Partida Rol por web

Ya han pasado varias semanas desde que os destacaron en el puesto avanzado de Tranquillien, en las Tierras Fantasma. Habéis estado cumpliendo encargos para los apotecarios que trabajan en este puesto, normalmente recogiendo materiales para sus experimentos y asesinando no muertos que atacan desde la Cicatriz y el puesto fortificado de Deatholme, al sur. Sin embargo, hoy os han comunicado que un importante personaje ha venido de Undercity para transmitiros nuevas órdenes. A eso del mediodía, una patrulla de tres dracohalcones provenientes de Silvermoon toma tierra en Tranquillien. Los jinetes son un Renegado, y dos soldados elfos de sangre que le hacían de escolta. El personaje se acerca a vosotros y os hace un gesto de saludo.

- Buena muerte, compañeros. Soy el Maestro Apotecario Fanerell; supongo que os sonará eso de algo. Os habrán dicho que hoy tendríais nuevas órdenes ¿no?. Pues yo os traigo el recado.

El apotecario saca dos pequeños pergaminos lacrados de su túnica y os los entrega.

- Lady Silvanas en persona me ha dado estas órdenes. Debéis partir enseguida hacia Silvermoon y entregar estos salvoconductos al regente, Lor´themar Theron. Él habrá preparado un barco que partirá hacia Northrend, a nuestro puesto avanzado en el Fiordo Aquilonial. Una vez allí, os pondréis a las órdenes de la Comandante Forestal Alana Blackfeather. Por lo visto, nuestra Dama os ha seleccionado personalmente para que llevéis a cabo una serie de escaramuzas e incursiones contra aliados y líneas de suministros del Rey Lich, para mermar sus fuerzas y posibilitar un ataque a gran escala. No estaréis solos; hoy mismo deben llegar desde Undercity otros tres compañeros con la misma misión, así que buscadlos y reuniros con ellos. No conozco todos los detalles; imagino que la Comandante Alana os pondrá al día. El caso es que ya no tenéis nada que hacer aquí; coged esos dracohalcones y partid hacia Silvermoon de inmediato.

Antes de que cojas el dracohalcón, Fanerell te hace un gesto para que le sigas, y se mete dentro de una de las estructuras élficas del puesto avanzado, asegurándose de que no haya nadie dentro.

Mientras el Maestro Apotecario desgranaba nuestro misión una sonrisa lobuna aparece en mis labios, anticipando la dulce sensación de destruir algo mas importante que unos pocos esqueletos y zombis, y recoger una plantas que no comprendo.

Cuando por fin acaba su parloteo y señala a los dracohalcones miro significativamente a mi compañero y toqueteo mi mochila.

Todo en orden.- pienso, y asiento en señal de un respeto que no siento hacia Fanerell, siguiéndole hacia el interior de la cabaña.

- Por  todos los demonios! al fin Acción!- clamó al cielo Hachaquebrada, mientras el apotecario   relataba las instrucciones.Mientras las  escuchaba  dirigia sus pasos hacia los dracohalcones. Pero,  en cuanto oyo algo acerca de un segundo grupo que tenia la misma mision, se paro en seco ,dudo un poco, y al final pregunto:

- ¿ dices que hay otros para el trabajo? ¿ Y como diablos vamos a  reconocerlos?-  sus inquisitivas preguntas  aunque no faltas de razón,  mostraban  cierto regusto  intimidatorio. -  no me gustan  nada las sorpresas, apotecario... asi que escupe lo que sepas...-

De reojo observa al troll con quien habia participado en alguna otra reyerta contra los esbirros del  Azote, intentando que avisarle que frenase sus pasos. Pasando su mano sobre el mango de su hacha  que colgaba a su diestra en el cinto, vuelve a mostrar su cara furibunda hacia el apotecario aguardando su contestacion.

 El apotecario se ha ido aparte con el troll, y parece estar comunicándole algún tipo de instrucciones. En su lugar, se acerca uno de sus escoltas para responderte.

- Creo que el regente ha mencionado que también tienen que presentarse ante él, y que serían una elfa, un humano y un orco, todos no muertos, claro. No serán difíciles de reconocer.

Asegurándose de que no hay nadie alrededor curioseando, Fanerell te entrega otro pergamino, lacrado con el sello de los Deathstalkers.

- Estas órdenes provienen de Varimathras. No me ha dicho cuales son, pero imagino que tendrán que ver con tu función como Deathstalker. No obstante, recuerda que es la Real Sociedad de Apotecarios la que te paga, así que también tendrás que hacernos un pequeño favor. A unas cuatro horas al oeste del Campamento Venganza, donde os dejará el barco, la Real Sociedad de Apotecarios ha instalado un puesto de investigación llamado Nuevo Agamand. Preséntate allí cuando tus obligaciones te lo permitan y pregunta por el doctor Festus. Él te dará más instrucciones. 

Fanerell te tiende la mano

- Bueno, has trabajado bien aquí, pero te han llamado a hacer cosas más grandes. Te deseo la mejor de las suertes.

Shi ni Amon fue claramente un troll antes de ser trasformado por la maldita hechicería en un muerto viviente, aun conserva su cresta ritual y los colmillos han crecido desmesuradamente durante sus años como no muerto, algo extraño. Suele vestir de oscuro, con una armadura de apariencia muy pesada y con un lustre negro que parece llevar sin ningún esfuerzo aparente. En diversos pliegues de la capa que cubre muchas veces la armadura se esconden unas hojas de apariencia siniestra, manchadas a menudo del icor de los muertos de la zona.

Es bastante reservado, y a pesar del odio visceral que siente hacia los no muertos no suele lanzarse a tontas y a locas contra ellos, si no que prefiere esperar el mejor momento para actuar.

