Partida Rol por web

La llegada a aquel lugar me entristeció muchísimo. Intenté respirar, pero mis pulmones no se llenaron de aire que expulsar, de hecho, puede que ni siquiera hubiese aire allí donde estaban. Me sentía algo mareada también. Y decepcionada conmigo misma. Había permitido que me matasen sin notarlo tan solo ¿Que clase de auror soy si no me doy cuenta de que me han matado? me maldecía a mi misma. Ahora no podría salvar a nadie.

Hola tía. Pareces mucho más agradable en este lugar. Miré como amenazaba a Filch pero ya no me molestó como solía hacerlo en la tierra. No la temas Argus, ya no puede hacerte nada. No aquí. También me fijé en el chico Riddle, ¿sería verdad lo que habíamos hablado en Gryffindor? ¿Les prevees de los ataques de tus propios compañeros Tom?

Di una vuela y decidí sentarme, aunque no estaba cansada. Era más una pose que otra cosa.
Diles... no supe continuar. Había tantas cosas que me había dejado allí que se me rompía el corazon. Estaban Remus y el bebé desde luego. Pero también mis padres y mis amigos... Recordé las palabras de Hermione y miré a mi tía con cierto resentimiento. diles que les echo de menos y que ojala pueda volver para ayudarles con mi don...

La mujer enarcó una ceja cuando su sobrina dijo que era agradable. Y parecía decirlo en serio, lo cual provocó una mueca de asco en el rostro de la antigua mortífaga. 

- Tom fue ejecutado por Lord Slytherin cuando se descubrió lo que ocultaba. - Respondió por el crío haciendo un gesto con la mano. - Les daré tu mensaje, pero no sé si alguien me escuchará, están todos bastante alterados esta mañana. - Terminó, esbozando una sonrisa divertida, menos brillante de lo que se solía ver en ella. Por algún motivo, Bellatrix parecía no estar de muy buen humor.

El tren viaja veloz en la oscuridad de los túneles, tan sólo salpicados por algunas pequeñas luces amarillentas de vez en cuando, hasta que se detiene en seco en una estación. La puerta del vagón, que había permanecido cerrada hasta ese momento, se abre con un chirrido y unos escalones descienden hasta el andén. 

Es un lugar oscuro y silencioso el que se presenta ante la mirada del recién llegado. Cuesta reconocer a simple vista la estación de King's Cross, pero se trata sin duda de ella. O de una versión anclada en el pasado, retorcida y apagada de sí misma. Se diría que los colores son más tenues en este lugar y la luz de la luna se cuela por el enrejado de las ventanas, dibujando intrincadas sombras en el suelo. 

Pegados a las paredes se pueden ver algunos bancos metálicos, forjados de barras negras que forman un dibujo ensortijado. Y en uno de ellos, se puede ver una figura sentada que, de alguna manera, parece estar en sintonía perfecta con el lugar. Como si fuese tan sólo una extensión de su desquiciada, retorcida y perturbada mente. Vestida de negro y con los cabellos despeinados, demacrada y perdida, tan abandonada en el tiempo como parece estarlo la estación entera. No es el lugar más que un reflejo de lo que los ojos de la mujer permiten vislumbrar en su fondo.

Bellatrix hizo una mueca de fastidio al ver llegar el tren y a su sobrino bajar de él. Sí, tenía otra sobrina allí mismo, pero no formaba realmente parte de la familia. No desde que su madre había sido expulsada y tachada del árbol familiar.

Se levantó del banco en el que se encontraba sentada y se acercó a Draco para tomarlo por el hombro. - Bienvenido a mi estación, chico. Espero que demuestres entereza ante esta adversidad. 

Y sin previo aviso los ojos de Bellatrix se turbaron durante un instante y la mujer empezó a reír a carcajadas, completamente desquiciada. 

La presencia de Nymphadora Tonks tranquilizó a Argus. Pese a que estaba seguro de que sus buenas palabras no iban a protegerle de los hechizos de la mortífaga si le alcanzaban, ahora podía respirar con cierto alivio al saber que no se atrevería a dañarle otra vez con la joven aurora presente. 

