Partida Rol por web

Lady Blackbird

II: Los pasillos del Crucero Imperial

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02/12/2010, 21:32
Naomi Bishop

-Querida Blackbird, veo por su entornacion y brillo de ojos, que esta sufriendo actualmente un ataque de nostalgia. Aunque comprendo que la inseguridad e impredecibilidad de nuestra situacion puedan resurgir la necesidad de tiempos mejores, si acaso existe una medida universal para medir la calidad de vida en cada etapa de una persona, le recuerdo que este no es momento para ensisimarse en el pasado, teniendo en cuenta que  debe centrarse en las acciones de nuestro presente, son vitales si queremos tener un futuro mas alla de las siguientes 24 horas, ademas, esta el hecho, de que ocurra lo que ocurra, yo misma me asegurare de que su bienestar y deseos no sean quebrantados, aunque tenga que poner en peligro los años que me quedan antes de sufrir una muerte natural.- Conforte a Lady Blackbird, recordandole que no tenia nada que temer a mi lado, siendo su guardaespaldas y niñera.- Ahora, Capitan, le ruego que se apresure en guiarnos hasta el Buho y evite mas obstaculos en su ruta, aunque disfruto de una buena pelea como cualquier ciudadana criada en un opresor gobierno que obliga a los que estan bajo su manto a reprimir sus instintos mas basicos en una mascara de modales y eticas, estamos dejando tras nosotros un camino de guardias noqueados que atraeran y alarmaran al primer guardia competente que ronde por estos pasillos, y cuando eso ocurra, me gustaria estar en el Buho a una distancia prudencial de esta nave, disfrutando de una taza de te, acompañada de pastas caseras.- Subo las escaleras, acompañando al grupo, hacia la salida del Mano del Pesar.

Notas de juego

La nanny ha vuelto,mas dura, mejor, mas rapida, mas fuerte, pero sobretodo, mas PEDANTE.

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04/12/2010, 17:12
Capitán Cyrus Vance

 Tras el encuentro con los mecánicos sobre las escaleras el capitán guía al grupo por los pasillos. Las luces parpadeantes iluminan su camino mientras avanzan deprisa en el mayor silencio posible. Cyrus Vance ya no se fía de nada, y empuña en su derecha su elaborado estoque y en su izquierda su viejo revólver. Está mayor; los huesos y los músculos ya no le responden como antes. La estancia en las celdas le han dejado agotado.

 Pero su mente es más lúcida, más vieja, más experimentada. Sí, hace muchos años que fue un chiquillo que correteaba por aquellos pasillos de un crucero imperial; y el diseño había cambiado ligeramente. Avanzó por delante del grupo mirando por cada esquina, extremando las precauciones con cada puerta.

 Ya podía sentirlo. Como si el viejo trozo de metal que era El Búho fuera su propia carne, su propia sangre. Alzó una mano para detener al grupo ante una puerta y miró al goblin buscando su confirmación. Él también creía que iban por el buen camino. Y acto seguido entreabrió la puerta.

 Puede que fuera una chatarra de metal, oxidada y vieja; pero su visión fue lo más bonito que Cyrus había visto en años. ¡Cuánto la había echado de menos! Ahí, a apenas cincuenta metros, el Búho esperaba, diminuta pero gloriosa, en medio de un gigantesco hangar poblado por cazas, pilotos, técnicos, guardias.

 Estaba ahí, tan cerca pero a la vez tan lejos. Tal vez si corrieran... pero no, los abatirían incluso antes de que recorrieran la mitad de la distancia. Quizás,... miró a su pequeña tripulación y buscó ayuda en sus ojos. Tenían que hacer aquello rápido. Seguramente alguien ya habría descubierto las celdas vacías... o los guardias muertos que custodiaban sus pertenencias... o los mecánicos atados a los conductos. Demasiados cabos sueltos. <<Esto no es propio de ti, Cyrus>>, se dijo <<te estás volviendo viejo y confiado. Algún día se te acabará la suerte>>.

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05/12/2010, 15:28
Natasha Syri - Lady Blackbird

Un laberinto de acero. Pasillos que se bifurcan y se entrecruzan trazando un intrincado mapa. El Búho y la promesa de navegar la salvaje inmensidad del Azul.

