Partida Rol por web

Ahora os sentíais como una gota dentro de la oleada de Marines que se movían en todas direcciones. Ahora erais completamente uno más de ellos. Una de las compañías había formado un perímetro alrededor del espaciopuerto para proteger las zonas militares. Pero, ¿protegerlas de qué?

Finalmente os fijais en que más allá del perímetro había miles de colonos que se agolpaban contra la línea de marines. Hombres, mujeres y niños que luchaban por encontrar una salida del planeta. Más allá, la parte civil del espaciopuerto estaba sumida en la anarquía. No menos de un centenar de naves abandonaban el planeta o flotaban a la espera de poder hacerlo ¿Estaban evacuando Mar Sara? ¿Por qué? ¿Y si todo el mundo quería salir, por qué se empeñaba la Confederación en llevaros  a ese planeta?

Numerosas naves trataban de aterrizar, pero la gente ocupaba la mayor parte de la superficie del espaciopuerto y eso complicaba la tarea de los pilotos. Restos de naves accidentadas soltaban grandes humaredas, pero los pilotos no reparaban en ellas, puesto que estaban concentrados en la cantidad enorme de dinero que podrían sacarles a las personas que lograran subir en algúna de sus naves.

En lo que vosotros habíais estado en las Barracas, se había desatado el caos en el exterior de la instalación militar. Sin embargo, sabíais perfectamente cual era vuestra nave asignada y corristeis hacia ella. Ibais tres pelotones de marines, entre los que os encontrabais los cinco.

Trotabais al lado de una mujer, que Amy y Littlefield reconocieron inmediatamente. El rango de ésta era de Teniente, lo cual resolvió algunas dudas que habían surgido anteriormente ante su figura. Sejak corría al lado de Bernelli. Jensen al lado de Ardo. Quizás habían hecho la selección en función de quienes se conocian entre ellos. O quizás era que se trataba de personas similares. También os llamó la atención una gran armadura que corría cerca del teniente. Era una armadura pesada CMC-600, seguramente se tratara de un Murciélago de Fuego, una unidad lanzallamas que en ocasiones eran tan peligrosas para los enemigos como para sus portadores. Más personas iban con vosotros, a Ardo le llamó la atención un técnico... ¿A dónde va ese? pensó extrañado ¿De vacaciones?

Finalmente llegasteis a la Nave de descenso donde la voz metálica del piloto se sobrepuso a todo el ruido ambiental.

- ¡ Suban a bordo, niños y niñas, jóvenes y ancianos! - exclamó con el tono de voz de un jefe de pista del circo - ¡Vengan a ver el mayor espectáculo del Universo! ¡Vean cómo corren los colonos por sus vidas! ¡Admiren cómo se derrumba el gobierno ante sus propios ojos! ¡Asistan a hazañas de pánico no intentadas hasta hoy por ninún hombre! ¡Por aquí!

Comenzasteis a ascender a la nave. Un ruido sesgado, claramente de disparos de un rifle Gauss, proveniente de la línea de Marines que chocaba con los colonos os hizo estremeceros, pues sabíais lo que eso significaba.

- ¡Cutter! - gritó la teniente. El murciélago de fuego se dió la vuelta hacia ella. Algúnos vieron un parecido muy grande con el otro isleño que habían conocido: "Bones" - Quiero a éstos reclutas dentro de la nave en tres minutos. Ni uno más. - Su voz se hizo oir por encima del motín que se comenzaba a organizar alrededor - Tenemos trabajo que hacer. Yo organizaré el resto cuando estemos en movimiento.

El isleño se giró y comenzó a meteros a empujones en la nave.

- Ya habeis oído a la dama. ¡Formad una línea! - Comenzó a andar entre vosotros. Seguramente fuera un sargento o algún soldado con más experiencia. Normalmente los Murciélagos de fuego tenían un rango mayor que los simples Marines de pelotón. Fue comprobando uno a uno que todos llevarais el equipo necesario para embarcar. - Muy bien señoritas - Cutter se lo estaba pasando muy bien - Ocupad vuestros asientos en el interior. ¡Vamos! - Antes de moveros a Sejak le llamó algo la atención.

Ves el logo y nombre de la nave:

"Zorra Valkiria"

También te das cuenta de que la nave tiene algo,... especial...

Me quedo anonadado con el caos del esterior, y e parte dentro de mi cerebro noto un creciente dolor de cabeza. Es como si estuviese intentado decirme algo el subconsciente en un idioma del que no entiendo nada, y lucho contra ello. Fragmentos de recuerdos vienen a mi mente al ver a los colonos enfrentados a los marines, pero no tienen ningún significado ni ninguna de las imágenes puede denominarse en absoluto claras. No me dan ninguna información coherente.

