Partida Rol por web

Comienza la aventura

Una vez más habeis recibido una llamada. Pero esta vez, lejos de ser la llamada tranquila y sosegada de Máximo, el ayudante de Gabriel, es una llamada del propio Gabriel. Su voz esta muy alterada y habla muy rapido. Parece que se trate de algo realmente urgente.

- Rápido, tengo que reunirme con vosotros. En el parque de los moralejos*, por favor, sed lo más raudos que podais.

Antes de salir para el parque me preparo como todas las noches. Bebo algo de sangre fría pero sangre al fin y al cabo. Luego me pego una buena ducha y cojo ropa limpia. La última vez tardamos varios días en volver a casa así que llevo conmigo el cuchillo de caza, no pienso viajar sin él. Cojo una pequeña linterna por si es necesario ya que normalmente solemos meternos por sitios oscuros, puede que sea por ser criaturas de la noche. Por último recojo la documentación y el móvil.

Tras terminar de hacer todo esto salgo de casa en dirección al parque. Me muevo rápidamente, intentando tardar lo menos posible. El príncipe quiere vernos, seguramente mis antiguos compañeros de manada dirían que soy el perro faldero del príncipe. Podría escuchar sus risas si no fuera porque están todos muertos. Fue uno de mis mejores trabajos.

Ahora tengo otra manada y en la última misión tuve que liderarla, no es algo que me haya desagradado pero realmente quién en su sano juicio dejaría a un ex-sabbat dirigir a una cuadrilla de la Camarilla. Seguramente nadie pero bueno esto es España.

Mi cuadrilla me cae bien y creo que me entiendo con el Brujah, tenemos cosas en común como las ganas de romper cabezas. Eso es bueno, la manada que lucha unida permanece más tiempo con vida.

Creo que llego el primero al parque ya que no veo a ninguno de mis compañeros presentes.

"- Mmm...".

Una vez cuelgo el teléfono, tomo el cepillo que había lanzado en la mesa. Tenía el cabello bastante enredado, llegando a molestarme más de lo que deseaba. Estando ya un poco desembarazada del pelo, me dirijo a la pieza para calzarme algo cómodo.

"Veamos... esto y esto y esto... ¡bah!, así está bien". Estoy desnuda, por lo que tomo la primer tanga y sostén que encuentro y me dispongo a ponerme unas medias largas de red. Posteriormente, agarro una falda corta y la musculosa color café. Por último, el saco negro con cinto que había sobre una silla y las botas café extraviadas por el suelo. Prácticamente, el negro me cubre en su totalidad.

El saco es lo bastante cómodo como para guardar la katana, por lo que la acomodo lo mejor posible y salgo fuera del refugio.

Miro por la calle para observar, entre la umbría del lugar, paseantes y automóviles. La noche me resulta tranquila, simple, otra noche. Tomo el camino de la José Marino del lado de las casas, teniendo algo de tenue luz que me haga de compañía.

"Estúpida distancia, estúpida... podría haber facilitado algún automóvil para buscarme y ya, pero no...". Llego sin problemas, sumida en mis pensamientos, hasta la Colón y marcho rumbo a la plaza tomando, posteriormente, la Ignacio de Loyola.

A la altura del hotel Torremangana, tomo uno de los trechos que entran al Parque de los Moralejos y, apenas entro, me dirijo a la izquierda para guardarme un momento tras unos ligustros. "Ese estúpido estaba nervioso, si, nervioso... ¿qué mierda está pasando que se le han subido los huevos a la garganta?", pienso mientras doy ojeada a todo el lugar observando si hay presentes.

En una parte del parque que queda enfrente de una residencia de estudiantes puedes ver la figura solitaria de Gabriel. Parece nervioso y lo encuentras algo cambiado.

Conforme te vas acercando hacia el parque te metes en lo mas hondo de él, no ves a nadie, pero al cabo de dar un par de vueltas puedes distinguir a tu compañero de fatigas Bram. El que está con él es Gabriel aunque ha cambiado un tanto desde la ultima vez que lo vistes.

