Partida Rol por web

La idea de mi compañero era buena, pero aun cegandole el solo no podria con ellos asi que me acerque a ellos y luche a su lado.

No puedo dejarte luchar solo, hermano, te ayudaré a mantenerlos a raya hasta que el resto sacan a esos dos rehenes.

Asi que lanzo un ataque intentandole dañar lo mas posible, y poder dar la maxima ventaja de tiempo al resto para que acabarán con aquellas malditas cadenas.

-¡Maldito seas Thorin!¡No hemos venido a luchar, hemos venido a huir, no somos rivales para ellos!Yo solo estoy tratando que no puedan entrar, ponte a la defensiva o ayuda a nuestros hermanos a liderar a los presos¡Pero por las barbas de Durin no te hagas el heroe!¡Y vosotros dos daos prisa con esas malditas cadenas!Ni necedad me lleve por no traerme todas la herramientas, esto con una buena sierra hubiera sido otro cantar.- Kramghrat se mantenía a la defensiva, lanzando ataque de contención intentando impedir que el troll que iba delante pudiera entrar en la sala.

La situación era francamente caótica, su vida pendía de unos meros instantes.

Tratando de localizar el punto más débil de las cadenas que retenían al cachorro humano, lo golpeó con todas sus fuerzas una vez más.
 

- ¡Ni hablar! - respondió al humano que pretendía que le diera el hacha. El hacha de sus ancestros sólo sería blandida por su heredero y moriría con ella en las manos antes que dársela a un humano.

Rothrim, afianzado en su posición y con el objetivo claro, golpeó una vez más la cadena. Esta vez el golpe fue certero.

- ¡Matholuich, derriba el troll de la entrada para que entre más luz! - si su aliado era capaz de empujar y derribar a ese troll convertido en piedra entraría más luz en la cueva y podrían frenar el avance de los que estaban ya apareciendo por la entrada.

Giro la cabeza para ver a los dos enanos frenando la manada de Trolls que están intentando entrar. A pesar de que el primero de ellos está un poco cegado, los golpes de ambos enanos no consiguen gran cosa. Si mi esperanza había vuelto con la entrada del enano con el Martillo de Guerra que había casi descolgado la argolla de la pared, ahora se me estaba esfumando con una velocidad increíble. Desde que me habían capturado siempre he sabido que estaba muerto, y los hechos que veía, confirmaban lo dicho.

Un nuevo golpe en mi cadena hizo que volviera la vista. Aquel enano seguía golpeando sin éxito para intentar romperla. Pero aquella cadena parecía que tenía algún tipo de conjuro que la hacía irrompible. 

¿Empujar al Troll de piedra? Aquella acción era absurda. No pretendía entrar en aquella cueva que sería una carnicería de un momento a otro. Ignoré la voz de Rothrim. No podía jugarme la vida de esa forma.

- ¡Lo que tenéis que hacer es salir de allí! ¡Dejar a estos pobres desgraciados! ¡Ya tienen firmada su sentencia de muerte! ¡Salvaros vosotros!

Y de pronto, veo al Troll levantar su brazo con un gran garrote en él y lanzar un ataque a aquellos incautos enanos. El golpe, gracias supongo que lo estrecho de la situación, arrastró el garrote por la pared, levantando trozos de piedra y acabó golpeando a Kramghrat que aguanto el golpe sin apenas inmutarse. 

Había que decir que aquellos enanos eran duros. Muy duros. Pero no podrían aguantar mucho tiempo.

Y de pronto, noté como la cadena dejaba de hacer presión sobre mi pierna. La moví rápidamente mientras miraba con los ojos muy abiertos, incrédulo de lo que estaba pasando. Aquél enano había roto la cadena. Había roto toda desesperanza. Sin pensarlo dos veces, después de mirarle a los ojos, me arrastré unos metros y me incorporé casi de un salto, corriendo hacia el agujero que habían abierto. Me había quedado mucho y sólo buscaba la luz del exterior, mi salvación.