Veo al mecánico y no puedo evitar que el sarcasmo acuda a mi mente ante la absurda idea de ese hombre tratando de disparar a un zerg a una distancia que yo denominaría "prudente".

Después de eso mi mirada se queda clavada en un punto y la ira la invade.

Ese maldito de Bones, ¡¿por qué en mi pelotón?!

Luego, ante la mención de su nombre por parte de la teniente me relajo un poco al saber que no se trata del grandullón. Pero debido a su parecido a éste y a su forma de expresarse y tratar a los demás con ese aire de superioridad me doy cuenta de que no quiero acercarme demasiado a ese soldado si no es en una batalla. Con un golpe en la cabeza ya he tenido suficiente para aprender.

Subo a la nave y me siento cerca de Jensen.

Tengo que admitirlo, no sé que es, pero este marine me transmite buenas vibraciones.

Hasta el más ignorante de los colonos sabe más que nosotros en este momento. Que mejor manera de tener a los marines enfocados que esta.

Ahora estoy junto con otros marines, la mujer que todos miraban y la que algunos miran, pero nada opinan, por lo menos de frente. Me comienzo a concentrar en todo lo que nos espera, no se que demonios será, pero si tanta gente está dispuesta a enfrentarse a una fila de marines para poder escapar, debe ser algo muy grande.

Voy serenando poco a poco mi persona, mis pensamientos, ninguno de ellos me servirán cuando todo inicie. Cuando nuevamente se abra la compuerta, pero a lo desconocido.

La cabeza de Sejak daba vueltas, los colonos corrían de un lado a otro desesperadamente y aquellos enviados al planeta ponían cara de desconcierto. Otros gozaban con la horrorosa visión del planeta y unos pocos intentaban poner orden. En resumen, un caos generalizado que punzaba los nervios del marine - técnico.

A pesar de todo el marine intentaba calmarse, entre el grupo tenía a Bernelli a su lado y Ardo también estaba por ahí. Al menos tenía la esperanza de que si se cuidaban las espaldas saldrían con mejor aire de ahí.

...Mejor aire...¿o vivos?...vivos...

Finalmente Sejak entra a la nave y ocupa su asiento designado, ya más calmado aguardaba lo peor.

Ahí está, lo que había pasado es que había confundido el modificador de habilidad con los rangos que le había subido. Por eso daba tanto.

EDITADO: Ahora si, 7 justo :O

Te das cuenta de que la nave no está precisamente en el mejor de los estados...

Vamos que te da un poco de miedo viajar en "aquello".

Amy, sin cuestionar nada, se mete en la nave. Su gesto es algo apesadumbrado, pero ella piensa que ahora mismo no sirve para nada, que el único momento en el que es realmente eficaz es curando heridos en el campo de batalla. Realmente estaba un poco equivocada, pero su timidéz le había impedido descubrir más cosas en base a la relación con sus compañeros.

Jensen también se giró para meterse en la nave, al igual que Ardo, había suspirado de alivio cuando se había dado cuenta de que Cutter en realidad no era Bones, aunque por el tamaño eran personas parecidas, seguramente tuvieran el mismo cerebro de guisante, eso era lo que Jensen pensaba cuando fue a pisar la nave de transporte. Pero un grito le detuvo.

El ingeniero, aquella persona en la que sólo unos pocos había reparado, se enfrentaba a Cutter.

- ¡¿Zorra Valkiría?!

Otra voz hizo que se girara bruscamente. De la parte de alante venía un hombre. Era corpulento, pero no tanto como vosotros, marines entrenados para la lucha cuerpo a cuerpo. Llevaba unas extrañas gafas sobre la cabeza y eso os hizo entender que se trataba del piloto.

Con aire orgulloso se dirigía hacia el ingeniero.

- Eso es amigo - dijo hinchándose un poco - ¡Dicen que una vez has montado a una Valkiria no quieres tocar ningúna otra! Has venido al lugar correcto... o al lugar equivocado, no sé si me sigues. - Una sonrisa maliciosa se había dibujado en el rostro marcado del piloto. Tenía un extraño peinado, no muy largo, pues solía colocarse un gorro de cuero sobre él, como había leído que hacían en la antigua Terra. Brillantes escarpias de color azul sobresalían desde su cabeza y las áreas que había entre ellas habían sido afeitadas con extremada precaución. Os daba la impresión de ser un espantapájaros ataviado con traje de piloto - Tegis Marz es mi nombre. Pero podeis saber que, para vosotros, soy el Ángel de la Muerte. Encantado de serviros. Si necesitais cualquier cosa, afeitado de culo incluido, soy vuestro hombre.

