Partida Rol por web

Sois los Telépatas: Podéis hablar entre vosotros sin que el resto de la gente se entere. Vuestro poder psíquico os ha concedido un escudo a cada uno. Si os atacan por la noche, vuestro escudo reflejará el ataque, pero sólo una vez. Una vez usado, ya no tendréis ese poder. No dependéis el uno del otro, así que si uno muere, el otro seguirá con su escudo si todavía no lo ha usado.

Repentinamente, el señor Ollivander notó un dolor de cabeza. 

No, no se debía a las mil discusiones que se estaban desplegando en el Gran comedor... aquello era algo mágico, y sentía (con claridad) otra presencia en su cabeza, o puede que fuese él quién estaba en la cabeza de otra persona.

Cerró los ojos en un intento de discernir con quién estaba conectado (a falta de saber quién había provocado aquello), y supo que ahí estaba: Sirius Black. Un buen mago y una buena persona, contra su reputación. Alguien quién al menos se podía confiar, o al menos eso esperaba que siguiese siendo...

-¿hola? Señor Black... ¿está ahí? ¿Qué es lo que pasa?

Sirius siente una especie de breca espacio-temporal en su cabeza. Los acontecimientos del Gran Comedor parecen hacerse lejanos por un momento y una figura se hace presente en su mente.

Al principio, le cuesta discernirla, pero un poco después, observa la figura del señor Ollivander frente a sí - ¿Señor Ollivander? No, me temo que sé tanto como usted. ¿Tiene idea de quién podría querer que nos comunicáramos? - se alegra de que no sea nadie más porque a pesar de ser un hombre fuerte, no le interesaba tener a Voldemort en su cabeza.

-No, quizás sea… alguien que ha querido otorgarnos un gran Don- dijo al fin tras meditarlo sin estar muy seguro. Pero la verdad, es que también, quién lo hubiese hecho, podía estar cometiendo un crimen atroz. Era una posible conclusión.

-La cuestión es…  qué deberíamos hacer con ello. Podría ser esta una forma de contrastar nuestras inquietudes y con suerte contrastar lo que esté haciendo el poder oscuro- El señor Ollivander esperaba no estar pecando de ingenuidad.

Sirius pone su mano en su cuello, tratando de pensar con mayor claridad y observa al hombre que se encuentra allí - Creo que es fundamental para poder compartir sospechas y descubrimientos. Al menos, a mí me lo parece - dice Sirius con tranquilidad.

Era de Gryffindor y los leones se caracterizaban por su valentía. Era un traidor a su familia y era un título al cual se había acostumbrado.

- ¿Usted qué opina de lo que está sucediendo, Señor Ollivader? -.

-Aun es pronto para sacar ninguna opinión a limpio- empezó con cuidado el señor Ollivander.

-No obstante, creo que la casa de Slytherin ha empezado de forma muy agresiva... en el conflicto que nos ocupa. ¿No cree? Y eso no puede menos que preocuparme.- Se dio unos segundos para reflexionar sobre ello.

-Opino que es posible que alguno sobreactúe queriendo labrarse una reputación peor de la merecida- sospechar de todos sería demasiado gratuito. -Usted conocerá mejor a su prima. Sí quisiese darse un baño de sangre es posible que hubiese empezado... Pero me preocupa que seis de siete se hayan mostrado abiertamente amenazadores...- por lo pronto recordaba hostilidad y actitud reprochable a prácticamente todos con la posible excepción del señor Crabbe. -El último ataque de lo más injustificado (recibido sobre mi persona) por el supuesto fundador de la casa... se me ha antojado cuanto menos sospechoso... como si quisiera ponerme un foco que le correspondiese a él- ¿A qué cuento venía lo de la inquisición? Se preguntó el fabricante de varitas.

Sin embargo, eran conclusiones demasiado tempranas para ejercerlas en voz elevada. Al menos, podía contrastar opiniones con el Señor Black.

- Ciertamente injustificado. Al parecer, no ha encontrado manera de adaptarse realmente al mundo actual - suelta una risilla mientras piensa en aquello y luego dice - Bueno, pero creo que sus palabras no deben ser juzgadas a la ligera. Es importante tener en cuenta que aquellos que realmente sean sirvientes de Voldemort tratarán de esconderse bajo el manto de la actitud de ellos. Al fin y al cabo, miles de magos que han unido su causa a él han salido de esa casa - dice pensativo y sin emitir juicios.

