Partida Rol por web

Le puse una mano en el hombro para darle unos topetazos a Thorin en talante cordial.-No puedo decir que haya hecho mal negocio, ahora te cuento.-hizo una pausa para dirigirse a Rubb.-Bueno Rubb, dado que ya estamos la mayoría despiertos ¿qué te parece si saldamos cuentas?Trajimos al chico sano y salvo, por tanto además de alojamiento de por vida nos debes un par de piezas de oro¿no es así?.-dijo sonriendo para con sus compañeros de forma alegre. cobrar al final de un trabajo siempre era lo bueno.

Sonrío agradecido a los enanos presentes.

- Habéis sido muy valientes y me habéis devuelto a mi hijo sano y salvo. Os merecéis mis más sinceras bendiciones. A parte, claro está, del trato que teníamos entre manos. Comida y bebida mientras permanezcáis en nuestra posada, que a partir de ahora, también será vuestro hogar.

Saco un par de monedas de oro y las dejo caer en la mesa con sumo cuidado.

- Y vuestro dinero, claro está. Os debo la felicidad de mi familia. 

Kramghrat asintió complacido ante las palabras de Rubb.-Es bueno ver que la gente de estas tierras tiene palabra y son cumplidores.Tienes razón en que no hay dinero que compense la alegría que te da la familia unida, me alegro de haber podido ser de ayuda y que todo esto haya terminado bien. Estoy seguro que tus nietos te pedirán una y mil veces que les cuentes esta anécdota familiar jajaja.-le tendió la mano al posadero, recogió el dinero de la barra y lo puso a buen recaudo en su zurrón para luego dirigirse a uno de los privados con Thorin y Rothrim. Dejó las monedas sobre la mesa para que las custodiaran, ausentándose un momento para subir a la habitación. Entró sin hacer mucho ruido para no despertar a Kraner y bajó de nuevo cargado con un pesado arcón, el cual tenía una buena cerradura incluso para los criterios de un naugrim. Lo puso sobre la mesa abriéndolo con cuidado frente a sus hermanos sin dejarles ver el contendido, aunque confiara en ellos un enano siempre era receloso de su botín y para Kramghrat "Barba de Plata" sus herramientas eran tan valiosas como su dinero.-A ver, vayamos por partes, sacad todos la copia de vuestro contrato.-dijo muy serio mientras el mismo sacaba la suya del arcón.-Primero descontaremos los gastos tal y como dijimos, la habitación del primer día, las comidas, la cerveza y aquello a lo que invitaseis para sacar información junto con el papel y la tinta e los contratos.Una vez cubiertos todos los gastos repartiremos a partes iguales según lo acordado, a partir de aquí debemos decidir un par de cosas.

Llevo toda la mañana discutiendo con el avaro de Fallen, pero he conseguido arrebatarle esto a buen precio.-pasó la mano por la mesa, quitando restos de migas y comida reseca.Luego escupió y pasó la manga de su diestra para limpiarlo bien y por ultimo lo secó todo con la otra manga antes de extender su fabulosa compra de la que se sentía muy orgulloso. Era un viejo mapa de la región, con los puntos más importantes marcados, así como los enclaves y los caminos de la zona.-Me ha costado dos monedas y medía de bronce, así que no lo manoseeis con los dedos sucios u os arrancaré los pelos de la nariz a base de collejas¿Esta claro?creo que nos será muy útil si vamos a movernos por la zona, al menos ya no iremos tan perdidos como antes. Esto de aquí son las torres faro, Tirthon o Gondym según lo digais en adunaico o dunlendino.-dijo indicándoselas en el mapa.-Los clanes luchan por ellas y viven en enclaves a su alrededor, por tanto es donde viajan los mercaderes y son rutas de comercio, ahora durante el Tregtagan se paga muy bien a los Airund-Shegan, no me entusiasma la idea venderme como una mula vieja pero si eso nos sirve para llegar a donde podamos ser bien pagados,¡qué así sea!.

Por otra parte he oído historias de Talin Loech, un famoso bandido que murió sin que nadie encontrara su tesoro, dicen que está oculto por el Paramo Largo, poco más se; pero lo más interesante no es eso sino que él usaba el Camino Bajo. Al parecer encontró unas galerías subterraneas que usaban los enanos mezquinos y que cruzan parte de estas tierras, no creo que los enanos picasen por picar, así que tal vez además del tesoro encontremos un buen sitio para establecernos, alguna veta de mineral o una pequeña mina y eso si me atrae.

