Partida Rol por web

Todos habeis recibido la fatidica noticia de que Burke Breslauer ha fallecido. Su abogado se ha puesto en contacto con todos vosotros, amigos personales de él.

(el grupo de jugadores mas un pnj a la cual conoceis, Edna Maudet, coincidio muchas veces cuando visitabais a Burke, mas informacion de Burke en la seccion de informacion para la partida, sobre Edna en la de pnjs)

La carta dice que debeis presentaros en casa del señor Burke, el jueves 20 de abrl de 1924, viene junto con un billete de tren desde Frankfurt a Mainz, donde reside Burke. Hoy es miercoles 19, el ferrocarril sale a las 15:00 en punto.

La estacion de Frankfurt, esta a rebosar, la gente comienza arremolinarse junto a las entradas en los vagones. La locomotora comienza a expulsar un poco de humo, estan arrancando el ferrocarril.

 El sueprvisor comienza a gritar -¡Viajeros al tren! ¡Viajeros al tren! ¡El tren con destino Mainz, sale en 15 minutos, desen prisa!

(Vuestro billete es de clase media, corresponde al vagon 4, se pago con los ahorros del señor Burke a voluntad suya, segun su testamento. Esto viene en la carta.)

(Aqui comenzais cada uno, estais todos en la estación)

Con un amago me retiro el cigarro de la boca, lo dejo caer al suelo y apago la colilla con la punta de mi zapato. A lo lejos se escucha al revisor gritar:

-¡Viajeros al tren! ¡Viajeros al tren! ¡El tren con destino Mainz, sale en 15 minutos, desen prisa.

Mainz - 15:00 horas - Clase media Vagón 4. Reza el billete de tren que sostengo entre los guantes.

Los viajes en tren solo se disfrutan por la noche, que desperdicio de tiempo supone coger un tren a las tres del mediodía.
Sin mas le entrego el billete al revisor y entro en el vagón numero cuatro sin muchas prisas.

Cuando entras en el vagon, alguien entorpece el paso para pasar al pasillo, una mujer de cabellos negros, que transporta un bolso y una maleta. Esta hablando con un supervisor.

-Haber estupido, nose que clase de broma es esta, pero no me pienso quedar en este vagon, vaya hablar con su jefe o con quien sea, consigame un billete para el vagon de clase alta, rapidito.

El supervisor resopla y se marcha por el pasillo en direccion al vagon 3.

Miro a la mujer que esta armando tanto alboroto y la reconozco.

Parece ser que el señor Burke a avisado a mas gente de la que me esperaba. Y además me los encuentro en el tren... quería un viaje tranquilo.

Intentare pasar desapercibido para que Edna no me vea y poder tener un viaje tranquilo, no quiero escucharla parlotear nunca me ha caído muy bien.

La mujer se te queda mirando fijamente, con cierta cara de desprecio (por tu aspecto, te sugiere su expresion y mirada).

-¿Que mira usted?

Y se aparta para que puedas pasar. Esta te mira atentamente, tu cara le resulta familiar.

- Usted disculpe.

Me tapo la cara con la gabardina de cuero y entro en el vagón aliviado.

Parece que no se ha dado cuenta de quien soy... mujeres.

Me levanto de unos de los bancos de la estación al oir el mensaje de llegada. Con la maleta en la mano, me dirjo hacia el vagon 4 y le entrego mi billete al revisor. Al entrar encuentro un hombre de aspecto rudo que oculta su cara con la gabardina.

Que mala pinta, seguro que se ha equivocado de vagón.

Me siento en uno de los asientos alejados de el, mientras me pregunto si he hecho bien acuediendo al asunto de Burke, al fin y al cabo, mi relación de amistad con el no era tan fuerte, algun intercambio de cartas, ya que le proporcionó muchos libros a mi tio que me interesaban y sobre los que tenia algunas dudas.

Corro como no he corrido en mucho tiempo, siento como el corazón me palpita en el pecho a punto de estallar. Al fondo se escucha una voz.