El ingeniero le contestó airoso.

- Es una trampa mortal y no pienso entrar en ella.- En realidad así lo parecía. La Zorra Valkiria tenía un aspecto viejo y dañado. Al menos así lo era bajo la mirada de ojos especializados como los de Sejak. Sin embargo, los marines, no se inmutaron ante el aspecto de la nave. Ellos estaban condenados a morir ahí fuera, y poco les importaba que fuese a bordo de una nave como aquella. En cambio el ingeniero parecía seguir apreciando un poco más su vida. - ¡Es que no puedo ni mirarla! - el hombre era muy delgado, tenía el pelo muy corto, y parecía tan limpio que seguramente rechinara el suelo al andar. - ¡Ese pedazo de basura no merece ni ser llamado pedazo de basura!

Comenzaron a gritarse. Tegis le dió al ingeniero (de nombre Marcus, según averigüasteis por la agitada conversación) un ultimátum.

- ¡Vas a subirte en la nave ahora mismo, Marcus!

- Ni aunque fuese la última nave de ésta roca! Tengo más posibilidades lanzándome de cabeza por un acantilado que subiéndome a una trampa mortal. ¿Cuándo vas a crecer y a comprarte una nave de verdad?

Tegis no aguantó más, saltó sobre él. Cayeron al suelo, dándose golpes. Una nube de polvo rojizo se levantó a vuestro alrededor.

Cutter parecía que empezaba también a perder la paciencia.

Vosotros no podíais dejar que el ingeniero y el piloto se pegaran así. Sabíais que ibais a necesitar a ambos. Pero salirse de la fila era un riesgo que muchos de vosotros no queríais correr...

Me quedo quieto mirando. No es mi problema lo que esos dos estúpidos tengan en la cabeza y por tanto no pienso intervenir.

- Que lo haga la teniente o ese grandullón.

De todas formas una sonrisa pasa por mi cara cuando fijo la mirada en la nave, lo cierto es que ése iba a ser un viaje interesante...

Un tumulto se arma entre piloto e ingeniero. Si no fuera porque nos tenemos que ir, ni siquiera me movería de mi puesto. Me acerco a ambos sujetos un poco, el arma a un costado en postura inofensiva. - O se mueven o los muevo. -

Ya suficiente "espectáculo" presenta la gente de este mundo que se cae a pedazos como para que encima ahora dos disciplinados sujetos hagan esto. Vergüenza debería darles a ambos su actitud. Vuelvo a mi puesto, sin dirigir la mirada a nadie en especial. Retomando mi lugar en la fila para subir al transporte.

Las palabras de Littlefield de poco servían con unos tipos que estaban pegándose de aquella manera. Parecía hasta cómico.

Cutter dió unos pasos hacia adelante, tras ver a Littlefield hacer lo mismo.

- Señor Jans, dijo hacia el ingeniero. Creo recordar que la teniente ha dicho que subamos todos a bordo en menos de dos minutos. Creo que éste sería un buen momento para hacerlo.

Le agarró del pescuezo y lo zarandeó en el aire mientras el ingeniero, con la cara roja de ira,  rascaba el aire con las uñas en dirección al piloto. Parecía que aquellos tres ya se conocían.

- ¿no cree? - reiteró Cutter mientras le zarandeaba de nuevo.

- Si, tienes razón - respondió Marcus. Asustado de Cutter. El ingeniero también conocía al isleño, y tenía una reputación similar a la de "Bones".

Las puntas azules de Tegis seguían temblando de ira, pero Cutter le miró muy serio y le dijo:

- ¿Y tú, no tienes una nave que pilotar?

- Si, y una nave muy buena, ¡coño!

- Entonces, con todo respeto, señor, puede que deba tomar los mandos - la sonrisa de Cutter era siniestra y llena de dientes, parecía que se iba a comer al que le fuera a llevar la contraria. - Tengo una razón para estar aqui, y no quiero que nadie se interponga entre mí y el lugar al que voy. Y ahora mismo está usted en mi camino... señor.

Tegis se dió la vuelta y se fue farfullando. Marcus entró en la nave, cojeando un poco, y prestando especial atención a dónde ponía los pies.

- ¿Algúno de vosotros va a ponerse en mi camino? - dijo mirando al resto cuando se hubieron metido los otros dos.

Jensen suspiró. Ya se conocía a todos los que eran como éste.

Ignorando sus palabras y sin mirarle más de un segundo, avanzó hacia delante. Cruzándose por delante de Cutter sin prestarle más antención.

Otro estúpido,... pensó antes de subir.