Habrá que decidir que hacemos si vamos a por los trolls, indagamos más sobre el Camino Bajo por que tampoco pretendo salir a la aventura sin tener nada solido, si nadie ha encontrado el lugar después de un siglo es que está bien escondido. O si queréis empezar como Airund-Shegan, creo que pagan una de oro por trayecto, también podemos echar un vistazo a Herubar Gûlar que dicen que esta abandonado y hay tesoros en él. Sinceramente, no voy a pagar una moneda de oro por los delirios de un viejo borrachuzo como Grepp, vete tú a saber si ese mapa tiene el más mínimo tipo de fiabilidad. Esas son las opciones que creo que tenemos, ahora nos toca decidirnos, bueno ¿qué os parece todo esto?.-Kramghart se puso cómodo, si bien podía ser más testarudo que una mula siempre escuchaba la opinión de sus compañeros aunque luego le parecieran sandeces o les cosiera a improperios por tan nefastas ideas.

- ¡Hummm! Muy buen trabajo hermano. Eres un gran negociante y un mejor visionario. Tendría que meditarlo mucho para darte una respuesta segura de lo que quiero hacer ahora mismo, y no lo voy a hacer, pues estoy dispuesto a seguir por donde me queráis guiar. Si bien, cierto es que prefiero las riquezas aunque sean sólo prometidas, a las venganzas y aún más a hacer de mula para unos humanos. Sé que el destino me llevará dónde debo ir y allí encontraré lo que tiene preparado para mi… jajaja!! Lo siento, me he levantado algo filosófico hoy! Pero antes de decidir nada dejad que os cuente una historia – sabe que Kramghrat tiene muy claro su destino y ni por un momento le pasa por la cabeza a Rothrim que quiera deherirse a la aventura que les va a proponer, pero tiempo al tiempo, y si tiene que ser será. Ahora o en otro tiempo que vendrá. No tiene prisa, sólo ganas que llegue el momento propicio. Además, Kramghrat acaba de desembolsar unos dineros para comprar este mapa que ahora nos enseña con orgullo, la propuesta le puede sentar mal, pero no por ello dejará de hacerla. Lástima que Kraner no haya bajado aún de la habitación. Ya hablará luego con él.

De esta forma les contó su historia, les abrió su interior y algunos de sus más íntimos recuerdos y deseos, pues los consideraba hermanos y dignos de ello. Y les contó lo siguiente:

Rothrim partió de Erebor, su hogar, con la firme intención de conocer mundo ya que el suyo se le había hecho pequeño. Así fue como decidió emprender su viaje siguiendo el curso del río del Bosque. En unas pocas jornadas llegó las puertas del antiguo reino de Thandruil Ahora infestado de criaturas despreciables como orcos, uruks de las que pronto tuvo percepción que no rondaban lejos. Acució el oído y todos sus sentidos al máximo. No quería aflojar la marcha ni dar un rodeo, pero tampoco caer sorprendido en un ataque donde pudiese peligrar su integridad.

Siguió avanzando hasta que empezó a seguir un rastro reciente de un pequeño grupo, 3 orcos según podía ver por sus huellas, que iban en la misma dirección que él pero unas pocas horas más avanzados pero a paso lento. Pronto dio con ellos. Agazapado en un lugar unos pocos metros más elevado, hizo rasgar el aire una de sus flechas que tan poderosas salían de su arco corto. Ésta se ensartó en la cabeza del primero de los orcos que sorprendidos no atinaron a ver de dónde provenía la primera flecha, cuando la segunda y tercera impactaban en el cuello y pecho de los dos que quedaban en pie. El último tuvo suerte, pensó Rothrim, porqué pudo probar el filo de su pequeña destral arrojadiza que impactó en medio de la cara del orco herido.

Rothrim respiró hondo, satisfecho de su primera contienda tras salir  la Montaña Solitaria. Siguió andando hacia las Montañas Grises. Y si bien encontró alguna patrulla más (que también liquidó eficazmente) no se detuvo más que para dormir lo necesario y comer fugazmente alguna ración que se llevó para el viaje.

