaran haciendo esas cosas toda la vida- Estoy dispuesta a colaborar, sí, pero porque me habéis dado a entender que es la única forma de volver a casa, sin siquiera darme un motivo de porqué no puedo simplemente buscar transporte en una población cercana. -Y encima mi puto móvil no coge cobertura.-

 Luego miro como la piedra rebota en 'la nada'. -¿En serio?- Digo asombrada tras verlo, pero no tanto después de ver lo que son capaces de hacer los chicos que se acaban de marchar.

 -Y no, no se nada sobre eso... - Respondo a la chica. -Rina se ofreció antes a curar a los heridos... Pero prefiero no acercarme mucho a ella, no entiendo muy bien qué le ha pasado antes.