Partida Rol por web

Snargle estaba muy pero que muy ocupado descubriendo que era eso que brillaba al fondo de una rendija (hacer que tu mano se estreche y tus dedos se alarguen tanto resulta un poco complicado), pero cuando la dama que les había contratado dijo - así que no te preocupes por mí, estaré bien junto a Naomi y tu fiel piloto -

No pudo evitar llevarse la mano libre a la sien imitando el saludo militar (algo que quedaba realmente cómico puesto que estaba con la lengua fuera y poniendo caras tratando de agarrar lo que parecía una especie de disco de chapa dentada medio doblado) y decir - Marche tranquilo capitán, las damas están en buenas manos. Las protegeré de todo mal, no tiene por qué preocuparse...

(En el armario...)

El goblin enarcó una ceja mientras mordía el disco de chapa en un extremo y hacía fuerzas en el opuesto para desdoblarlo. Se paró un instante para ver si había entendido bien lo que Natasha había dicho... y respondió (quitándose antes el disco de la boca) girándose hacia ella.

-¡Oh! - dijo extrañado, al comprobar que si, que Natasha había respondido lo que creía haber escuchado. - ¡No no no no noooo! Me ha entendido mal... la joven hermosa y misteriosa a la que me refería, créame que siento mucho la confusión y aun más decir esto, no es usted... estaba hablando en todo momento de la señorita Bishop. No es que no considere que usted no sea una dama, ni que tampoco merezca las atenciones de cientos de galanes que pretendan su mano, como seguramente tenga la señorita Bishop, nooooo... solo es queeeee... le estaba preguntando a ella. Pero gracias por la información que me ha dado, no crea que no tengo interés en usted, es que se le ve más reservada y a ella más... digamos que campechana, en el buen sentido claro está.

Quedo completamente sorprendida agradeciendo la oscuridad para que no se me vea completamente enrojecida.

Estamos luchando para huir de este crucero Imperial lo que nos podría costar la vida y este goblin esta mirando de emparejarnos con sus compañeros. ¿Valor o inconsciencia?

Tardo un tiempo en lograr articular una respuesta. Finalmente apoyo mi mano suavemente en su cabeza.

– Vaya ósea que es en nosotras y las reacciones que provocamos entre tus compañeros a lo que estas dedicando esta cabecita.

Dándole unos golpecitos con los dedos en ella. – Y tu no te acabas de decidir por ninguna de las dos y por eso hemos acabado aquí donde tienes que estar pegado a nosotras. Qué tortura para el pobre Snargle. O al contrario estas disfrutando de ello.

Sonriéndole aunque no pueda verlo. – ¿Realmente preguntas por ellos o es por ti pero poniéndolos a ellos como excusa para hacerlas?

El goblin, que estaba mirando por el agujero central de la pieza metálica respondió a Naomi entre sorprendido y divertido por sus declaraciones - ¡Oh, no, que vaaaa! Yo ya estoy viejo para el romance y todas esas cosas, eso es propio de la juventud y a mi ya me tocó hace tiempo. Aunque no lo parezca, cuando era joven me llevaba a todas las chavalas de calle, es lo que tiene pilotar una buena nave y tener buen porte. Además, no estoy tratando de emparejaros con nadie, ¿de donde habeis podido sacar esa conclusión? En ningún momento me he referido a la senorita Natasha y en cuanto a vos... solamente te he dicho que cuidado con seducir a mi compañero el mecánico, del capitán solamente he dicho que es un caballero y nada más, porque me parecíais lo suficientemente capaz de tener a media corte deseando desposarle y la otra media odiandole, simplemente eso.

Tras encogerse de hombros, Snargle guardó la pieza en un blosillo y se puso a mirar por las rendijas a ver si había alguna pieza interesqante que recuperar...

Cyrus asiente con la cabeza sin mudar su sonrisa a Lady Blackbird y le lanza una mirada divertida a Snargle mientras cierran la puerta. Luego, cuando están en relativo silencio, observa a Kale.

-¿Y bien? No tenemos todo el día, y no conviene retener a las señoritas en un sucio armario imperial. Por detrás de ti, Kale, por detrás de ti...

Y hace señas a Tim para que se ponga a la espalda del capitán.

Natasha se sintió como una estúpida ante las palabras del goblin. Agradecía estar en la oscuridad para que no se viera su cara de desconcierto y vergüenza. Acto seguido se enojó. ¿Cómo podía tratarla así, ningunéandola de aquella manera? Por último, sus emociones dieron un vuelco hacia el humor ácido. Vaya hipócrita has resultado jovencita... huyendo de la corte con la excusa de querer ser una más de la población y ante la primera situación en la que no te reverencian te vuelves loca de rabia. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro y un suspiro resignado escapó de sus labios. Por ahora permanecería callada mientras disfrutaba con diversión de los intentos del piloto por "venderle" a Naomi el joven mecánico.