En Ered Mithrin tuvo la suerte de encontrar una patrullla de 3 enanos, Zhud, Jogher y Arnor, con los que entabló amistad aunque esos lazos no duraron demasiado, por desgracia, como ahora veremos.

Ellos cuatro vivieron unas semanas felices contándose su pasado, grandes historias de sus linajes y cazando orcos y urks como si fuesen liebres. Eran un grupo eficaz, confiaban en sus habilidades. Hasta el punto que en una incursión en la punta este de Ered Mithrin, donde habían escuchado que existían unas antiguas galerías que albergaban tesoros antiguos encontraron un final inesperado para todos ellos.

Después de unas cuantas leguas exploradas vieron una gruta en la que encima había grabadas unas grandes runas que coincidían con los relatos que habían escuchado. El día apenas hacía un par de horas que había amanecido pero el sol ya iluminaba con fuerza la entrada. Se miraron contentos, esperanzados con sonrisas prudentes en la cara. Parecía que la suerte les había sonreído...

Al entrar a la gruta vieron más inscripciones en khuzdul, fueron entrando por un pasillo que empezó a serpentear a medida que entraba en la montaña. No tardaron en oler ese olor tan fuerte y desagradable que sólo puede emanar de un dragón. Se miraron en señal de entendimiento y todos asintieron con la cabeza. Estaban preparados.

Encontraron a un "pequeño" dragón en una obertura de ese pasillo que daba a una gran sala abovedada de decenas de metros de altura. Bajo el dragón, aún en la más absoluta oscuridad les llegó un tènue reflejo del túmulo sobre el que dormía el dragón. Parecía un tesoro inmenso para un dragón tan joven. Pero su codicia les impidió reparar en ello.

La lucha fue muy rápida porqué consiguieron engañar al dragón. A Zhud le tocó hacer de señuelo. Despertó al dragón des de un saliente cerca de la entrada bajo el cual se escondieron los otros tres. El dragón voló hacia él con sumo desprecio creyendo que era alguna alimaña más de las que solían perderse en la cueva y de las que gustosamente se alimentaba. Jogher y Arnor con sus lanzas y Rothrim esperando conseguir blanco con alguna de sus flechas, esperaron hasta que el joven dragón recostó sus patas traseras justo delante de ellos para morder a Zhud que estaba cerca pero no al alcance de le dragón hasta que éste no se subiese al saliente. En ese momento las lanzas fueron ensartadas en el vientre de la bestia y Rothrim cambió el arco por su poderosa destral para agrandar la herida. El dragón grito de dolor y sorpresa. Consiguió sacudir una de sus garras hacia ellos haciendo volar unos metros a Rothrim y partiendo su cota de mallas hiriendo pecho y brazo del enano. Pocos instantes después se desplomó atrapando a Jogher y Arnor en la cavidad de debajo del saliente. Rothrim que quedó más alejado pudo rodar hacia un costado y quedar libre de la trampa en la que habían caído los otros dos.

Sus intentos por sacarlos duraron poco porqué de repente oyó a Zhud gritar su nombre.

-¡Roth... ! - y un chasquido seco silenció su grito.

Rothrim miró hacia arriba y sólo pudo ver una gran ala que casi le rozó en su batir. Consiguió escabullirse mientras el inmenso dragón se acercó a la que debía ser o su compañera o puede que su cría. "¡Como no lo pensé antes!" gritó con furia para sus adentros Rothrim. No podía hacer nada por Jogher y Arnor, que casi con total seguridad murieron aplastados bajo el primer dragón. No tenía lanza, estaba gravemente herido, no tenía posibilidad alguna de vengar sus muertes.

Salió de esa gruta y deprisa bajó de la montaña para adentrarse en el bosque dónde se creyó a salvo del dragón aunque no de sus heridas... vagó sin rumbo fijo, sin comer, beber ni reposar durante 4 días, muy apenado por haber sido tan codicioso y estúpido. No estuvo lo suficientemente alerta se decía una y otra vez... hasta que se desplomó desmayado por sus heridas y su desnutrición.

Llegó sin saberlo cerca del reino de los elfos silvanos en el Bosque Negro. Allí lo encontró una patrulla que se apenó de él aunque con las protestas de alguno de ellos, y se lo llevaron para guarecer sus heridas de las que tras días de curas y reposo consiguió recuperarse. Salvo la pena que llevaba dentro, su despertar fue mágico. Lleno de ganas de vivir de seguir luchando, de seguir compartiendo grandes momentos con amigos como consiguió en ese reino que le devolvió la vida.