Miro cautelosamente la mano del apotecario, aún digiriendo sus palabras, y niego con la cabeza. No es mi costumbre ni la de mi pueblo. Las cosas que deben ser hechas se hacen, solo el fallo es recompensado, el logro se asume.

-La missssión será cumplida, su exxxcelencia, no ssssse preocupe- digo guardando el pliego entre mis ropas.- Esssse tal Hengel… ¿essss de fiar? ¿Esssstá al tanto de las otrasss misiones?- no me gusta hablar tanto, pero hay cosas que deben aclararse.

El apotecario parece momentaneamente molesto por la negativa, pero asume con facilidad que el error ha debido ser suyo.

- Bueno, si estuviese al tanto de las otras misiones, no te habría separado de él, ¿no crees? No me importa si te echa una mano con lo que te encargue el doctor Festus, pero sobre las órdenes que te ha mandado Varimathras... Ni yo mismo se cuales son; se me dijo muy claramente que no debía romper el sello y que solo tú podías leerlas. Sobre si es de fiar... llevas tres semanas con él, ¿no? Y no ha dado problemas. Y si la propia Dama Oscura lo ha elegido, supongo que si es de fiar.

Asiento ante las palabras de Fanerell…

-Ja, si pueo matar algún muertoso no importa más, descuide que cumpliré el trabajo to lo bien que espera, ja.

Miro a mi interlocutor esperando su permiso para salir de la tienda…

¿Confiar? Me parece que no…

- Estoy seguro de que lo harás. Puedes irte

El apotecario sale del edificio y se pone a hablar con otros apotecarios mientras examina muestras.

Mientras el elfo responde a tus preguntas, puedes ver que el apotecario y el troll salen del edificio. El apotecario se reune con otros apotecarios y se pone a examinar muestras.

 Los dracohalcones esperan

Salgo de la tienda con un ligero brillo en la mirada, nuevas oportunidades se abren ante mí…Y no todo ha sido revelado aún.

Mi carne muerte no siente nada ante el helador viento que aúlla en el asentamiento, y no le dedico ningún pensamiento mientras me acerco a uno de los dracohalcones.

Mientras subo de un ligero salto me dirijo a mi compañero.

-¿Ya has satisfecho tu curiosidad? Tal vez podrías ponerme al corriente mientras llegamos…

Espero hasta que el enano, de piernas mas cortas, monte para lazar el vuelo sin dedicar una sola mirada al campamento que desaparece rápidamente en la lejania.

Añorando los tiempos en que recorria el cielo en  elegantes grifos, subirse a estos delicados dracohalcones le parecia un fastidio.

- Una criatura tan  debilucha no soportara la fornida talla de un enano - penso para sus adentros, mientras conseguia  montarse en ella.  La frase de su compañero troll le llego de su izquierda . El porte del troll sobre el dracohalcon  resultaba algo comica  y por su mente paso una imagen residual de como se veria el sobre la misma bestia.

-  Por mis barbas!- exclamo.- Si quieres que te mencione algo de lo que me han dicho..comienza tu en soltar los  susurros con  que el apotecario te ha llenado la oreja  -  intentando mostrar una antitud triunfante,continuo: - no creas que no te he visto como  el apotecario y tu reptasteis hacia una esquina y murmullabais.-

No sin cierta torpeza, Hachaquebrada se mantenia en la silla del dracohalcon cuando este  comenzo a aletear sus delicadas alas.

- me veo en el suelo...- penso ,mientra se sujetaba firmemente a las riendas del animal.

El batir de alas del dracohalcón desde luego era de todo menos elegante, pero s rapidez era innegable.

Las palabras del enano se veían cargadas de resentimiento, apenas habían llegado a conocerse en estas tres semanas y desde luego la amistad era rara entre los renegados…

-Lo siento, no puedo hablar de ello. Si no quieres decir nada lo entenderé, aunque espero que colaboremos… ¿Quién sabe junto a que clase de escoria nos han podido mandar…?

El sinuoso vuelo del dracohalcón poco tiene que ver con el de los grifos o wyrms. Es una suerte que ya esteís muertos, porque ese movimiento le provocaría nauseas a cualquiera. A lo lejos aparece la ciudad de Silvermoon. Está cubierta de andamios, y montones de golems arcanos transportan materiales de construcción de un lado a otro mientras los obreros se afanan en colocar trozos de mampostería y repintar las piedras. Hace poco, un ejército de elfos de sangre dirigido por el príncipe Kael´thas consiguió tomar la parte oriental de la ciudad y expulsar a los no muertos de allí. Sin embargo, la parte occidental era todavía un hervidero de no muertos y los llamados Desgraciados, elfos que habían sucumbido a su adicción a la magia arcana y que mataban por cualquier esquirla de maná que pudieran conseguir. Y estaba la Cicatriz Muerta, una extensión de tierra corrompida que surgió de la Fuente del Sol cuando esta fue corrompida por los ejércitos de Arthas. Esta franja dividía la ciudad de Silvermoon, el bosque Canción Eterna y las Tierras Fantasma en dos, hasta el puesto fortificado de Deatholme, y estaba llena de no muertos. Aún quedaba mucho por hacer para que Silvermoon recuperase su antiguo esplendor.

Los dracohalcones se posan elegantemente en la puerta de la ciudad, donde hay tres escoltas esperandoos.

- El regente Lor´themar Theron os espera. Os conduciremos hasta él.

La ciudad parecía terriblemente devastada, y los esfuerzos de reconstrucción estaban siendo bastante lentos, nadie sabía como terminaría la situación…

Asiento a los guardias, y tras lanzar una mirada al enano hago ademán de que nos escolten