- Bien, un solo detalle, alguien tendrá que cerrar la válvula una vez esté solo dentro, no quiero cocinarme y no queremos una revision completa. Estate atento Snargle, ya conoces la señal. - Kale se refería a un sonido raspante con cierta regularidad en el metal. Por lo general este se transmitía claro, especialmente ahora que el armario estaba en la misma mampara eu la sala de máquinas.

Lo que Kale no les había dicho, y que prefirió callar dado que lo divertía la idea de que Snargle estuviera en el closet con las dos damas, era la absoluta necesidad de tapar ese respiradero para que el vapor se concentrase en la sala. Con una sonrisa socarrona dedicada a Vance procedió a mover la llave que cerraba las ventilas, cortó el cable de la alarma el puente, y luego abrió la válvula de vapor.

Unos momentos más tarde la puerta se abría, y los tres "soldados" entraban rápidamente a ayudar en la evacuación de la sala de máquinas. La alarma sonaba clara dentro de la misma y no hubo problemas para sacar a los ocupantes. Vance adujo necesitar una segunda recorrida, y mandó a Kale a verificar que nadie se hubiera quedado.

Mientras Tim y Cyrus montaban guardia, Kale corrió hacia los motores. Una vez allí el tamaño de los mismos lo dejó perplejo, no había forma de sabotearlos directamente, y tras pensar unos segundos se dirigió a las válvulas de control. No podía evitar que el motor funcionase, pero si que dejara de enviar energía. Raspó la pared de una forma determinada y el vapor comenzó a disminuir y sabía que el tiempo apremiaba.

Con presteza y eficacia afinó el grosor de varios cables en diferentes partes de la sala de forma tal que cualquier intento de subir el nivel de energía los fundiría. Cuando el Buho escapara, seguramente la alarma sería activada, las armas encendidas, los motores acelerados... y lo más hermoso del caso es que su propia acción los dejaría muertos en el espacio. Para cuando encontrasen todas las fallas el Buho habría tomado distancia.

Salió unos momentos más tarde negando con la cabeza - Todo en calma, no queda nadie adentro, de hecho ya parece seguro - dijo mostrando a los técnicos curiosos una sala lista para trabajar. Mostró también un trapo - Por cierto, esto estaba en una ventila, no me importa a quien pertenezca pero espero que la próxima ves séa más cudadoso. - Dejó el trapo y saludó a Vance - ¿Podemos retirarnos, señor?

Vance había asistido a la demostración del mecánico de a bordo con una sonrina socarrona en los labios y mirando de reojo por encima de sus gafas a Tim, para vigilar que no se les desmayaba de los nervios.

Ni siquiera parece reparar en el comentario precedente de Kale, sólo contesta a la última pregunta.

-¡Por supuesto!

Y, acercándose al armario con paso rápido, golpea con los nudillos con fuerza. Es imposible que no hubieran escuchado el estruendo que habían provocado, pero no podían saber si todo había acabado bien. Y el capitán se encarga de dejárselo bien claro.

-¡Señoritas, ya pueden salir! ¡Todo despejado y en orden... para nosotros!

Y sonríe confiadamente, aunque todavía no las tuviesen todas consigo: debían llegar al Búho.

Al escuchar los ruidos producidos por Kale, Snargle echó un vistazo fuera del armario y salió furtivamente a cerrar la válvula que le había dicho el mecánico. Una vez terminada la tarea, regresó al armario hasta que el capitán les llamó. Suponiendo vía libre, recogió sus tesoros recién encontrados por los bolsillos y miró a ambos lados del pasillo. - Bueno, ya hemos hecho el sabotaje... ¡ahora toca llegar al hangar!

Salgo del armario atenta a posibles sonidos de órdenes de oficiales exigiendo saber que demonios esta ocurriendo acompañadas de los marineros corriendo por las cubiertas.

Al no haber saltado la alarma me coloco en la parte central del grupo para poder acudir a la parte donde encontremos problemas.

– Vamos rápido el caos no durará muchos minutos y la sala de maquinas se llenara de marineros armados.

Centrando la mirada en el capitán y el marinero que nos acompaña. – Creo que deberíamos intentar evitar las armerías ya que seguramente es donde enviaran previamente a los marineros para equiparlos.

Apoyado indolentemente en una de las mamparas el joven Kale sonrió ante las palabras de Naomi. - No no, señorita, no habrá alarmas hasta que el Buho salga por las puertas del hangar, a menos que nos encuentren en los pasillos. Y cuando la primer alarma suene este crucero se quedará sin posibilidad de reacción. - Hizo ademán de escuchar hacia el pasillo, el silencio, o al menos la ausencia de ruidos extraños, era evidente - Ya ve, nada de caos.