El día de su partida, Fíndol, el capitán de la patrulla que lo encontró con quien más lazos hizo, le regaló esa capa que lleva con tanto orgullo.

- Veis que me ha quedado esa espina clavada. Y en mi fuero interno subyace la idea de conseguir un grupo con el que algún día volver a vengar la muerte de Zhud, Joger y Arnor, y claro, conseguir también el inmenso tesoro allí escondido. Yo os invito a ello, si no es hoy, espero que sea en algún día venidero pues nada me complacería más que compartir ese inmenso tesoro con vosotros y compartir la gloria de acabar con ese dragón.

El tono de Kramghart se tornó más serio y ceremonial en honor a los enanos caídos, podía entender la pena de Rothrim perfectamente, pues hacia poco que él había perdido a un ser querido.-Te prometo Rothrim, Hijo de Druin por el linaje de mis antepasados que algún día, no por gloria ni por riquezas, sino por dar digno reposo a tus compañeros Zhud, Joger y Arnor te asistiré en tal tarea. Como  haría cualquier naugrim que se precie de llamarse a si mismo hijo de Durin.- con toda la solemnidad que poseía el capataz le dio su palabra a su compañero, tal vez su más preciado tesoro, algo que entre ellos forjaría un vinculo único que jamás se podría romper mientras vivieran.- Un dragón no es magro adversario, mucho deberemos mejorar si queremos llegar a emprender tal tarea, no solo eso sino llegar a encontrar armas capaces de agujerear su dura piel para darle muerte a la bestia. Si llega el día en que estemos preparados, te seguiré como me seguiste tú ayer, sin dudas ni temor en mi corazón. Brindemos por tus compañeros y que Durin los tenga en su memoria.- tras ello el enano permaneció unos minutos en silencio  para luego resoplar algo apenado por el recuerdo de las muertes de los miembros de su gente.-Ahora centrémonos en lo que tenemos delante y dejemos los sueños para el futuro, id pensado sobre que curso tomar, yo voy a hablar con los extranjeros a ver si averiguo algo más sobre la región y sus misterios.-algo malhumorado se levantó ciñendose el cinturón y colocándose la barba antes de ir ha hablar con los hombres que llegaron la noche anterior.

Intentado dejar de lado la melancolía que intentaba apoderarse de mi corazón me dirijo a la mesa que contenía a los tres extranjeros, supongo que ellos serán los contratados y las dos personas que están en mesas distintos enfrentados pueden ser o su pasaje o sus pagadores.-Buenos días, me permiten que les moleste por unos momentos. Me preguntaba si son mercaderes de la zona y si tal vez pudiera comprar algo de su carga¿qué tal el camino?¿han tenido alguna nueva?¿a donde se dirigen?Si puedo preguntar es por advertirles que si deben seguir el Camino del Este vayan con cuidado, los trolls están especialmente revueltos en esta época del año y hay una madriguera relativamente cerca del camino.-esperó a que le invitarán a sentarse con ellos para intercambiar nuevas sobre los viajes.-Puedo indicarles a que altura, para que se ahorren disgustos.-entre los viajeros y en tierras tan inhospitas esperaba algo de camaradería aunque fuera solo para intercambiar las posibles noticias de otras regiones.

Los tres levantan la cabeza hacia el enano que se presenta. Siguen masticando el desayuno, con la boca abierta y cayendo trozos de comida nuevo al plato. Pero soy yo el que habla. 

- No quieres hablar con nosotros. Supongo que quieres hablar con Dagar. - Mi voz es áspera.

Y señalo con la cabeza a uno de los dos hombres que están solos en las mesas. El que está más cerca de la barra. 

Me senté tranquilamente, sin prisa, acomodándome junto a ellos. Fijándome en aquellos hombres para intentar hacerme una idea de su oficio.-Bueno, todo el mundo tiene algo que decir¿A qué os dedicáis vosotros pues?¿los carreteros tal vez?Quizás pudiera reforzaros los ejes si hiciera falta, me considero un experto artesano entre los míos. Además ese tal Dagar no parece tener mucha prisa ¿por qué está molesto con el otro?No querría meter la pata con un mal comentario, preferiría pagarte una cerveza mientras tenemos esta pequeña charla que no correr el riesgo de poder ofender a tú capataz.-una vez acomodado se relajó levemente, había ganado un buen dinero y una cerveza no le dolaría en el bolsillo; menos aún si la información valía la pena.