- Es verdad que es pronto pero al acercarse la noche, es importante ser observador -.

-Eso es lo que él mismo ha alegado...-resaltó. Pues mientras mantenían aquella conversación telepática, el fundador de la casa Slytherin esclarecía eso mismo en el gran comedor. A modo, quizás, de pobre excusa.

Pero el señor Sirius era mucho más sensato que lo que pensaba la mayoría de la gente. Para el señor Ollivander solo bastaba con ver, la clase de varita que lo había elegido a él.

-Es cierto, muchos de la casa de la serpiente (por muchos otros caminos que hayan abierto)... han torcido su propio camino- no hacía falta resaltar que era una estirpe que había aportado mucho al conocimiento de la magia, aún así, no dejaba de ser cierto lo dicho por su tertuliano. -Por otro lado, como decís, no necesariamente toda la cesta tiene que estar podrida.

-Habrá que seguir siendo observador, pues.

- Tiene usted razón, Señor Ollivander. Debemos seguir siendo atentos observadores - dice mientras presta atención a lo que sucede en el Gran Comedor.

El señor Ollivander inclinó levemente la cabeza. -Habrá que seguir siendo observador, pues.-Había estado concluyendo mentalmente con el convicto fugado de Azkabán. Aunque para el resto aquel gesto pudo tener un significado distinto.

Fue a sentarse en una de las mesas en vista de esperar al resto del grupo que se iba formando en propuesta de Sirius Black. No es que no creyese sensato el mensaje de la profesora McGonagall, pero, a su juicio, no estaba de más hacer una ronda y asegurarse que nadie más habitaba el castillo para poder acecharlos.

Los papeles para velar de noche se repartían. La gente se mostraba voluntariosa en un sentido. O en otro. Con excepciones.

-Señor Sirius… ¿Sigue ahí, escuchando?- dijo intentando recuperar aquella conexión que no se había visto interrumpida – lamento mucho ser tan… excesivamente indiscreto. Piense que solo intento juntar todos los elementos para resolver esto… antes de vaya a mayores o a una desgracia insalvable… a la vez que, como ve, los comparto con usted. Así que perdone que se lo pregunte pero… ¿Qué son esas miradas cómplices con su prima, la señora Tonks? ¿Simple confianza natural entre parientes? ¿O comparten información… algo así como podemos hacer entre nosotros?

Cuando, nuevamente, la reunión fue bruscamente interrumpida. Primero con la súbita aparición de comida, luego, con discordia.

Observó asombrado, con aquellos ojos grises, y velados por la edad, cómo el elfo se elevaba por encima de sus cabezas. Todo fue muy rápido. El anciano mago no supo quién lo liberó del hechizo haciendo que el pobre Dobby cayese sobre la comida… si el Liberacorpus del mismo Salazar, o el escudo que antepuso entre ellos Nymphora con su Protego.

Negó la cabeza con visible desaprobación. - Igual debería nuestro querido director Dumbledore requisar algunas varitas… -dedicó una mirada al director de la escuela mientras los presentes peleaban- Este ha sido primer uso de hechizos que se ha dado en la sala… la tensión crece. Esperemos que no llegue a la sangre… - El señor Ollivander, si bien fascinado por la facilidad en que hacía uso de su magia, el fundador no se sentía cómodo con lo que había pasado y menos aún con aquella presencia.

Sirius enojó comprensiblemente: - Niñerías como esa son indignas de un fundador de Hogwarts. Como bien ha dicho, Dobby es un elfo libre 

-Hace muy bien de ponerlo en su sitio, señor… cada vez está más claro que tendremos que tenerle un ojo puesto no parece que todos estos años desaparecido lo hayan hecho más humilde ni más suave de lo que cuentan las historias…- decía esto, pero no sabía si tomarlas como ciertas. -¿De dónde habrá salido?¿Será realmente el legendario Slytherin? ¿Qué tipo de varita usará?- pensó para sus adentros… pero incluso eso el señor Sirius podía oír, hasta que entró, con toda su presencia, el mismísimo Tom Riddle.

-¡Dios mío!- el señor Ollivander se puso lívido como la muerte. Sus pensamientos pasaron a ser una cacofonía de inseguridades y chillidos, a riendas sueltas del miedo. Ni su mente ni su cuerpo habían olvidado lo que El-que-no-debe-ser-nombrado era capaz de hacer. Los días que había sufrido bajo su tortura hasta que desmoronó su voluntad y terminó lloriqueando cosas que jamás debió contar. Nunca se lo había perdonado.

