Partida Rol por web

Una vez tomado asiento, Myles observó el desfile de invitados que se iba sucediendo, recibidos por Lady Julia, mientras se entretenía tamborileando los dedos en la mesa. Aunque no con mirada descarada, iba poniendo cara a todos los que iban entrando. No pareció especialmente impresionado por el tamaño de aquel recluido en su propio ostracismo, como él mismo estaba hasta que la anfitriona o la persona delegada hiciese las convenientes presentaciones. Probablemente ya habría oído hablar de él pues ya había mantenido conversaciones con el cabeza de la casa Alander. Puede que fuese a él al que durante un instante buscó con la mirada. Finalmente decidió acomodarse un poco más en aquella silla a la espera de que se completara la asistencia y diera comienzo la recepción.
 

- No os preocupeis Ser Patrick, el secreto queda entre nosotros. Saludó con la cabeza y luego se alejó, rumbo al Amberwell.

- Waylar Amberwell. bienvenido! Habeis podido descanzar un poco? El viaje debe haber sido agotador.

La cara de Julia se perdió entre las gigantescas manos de Ulfryd cuando la saludó con el cariño que siempre le demostraba.

- Oh Waylar te presento al hermano de mi padre, Ulfryd Wyrmslayer! Tio, Waylar Amberwell, segundo hijo de Lord Amberwell.

-Waylar Amberwell. bienvenido! Habeis podido descanzar un poco? El viaje debe haber sido agotador.

-Bueno, en cierto modo, he podido descansar, fue un viaje tranquilo por fortuna. -Miento (viajar con mi familia es de todo menos tranquilo) y acompaño mi afirmación con un asentimiento y media sonrisa dibujada en mi rostro.

No puedo evitar fijarme en el tipo que acaricia con tanta confianza a la Alander. Me llama la atención dos cosas, la primera la ternura (¿són amantes?), y lo segundo que éste tipo es enorme. ¿Es un cruce entre humano y oso? Podria parecerlo. Menudas manazas. Nos está mirando... ah, ahora me mira me mira a mí. Saluda Waylar, no quedes como un gilipollas.

Asiento a modo saludo con una sonrisa, todo amabilidad.

Oh Waylar te presento al hermano de mi padre, Ulfryd Wyrmslayer! Tio, Waylar Amberwell, segundo hijo de Lord Amberwell.

 ¡Ah misterio resuelto! ¡Es de la familia!, aunque no tiene el apellido Alander, ni el típico de los bastardos... ¿que clase de hermanos són? ¿Hermanastros quizás de distinto padre? Bueno, no le voy a empezar a das más vueltas a esto, creo que debería decir algo, me siguen mirando.

-Es un placer Ulfryd, nunca había oido hablar de los Wyrmslayer -tanteo un poco el terreno, a ver si me habla más sobre el tema y añado- Bueno, soy el segundo varón -recalco lo de varón-, en orden de nacimiento fui el tercero si contamos a mi hermana. ¿A qué os dedicais exactamente Ulfryd? -Sí, le estoy hablando de vos y hasta me intereso por él. A mi me aburren esos nobles que sólo se dirigen a los nobles, excepto cuando necesitan que les limpien el culo. Hay vida muy interesante más abajo.

Gano un poco de tiempo mientras hablamos de cosas banales, creo que ya habrá tiempo de sobras para las cosas serias.

Tras la reunión con tuhermano, te tomas unos momentos para hablar con los invitados. Has oído hablar de ese Myles Hartman como capitán de guerra. Podría ser interesante tenerlo en los consejos de guerra.

OK lo tengo en cuenta.

El gigante centraría entonces su mirada hacia ese tal Amberwell y sería conciso.

- Mi nombre es Ulfryd Wyrmslayer. Debo mi sobrenombre, que no apellido, a una victoria en combate personal con el campeón de la casa Wyrm, de las Islas del Hierro. Aunque, a decir verdad y después de los últimos acontecimientos quizás deba cambiarlo... - señalaría dos sellos en el costado de su hacha. - este es el blasón Wyrm, y este el de los Stonetree. Ambos campeones cayeron bajo el peso de mi hacha, de ahí el sobrenombre.- se tomaría un momento para que el hombre asimilara la información y seguiría con la explicación:

- Soy el capitán de la Meretriz, y cuando el Lord no está presente me ocupo de supervisar la flota de nuestra casa, espero que podamos trabajar juntos por la seguridad de nuestras costas. Los pillajes han de cesar cuanto antes. 