Los otros dos hombres que me acompañan, jóvenes, fuertes y atentos, se les puede ver que les falta una oreja a cada uno de ellos. Ambos permanecen callados, impasibles mientras yo hablo.

- El tiempo de nuestros recorridos lo impone él, nosotros no somos nadie, solo venimos acompañando la comitiva para preservar su seguridad. Los wealli duermen en las cuadras, por si quieres hablar con ellos sobre el estado de los carruajes. - Mi voz suena áspera. - No se los problemas que tienen esos dos hombres, y la verdad es que no me importan. Siempre y cuando mi señor llegue a su destino la mercancía, todo estará bien.

Bebo el resto de la cerveza de mi baso de cerámica negro, con tanta energía que la cerveza sale por los lados de mi boca, manchando mi ropa. Luego, con un golpe seco, la pongo sobre la mesa y la empujo hacia el enano, ya vacía.

Miro el vaso con recelo, pues tampoco me ha dicho gran cosa.Imagino que los weali serán los carreteros, malditos Dunlendinos y su lengua de cabreros, siempre tienen que complicarlo todo. Me bajo de la silla mirando a los dos sin oreja, pues fijo que han visto días mejores.-Bueno, los Airund-Shegan siempre solemos ser parcos en palabras,-le pido una cerveza a Brunn. Cuando la trae la dejo delante de mi aún si ofrecérsela al hombre-¿De donde venís y a donde dices que vais?¿Qué les falte la oreja es casualidad, castigo o que conocen a los Macha Mur?¿Problemas durante el viaje?¿Quien es ese otro que no se sienta con Gagar?¿Y que coño es un weali, algún tipo de esclavo?Preguntas simples del camino, a cambio de saciar parte de tú sed, no creo que sean mucho pedir.-Kramghrat sujeta la cerveza con firmeza esperando respuestas, en su rostro se nota la determinación.Sino le da lo que pide irá ha hablar con Dagar directamente.

Encojo el rostro, mostrando mi mal humor que por momentos me estaba subiendo. Mis compañeros siguen masticando de mala manera, atentos pero sin mediar palabra. Miro la cerveza y luego al enano.

- Nuestra procedencia y nuestro destino no es algo que debería importarte. Y como ya te he dicho antes, no soy el hombre indicado para ello. -  Miro a mis compañeros. - Las orejas de estos dos estúpidos, son un castigo por intentar huir. - Ninguno de los dos me mira, ni siquiera se inmuta cuando los nombro. Sonríen de forma leve. - Nasen es su nombre. - Digo indicando con la mirada al hombre que me ha preguntado quién es. - Y si quieres saber algo más sobre él, preguntarle tu mismo. Aunque no te aconsejo su compañía. - Vuelvo a arrugar más el rostro. - Los weali son los encargados de llegar los carros, cuidar de las bestias y mantener el camino limpio para que los carros no se rompan. También de arreglarlos en caso de que hubiera un problema.

Vuelvo a mirar la cerveza.

- ¿Me vas a dar la cerveza de una vez?

Mi voz áspera suena aún más áspera que de costumbre. No me gustan los enanos.

El enano dejó la cerveza a merced de aquel paleto Dunlendino para dirigirse hacia Dagar, el que parecía uno de los capataces de la caravana. Se acercó ante él dejándose ver esperando a poder tomar asiendo.-Buenos días, me han dicho que tú eres Dagar, mi nombre es Kramghrat y tal vez tenga un par de indicaciones que hacerte sobre el camino, como bien sabrás en Tregtagan los trolls están mucho más activos de lo habitual y se donde hay una madriguera cerca que podría daros problemas. A cambio me gustaría que compartieras algunas nuevas que hayas oído durante la travesía y saber con que comerciáis, tal vez me interese alguna de tus mercancías y pueda comprarte algo antes de que prosigáis vuestro viaje. Un poco de camaradería entre Airund-Shegan siempre nos puede ayudar a todos.-dijo esperando a ser invitado a la mesa.