-Gracias...  gracias... Señorita Tonks, gracias... - Inclinó la cabeza en gesto de respeto. Desde ese momento trató de permanecer cerca de Tonks y si ella se sentaba, él permanecería a escasos metros de ellas. 

De nuevo un vagón llegó a la estación y el señorito Draco Malfoy bajó de él. -¿Señorito Malfoy que ha ocurrido? ¿Cómo habéis acabado aquí? - Dio un par de pasos hacia el estudiante, pero después recordó que debía permanecer junto a la aurora y retrocedió. 
 

- ¿endereza? - preguntó Draco apartando de un manotazo la amabilidad de su tía postrada en su hombro - son unos necios; se merecen lo que les viene encima. - protestó respondiendo anticipadamente a la pregunta que Argus apenas había empezado a responder.

Pero cuando el celador terminó de expresar su inquietud por la presencia de uno más en esa estación Draco se limitó a encogerse de hombros. 

Bellatrix enarcó una ceja ante el rechazo de su sobrino, pero no añadió nada sobre eso y se limitó a sentarse en uno de los bancos. 

- A la niñata de las gafas horteras se le ha subido el poder a la cabeza. Ha llevado de vuelta al inquisidor teñido y posiblemente también al ruso, aunque dice que a él no. Sus intenciones se ven a la legua, quiere que Ravenclaw aplaste al resto de casas y para ello quiere controlar a los mortífagos y a los inquisidores. Tenía a los leones de su parte, pero hasta ellos empiezan a desconfiar de ella. Había ordenado al teñido que sólo aceptase matar a mortífagos de otras casas, o sea a mí. - Finalizó con una sonrisa siniestra. - La noche se cierne sobre Hogwarts y supongo que pronto tendremos compañía. - Miró a Draco entonces. - Me pregunto si te obligará a volver como su esclavo, chico. Tu madre está enloqueciendo por tu ausencia, no comprendo por qué no hace algo al respecto.

Miró entonces a Nymphadora y su sonrisa se volvió cruel. - Nadie respondió a tu mensaje, tal vez no les importas tanto como pensabas.

El tren viaja veloz en la oscuridad de los túneles, tan sólo salpicados por algunas pequeñas luces amarillentas de vez en cuando, hasta que se detiene en seco en una estación. La puerta del vagón, que había permanecido cerrada hasta ese momento, se abre con un chirrido y unos escalones descienden hasta el andén. 

Es un lugar oscuro y silencioso el que se presenta ante la mirada del recién llegado. Cuesta reconocer a simple vista la estación de King's Cross, pero se trata sin duda de ella. O de una versión anclada en el pasado, retorcida y apagada de sí misma. Se diría que los colores son más tenues en este lugar y la luz de la luna se cuela por el enrejado de las ventanas, dibujando intrincadas sombras en el suelo. 

Pegados a las paredes se pueden ver algunos bancos metálicos, forjados de barras negras que forman un dibujo ensortijado. Y en uno de ellos, se puede ver una figura sentada que, de alguna manera, parece estar en sintonía perfecta con el lugar. Como si fuese tan sólo una extensión de su desquiciada, retorcida y perturbada mente. Vestida de negro y con los cabellos despeinados, demacrada y perdida, tan abandonada en el tiempo como parece estarlo la estación entera. No es el lugar más que un reflejo de lo que los ojos de la mujer permiten vislumbrar en su fondo.

Al ver a Sybill bajar del tren sola Bellatrix suspiró ostentosamente y echó la cabeza hacia atrás en el banco, para mirar hacia arriba. - Vaya fracaso de noche. - Comentó para sí misma mientras daba algunos golpecitos con la varita en su barbilla.

Tras varios segundos se enderezó e hizo un gesto con la mano hacia la recién llegada. - Bienvenida a la última estación, querida. Ponte cómoda.

El tren viaja veloz en la oscuridad de los túneles, tan sólo salpicados por algunas pequeñas luces amarillentas de vez en cuando, hasta que se detiene en seco en una estación. La puerta del vagón, que había permanecido cerrada hasta ese momento, se abre con un chirrido y unos escalones descienden hasta el andén. 