Caminaría directamente hacia Hartman. Había escuchado de él maravillas. Necesitaban alguien que liderara las tropas en tierra, y así se lo hizo saber cuando estuvo a la distancia adecuada.

- Ser Hartman, su presencia nos honra, y su fama le precede. Espero que podamos contar con usted en el consejo cuando la ocasión lo amerite. La casa Alander es especialista en combate por mar, necesitaríamos de su consejo para entablar batallas en campo abierto o asedios. 

Dicho esto tomaría un vaso y daría un pequeño sorbo al mismo. Cada día le apasionaba menos el alcohol. Estaba envejeciendo, y el alcohol no ayudaría a la hora de mantenerse "fresco" de cara a un combate sangriento. Le quedaban pocos años para llamar la atención lo suficiente como para ganarse un apellido de pleno derecho. Y esta era la ocasión.

Al acercarse aquel corpulento y enorme hombre a hablar con él, se puso en pie. -Solo Myles.- Aclaró como con anterioridad lo había hecho con su hermana pero carente de la dulzura o el tacto que se espera del trato hacia una dama. En cualquier caso no parecía reacio a reconocer que no había velado a los Siete para ser ordenado caballero. -Ulfryd, sin duda...- Sopesó en voz alta.

-Vuestro señor ya os mencionó en diversas ocasiones durante la constitución de los tratados comerciales de ambas casas. - Refiriéndose claramente a la Casa Alander y la Casa Hartman.

Asintió a las alabanzas de aquel hombre sin mucha arrogancia.

-Mi señor y hermano Lord Bernard, me ha pedido que trasmita a vuestra casa, que lamenta no poder atender esta empresa  con mayor compromiso, debido al aún reciente conflicto fronterizo con los Tully y a la guarinición permanente que debe permanecer cerca de la Sima de Nunn en nombre de nuestros señores, los Lannister. Aún así me ha pedido expresamente que os preste asistencia en todo lo que esté en mi mano, y espera que nuestros ballesteros sean un apoyo adecuado.-

Pareció pensativo durante un instante.

- Decidme Ulfryd, ¿son muchos los que han atendido al edicto real?- Preguntó con cierta curiosidad.
 

Mi señora, Myriel Kayce, fue secuestrada por el Kraken Rojo siendo apenas una niña. Lleva 30 años siendo esposa de la sal de un pagano de las islas, Hagard Merlyn. Pero no ha olvidado la noble familia donde nació ni cual es su patria. Señor os lo ruego. Salvadla de tan cruel cautiverio y ganad renombre inmortal. - se nota que el discurso se lo han hecho aprender de memoria.

- Vaya trola.- escupe un soldado.- El Kraken rojo se follaba todas las mujeres que pillaba hasta reventarlas, lo sabe todo elmundo. Dejad que le saquemos la verdad, ser.

- ¡No, piedad! El Kraken entregó a mi señora a Merlyn como botín. Mi señora me dio esto. Loha conservado todos esos años. Es del vestido que llevaba cuando la secuestraron.

Se saca de un bolsillo un pedazo de un vestido viejo donde están brodados las armas de los Farman.

- Me alegro de verles a todos. - Ser Alarich va dando las manos a todos. O besándolas, según sean hombres o mujeres- Puerto Rojo no es muy cómodo, pero la familia AMberwell puede quedarse el tiempo que desee. La mujer de Ulfryd, nuestra mayordoma Astrid, os atenderá de mil amores.

"Solo faltan dos miembros. Ser Hector Westerling salió a cazar y tiene que estar al caer. Supongo que sabéis que es el hijo y heredero de Lord Warren, mi amigo y señor del Risco. Ha traido muchas naves y hombres. Hector es muy amigo de mis hijos.

"Luego falta también Reginald Farman, señor de Isla Bella. El único lord que se unirá personalmente a la expedición. Según el cuervo que me mandó trae tres galeras y tres barcos de transporte llenos de provisiones. Imprescindibles para nuestra tarea. También le acompaña su hermano bastardo, Galen Colinas.Un célebre capitán de la armada real.

"Cenemos esta noche. Mañana haremos unas maniobras de batalla para ver que tal se manejan nuestros remeros y soldados.

Os vais sentando todos en vuestros sitios en la gran mesa. La comida no es una maravilla, pero sienta bien algo caliente. Ni siquiera la exquisita Lady Amberwell pone muy mala cara.