Husmeo el aire para ver si hay alguien más. No me fío de los encuentros en la oscuridad y menos con vampiros. Me acerco con cuidado y saludo a Gabriel desde la distancia.

- Buenas Noches Gabriel... - digo secamente mientras compruebo los alrededores. - ...pareces nervioso...y envejecido... 

Me quedo a una distancia prudencial en pie pero preparado para moverme si es necesario. Debo ser el primero, tocará esperar al resto.

"- Pff... ahí están".

Salgo del lugar en que me encuentro y me dirijo por uno de los caminos al encuentro de los dos. Levanto una ceja para observar a ambos vástagos y luego, mirando fijamente al príncipe, lo saludo con una reverencia típica, juntando mis manos y bajando la cabeza.

Posteriormente, observo a Bram... "- Sentía olor a perro, debí suponer que ya estabas por acá- le digo mientras esbozo una corta sonrisa".

Miro para todos lados para percibir si alguien más ha llegado. A continuación, me dirijo a Gabriel.

"- Falta gente aún... ¿cuál es el problema que tanto le aqueja?".

Veo como llega la Malkavian y suelta una de sus perlas. Ya la conozco pero debería saber que no se debe jugar mucho conmigo y menos conociendo mi pasado aunque claro está loca. Saco mis colmillos a relucir y le sonrío.

- Mejor no te digo a qué hueles tú... - le contesto

Veo la referencia que le hace al príncipe. Me río por dentro al ver el gesto. Sigo enseñando los dientes con los colmillos  asomando por encima de mi labio inferior.

Sonrío nuevamente ante la respuesta de Bram...

"- Es posible... no he tocado ducha porque me han hecho salir con presteza- acoto mientras observo a Gabriel-. Por cierto... tenés algo entre los dientes...- le digo al Gangrel gesticulando un poco".

Me corro hacia un costado, observando entre la espesura del parque, y me pongo en cuclillas a la espera de la respuesta de Gabriel y de la llegada de los demás.

Gabriel se siente como un tutor en una guarderia.

- Dejadlo ya ¿quereis? El horno no esta para bollos. A ver si llegan los demás y salimos todos pitando de esta ciudad. Para quien no lo sepa Monçada fue asesinado por su chiquilla, que era una antitribu, pero se ha proclamado Arzobispo de madrid y ahora todos los obispos de madrid han salido por patas de la ciudad. Eso en parte nos favorece, pero resulta que uno de ellos, un tal Guerra Campos ha regresado a su ciudad natal, Cuenca, se ha instalado en la catedral de la ciudad y al enterarse de que estabamos nosotros aqui ha comenzado a invitarnos a irnos de la ciudad. Un dia en el eliseo aparecio la cabeza de Maximo clavada en un perchero. Como comprendereis, la situacion apremia.

Gabriel volvia a mirar nervioso a los demas a ver si llegan ya.

- El Sabbat en Cuenca y Monçada muerto...bueno eso cambia las cosas...las manadas estarán al caer, si no ya están ya en la ciudad...

Se como suelen actuar, primero envías a los panders, a la escoria de tus filas, manadas recién creadas...sólo para causar problemas; si matan a algún vampiro mejor que mejor. Pero tienen entretenidos a los vástagos mientras atacas a la cabeza. Siempre que pueden se lanzan a por el príncipe. La serpiente sin cabeza no ataca.

Puede que cierta amiga mía esté en la ciudad, no es algo que me agrade aunque tampoco me desagrada por completo.

- ¿Cual es tu plan Gabriel?...¿A dónde nos dirigimos? - le pregunto al Príncipe.

Va a ser una noche movidita, puede que tengamos que arrancar unas cuantas cabezas. Espero que la espada de la malkavian sea más rápida que su lengua y que Gunnar aparezca. Es un vampiro que me cae bien, al fin y al cabo le gusta romper cabezas.