Estoy con Kramghrat, tardeo temprano saldarás tu deuda por tus compañeros. Ahora pensemos como dice en que dirección partir, no olvidemos que ahí fuera esta lleno de peligros. Pero creo que investigar por la zona del camino bajo en busca de esas grutas subterráneas no estaria nada mal ¿Como lo veis?

Mientras espero la respuesta de mis compañeros tomo algo más de desayuno para retomar fuerzas completamente antes de partir. 

Cojo la cerveza que me deja el enano y siguiendolo con la mirada, comienzo a beber a grandes tragos. Mis dos compañeros se miran entre si y continúan con el desayuno. 

Con mi mano, indico a mi nuevo amigo, que se siente en la silla, acompañándome en tan tranquila velada. 

- Encantando de conocerle, Kramghrat. - Digo mientras me levanto de mi asiento para sentarme a la misma vez que él. Dando así, muestras de respeto. Escucho atentamente los peligros del camino, para mi, ya conocidos. - Efectivamente, querido Kramghrat. Se la existencia del periodo de apaleamiento de los Trolls, y también afirmo saber que conozco perfectamente los peligros que conlleva viajar por estos caminos, en esta época de disputas. Pero ya sabe lo que dicen, que el que no arriesga nunca alcanzará el éxito. Y en ese camino me encuentro. Pocos comerciantes se atreven a enviar mercancías por estos caminos en esta época del año, pero los pocos como yo, que se aventuran a ello, son bien recompensados. 

Levanto mi mano para llamar la atención del tabernero, y le pido con mis dedos, dos jarras de cerveza bien fría. Una para mi y otra para mi acompañante.

- Transporto trigo para Thirthon. Y está todo comprado, por lo que sintiéndolo mucho, no puedo ofrecerte nada. Pero puedo ofrecerte una charla amigable, acompañada de una cerveza bien fría y compartir historias y sucesos vividos. Recuerdos que hacen a uno sentirse vivo.

Sonrío justo cuando el tabernero pone las dos cervezas en la mesa. Cojo una de ellas y se la acerco a Kramghrat, mientras que con la otra mano, sostengo la mía y pego un largo trago. 

- He visto que viajas junto a un grupo de varios enanos. ¿Que buscáis por estas tierras?

Como se notaba la diferencia entre hablar con un mercader, alguien culto e interesado en hacer amigos por todas partes con tal de vender cualquier cosa o ganar un cobre en el futuro, a no aquellos cabreros malolientes y sus rudezas de asnos. Tome asiento con él encantado en principio de intercambiar noticias, pero atento para que no repitiera la argucia que me hizo Falen.

Le agradecí a Rubb la cerveza, al fin y al cabo aunque yo estuviera invitado aquel hombre no lo sabía. No pensaba chafarle el negocio al posadero y menos con un mercader a punto de cobrar un buen dinero, así pues todos salíamos ganando con aquella pequeña charla.- Agradezco pues esta charla junto con la cerveza¿qué tal vuestro camino?espero que haya sido placido¿de donde venís?¿frecuentas mucho estas tierras Dagar?Mira la madriguera está a un lado del Camino del Este, justo en tú trayectoria, si tienes un mapa te lo indicaré lo mejor que puede, es lo menos que puedo hacer para agradecer tú amabilidad. 

Ciertamente el destino me ha traído a mi y a mis hermanos a estas tierras, por el momento las estamos explorando, conociendo sus costumbres y aprendiendo sobre sus gentes. Yo particularmente soy ingeniero entre los míos, tengo pensado visitar a los caciques locales para ofrecerles nuestros servicios para reparar las Gondym, tampoco descartamos encontrar algún tipo de mina para explotarla o acabar de robarle el tesoro a esos fastidiosos trolls. Hace poco rescatamos al hijo del posadero y acabamos con una de esas bestias, como ves por ahora estamos abiertos a sugerencias y escuchamos todos los rumores locales considerando la posibilidad de explorar Herubar Gûlar o indagar más sobre las viejas canciones de Talin Loech. Y tú Dagar¿eres Dunlendino?¿me traes alguna historia nueva sobre estas tierras?-brindó con él en aras de una buena conversación, con la posibilidad de oír más sobre Rhudaur y sus viejas historias.

