Partida Rol por web

"Methgar, ¿cómo que te vas? Espera que salgamos todos juntos, no te vayan a coger a traición. De todos modos, cuéntanos un poco tu historia, ¿no? No se a mis compañeros, pero a mí me interesaría muchísimo saber de donde saliste y como acabaste aquí", dice el bardo algo sorprendido por la repentina intención de huída de la elfa.

Por supuesto que os acompañaré hasta la salida, al menos os debo eso. Me refería a que después me marcharé a presentar mi informe

Una vez curado parcialmente mis compañeros y con Kalim animando a la chica, algo de lo cual no era precisamente bueno con mi aspecto, decidi relajarme y empezar a ayudar con mis compañeros en la busqueda, algo me decia que algo alli revelaria la verdad debajo de esta obra de violencia y muerte.

-Esto... va tardar.- Dije antes de cerrar los ojos y juntar las manos, este tipo de magia nunca se me habia dado especialmente bien.- Vosotros... procurad vigilar... que no venga... nadie.

Dicho eso, empiezo a notar como la magia empieza a ser visible ante los sentidos que me otorga Kelemvor.

Tras unos instantes de pausa y relajación contemplando la casa de aquel gigante me aproximo a él y compruebo si tiene algun tipo de marca, ademas de ver si llevaba algo de valor encima. Qué tal es su arma? .. Alguien puede lanzar detectar magia para ver si hay algo magico escondido por los alrededores? Tal vez esta espada en llamas.

Siento que os vayáis Methgar, aunque algo me dice que es inútil conveceros para que sigáis con nosotros. En todo caso, ha sido un placer conoceros. Tal vez... nos veamos más adelante, en otra ocasión -dice la centaura con respeto-.

"Vaya insistencia con lo de presentar tu informe, ¿a qué orden perteneces?", pregunta a Methgar interesado, "... sí, su espadón es mágico, y todo él también irradia magia, aunque no encontré nada más en su cuerpo...", se interrumpe para responder a Mancha, "¿no querrías que te acompañáramos allá donde tengas que ir? Ya has visto que esta zona es peligrosa, y si no hubiéramos aparecido...", dice intentando insistir para que la elfa cuente su historia, "... no sé que habría sido una elfa tan hermosa.", una sonrisa pícara aparece en el rostro del bardo..

Tus halagos y piropos parecen no surtir su habitual efecto y ello te sorprende pues no estás acostumbrado. Aún así logras en parte tu objetivo pues Methgar empieza a contar su historia:

Como ya os había dicho, recalca seriamente soy una breve pausa donde la cara se le entristece primero y se vuelve fría y dura como la piedra después...era, la capitana de una patrulla de 5 hombres. Nuestra misión era recorrer todo el territorio entre Claston y Tern (un pueblo que, según sabeis, se encuentra más al sur) vigilando y limpiando la ruta principal de malechores y monstruos para mejorar el comercio del reino. Todo iba bien, rutinario, algunos bandidos apresados y orcos eliminados hasta que el otro día nos asaltó la banda de gigantes y... ya os podéis imaginar el resto.

Es por eso que mi obligación en estos momentos es acudir a informar a mi superior de lo acontecido y, por supuesto, de vuestra crucial intervención para la seguridad del reino. Probablemente deba relatárselo también a Su Majestad, dad la gravedad de la situación, por lo que tendreis motivos para sentiros orgullosos.

Escucho algo apesadumbrado las palabras de la elfa, no por su contenido, sino porque la esencia de las mismas es algo que se repite una y otra vez en este mundo: gente que se autoesclaviza por el sentido del deber, mas alla de lo que sus propios compañeros se lo hubieran requerido.

Meneo la cabeza por la partida de la elfa, no porque fuera estimada por mi, ni porque sufra por su desaparición: apenas he llegado a conocerla en este corto lapso. Es solo que me molesta el porque de su partida, esa dedicación vana y exagerada. Pero nada digo: se que hay algunos que deben expiar un sentimiento de culpa de esa manera, y nada de lo que diga o haga podrá ayudar.