-Última llama para los pasajeros de Mainz! el tren deja la estación en breves instantes

Mierda, otra vez llego por los pelos, espero no quedarme en tierra

A duras penas consigo llegar hasta el revisor que me mira casi con desprecio

- Señor, este es un billete de segunda clase, este es el vagón de primera, dese prisa, el suyo es el nº 4

ya suena el silbato, me apresuro aun más hasta llegar a la puerta de mi vagón donde el revisor está cerrando la puerta, con un gesto me deja pasar y le entrego mi billete con el tren ya en marcha

- Uff, creía que no llegaba!

-todo en orden, pase a su asiento.

camino por el pasillo buscando despreocupadamente un libro en mi bolsa en dirección a un asiento cercano que he visto desde la entrada.

va a ser un viaje de varias horas y no quiero aburrirme ni que la señora de turno me cuente su vida, hoy no es buen día. Si el señor Burken me requiere seguro que hay trabajo que hacer.

Parece que el vagón se llena poco a poco. Observo entrar a un hombre con aspecto intelectual que se sienta lejos.

Parece que el pasaje del vagón medio no se ha degradado tanto como pensaba, que alivio

Apoyo mi frente sobre el cristal mientras espero a que el tren arranque

Un supervisor entra en el vagon proviniendo de otro vagon, se acerca a la mujer del alboroto.

-Disculpe señora Becker, no quedan billetes libres para primera clase, sientese por favor, el tren esta a punto de arrancar.

La mujer se sienta con cara de indignacion y gruñe varias palabras en lo que parece frances. Algo inusual para una mujer con apellido aleman.

En el vagon parece que no sube nadie, el tren ya comienza a hechar bastante humo.

- Muchas gracias muchacho... No, no llevo equipaje, va a ser un viaje corto.

Si, muchas gracias, pero ni un mísero Papiermark, aunque al no llevar maleta alguna, Hildegarda no se sintió en el compromiso de darle al joven acomodador propina alguna, al fin y al cabo es su trabajo.

-Ave María purísima.

Se sienta junto a una señora de aspecto desaliñado que no le presta atención alguna.

Me aparte de la señora y entre al fin en el vagón. Mire atrás para echar un ultimo vistazo y pude ver a varias personas mirándome. Un chico rubio me miro de reojo y con un poco de miedo se sentó algo lejos de mi.

Odio que todos me miren de esa manera. Pero en estos días casi agradezco que la gente no se me acerque.

Me senté en uno de los asientos del tren y coloque la pequeña mochila entre mis piernas.

Nunca me gusta tenerla muy lejos.

Mire por la ventana. La estación aun estaba abarrotada de gente. Tenia ganas de que este maldito viaje finalizase incluso antes de que arrancase el bendito tren.
Me recosté sobre el asiento con la intención de caer en las garras del sueño y hacer más rápido el viaje.

Me percato de que la mujer que gruñe me resulta extrañamente familiar, puede que la haya visto antes pero no recuerdo bien donde.

En esto, busco un pañuelo en el pequeño bolso que se me permite llevar cuando salgo ''al mundo exterior'', no está. Mi complejo de hurraca y el disgusto me han jugado una mala pasada, debo habermelo dejado en la silla de mi habitáculo.

Era un día normal, salvo que tenía la carta de mi difunto amigo Burke Breslauer y tenía que coger el tren que tenía ahora mismo delante de mí para ir a Mainz. El trabajo del periodico lo harían otros compañeros, yo hoy tenía que cerrar unos asuntos personales.

Ya llevaba más de media hora de espera en la estación, siempre que viajo me gusta estar en los sitios con antelación, no vaya a ser que pueda perder el tren. Y antes de que sonaran los avisos para la marcha del tren, ya me encontraba sentado en mi asiento correspondiente del vagón

Parecía un chiste el propio vagón, una monja, una señora gritando al revisor, varios chicos jóvenes, un hombre de dudosa calaña, yo. No se que me dió en la nariz de que iba a ser un viaje interesante. Nos vamos a diverir en el tren.

Según entra la gente en el tren, veo caras pero ninguna me dice nada, salvo la que esta montando jaleo. No me acuerdo de que la conozco pero aún así me dirijo a ella para descubrirlo.

- Hola señorita, su cara me suena de algo pero no se de que, le pasa algo? ir en el vagón de clase media tampoco es tan malo, no?

Viendo al caballero que se le dirigia.