Rothrim agradeció profundamente el apoyo de sus dos hermanos.

- Os agradezco de corazón vuestras palabras. Cierto es que el dragón será un gran adversario. Brindo por nosotros! - se acabó de un trago su cerveza y con su parte de la recompensa a buen recaudo en su bolsa, se dirigió a Falen.

- Buenos días señor, mi nombre es Rothrim - le tendió su mano - he oído que tiene usted flechas. Puede que le compre algunas si me las muestra. ¿Sabe usted cual es la mejor forma de dirigirse al Camino Bajo?

Sonrío mientras escucho atentamente a Kramghrat. 

- Te agradezco tu interés por el camino ya andado. La verdad es que ha sido plácido, si se puede usar esa palabra referirse a un trayecto en carruaje por caminos llenos de agujeros y acompañantes escasos de la virtud de la conversación. Pero no me puedo quejar. Sobretodo viniendo de la parte baja del valle de Carnen. Y no, querido Kramghrat, es la primera vez que mi padre ha confiado en mi para tal labor. - El decir esto, hace que mi cara cambie de gesto durante un momento, como si de un dolor se tratase, para posteriormente, recuperar mi sonrisa. - Te agradezco la información de la madriguera de los Trolls, pero según me han informado, no es lo más temido que podamos encontrar en nuestro camino. Pues las guerras dunlendinas están poco a poco llegando a su apogeo. Como cada año. Y no necesitamos mapa, mis hombres han recorrido estos caminos durante muchos años, y me guiarán sin perderse. 

Escucho atentamente mientras voy asintiendo con la cabeza, mi mirada fija en Kramghrat. Haciendo gestos de asombro por la proeza de rescatar a un muchacho de las garras de los trolls. Pero cuando comenta que si soy Dunlendino, no puedo hacer otra cosa que soltar una carcajada. 

- No, mi buen amigo Kramghrat, soy Dorwinadan. O al menos en una parte bastante importante de mi. ¿Que clase de historia quieres escuchar? Desconozco mucho esta zona, pero algo he oído sobre ella. Quizás pueda ayudarte. 

Cuando llega Rothrim a mi sitio, recojo mis pie, que los tenía encima de un taburete bajo, para recoger de la mejor manera posible, el calor que desprende la chimenea.  Mis manos, antes cruzadas sobre mi vientre, se posan ahora en la mesa. El oír que este enano necesitaba flechas, me alegro el día, y mi cara, antes pensativa y melancólica, se torno alegre.

- Por supuesto que tengo flechas, las mejores que puedas encontrar en esta zona. - Me giro sobre mi cuerpo para sacar de mi zurrón, una veintena de flechas que pongo sobre la mesa. - Son de la más alta calidad, equilibradas y de madera ligera. Puedes comprobarla por ti mismo. 

Espero a que Rothrim examine las flechas, mientras le sigo hablando. Muy atento a sus manos y sus ojos.

- ¿El Camino Bajo? Ese antiguo túnel estaba excavado a partir de un acueducto natural y corre de este a nordeste, desde el Bosque de los Trolls hasta los Páramos Fríos. Pero nadie sabe donde está la entrada.

Asiento con la cabeza complacido ante la actitud del joven mercader, en un momento dado miro de soslayo a su acompañante el poco hablador, ya se dirigiría luego a él. Hizo un gesto sería algo preocupado ante el cambio de talante cuando Dagar mencionaba a su padre.-Bueno muchacho, seguro que tú padre estará orgulloso de ti tras completar esta tarea, hoy día el comercio en esta zona y en estas épocas de año es cuanto menos complicado.¿Donde está el Valle de Carnen? Bueno es ver que la guerra no ha llegado  a esas tierras, espero que tu clan pueda vivir en paz por mucho tiempo, he oído de vosotros por vuestros famosos vinos.-dijo tratando de calmar al muchacho y haciendo una pausa para que el cumplido calara en él.-Soy todo oídos, cuéntame cuanto sepas el conocimiento siempre es bien recibido por mi pueblo, los rumores del camino ayudan a mantenernos atentos, alerta. Siempre es mejor pecar de cauto, que de atolondrado, así que cuanto digas será bien recibido- se acomodó en la silla y pidió unas galletas, compartiéndolas con su anfitrión y compañero de mesa.