-Muy bien, creo que hemos terminado aqui, entonces. Y ya hemos perdido mucho tiempo: os recuerdo (excepto a Rack, que no pertenece a nuestro grupo), que tenemos una misión que cumplir, ¿no es así, Laucian?-digo, interrogando al elfo y apurando a los demás.

-Si... Y yo tengo otra... mision que cumplir.

Dije apenado, incapaz de encontrar nada de utilidad para la aclaracion de este misterio, al final tendria que reportar a mi iglesia el ataque por motivos desconocidos, y conociendolos, no les iba a gustar este acto sin consentimiento. Suspire apenado y me dirige a Metghar, no si antes darle una leve colleja discreta en la nuca del bardo, en la iglesia lo primero que te enseñaban cuando era novato, era a no ligar con las personas aun de luto por sus seres queridos.

-Gracias, pero no es necesario, nosotros no hemos venido por fama o fortuna. Los que merecen ser mencionados ante su majestad son tu antiguo grupo.- dije sin saber si era cierto eso de que lo no queriamos, por lo menos yo me sentia asi.- Ellos lucharon con su vida para limpiar estas tierras y sin su sacrificio, ahora tu no estarias aqui para habernos ayudado contra Narthak. No hace falta que mientas si no quieres, pero al menos asegurate de que sus familias les recuerden como heroes.- Aconseje a la elfa, sin intencion de obligarla a nada que no quisiera o insultando su honor como soldado.- Ahora... si me disculpas... tengo que rezar... por los caidos... y rescatar el cuerpo... de una cleriga.

Con la mirada desviada a la nada, empeze a perder el contacto a la realidad, iendo a la salida con las manos cerradas y recitando las lecturas de Kelemvor, pidiendo un juicio justo por cada uno de los que alli habian perdido la vida y la proteccion del alma de Shi hasta que llegaramos al templo.

"¡Ouch!", dice al sentir a colleja del clérigo, "¿pero por qué me das? Sólo quería ser amable", escucha a todos aunque prestando poca atención.

"De mí sí que le puedes hablar al Rey, dile que Kalim Seisdedos y sus amigos estuvieron contigo 'pacificando' la zona", con una amplia sonrisa, hizo una reverencia exagerada a modo de presentación.

"Pero creo que deberíamos acompañaros, no vaya a ser que haya más gigantes por la zona y te cojan sola...", sacude la cabeza negando con rostro apesadumbrado, "...no podría llevar eso sobre mis espaldas". La actuación del bardo parece continuar.

Algo apenado, continúa, "también siento no poder encontrar el posible alijo que seguro han saqueado estos rufianes gigantes para poder devolverlo al pueblo", con la cabeza gacha y el rostro triste.

Está bien, por la gente del pueblo que tanto ha sufrido a manos de este indeseable te ayudaré a buscar dicho lo cual se mueve por la sala, inspeccionándola durante un ratito.

Me temo que, si en verdad tiene algo escondido, lo tiene muy bien oculto. Será mejor que nos vayamos, aquí dentro hace demasiado calor y sale de la sala

Y ahi estabamos, otra vez junto al cadaver de la ex-clerigo del grupo, aun igual de muerta y guardada en el cofre que hara cinco minutos. En cierta manera, me sentia mal por verla asi, no estaba de acuerdo con su filosofia pero eso no era excusa para haberla dejado morir asi, ni robarle su puesto en este grupo, aunque temporalmente y debido a las circunstancias.

-Alehop...- Dije cargandola entre mis brazos, y soportando kilos de armadura pesada y armas. Estaba claro que el viaje no iba a ser placentero.- Vamonos... ya planearan luego... en la villa... como pagar mis servicios... cuando la entregue a... mi iglesia.

Entre zancadas mal dadas y tintineo de metales, intento llevar con el maximo respeto aquella difunta mujer hacia la salida de la mazmorra.