Miro sorprendida a Kale. – No he oído ruidos de lucha. ¿Cómo tenéis la seguridad de que los marineros que se encontraban en la sala y sus oficiales no lo comunicaran a sus superiores? No es una cosa de poca importancia como si hubiéramos puesto un letrero diciendo pasillo cerrado por recién pintado.

El goblin miró a la extraña pareja que justo se ponía a discutir en un momento tan delicado y les reprendió - Palabras, palabras y más palabras... ¿Cuándo vais a pasar a los hechos?

Una vez atraida su atención prosiguió. - No es momento para hablar, debemos llegar hasta el hangar lo antes posible. ¿Cuando creisteis que poneros a discutir arreglaría algo? ¡Parecéis un viejo matrimonio!

El goblin se puso a caminar, a ver si cundía el ejemplo.

- ¿Lucha? ¿Por que habría de haber lucha? - Dijo el joven mecánico mientras iniciaba la marcha - Nada ha cambiado en la sala, los motores funcionan normalmente, tan sólo hubo un descuido por parte de un mecánico que provocó una acumulación de vapor en la sala. - Le guiñó un ojo a sus compañeros - Los valientes soldados llegaron enviados por el puente, revisaron la sala y ahora todo está en orden... Y los del puente - Kale señaló un cable cortado en la pared - Ni siquiera saben que hubo una fuga. Tranquila señorita Naomi. - Dijo tomando una de sus manos, para luego soltarla con un gesto de disculpa - Para todos los habitantes de esta nave, excepto nosotros, todo sigue normal. Cuando pretendan acelerar la nave, enviar un mensaje de emergencia a larga distancia, disparar un arma, sonar la alarma... es entonces cuando todo estallará, o mejor dicho, se apagará. - miró el pasillo y  se encogió de hombros - Ahora, si alguien fuera tan amable de guiarnos hasta el Buho...

Cyrus se cuadra a la manera militar y carraspea para poder proyectar una voz clara y firme. Pero la ironía de todo ello, volver a dar órdenes en un crucero imperial cuando lo que quería era salir de él en su cascarón metálico y seguir delinquiendo, ante un rebelde converso como Tim y una tropa tan abigarrada... Una sonrisa se le instala en el rostro y arruina en cierta manera su interpretación.

-¡Bien! Hora de seguir mis órdenes, mi leal tripulación -con un gesto de cabeza y una mirada de solemnidad burlesca a Kale y Snargle-, damas -con voz más meliflua y una reverencia-. Estoy totalmente familiarizado con la arquitectura náutica imperial y, por pequeño o grande que sea el navío, siempre cometen los mismos errores: demasiados accesos y poca tripulación para vigilarlos todos. Esto es lo que vamos a hacer: Yo avanzaré al frente. Kale, tú irás a yarda y media, vigilando todos mis movimientos -se lleva el índice al ojo, dándole énfasis a sus palabras-. Mademoiselle Syri -vuelve a relajar el tono de voz-, señorita Bishop, ustedes avanzarán inmediatamente detrás de nuestro genial mecánico. Snargle, Tim, cerrad la procesión de la misma manera y vigilad nuestras espaldas. Voy a probar dos rutas por pasillos de servicio que, si el Imperio no ha cambiado en estos años, estoy seguro que siguen siendo igual de inútiles en cualquier buque. ¡Síganme!

Cualquiera diría que el capitán conoce realmente la disposición de un buque de guerra, pues parecen pasar por el mismo sitio dos veces (aunque quizás es la falta de imaginación y estilo imperial) y tienen que sortear un par de marineros escondiéndose tras aparejos y en dormitorios y otras estancias de dudosa utilidad. Sin embargo, al final toman un túnel húmedo, mohoso y que hiede a ratas muertas.

-¡Ah! Predecibles, totalmente predecibles -chasqueando la lengua-. Disculpen, señoritas -haciendo como que se quita un sombrero y poniendo cara de haber perdido a un familiar-, pero no queda otro remedio.

Dicho esto, se adentra en el traicionero conducto, esquivando extraños pistones, manivelas, escapes intermitentes de vapor y alguno que otro roedor, muerto o no. Al fin, abre con cuidado una compuerta (no sin cierto esfuerzo, pues la manivela está oxidada) y mira a través de la rendija. El sitio es estrecho, y sólo Kale, que está inmediatamente detrás, puede sumarse a la exploración. El capitán vuelve a chasquear la lengua.

-¿Ves, Kale? ¡El Búho!

