Partida Rol por web

Tras un tiempo para que os arreglárais adecuadamente, Ivelios os conduce a una pequeña sala donde esperáis unos minutos a que lleguen el monarca y la princesa. Una vez estáis todos os conducen a un comedor más pequeño y acojedor de lo que esperábais para una cena real. La sala, elegantemente decorada, tiene una gran chimenea labrada, pinturas de los antepasados de Su Majestad y otros detalles que os hacen pensar que se trata del comedor privado de la familia real. Además os llama la atención que una vez os han traído las vituallas, el servicio no se queda en la habitación al contrario de lo habitual. Su Majestad se sienta a la cabeza de la mesa con Ivelios y la Princesa a ambos lados, Rasderow junto a la princesa y los demás como gustéis.

Me acerco hasta el consejero del rey, el viejo elfo, y me siento en una silla cercana.

-Buenas noches, mi señor Ivellios. Gracias por habernos invitado. Si puedo incomodarlo con alguna pregunta, me gustaría saber si ya tienen vigilado a Trevor Connell, que tiene un interes particular en el asunto.

Conell...Conell...ya recuerdo, me temo que lo que pide es complicado maese Talone, el pueblo sospecharía que algo pasa si mandásemos vigilar a todos los antiguos pretendientes de la Princesa...

Me quedo pensativo unos instantes.

-Ya veo...

Hago una pausa, y continuo hablando.

-Sucede que, mi señor Ivellios, este hombre sabía del atentado. No lo señala ello como culpable del mismo, sino mas bien de poseer mas informacion que el resto, pero si fuera usted, lo mantendría bajo una vigilancia muy sutil. El es un beneficiario directo del atentado, aunque sería muy estúpido de haber hecho eso. No obstante, si descontáramos a los que actuasen estúpidamente, pues no quedarían demasiados. No lo molesto mas, mi señor.

Dicho esto, sabedor de que no iba a tener muchos resultados, e incluso de que notenía tanta importancia, me dedico a escuchar lo que sucede en la mesa.

De todos modos, será mejor que le comunique usted mismo a Su Majestad la idea...puede que considere necesario seguir su consejo te contesta educadamente

Estáis todos sentados a la mesa y el servicio trae numerosos y abundantes manjares: cordero, cochinillo, truchas...y un enorme surtido de vegetales. Una vez se han marchado dejándoos a solas, Su Majestad se dirige a vosotros:

Bien...contadme pues, si habéis averiguado algo que nos sea de ayuda en estos tiempos difíciles... su tono sigue siendo pesaroso

Me siento en una de las sillas en medio de la mesa, asi puedo escuchar todo lo que se conversa.
Al escuchar la pegunta del rey me mantengo cayado, es el derecho de Talone decirlo, ya que el fue el que descubrio todas las cosas.

Espero unos minutos, denotando una humildad inexistente, para luego comenzar a hablar.

-Pues bien, su majestad, una nimiedad: sabemos por donde ingresó y huyó posiblemente el atacante.-por unos momentos estuve tentado de decir "el asesino", como si fuera una falla, pero me contuvo el rostro sereno, aunque triste, de la princesa.

-Creo que esto nos llevará a otrs pistas, pero aún es prematuro afirmarlo. Igualmente, aqui la y..c..señora...o señorita, Archala, había comenzado a investigar el dardo causante del...problema.

Su Majestad asiente pensativo a tus palabras y su semblante se anima un poco ante las buenas noticias pero rápidamente retorna a su estado anterior.

Y, exactamente, cuál fue esa vía de entrada?? te pregunta con su seriedad habitual

Me siento en la silla adobtando la posicion del loto, escucho la conversacion que mantienen los comensales y el monarca i me limito a asentir a cada revelacion de maese Talone, no sere yo quien chafe la elocuente descripcion de "sus" allazgos

Al largo de la cena me limito a, elegantemente, evitar la comida. es el tiempo de la revelacion y es propio de los miembros de la orden ayunar todo el dia y comer esclusivamente durante el almuerzo servido con los primeros rayos de Sol.