-

Al final, no padeció daño alguno del joven que tanto haría, a él y al resto, al hacerse adulto. Y en cuanto Dumbledore los despidió pudieron terminar de organizarse y salir.

Entre el grupo de reconocimiento el ambiente era tenso. No pocos pensaban que el enemigo podía ser uno de ellos.

Pero en cuanto descubrieron los cadáveres resultó que los mortífagos se habían desquitado con los que habían quedado aislados o rezagados. Aquello era un ataque de cobardes.

El fabricante de varitas pensó sobre aquellas muertes y se preguntó si no le habían pretendido colgarle el muerto a Bellatrix. Eso parecía. Tenía al señor Black a su lado, mientras contemplaban con horror los cadáveres, pero no hubo que levantar la voz o susurrar para que éste lo oyese. Lo cual era un alivio, pues no estaban solos… -¿Un muerto en cada casa?…- le preguntó, cuando habían encontrado el segundo muerto. ¿Habría un tercero? Al final, resultó que no. –¿Obra de la serpiente?- preguntó aún sin acusar por falta de razones o pruebas.

Por la mañana se anunció de forma pública aquellas desdichas. Las reacciones eran las esperadas hasta que la Señora Umbridge habló. -Ha dicho mucho con muy poco…- compartió mentalmente esperando que aquel par de incisiones no le hubiesen pasado desapercibidas a su imprevisto compañero –Al fin parece que la Serpiente sí fue atacada. “quién ha sabido defenderse de los ataques nocturnos y quién no” ¿O eso es lo que pretenden hacernos creer? ¿Cómo podrían haberse librado de otro ataque?

Luego casi en la misma frase señaló de forma evidente y sin rodeos al señor Lockhart. –Sinceramente sabe más de lo que ha dicho hasta el momento o nos está vendiendo lobo por cordero… habrá que esperar qué más cuenta… no puede dejarnos así. Si Lockhart es un traidor… lamentablemente se confirmarán mis temores al no fiarme de los de mí casa…*

- Por supuesto que aquí estoy, señor Ollivander. Pero no, no tengo un vínculo como este con Tonks. Estamos en la misma casa en este momento, pero es sólo confianza entre dos parientes - sonríe y continúa.

- Verá, cuando eres el bueno en una familia de magos perversos, tratas de buscar afines y Tonks, al igual que su madre, son ese tipo de afines. Abandonaron el legado de los Black para crear una nueva vida. Algo que yo también quería, aunque, como bien debe saber, caí en Azkaban -.

Ollivander hace la reflexión sobre Salaza, a lo cual él dice - Es cierto que hay que vigilarlo. Es un hombre aparentemente inestable y pretencioso. Además de ser bastante antipático, pero creo que son todas esas cosas las que lo hacen un posible chivo expiatorio - se detiene por un momento y dice - Es posible que haya sido alguien de Slytherin, pero no podemos descartar nuestras casas. ¿De quién sospecha de la suya? -.

- Comprendo, comprendo... - aseguró el señor Ollivander en cuanto a las aclaraciones sobre la relación estrecha y digna que el exconvicto guardaba con su prima.- Lo que usted hace (e hizo) es digno de sacarse el sombrero... lástima que muchos no sepan ver más allá de simples difamaciones. Cuesta mucho ver que algo está mal, decirlo y actuar en consonancia... más, cuando todos y cuantos te rodean dicen que el mundo es lo contrario, sin discusión - por suerte él no había tenido que pasar por ello, las varitas era el mundo sobre el que giraban sus obsesiones personales, y eso corría en sintonía de lo que era su propia familia. No obstante, eso no significaba, que no supiese el valor de una gesta tal. Al fin y al cabo... las arrugas surcaban en su delicada piel.

-Dar la espalda a tu propia familia para seguir tus propias convicciones es algo que pocos saben hacer... y seguir en tus trece cuando toda la sociedad mágica te señala y condena, es más difícil aún- El anciano mago podía recordar perfectamente el momento en que le vendió la varita. Madera de Haya con centro de fibra de corazón de dragón. Treinta y cinco centímetros. Muy flexible y muy bella, cabe decir, era un trabajo de madera excelente. Una varita única...-siempre supe que usted y su amigo James Potter estaban destinados a hacerse un nombre...

