Partida Rol por web

Al amparo de la luz en la salida de la cueva me paré a examinar a mi pobre compañero, estaba desecho, pero algo en mi interior deseaba de todo corazón poder ayudarle. Había comprado hierbas, había tomado toda las precauciones posibles, aquel debía ser un trabajo fácil ¿porqué demonios aquel estúpido enano no había hecho lo mismo?. Kramghrat maldecía  a su compañero no por despecho, sino por la impotencia que el mismo sentía, el estaba al cargo y era su responsabilidad, los valar habían querido cargarle con dos perdidas seguidas en muy poco tiempo. Eso era demasiado incluso para el duro capataz, el cual gritó de rabia tras soltar unas lagrimas que ya no pudo contener.

Asió el martillo con fuerza y la rabia dejó de la lado a la sensatez, entró buscando al maldito animal que quedaba allí encerrado, esto no era por el era por sus compañeros caídos.-¡Baruk Khazâd!- chilló a pleno pulmón, haciendo resonar su voz en la cueva del tal modo que incluso el asustado troll dio un leve respingo.¡Khazâd ai-mênu! susurro para si mientras los recuerdos de los viajes con Bodolf y Kraner volvían a su cabeza, como el ladrón que carecía de ganzúas había bajado sin protestar a rescatar al hijo de los Grumm, cuando pudo sacar la grave fractura de la pierna del animista. Quizás aquellos enanos no hubieran sido los mejores que hubiera podido escoger, pero eran sus hermanos, los únicos con lo que había compartido un vinculo y eso le partía el corazón a Kramghrat, le dolía tanto que no podía contenerlo, aquel único troll iba a aplacar la furia del enano o al menos le enviaría de vuelta con sus compañeros.

Con lagrimas en los ojos y rabia en el corazón

     -- Una vez hemos acabado de tapar la gruta, le indico al joven que baje hasta donde esta su hermano y se prepare con la leña y las pértigas por si hay que mover rápidamente la roca, mientras yo bajo hasta la entrada de la gruta con las armas preparadas y en Khuzdul…

   -- La chimenea esta tapada Kramghrat, en cuanto este preparado comenzamos con el fuego... 

Llevaba esperando aquel momento mucho rato. Tenía que proteger nuestro hogar como fuese. Tenía que acabar con esos intrusos. Mi golpe alcanzó al enano, pero este parecía poseído por el odio, pues ni siquiera se inmutó y siguió luchando.

Corres por el pasillo de entrada de la caverna y puedes ver como dos estatuas de trolls están en el suelo, rotas por varias partes, mientras que tu compañero y amigo, está luchando contra el último de los trolls superviviente. 

El robusto enano estaba fuera de si, recibió el golpe del troll apretando los dientes solo para contraatacar con todas las fuerzas que le daba la rabia y el dolor de la perdida. Olaf sabía que era una locura enfrentarse en combate singular contra un troll, pero podía notar como algo guiaba el brazo de Kramghrat en un golpe inigualable que dejó a la criatura totalmente desconcertada. Cuando el troll le había golpeado al retirar el garrote había descuidado su mentón durante un momento confiando en la pequeña talla de su adversario, el enano retirando rápidamente un swing cruzado dándole al martillo toda al fuerza del giro de su cintura sumada a la plena amplitud de brazos. El seco martillazo reverberó en la gruta a la par que el gruñido del troll, quien posiblemente tuviera la mandíbula rota, la bestia trastabilló un par de pasos antes de escupir un cuajarón de sangre y varios dientes. Se apoyó levemente en la pared pues el tremendo martillazo todavía le hacia ver las estrellas, aunque la ira de Kramghrat no pensaba darle ni un respiro al troll, contaba con unos segundos valiosísimos para acabar con él.

     -- Cuando llego a la caverna y veo el combate no dudo ni un segundo y con un fuerte grito cargo contra el Troll, empuñando mi martillo y mi escudo.

   -- Buscando un buen ángulo y algún agujero en la defensa de la criatura...

-¡Atrás!- le gritó a Olaf para sorpresa de este. Ya estaba harto de perdidas, no pensaba arriesgar la vida de ningún otro enano.-Ve a la luz ahora que está desorientado.-le ordenó a Olaf mientras él rodeaba a la bestia para descargarle un potente mazazo en todo el costillar. De nuevo el golpe de Kramghrat no solo atravesó las defensas del troll sino que le hizo arquear la espalda el claro gesto de dolor, haciendo que la bestia se tambaleará de nuevo mientras se sujetaba el costado claramente herido. La mirada del enano dejaba claro que no habría piedad alguna.

La criatura cae al suelo tras el segundo golpe de Kramghrat, muerta. Su cuerpo golpea con violencia contra las rocas y levanta una pequeña nube de polvo.