Y ahí estaba, esperando a que sus verdaderos propietarios lo liberaran. Bueno, y ellos también. Sin embargo, había un número indeterminado de guardias (la rendija no permitía ver más que a un par moviéndose de un lado a otro, haciendo una guardia inglesa) vigilando la zona, causa de la frustración de Vance. Con cuidado, vuelve a cerrar la puerta, aunque esta vez no enrosca la manivela.

-Tenemos dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que estamos a escasos metros del Búho. La mala es que le han salido un par de carabinas por lo menos.

Naomi se separa del grupo acercándose sola a las puertas. Pasa unos minutos examinado y calculando los movimientos de los centinelas. Cuando cree llegado el momento se abalanza sobre la nuca del mas próximo golpeándolo y empuñando su carabina antes de que caiga al suelo. Encañona ya al otro centinela.

– Tu eliges dejas tus armas en el suelo o me haces feliz volándote las tripas. – mirándolo regodeándome de un soldado imperial aullando mientras intenta volver a introducirlas con sus manos – el ruido podría hacer saltar la alarma pero créeme, valdría la pena.

Tras la charla en el armario, Lady Blackbird se había mantenido en silencio siguiendo las órdenes del capitán. Recordar el por qué de su viaje intempestuoso la había sumido en la melancolía. De pronto se encontró pensando qué hacía allí en realidad. ¿Valía la pena arriesgarse así, arriesgar a Naomi y a la tripulación del Buho por un amor de juventud? Quién sabe si aquel apuesto pirata que la había deslumbrado siendo una niña aún esperaba por ella. No podía adivinar si cuando lo volviera a ver su corazón latiría desbocado como cada vez que salía por su ventana para ir a una cita secreta.

Tan concentrada estaba en sus motivaciones que apenas notó que el recorrido llegaba a su fín y sin querer chocó a su guardaespaldas al frenarse la caravana.

-Oh, lo siento Naomi, estaba... en otro lado- sonrió un poco triste a la mujer que con los años se había vuelto una gran amiga para ella. -Ve tranquila, sé que tú puedes encargarte de abrrinos camino.

Natasha se quedó cerca del goblin mientras Naomi se hacía cargo de la situación.

-Bien, parece que el Buho ya es nuestro- dijo al ver como Bishop resolvía el enfrentamiento sin inconvenientes. -¿Me escoltará capitán?- sin perder un instante ni aguardar su respuesta, se colgó del brazo de Vance para llegar hasta la nave que los sacaría de allí.

En la cara de Vance se vislumbra una expresión extraña por un microsegundo, de difícil interpretación (¿sorpresa, quizás? Demasiado rápida), pero retoma la compostura casi al instante con su sonrisa confiada, casi chulesca.

-En efecto, así parece, mademoiselle... ¡Adelante, camaradas! ¡Tenemos un viaje que retomar!

Y, mirando a izquierda y derecha, el capitán lidera junto a la señorita Syri la marcha a paso rápido hacia el búho. La escotilla estaba cerrada, lo que probablemente implicaba que estuviera desocupado. Abre la puerta, que se queja en todos sus oxidados goznes, y mete la cabeza, escuchando con atención. No suena nada, pero no cabía descuidarse ahora que habían llegado tan lejos y acariciaban la libertad.

-Discúlpeme, señorita -impostando otra vez una voz apesadumbrada y quitándose un sombrero invisible-, debemos ser precavidos.

Dicho esto, entra con celeridad a la vieja nave y, por el ruido metálico de sus pasos, la recorre de arriba abajo. Al poco su cara vuelve a asomar por la puerta.

-Todo en su sitio... ¡Ni siquiera han tenido el tiempo o las ganas de descargarla! ¡A qué esperas, perezoso goblin -con voz grave y autoritaria (igualmente fingida), fulminando a su piloto con una mirada- ! ¡No ves que nuestras vidas penden de un hilo!

Y sin decir nada más vuelve al interior de la nave, quizá adoleciendo ya los síntomas de la ansiedad y la prisa. Pero al llegar al puente de mando le verán sentado en su sillón de capitán, limpiándose las uñas tranquilamente y esperando con lo que parece ser toda la paciencia del mundo a que Snargle les saque de esta.

Si pasa Kale por ahí se limitará a decir con tono casual:

-¡Ah! Por cierto, puede que manden compañía... Alguien debería encargarse del cañón de cubierta...

Me acerco al guardia mientras sigue titubeando desarmándolo y dejándolo en el suelo maniatado con el cinturón de sus pantalones para amordazarlo con su pañuelo.

Una vez esta inmovilizado me ajusto la cartuchera de su carabina y su revolver volviendo con el que he dejado inconsciente para dejarlo igual.

Con sus armas en la mano subo al Búho.

– ¿Alguien quiere una carabina o un revolver?