-¡Oh! Y no las descarto... - aseguró volviendo al tema de la desconfianza en cuantos les rodeaban, fuera Salazar o los magos más cercanos -Aun no consigo sospechar de nadie en concreto, de momento... solo me fío de la pequeña Luna, pero como os digo ese silencio significa algo... y tarde o temprano averiguaré lo que se cuece... si vivo lo suficiente.

-Por otro lado... ¿qué hay en cuanto la suya?

Sirius asiente con una sonrisa amable a Ollivander después de mencionar aquello que cree sobre él - Agradezco sus palabras, señor Ollivander. James siempre fue... - se detiene por un momento y su rostro se torna taciturno. El recuerdo de su mejor amigo era siempre doloroso para él. Fue capturado y no pudo salvarlos, ni a él ni a Lilly.

Colagusano los traicionó y selló el destino de toda la familia Potter, incluido el suyo. Habían sido tiempos terribles, pero la figura de Harry siempre lo reconfortaba. Le recordaba a James, aunque una parte de sí se alegraba de que no estuviera allí.

- James fue el mejor amigo que pude tener. Lástima que para hacerse un nombre tuviera que morir, ¿No cree? - mira a Ollivander y sonríe, aunque esa sonrisa se ve triste y llena de melancolía.

Recuerda el otro tema y le responde - En cuanto a mi casa, no tengo motivos para desconfiar de ninguno todavía. La verdad es que confío en todos por igual, aunque la actitud de Minerva es en ocasiones extraña, creo que es su naturaleza y también su edad - no dice nada más y espera que su compañero diga algo.

Por un momento el señor Ollivander se sintió mal por haber mencionado a su difunto amigo. -Muchos hombres mueren sin hacerse un nombre señor Black... Su amigo será recordado y estoy seguro que usted le honra y le seguirá honrando en vida... Y al menos su hijo parece estar en algún lugar seguro.

Luego, su mente se hizo más densa, ahora le tocaba a él hablar de un tema que cada vez era menos de su agrado.

-En cuanto a mi casa, lamento mucho confesarle... que creo habérmelos puesto todos en contra... -el anciano se dispuso a explicarse un poco.

-Les oí decir que les daba igual si había entre ellos servidores del señor oscuro u otros magos de corazón corrupto... -o eso entendió sacándole de sus casillas- ...argumentaron que las "serpientes" iban juntos y que ellos no iban a ser menos. ¿Menos? Manifestar esto sí que es caer bajo. ¿No le parece?-se había cansado de escuchar disparates y se había sobresaltado poniéndose con ello en una posición bastante más que incómoda. 

-Un horror...-confesó con el corazón compungido. -Están dispuestos a que caiga un inocente con tal de salvarse a sí mismos. ¡El lucro personal por encima del bien común! 

Negó con la cabeza aunque telepáticamente el joven mago no pudiese apreciarlo.

-No soy un ingenuo, señor Sirius. Sé que eso lo podemos esperar de los Slytherin, que de casi seguro sea su intención por como se respaldan en sus argumentaciones en la Sala, que es lo que están tramando... -cuanto más pasaba más perdía el fabricante de varitas la esperanza -...pero no me resigno a aceptar que buenos magos se porten igual. No es así como debería usarse un Don como la magia. Si todos pensamos igual el mundo mágico está condenado a la oscuridad, me temo-  la desazón se destilaba en su voz. 

-Así lo he dicho... me temo que en un arrebato de ira. A la vez que he exigido sinceridad, honestidad y pruebas al señor Gilderoy- No sabía hasta que punto aquél con quién hablaba conocía su situación pasada -Cuando El-que-usted-ya-sabe me capturó y me torturó conté... conté cosas... el dolor y el miedo a la muerte desligaron mi lengua. Es algo que siempre he lamentado y que jamás me perdonaré. No voy a permitir que eso vuelva a ocurrir. Creo que he cabado un foso más hondo. Más de lo necesario para mi cuerpo demacrado, pero... estoy harto de vivir con miedo.

Sirius pone una mano en el hombro del hombre, tal y como se le ha visto con los miembros de su casa y le dice - Si de verdad ellos protegerán la casa por encima de los inocentes, entonces usted estará a salvo. Es una lástima que su juicio se reduzca a eso, pero pronto se darán cuenta que no es tan sencillo como eso - dice y luego reflexiona.