Kramghrat se volvió furioso hacia Olaf, casi ajeno a la increíble hazaña que acababa de realizar. Un troll de dos golpes, había abatido a esa bestia solo con dos martillazos, algo que no solo a Olaf sino a muchos les parecería increíble. Entonces agarró a Olaf por el codo, una vez una hubo guardado su martillo, llevándolo hasta la seguridad de luz.-¿Qué diablos te dije?¿Para que estás contratado?¿Acaso te pedí ayuda?La respuesta es NO, ciñete a las ordenes o lárgate con viento fresco¿está claro?¡Estoy harto de llorar muertes sobre mis hombros y tú no vas a ser una más de ellas!.Vete y dile que no echen más leña, echaré un vistazo mientras.-los restos de las lagrimas de Kramghrat aún perlaban sus mejillas, se las enjuago como pudo, disimulando un escupitajo sobre el troll. No se adentró más en la cueva sino que tomó las antorchar y las lanzó hacia el fondo del túnel tan lejos como pudo, no quería más sorpresas, miraría si aquel lugar ya estaba deshabitado antes de hacer frente a sus temores y salir a ver el deplorable estado de Kraner.

     -- Salgo hasta la entrada y les indico a los Gumm, por ahora dejar el aceite y la leña es posible que no la necesitemos, quedaros vigilando y si se acerca alguien avisad rápidamente sea quien sea el que venga, tú Mat coje tus armas y sígueme, por ahora la cueva puede estar limpia pero no hay que confiarse. Les digo mientras cojo una serie de ramas que pueda usar como antorchas y volvemos a la gruta...

Hay cuatro jergones enormes, uno a tu derecha, cerca de la entrada, otros dos en la pared de la izquierda y otro en frente de por donde has entrado. Puedes ver un pasaje justo entre ese jergón y el de la izquierda, que se adentra más aún en la cueva. Un riachuelo recorre la parte derecha, viene de un pequeño pasaje que se abre a la derecha, a continuación del jergón, lo cruza, continúa por la pared y se pierde por otro gran pasaje que se abre. 

Dejo lo que estoy haciendo y saco mi arma. Aquel loco enano había entrado y luchado con los trolls. Había que estar muy mal para realizar esa proeza. Sin pensarlo mucho, camino detrás de Olag en busca de su compañero.

Lancé la antorcha hacia el pasaje, dispuesto a recorrer aquel lugar antes de exponer a nadie más. Tal vez ese túnel condujera al calabozo donde encontraron a los presos la otra vez.

Entras por una senda larga, sinuosa y oscura que desemboca en una sala. Pero antes, a la izquierda se abre otra. Esta última parece un almacén de cerveza, vino y comida. Hay estanterías repletas con los mejores y peores cosechas de Dorwinion, botellas de cerveza de Bree y otros suministros. La senda termina en una húmeda sala donde una cría de troll está devorando las sobras, duros tendones y cartílagos que los mismos trolls adultos han desechado. la creencia de que no hay que mimar a sus hijos, hacen que los adultos alimenten a sus crías con las sobras que ellos mismos no quieren comer.

Teniendo en cuenta que la cría sería igual o más estúpida que los padres me eché hacia atrás en el corredor, antes de hacer ruido para llamar su atención. Esperaba que me siguiera hasta la sala anterior, donde le echaría trozos de carroña como si fueran migas de pan, para conducir al famélico niño hasta la luz, una muerte de lo más piadosa para un ser que había nacido con la sombra ya arraigada en su corazón.

La cría de troll avanza por el pasillo siguiendo a Kramghrat, recogiendo lo que le lanza y comiendo todo lo que pilla entre sus manos. Sin pensar demasiado, cuando el enano atraviesa la luz, cerca de la entrada ya, él sigue sus pasos y rápidamente se convierte en piedra. Un triste final para una cría.

El enano se deshizo de la cría sin ningún tipo de remordimiento ni piedad, aquellas bestias no la merecían, está vez desde la entrada principal tomó el túnel central. El que parecía adentrarse aún más en la cueva situado entre los jergones de los trolls.

Cuando Olaf y el norteño llegan a la entrada de la cueva, ven a Kramghrat adentrarse en la cueva, y justo en la entrada, donde los rayos de sol ya empiezan a desaparecer de dentro de la cueva, hay la estatua de un troll de tamaño muy pequeño, quizás era una cría.

Llegáis a la cámara de tortura y celda, todo en uno. La reconocéis al instante, es el lugar donde estaban prisioneros Leddon y el otro hombre. Veis el agujero anguloso, totalmente bloqueado por la figura de piedra del Troll. El agua de la corriente subterránea que lleva al exterior y a la libertad, surge por debajo de los pies de la estatua. Restos de conejo a medio cocinar y carne cruda y podrida de venado llenan de aroma el lugar, junto con el orín y las heces que se acumulan cerca de las grebas de la pared, donde suelen atar a los prisioneros. Debido a un reciente flujo de desprevenidos buscadores de fortuna, los suelos de esta celda están llenos de huesos y esqueletos. Una piedra de pequeño tamaño tapa la salida de la izquierda.

El enano miró de reojo al troll petrificado, el más grande de todos, en su momento habían acabado con la estúpida bestia convirtiéndola en piedra con un ardid. Ahora la hedionda sala vacía le traía incluso buenos recuerdos a pesar de los restos humanos y lo infecto del lugar. Kramghrat no dudó mucho y se dirigió a la piedra suelta, afianzando una palanca metálica de un buen grosor para intentar ver que ocultaban los trolls en un galería tan pequeña.