-Bien, al parecer, una antigua puerta que da al jardín, desde un lugar que no hemos explorado aún, ya que el descubrimiento fue hace muy poco tiempo. Mañana, con las primeras luces del día, exploraremos ese túnel para ver dónde nos lleva. Pero la puerta, Su Majestad, a pesar de parecer herrumbrada y sin uso, estaba bien aceitada. Esto ha sido preparado con tiempo, y por alguien que conocía esa entrada. A todo esto, ayer mientras estaba con la princesa, con mis inquisiciones, un tal Trevor Conell ingresó a la sala en donde nos hallábamos, y exigió que la princesa le prestare atencion. Mas alla de otras cuestiones, quizás no sería imprudente vigilar a este hombre, ya que se enteró con pasmosa rapidez de la situación actual.

Mientras hablo con el rey, voy vigilando las actitudes de los demás. Al parecer, nadie desea hablar. ¿Será imprudente ser el centro de la atención en estos momentos, y yo el único imprudente? Lo dudo mucho. Quizas es que el resto simplemente no tiene nada que decir.

Al ver que Elharim le nombre, Archala, sentada a su lado, en un lecho de paja reconfortante para sus patas, asiente y dice:

Efectivamente, como dice Elharim, me he dedicado a examinar el dardo durante el poco rato que he estado fuera. He centrado de momento mis investigaciones en su escritura, en intentar descifrar el símbolo inscrito en él, sin embargo debo decir que no creo que tenga significado hasta que encontremos aquel que lo disparó.
Aunque a veces, el mensajero puede ser más importante que el mensaje en sí. Lo he examinado con detenimiento y dadas algunas sutilezas que puede que hayan pasado inadvertidas, creo que mañana podré encontrar la solución a este acertijo.

Tras un par de minutos en los que todos coméis en silencio y Su Majestad apenas prueba bocado pues se ve claramente que está meditando acerca de toda la información recibida, se dirige a vosotros.

Tenéis razón en que ese hombre es sospechoso, maese Talone, mas no puedo permitirme el lujo de que el pueblo se entere de lo sucedido. Por tanto, y dadas vuestras capacidades, os encomiendo también la misión de vigilar sus movimientos y acciones, al menos hasta el o culpable haya sido llevado ante la justicia.

Maldita boca la mía! Si sólo me hubiera callado, pero: no! Debía hacer gala de mi astucia, e intentar encender una vela en la oscuridad reinante! Que gano con ello? Pues que me carguen a mi con el fardo! No hay justicia...

-Muy honrado de ayudaros, mi señor. Haré lo que pueda. ¿Podría alguien decirme por dónde suele vérselo acaso, para comenzar por alli?

Entro a la cena con naturalidad y me siento en una de las sillas del fondo, al entrar el Rey hago una reverencia y mientras voy comiendo delicada y tranquilamente, escucho a Elrahim y al Rey sobre los descubrimientos de este dia.

El rey mira a Ivelios y seguidamente éste os contesta

La mansión de su familia es una de las que se encuentran en el barrio próximo al castillo, mañana os informaré de cuál exactamente.

A continuación se vuelve hacia Su Majestad

Mi Señor, he estado haciendo memoria desde las palabras del señor Talone y, si no me equivoco, esa puerta la mandó construir su tatarabuelo Lars como acceso al bosque y al refugio que en él tenía.

Bueno, ya he escuchado demaciado, y Talone será de más utilidad en la puerta que siguiendo a un sospechoso

- Disculpen mi intromición, pero en vista a que el Sr. Talone ha sido el que descubrio la mayor parte de las cosas que sabemos, no creo que sea prudente ni conveniente que sus artes sean utilizadas para seguir a un sospechoso, sino más bien para continuar con sus descubrimientos. Propongo que alguien más se haga cargo de ese asunto.
Por mi parte no podría, ya que soy demaciado evidente en torno a la gente y me gustaría acompañar a Talone mañana por la mañana.

Dirijo una mirada a todos los participantes de la cena para ver sus reacciones.

Creo que me han entendido mal caballeros me refería a que la misión de vigilar a Conell recae en todos ustedes...organízense como gusten pero les ruego que no llamen la atención del pueblo sobre el problema que nos atañe.

Por otra parte, que tal llevan la búsqueda de la cura para el Príncipe??

Mmm...¿sufrirá de fiebres cerebrales el rey? Pues ya se lo he dicho. Mejor callo esta vez, pues de lo contrario me podrían obligar a hacer algo mas.

Continuo comiendo lentamente, saboreando cada trocillo de comida que llega a mis labios. De buena hechura, debo añadir, quizas porque hay un elfo entre los consejeros.