El troll intentaba entrar tratando de agacharse pero Thorin y yo le cortábamos en paso de forma que no podía agacharse cómodamente para pasar, aún y así intento meter la enorme masa de su cuerpo para obligarnos a retroceder cuando mi compañero le golpeó uno de los dedos del pie más adelantado. El apestoso ser se enfureció tanto que se retiró de golpe dándose un absurdo cabezazo contra el techo bajo, empezó a bramar con furia por el enfado mientras metía el brazo empuñado torpemente el barrote moviéndolo de lado a lado para intentar aplastarnos, en uno de sus embistes tuve que sostener el escudo con ambas manos y todo el peso de mi cuerpo para aguantar el topetazo pudiendo notar la desmesurada fuerza del troll incluso en un golpe tan torpe como ese. Eso me hizo darme cuenta de la premura que necesitábamos y ser consciente del grave peligro que corríamos.

Entonces escuché un chasquido de metal contra metal y pude ver como por fin uno de los presos corría libre hacia la luz, pero era precisamente el que no habíamos venido a buscar. Kraner estaba teniendo problemas con la debilitada cadena que había dejado y nosotros no podríamos aguantar más la posición, los gritos de Matholuich eran de una certera e innegable verdad.-Thorin ahora que ha reculado y el polvo nos cubre, le será más difícil acertar, tenemos que aguantar como sea hasta que nuestros hermanos salgan. Ponte a la defensiva, no voy a perder a un hermano por esto.¡Vamos!!En cuanto vuelva a zarandear el garrote cuidado¡¡Ahora!-Kramghrat esperó a que sus compañeros salieran para intentar organizar una retirada ordenada.El trabajo del enano había dado buena cuenta y gracias a ello podrían salir rápidamente sin demasiados problemas pero se estaban quedando sin tiempo.

Salí corriendo tras Kramghrat, veo como golpea la cadena del chico, pero no espero a ver el resultado, la golpeó yo también, aunque creo que con su golpe valía, pero más valía prevenir.
Salgamos de aquí, Matholuich, cubres hasta que salgamos

Pivotando con su pie derecho, giró su cuerpo hacia Leddon al tiempo que alzaba su hacha. Como si de una danza se tratara, Kramghrat a la carrera descargó su martillo sobre la cadena del joven de los posaderos, casi al mismo instante Thorin descargó otro golpe y acto seguido Rothrim también la golpeó produciendo otro chasquido en el metal

Agarró a Leddon para que pudiera levantarse lo más rápido posible y tirando de él aceleró hacia la salida de la cueva con la mirada fija en la luz que detendría los trolls.

Avergonzado de su pobre actuación, pero aliviado de encontrarse entre sus hermanos, ordenó sus ideas: lo primero seguía siendo la seguridad de los humanos, de lo que ya se habián encargado los demás. En ese momento, lo mejor que podía hacer era tratar de ganar tiempo, así que se acercó a donde se encontraban los demás, espada en mano, aguardando a que todo estuviesen a salvo.

La cadena se rompió al pasar a mi lado uno de los enanos. A pesar de ello, la cadena, recibió varios ataques más en distintas partes, sin conseguir nada. Encogí mi pierna y arrastré la cadena. Demasiado larga. Demasiado pesada. Pero ahora no era tiempo para quejarse. Cierto es que estaba muy débil, pero tenía que salir de allí. Estos enanos se habían jugado la vida por salvarme. Y mi familia me estaba esperando. Me armé de valor, la adrenalina corrió por mis venas, me levanté de un salto y corrí hacia el agujero por donde habían entrado. hacia la libertad.

Me arrodillo ante el agujero y comienzo a salir por él como puedo. Delante de mi hay un humano con un arco que parece que me apunta. A pesar de ello, sigo saliendo del agujero. El humano se aparta y cuando estoy en el exterior, sin perder un solo segundo, me incorporo y salgo corriendo colina abajo. ¡Era libre! ¡Era libre!

Me aparto del agujero cuando veo llegar a uno de los prisioneros. Inmediatamente, cuando pasa a mi lado, vuelvo a asomar mi cabeza y tensar mi arco. ¡Aquel tipo olía fatal! La repugnancia que siento hacia él me hace sentir mal. Se que no es culpa suya el olor que desprende, me ha levantado el estómago. Aún así, busco nuevamente en la cueva mi objetivo, los Trolls. Cuando me asomo, veo que Rothin corre hacia mi, así que decido guardar el arco y extender la mano para ayudarlo. No podría hacer nada con mis flechas con ese Troll de piedra delante del agujero, además, estando todos tan juntos y luchando contra el Troll, lo único que podía pasar es que hiera a alguno de los enanos. Y eso no me lo perdonaría nunca. 