- Los Slytherin siempre han sido así y es más que natural que continúen siendo así. Es mejor tratar de leer entre líneas con paciencia y las verdaderas faces se irán mostrando a medida que se avance en el sendero. Ya verá - le sonríe y luego agrega - Por ahora, sólo nos resta esperar el resultado que arroje el cáliz -.

-Al final... la pequeña Luna se ha quedado sola en su intención de votar a alguien de otra casa...- y el señor Ollivander era el único que había mostrado abiertamente ante los Ravencraw que iba a votar el profesor de DFAO... -...creo que eso señala que debe haber más de una manzana podrida en nuestro cesto... aunque aún no sé cuales más hay.

-Por otro lado... como estoy diciendo en voz alta, el profesor Lockhart, antes de ser reducido a cenizas, apuntó a que le habían obligado a ser participe de aquél atroz acto... -el fabricante de varitas recordó como se había desmoronado -no dijo nombres, asumo que por miedo, pero señaló a la Casa de la serpiente...

-Así mismo la señora Umbridge podría ser quién dice ser, y no serlo, su varita apunta que es una persona muy retorcida- aquél hombre gozaba de una memoria prodigiosa y recordaba a cada varita que había caído en sus manos- y quizás sepa ver la clase de magos que somos... como afirma vehemente... pero... podría ir con los servidores del Tenebroso.

El señor Ollivander a pesar de hablar tanto no era un ingenuo. Suspiró largamente, sabía que jugando con fuego uno terminaba por quemarse.

-Os estoy ofreciendo mucha información señor Sirius...-su voz sonó quebrada, frágil como la de un moribundo - y tengo más que servirle... pero que pone en peligro a terceros. Espero que comprenda que me estoy arriesgando mucho por la causa y apuesto fuerte a por usted, sin saber de seguro a quién sirve. Poco me cuenta, no sé si por falta de confianza... Quiera Dios que no me erre en mi juicio, pues temo que no tardaré a morir... no por la noche, puesto que este viejo mago aguarda algunos Ases en la manga... 

-Pero no tardarán en encontrar la forma de que mi muerte sea un hecho... y me gustaría legar al menos la posibilidad de que el pueblo aúna sus fuerzas... ¿Cómo no voy a hacer lo correcto? 

Mientras confesaba ante el público que contenía su aliento, Ollivander habló a su vez telepáticamente con Sirius de nuevo.

-Siento mi pequeña treta... señor Sirius. Quise primero saber hasta qué punto era usted... y no alguien que haya usurpado su forma... - No era rara esa desconfianza pues hasta donde sabía, aquél hombre había muerto. 

-Espero que sepa perdonarme... -servirse de engaños no era algo que le gustase.

-Aun así, como verá, por si las dudas... quise darle la oportunidad de defenderse un poco más, pues a la vez que conferí este vínculo, le dí un escudo mágico que le protegerá al menos una vez de los servidores de El-que-no-debe-ser-nombrado.

Sirius asiente ante las palabras de Ollivander y le dice - Descuide. Es más que comprensible y así, tendrá el apoyo de aquellos que sean inocentes - le sonríe cálidamente y reflexiona un poco acerca de sus palabras.

- Créame que no es que no comparta información a propósito, es sólo que no tengo tanta información. Como dije antes, la actitud de McGonagall es un tanto extraña, pero no ha dado indicios de culpabilidad real - para por un momento y luego observa a Ollivander. No sabía si debía compartir más, pero él lo había hecho, así que decidió confiar en él - En Gryffindor están hablando de observar de cerca a Luna, ya que ella fue la única en votar a Umbridge y es sospechosa por eso. Si logra obtener información más certera sobre ella y resulta ser inocente, usted podría salvarle la vida - dice con respeto.

Sirius llegó alarmado a donde Ollivander y trata de recuperar el aliento. Debía compartir algo con él - Ollivander, como debe saber, Hermione tiene el don de ver las almas y los corazones de las personas y ha dado con un traidor de su casa. Flitwick es un mortífago - se detiene allí para decir con gentileza. - Hermione nos ha confesado su unión con Bellatrix, por cierto -.

- Cuanto lo siento. Pensé que debía saberlo - dice con real consternación en su voz. Un profesor de Hogwarts que había abrazado la oscuridad, si eso era posible, cualquier cosa lo es.