-Disculpe, el si deseo ir en un vagon de clase primera es asunto mio, soy una distinguida señora, no me gusta mezclarme con la gente, digamos, con un nivel de vida inferior a mi, no se ofendan, pero no es mi estilo. Ahora que lo dice, su cara tambien me resulta familiar, y  de hecho no es la unica. Usted, ¿es amigo del señor Breslauer, Buker Breslauer?.

Cuando escuchasteis el apellido, todos os percatasteis.

El pitido del tren resono con mas fuerza, todos sentisteis el movimiento de arranque, mientras un supervisor cerraba la puerta del vagon. El tren ha arrancado. El viaje comienza.

Esa es la chica de la que alguna vez me ha hablado Buker, para ser de tanta clase como dice está liando una buena... Aunque es normal esto es más bien mediaclase que clase media...
¿Estarán los demás herederos aquí, en este tren, en este vagón quizás? Lo mismo es mera coincidencia o quizas ese pillín quiere que nos matemos en el tren hasta que quede solo uno...

-Ooiiiii.... (dice en voz baja seguido de una risita 'jujuju' entre dientes mientras mira al suelo, ruborizada un poco por osar a pensar tan mal, aunque fuera de mentira)

Vi a la señora que se me interpuso en la entrada del tren discutir con un hombre con gafas. Pude escuchar algo de la conversación y el nombre de Burke salió a la luz.

Al parecer no soy el único que ha venido de parte de Burke. Quizás sea mas gente de la que yo esperaba.

Saco un sombrero de mi mochila y me lo pongo sobre la cara para poder dormir tranquilo.

Ojala nadie de aquí sepa que yo he venido para este asunto, prefiero evitar las conversaciones con unos extraños que quizás también sean herederos de Burke.

Un par de minutos después de sentarme oigo casi sin quererlo a una señora pronunciar el nombre de Burke, sin levantar los ojos de mi libro sigo mas atento la conversación.

Aun no tengo ganas de mezclarme con el resto de los que ha llamado el señor Burke, mejor esperaré a conocerlos en Mainz y por si acaso estaré atento en la travesía.

Disimuladamente busco entre el pasaje caras conocidas, reconozco un par de ellas, una monja y la señora gritona, el resto no me suenan o no los recuerdo. Vuelvo a poner la vista en el libro sin dejar de prestar atención a mi alrededor, pasando las paginas de vez en cuando para disimular.

El transcurso del viaje parece fluir bien, por las ventanas se ven campos, cadenas montañosas a lo lejos, pueblos y campos de cultivo.

Durante unos instantes el tren se introduce en un tunel, en el que el ambiente se vuelve penumbroso, las ventanas no muestran mas que la negrura del interior de la montaña. El chirriante ruido del tren por el eco del tunel molesta ligeramente, aunque sean solo instantes. Entonces la puerta del paso de otro vagon se abre, entra sudando y jadeando por esfuerzo, un joven muchacho, de unos veinte años. Este de manera impulsiva mira hacia todos los lados del vagon, mirandoos a todos los pasajeros. Parece que balbucea nerviosamente y de una manera entrecortada, como si un miedo atroz le impdiese expresarse..

-deBo enContRarlOs, BurKe, deBo hACerlo.

Mientras os mira parece que os reconoce, aunque su cara no os suena de nada. Se apoya en uno de los asientos para descansar su aparente fatiga.

-Se qUe sois voSotRos, me dijo Que eStarIais aqui, toMad, (saca un papel arrugado y sucio de su bolsillo), es un mensaje, eSTo es comPlicAdo.

Su voz se silencia, permanece inmovil, como una estatua de marmol, el tren sale del tunel en ese instante. Su cuerpo parece combulsionarse de manera extraña, las venas de sus ojos comienzan a hincharse, su tono de piel en la cara, se enrrojece, parece dejar escapar un gemido producido por dolor, pero muy suave.

Durante un momento podeis observar el rostro del dolor, cuando el muchacho comienza a combulsionarse mas fuerte aun, pero a intervalos, le brota sangre en abundancia por sus orificios corporales, su boca, nariz, orejas, los pantalones estan empapados de sangre. Tras una ultima combulsion un ruido como de algo viscoso finaliza la atroz escena, dejando el cuerpo sin vida del muchacho sobre el asiento del tren, todo encharcado de sangre. Y el papel manchado sobre su mano, agarrandolo ferreamente.