Partida Rol por web

La joven doctora suspiró cuando el Teniente Piett vociferó las órdenes. A ella no le hacía falta semejantes bravuconerías o insultos, tenía claro cual era su trabajo allí. Tras la charla, Amy se relajó y sacudió las manos, tratando de no ponerse demasiado nerviosa. Cinco horas por delante... Bueno, había ido a Mar Sara con una misión personal. Si antes no había encontrado a su amigo Michael, quizás allí podría dar con él.

Como era mediodía, y tenía un poco de hambre, se acercó a la cantina a por algo con lo que llenar el estómago. 

Estimados colegas, después de realizar una profunda reflexión he llegado a la conclusión de que: ¡Es hora de beber! - Sejak empina su vaso y se manda la cerveza de un trago - A por ello entonces Soldado Melnikov - dice mientras palmea a Ardo para que invite la próxima.

- Chicos, yo ya he invitado a dos, la próxima os toca... Y repito, ¿cómo es que dos personas como vosotros habéis acabado alistados aquí? Es simple curiosidad...

Les miro con una media sonrisa, puede que sea una persona cerrada, pero la curiosidad me corroe.

Cuando llegas a la cantina oyes unos gritos dentro. Parece ser que dentro hay una gran pelea. Entonces de pronto todo parece calmarse. Del lugar salen como seis hombres, algunos cargando a otros.

Un muy grande te gruñe al pasar, mientras otros rién y alguno se acerca para saltar a tu alrededor. Parecen animales y están algo chiflados. Finalmente ellos se ríen y continuan su paso, ignorándote. O están borrachos, o locos, pero aprovechas tu oportunidad para meterte en la cantina y olvidarte de ellos.

En la cantina hay dos grupos diferenciados. En las mesas un grupo de 5 o seis personas hablan y ríen sin parar. En la barra tres hombres brindan y sonríen. El camarero mira a éstos con el gesto fruncido. Parece que se había liado una grande, y se ven vasos rotos por doqiuer, pero el camarero ha hecho lo posible por que se note poco.

Al entrar todo el mundo se calla y mira en tu dirección. Alguien contiene la respiración. Te miran pero no dicen nada. Es raro ver a una mujer en los marines, y lo que es más raro es que parezca tierna y débil (hay que reconocer que a pesar de tu entrenamiento, no tienes el cuerpo de un marine).

Bernelli ríe ante los comentarios de Ardo.

De pronto se hace un silencio y Sejak lo interrumpe con su grito. Bernelli sonríe satisfecho y de un trago enorme, vacía todo el contenidode su cerveza por la garganta. Teneis aguante, pero os dais cuenta de que la cerveza es fuerte, y que os empieza a afectar un poco.

Bernelli ríe de nuevo. Mira a Ardo y dice:

- Bueno, pues si vamos a morir me gustaría que fuese por algo más que nuestra paga. - sonora carcajada - Y acabas aqui puesto que tu objetivo en la vida se ve truncado y necesitar pagarlo con algo o con alguien, cuando crees que no te queda nada, vuelcas tus fuerzas en otra dirección. - se detiene nostálgico - Bueno, sé que eso no aclara mucho, pero supongo que es una historia demasiado complicada y dolorosa como para dar más explicaciones. ¿Y vosotros? ¿Qué cojones haceis con los confederados?

- Tal y como dices... cuando no te queda nada que perder en la vida... Tienes que buscar venganza sobre los que te lo robaron, esa es mi historia supongo... Pero no le debo nada a los confederados, aunque acabe muriendo por ellos, moriré por mi causa, no por la suya... Joder, me encanta esta cerveza.

Miro a Sejak, al parecer, es el único que falta por dar una explicación sobre cómo ha acabado aquí.

La verdad es que no hay mucho que agregar, si el mundo te infravalora y lo has perdido todo, no queda más que enlistarte y recuperar tu confianza pateando Zergs o, muriendo en el intento.

Repentinamente se hace un silencio, los 3 hombres sumidos en sus pensamientos de vidas que parecen lejanas. El trío sentado, cerveza en mano y sin mucho en común, sólo un destino incierto y una muerte repentina.

Por otra parte - dice Sejak después de un rato - la próxima la invita Bernelli, que ha salido limpio hasta ahora.

El camarero suelta una sonora carcajada ante el comentario.

Bernelli le mira con cara enfadada, después se gira hacia Sejak.

- Bueno, yo... es que... no tengo demasiado dinero - su voz parece un poco apagada. Estaba claro que le daba cierta verguenza todo eso. Pero os veíais con que la cuenta de cervezas empezaba a engordar y que Bernelli no tenía pinta de que fuera a pagar ningúna.

- Bah Bernelli no te preocupes por eso, llevo dinero y tengo interés en ser el más rico de los muertos en el campo de batalla, mejor gastarme el dinero aquí y en alcohol, que el hecho de que se lo quede la confederación cuando muera...

Le miro y le echo una sonrisa.

Milagrosamente el golpe de Bones pasó rozando el rostro de William, y éste se dió cuenta de que debía aprovechar su velocidad al completo si quería obtener una ventaja.