- ¡Vamos!

Le grito a Rothin. 

De reojo veo como los Trolls no se atreven a entrar en la sala de los prisioneros. Se quedan en el marco donde antes había estado la gran piedra. La luz que entra por el agujero y que se refleja sobre el Troll de piedra, ilumina con demasiada claridad la estancia. Y no es que vayan a morir por esa luz reflejada. Simplemente parecen que desconfían de la claridad y de que les ocurra lo mismo que a su otro compañero. Eso era buena noticia.

-¡Rápido Thorin! Pongámonos a ambos lados de la entrada, así no nos podrán lanzar nada, no me gustaría acabar aplastado bajo una piedra lanzaba por esas bestias. Si tratan de entrar les podremos presionar por ambos lados, tú el yunque y yo el martillo hermano.- en ese momento se giró y vio a Kraner dirigirse hacia ellos.-¡Qué hace insensato, ni te acerques sin tú armadura!¡Qué no se te olvide recoger mi pico o te arrancaré la barba de cuajo!Corre hacia la entrada e intenta desviar la luz hacia aquí con el filo de tú hoja mientras el resto salen. Tu cubres la retirada Kraner.- a pesar de la tensa situación Kramghrat intentaba organizar la situación de la mejor manera posible

Con Leddon a su lado corriendo lo más rápido que podía dado su estado de debilidad y teniendo que arrastrar toda esa robusta cadena atada a su tobillo, conseguieron llegar a la entrada de la cueva sin que los hubiera alcanzado ningún troll.

Allí apareció la mano de Matholuich quien apremiaba a salir.

Rothrim seguía teniendo el hacha en una mano y a Leddon agarrado con la otra. Lo empujó para que cogiera la mano que ofrecía nuestro compañero humano.

- ¡Vamos, sal Leedon! 

El muchacho casi que desapareció con el tirón que le hizo Matholuic. Después salíó Rothrim y con su hacha se puso a derribar un lado del agujero de entrada para conseguir que entrara más luz a la cueva.

Aunque no trataba de huir, entendió las palabras de Kramghrat, y le pareció un buen plan. Recogió el pico de su compañero, mientras se situaba en una posición capaz de reflejar algo de luz para, al menos, cegar a las bestias.

- ¡Kramghrat, será mejor que no te preocupes tanto por mi barba, y ayuda a poner a salvo a los humanos, o por mis ancestros que mi espíritu volverá del reino de los muertos para atormentarte cada noche en tus pesadillas!

Dicho lo cual, trató de desviar los rayos del sol hacia los ojos del troll.

Me pongo junto a la salida para cubrir a mis compañeros.
Rápido, salir, escapemos cuanto antes. Yo os cubro
Si los Trolls acaba entrando,tendré volver a atacarlos, pero la situación requería que lo mejor era salir de allí.

Salgo de la cueva por el orificio que habían abierto los enanos, cuando paso al lado del hombre que ha tirado de mi, veo como su cara se arruga en señal de angustia. Intento no darle vueltas y corro por la ladera un par de metros antes de caerme sobre la hierba. Me quedo allí tumbado, bocabajo. Era libre. Las lágrimas corrían por mi mejilla. Era libre. 

Ayudo a salir a Rothrim y veo que se pone a ampliar el diámetro del agujero. Pero no le presto atención, extiendo la mano de nuevo para coger al siguiente enano. Nunca pensé que pesaban tanto.

- ¡Vamos!

Volví a gritar apremiando su salida. Por el agujero y lo poco que estaba viendo, podía ver que Kraner estaba intentando deslumbrar a los trolls para que no entraran en la sala donde estaban. Estaba claro que lo estaba consiguiente. El primero de ellos, el que obstruía la entrada con su cuerpo, se tapó los ojos mientras mueve la cabeza hacia los lados. No entendía lo que le estaba pasando. Estas criaturas.... Sonrío aliviado. Por ahora estaban a salvo, pero tenían que salir de allí y rápido.