Es un lugar oscuro y silencioso el que se presenta ante la mirada del recién llegado. Cuesta reconocer a simple vista la estación de King's Cross, pero se trata sin duda de ella. O de una versión anclada en el pasado, retorcida y apagada de sí misma. Se diría que los colores son más tenues en este lugar y la luz de la luna se cuela por el enrejado de las ventanas, dibujando intrincadas sombras en el suelo. 

Pegados a las paredes se pueden ver algunos bancos metálicos, forjados de barras negras que forman un dibujo ensortijado. Y en uno de ellos, se puede ver una figura sentada que, de alguna manera, parece estar en sintonía perfecta con el lugar. Como si fuese tan sólo una extensión de su desquiciada, retorcida y perturbada mente. Vestida de negro y con los cabellos despeinados, demacrada y perdida, tan abandonada en el tiempo como parece estarlo la estación entera. No es el lugar más que un reflejo de lo que los ojos de la mujer permiten vislumbrar en su fondo.

Cuando el sonido del tren acercándose a la estación empezó a ser audible a lo lejos, Bellatrix se levantó y sin decir nada avanzó hacia las vías, descendió de un salto y se quedó allí, esperando que la locomotora la alcanzase. No se movió ni inmutó y todo sucedió muy rápido. El tren llegó a la estación sin detenerse, pero no sonó ningún golpe cuando chocó contra la mujer, como si la hubiera traspasado.

Y del interior del vagón descendieron dos figuras tomadas de la mano. Bellatrix se sacudió la falda con la mano que tenía libre, sin soltar a Hermione y la ayudó a bajar por los escalones. - Bienvenida a mi estación. - Dijo entonces con voz suave, haciendo un leve gesto con la mano hacia el lugar antes de acariciar la mejilla de la niña con una delicadeza que nadie podía recordar haber visto antes en ella.

Al bajarme del tren y escuchar la bienvenida de Bella la maga de adivinación no contesto nada. Estaba demasiado absorta como para poder captar el ambiente que la rodeaba. Todo lo que sabía es que le habían asesinado en la noche mientras dormía.  Se sentó en una silla y continuo su autismo por otro tiempo si siquiera notar quien mas estaba en el lugar.
El estruendo del tren al llegar nuevamente la saca de su mutismo y al ver bajar a sus ocupantes una mueca de disgusto se le dibuja en el rostro.
-Así que se aliaron en tu contra.- Habló mirando a Bella. -Supuse que la relación de las dos les permitiría completar la tarea.- Se encoje de hombros. 
-¿Puedes oir a los vivos como sçhicieras antes al escuchar a los muertos? - Luego mira a hermione. -Señorita Granger- La saludó con una leve inclinación de cabeza.

Bellatrix alzó la mirada al escuchar a Sybill y negó con la cabeza mientras sus labios dibujaban una mueca. - No. Estamos completamente incomunicados. - La mueca se convirtió en una sonrisa desquiciada. - Aunque no puedo decir que no agradezca haber dejado de escuchar las voces de todas esas sabandijas. Por lo último que vi la niña de las gafas horteras estaba tratando de controlar todo. Y no veo quién podría detenerla a estas alturas, la verdad.

La maga estalló en carcajadas de solo imaginar el panorama que le explicaba su aliada.

-Quien pensara que esa escuálida niña supiera sortear así de bien las cosas. Pero la verdad creo que nos acompañará esta noche. No creo que se pueda defender eternamente de las sombras del crepúsculo.-

Jugueteaba con su varita. -¿Alguna pista de como salir de aqui?-

- Jugó bien su papel de niñata insignificante hasta que desveló su verdadera cara. Y todavía algunos no se han dado cuenta de su juego. - Bellatrix se encogió de hombros. - Peor para ellos. - Después negó con la cabeza. - El billete a la última estación es solo de ida, querida. No hay forma de salir de este limbo sin que nos saquen desde fuera.