Su primer golpe salió torpe, un gancho al rostro de Bones, el segundo siguió al primero con una fluidez asombrosa, el cuerpo de Jensen siguió girando con el impulso del gancho y lanzó un mazo de reves con la otra mano, el tercero fue la resolución lógica del giro, el canto de la primera mano continuó con el movimiento de medialuna buscando el cuerpo de su enorme oponente.

Bones evita un primer puñetazo, pero cuando va a sonreir complacido, recibe uno en plena cara. Un hilillo de sangre le comienza a caer por la nariz. El dolor puntante hace que emita un grito de dolor...

- ¡Tuuuu!, Guapito, lo siento, pero esto no te lo perdono - En ese instante notas como dos brazos te agarran desde la espalda. Los amigotes de Bones te tienen cada uno cogido por un brazo. Bones da un paso hacia delante, dispuesto a darte con todas sus fuerzas. Justo antes, se quita la sangre de la cara con la manga. Está claro que hoy no es su día y su frustración se ve reflejada en su cara.

- Ahora verás.

La joven miró al suelo un poco turbada porque todos estuviesen mirándola y suspiró, la iban a gastar de tanto mirarla de esa manera, ni que nunca hubiesen visto una mujer soldado. Aunque en realidad no era del todo acertado, ella no iba a combatir, ella iba a salvar vidas en el campo de batalla.

Entró en la cantina con paso decidido hasta la barra y saludó al camarero de forma educada (lo cortés no quitaba lo valiente).

- Buenas tardes, ¿podría decirme lo que tiene para comer, por favor? - sabía que los modales recatados estaban mal vistos, pero no pasaba por ser un poco amable en comparación con los berridos y bufidos que soltaban muchos hombres de por aquí. Mientras el otro le respondía, buscó con la mirada una mesa solitaria en la que poder sentarse a comer tranquilamente.

Claro tira un engañar contra su idiotez,  bajarás un poco la dificultad del ataque, pero sólo con respecto a su defensa.

Dificultad de la prueba igual a idiotez de "Bones" + su confianza ciega, total 1d10-1

Creo que superas con un 2. Así que, a menos que pifies, lo consigues.

Bernelli va a hablar, pero entonces la puerta de la cantina se abre de nuevo. Una chica entra dentro y se dirige a la barra, queda cerca del camarero. Su mirada es directa, confiada. Os dirige rápidas vistas, con cierto enfado por que algunos no hayan dejado de mirarla desde que ha entrado. Lleva poca ropa, igual que todos vosotros, asi pues, deducis que es un marine. Finalmente le pide algo al camarero:

- Buenas tardes, ¿podría decirme lo que tiene para comer, por favor?

El camarero levanta la vista de los vasos y le sonríe.

- Claro que sí, guapa. Pero creo que no puedo ofrecerte mucho. Ese gordo de "Bones" ha sido todo lo que he visto durante un rato, y no he podido preparar casi nada.

El camarero levanta la vista de los vasos y te sonríe.

- Claro que sí, guapa. Pero creo que no puedo ofrecerte mucho. Ese gordo de "Bones" ha sido todo lo que he visto durante un rato, y no he podido preparar casi nada.

Te tiende una carta con las cosas que tienen, mientras, los hombres de la barra han dejado de beber, curiosos. Parece que mantenían una agradable conversación después de todo el ajetreo montado por el gigantón.

Amy se encogió de hombros y sonrió.

- No importa, tomaré un poco de cerveza y unas tortitas... - le devolvió la carta y se dedicó a juguetear con una servilleta mientras esperaba su comida, sin prestar atención a nadie en especial. Con un pequeño Gracias contestó al camarero cuando este le trajo la comida y en silencio, la doctora degustó la bebida con tragos breves.

Al notar que lo tomaban por la espalda, Jensen se maldijo por no pensar en que lo de "sin Reglas" se podía referir a terceros en el ring... o cuartos para este caso. Al ver venir a Bones dispuesto a machacarlo, fingió acobardarse, aflojandose en los brazos de sus captores y replegandose sobre si mismo mientras medía a la mole que se le aproximaba.

Si Bones lo quería sin reglas, lo tendría sin reglas... los cobardes tenían un lugar muy bajo en la estima de Jensen. Tan prnto el gigantón entró en alcance, se retiró un poco más, instigandolo a acercarse, y en cuanto vió que el otro iniciaba si golpe lanzó una patada a su entrepierna apoyándose en los amigos de Bones para darse impulso, su otra pierna subió unos centímetros detrás, con la rodilla por delante. Si lograba que su primer golpe doblara al gigantón, el segundo se encontraría con su cara.

La primera patada golpea la cara de "Bones" con fuerza que se echa unos pasos hacia atrás doliéndose de la nariz y sujetándola para que deje de sangrar. Su cara denota ira.

- Destrozadle - dice con un sonido claramente nasal.

Mientras los dos que se habían subido te sujetan, ahora mejor, pues ya están prevenidos, otro de ellos se acerca y te pega un puñetazo en la cara. Cuando levanta el brazo para arrearte otro, una voz le detiene.

- ¡Detente!