Descuelgo el teléfono y me extraña escuchar a Gabriel , lo escucho con atención , ok en un rato estaré en el lugar , cuelgo el teléfono y empiezo a recoger todas mis pertenencias personales por lo que pueda venir , me pongo la cazadora y me cuelgo la mochila al hombro y me dirijo a la cita andando y precavido por si alguien me sigue.

Llegas en cuestion de unos minutos a la cita. Alli puedes ver reunidos a Gabriel y con él a Bram y a Yuki.

- Mirad, por ahi llega Gunnar .- Exclama Gabriel. Luego se gira y contesta a la pregunta de Bram .- Abandonamos la ciudad y partimos a Valencia, alli tomaremos un vuelo a Londres. La ciudad no es segura. Aqui no van a andarse con tonterias, aqui han venido y ya se han instalado. Por eso, encontraron el Eliseo y dejaron un aviso. Conozco a Guerra Campos, fue obispo de esta ciudad, pero obispo mortal quiero decir. Él aun tiene algun pronto de buen cristiano y cuando se le va la pinza se muestr generoso, pero no significa que nos tengamos que confiar.

Me pongo en pie tras las palabras de Gabriel. Veo el rostro que pone mientras nos explica la situación; "ha de ser la misma cara de desesperación la que tenía mientras hablaba por teléfono", pienso. Sonrío.

Inmediatamente, las palabras de Bram me hacen eco. "Mmm... Sabbat", imagino mientras se asoma mi lengua que se mueve de un costado a otro de la boca.

"- ¡Ups!, la cosa va mal- digo mientras continuo con la lengua afuera sin darme cuenta-. Como ha dicho él, es más que probable que las fuerzas de choque del Sabbat estén reptando por Cuenca ahora mismo. Me sorprendería que algún que otro vástago no haya desaparecido ya- menciono".

Me cruzo de brazos y comienzo a mirar para todos lados con impaciencia. El hecho de que los demás no se presenten rápido significaría más tiempo para que el tal Guerra Campos pueda hacer más movidas.

"- Ey Gunnar- le digo al recién llegado a modo de saludo mientras muevo la cabeza".

Miro a Gunnar y le sonrío. Es de los pocos vástagos que respeto, porque piensa de manera parecida a la mía.

- Buenas Gunnar...en nada ya estaremos todos aquí...

Miro alrededor para ver si llega el resto de la cuadrilla. Si las cosas andan tan mal mejor salir cuanto antes de la ciudad.

Llego a mi cita lo mas rápido posible y sonrio para mi mismo cuando veo a los vástagos allí reunidos , buenas noches a todos , me alegro de volver a verte Bram espero que sigas en forma   , inclino levemente mi cabeza en forma de saludo , luego me dirijo a Yuki , cuanto tiempo sin verte , creía que estarías con tu amigo el ruso , me alegra mucho verte de nuevo , por ultimo me dirijo a Gabriel , que esta pasando a que viene tanta urgencia....

- Hola Gunnar .- Saluda Gabriel dandote un fuerte apretón de manos.- Es lo que acabo de decirle a tus dos compañeros. El sabbat de Monçada ha sido expulsado de Madrid por Lucita, pero en lugar de proclamarse como princesa, lo ha echo como Arzobispo y ahora Madrid vuelve a ser del Sabbat. Y para mas inri, los hombres de confianza de Monçada han huido de la ciudad, y uno de ellos ha llegado a Cuenca. Por eso, nos piramos de esta ciudad en cuanto lleguen los que faltan. No se si te acuerdas de Maximo, mi criado, lo han matado y me han dejado su cabeza en el Eliseo. Era un aviso. Antes de que se ponga peor la situacion nos vamos y ya vendremos en otra ocasion.

Hace una pausa y mira a su alrededor para ver si se acercan los dos que faltan y continua. Señala un coche que esta aparcado justo delante

- Con tal de que lleguen subimos al coche y nos vamos a Valencia. Desde alli tomaremos un vuelo a Londres.

 - Esperamos a alguien más o marchamos ya... - digo en voz alta - ...si el sabbat ya está en la ciudad es mejor pirarse cuanto antes...