- Disculpadme Ser ALarich, había oído que teníais a vuestro servicio un bardo muy talentoso. ¿Podría animar la cena con su música? Me encanta la buena música de laúd.- comenta alegremente Arianne Amberwell, sonriendo a TOrmen Alander.

Los Alander hacen un silencio algo compungido e incómodo. Hasta que Tormen ALander suelta:

- Pues mirad, mi señora. A mi amigo el bardo lo degollaron los piratas. De oreja a oreja. Raas. Yo no lo vi. Pero me contaron que manchó de sangre un buen trecho de hierba.

Lady Amberwell se pone pálida y le tapa los oidos a su pequeña Layra. Tormen se toma otra copa de vino.

- Tiene razón que el silencio es algo aburrido. Seguro que en noches como esta, lamentas haber dejado que lo mataran sin mover un dedo, ¿eh padre? Claro que así dura más la despensa y yo me voy menos de putas. Negocio redondo, supongo. ¿Cuando sirven la sopa?

La conducta de Tormen se había vuelto extraña desde la muerte de Tom. No dejaba de reclamarle injustamente su muerte a su padre. Aquello no era nada bueno en medio de un encuentro así. Menos con un posible alianza matrimonial en el medio. Julia clavó sus ojos en su hermano. Hubiera hablado, pero estando su padre allí, le correspondía a él responderle. 

Ah, bueno, el tío Ulfryd sólo es un psicópata que colecciona blasones de sus enemigos. Siempre viene bien tener a un loco gigante armado en la família. Tampoco es que puedan despedirlo, ¿no? No parece que sea la clase de personas que se toman una negativa a la ligera. Aunque a decir verdad, para ser alguién tan jodido psicológicamente (no soy quién para predicar, lo sé), se le ve muy cuerdo y formal. Los tipos más violentos que actúan como personas normales, són la clase de persona que conviene mantener con un ojo puesto. Y preferiblemente el de algún subordinado. Mejor mantengo las distancias un poco.

-Sí, los pillajes siempre han sido la mierda que ensucia nuestros mares. Estoy completamente de acuerdo- Lo estoy, pero aunque no lo estuviera, me siento obligado a darle la razón. Lo dicho, menudas manazas.

No es que le tenga miedo, pero sólo un imbécil busca problemas gratuitamente sin ningún beneficio por el que apostar.

Ah, se aleja a por otro. Como guardaespaldas personal debe ser muy bueno, reflexiono, pero en la guerra, es la clase de persona que muere primero. Sobresale demasiado, los arqueros ven un blanco fácil, alguién prioritario... bueno, mejor él que yo. Ah, heme aquí hablando de guerra, como si fuera un grandisimo general. Pero no... ya tenemos otros que hacen el papel de general.

Cuando Alarich se pone a hablar, siguiendo el protocolo, agradezco con un gesto que haya invitado a los Amberwell, aunque sé que se fija más en la reacción de mi padre que en la mía, por supuesto. Al fin la cena, me siento dónde me pertoca y observo a mi hermana con una sonrisa cuando hace su petición.

Mi sonrisa se borra al instante en que Tormen abre la boca. Tormen es la clase de persona que se cree muy "clase" y muy "persona" y no llega ni a una ni a otra. ¿Un putero? Menudo desgraciado, ¿y mi hermana se ha colgado de él? ¿O fue cosa de mi padre? Nunca lo he sabido, asumí que fue cosa de mi hermana... pero ahora tengo dudas, quizás luego le pregunte. Pero de momento, ya veo que este mierdecilla no es digno de mi hermana, y eso no me gusta.

No me gusta tanto, que dejo mi atención puesta en mi hermana. Atento a sus posteriores reacciones. Me dan ganas de ir y arrancarle los dientes uno a uno, pero sé que no seria apropiado. Alterno mi mirada entre mi hermana y mi padre, interesado en que ronda por su cabeza. No me puedo creer que lo deje pasar.

- Ya basta, hijo. Compórtate. Señores, os pido disculpas en nombre de mi hijo. No se encuentra bien.

- ¿Y si no qué? ¿Me darás una paliza como cuando era niño? Ahora soy un hombre, padre. Quizá la paliza te la doy yo a ti.

Es evidente que Tormen va bebido y va a pinchar en hueso.

Alarich se levanta de la silla furioso.
- ¡Basta! No consentiré que me hablen así en mi propio salón delante de mis invitados.