El capitán Vance avanza presto por los interminables pasillos secundado por Arkam y Snargle, quienes atisban en cada recodo. Más allá, la repiqueteante marcha de un puñado de imperiales resuena y tensa las cuerdas. Vance hace un ademán y nos detenemos expectantes. Una docena o poco más. Pero los guardias continúan su camino, indiferentes y exhalando un hálito de tedio. Si nos vieron, no mostraron inquietud alguna. Sus pasos se alejan por la maraña de pasillos y sólo el eco del taconeo perdura en el aire. —La suerte estuvo de nuestro lado, pero esa dama es esquiva y caprichosa. Quién sabe cuando se vuelva y nos dé la espalda.

Proseguimos. Si no fuese por el suave eco de nuestros pasos, el silencio se cortaría con una daga de tan denso y pesado. Una nueva señal del capitán y la marcha se detiene, otra vez. Un trivio divide el pasillo hacia la diestra, la siniestra y el frente. Si me preguntan, hacia delante, siempre hacia delante. Pero por alguna rara casualidad —y las casualidades no existen—, nuestros improvisados guías tienden hacia la izquierda. Y hacia allá avanzamos hasta toparnos con un emplazamiento que remata en numerosas compuertas numeradas. Vance esboza una sonrisa de satisfacción y el goblin señala una de las entradas: el hangar donde se encuentran El Búho y otras naves imperiales, más pequeñas pero veloces. Poco más y corremos en estampida hacia el hangar. —¡Al fin! El Búho al alcance de nuestras manos. O casi…

Sólo unos pocos pasos nos separan y entonces, inopinadamente, la compuerta se abre. Dos guardias saludan presurosos, ¡Fuerza y honor!, y desaparecen por el mismo pasillo que nos condujo hasta allí, sin prestarnos más que una vaga atención y alguna mirada atrevida a la señorita Bishop y a mí. —Cuando la suerte es mucha…— Nos introducimos en el hangar y lo primero que contemplo es el retazo de cielo pletórico de estrellas asomando detrás de una de las compuertas exteriores que se abre lentamente. —El Salvaje Azul nos saluda—, suspiro. Seis cazas imperiales, cinco o seis mecánicos atareados con una nave, un puñado de guardias ultimando los detalles de su partida —¿Veintidós, veinti...?— y El Búho. —Un cacharro oxidado, nuestro salvoconducto hacia la libertad. El deseo de volar y desaparecer…— Mis pensamientos son interrumpidos por una voz algo chillona y monocorde que nos interroga. Mejor dicho, interroga a nuestros “guardias” personales:

¿Vienen por el AJ-900? Aún faltan algunos ajustes, llevaran quince minutos a lo sumo. Mientras tanto, firmen las planillas de embarque y completen el inventario.

Entonces, el hombrecillo esmirriado y de ademanes nerviosos se vuelve hacia los “civiles”: Snargle, la señorita Bishop y yo. En ese momento, un tinte de contrariedad oscurece su mirada. El hombrecillo ajusta sus anticuados lentes de cristal de roca, carraspea y nos increpa con fastidio blandiendo su estilográfica de iridio. Sus palabras adquieren una tesitura de cobayo irritado:

Tenía entendido que los pasajeros serían un ingeniero y dos mecánicos con sus respectivos implementos de trabajo. Nadie me habló de dos damas y un… —En ese momento su voz adquiere un matiz despectivo— goblin. ¿Qué irregularidad es ésta?

Cuando aquel encrespado sujeto alza la voz, los mecánicos nos contemplan fugazmente y prosiguen con su labor. Aunque trabajan en una nave insignia del imperio no son soldados sino hombres de oficio, sin el menor interés de acarrearse problemas y, menos aún, de arriesgar sus pellejos. La paga es poca, y su tarea se limita a mantener bien aceitado el funcionamiento del Mano del Pesar. Que de la seguridad se encargue quien corresponda, parecen insinuar con un leve encogimiento de hombros. Pero otra es la canción con los guardias que ahora nos observan con una mirada escrutadora.

Un rápido cálculo me sitúa a unas treinta yardas del Búho y un único obstáculo enfrente, el irritado hombrecillo. Por supuesto, los soldados son algo insoslayable, y a cada instante sus semblantes y sus actitudes se tornan más y más hostiles. Pero esa es otra cuestión...

Y aquí vamos otra vez, pero de ésta no salimos incólumes. Natasha, prepárate.— Mis dedos se crispan y casi chispean. Vuelvo una fugaz mirada hacia Naomí, una mirada interrogante. —¿Y ahora qué?— Buena pregunta.

No alcanzo a murmurar mi primera mentira ni a exhibir mis —muy falsos pero legales— documentos expedidos por la Real Cancillería, que los imperiales se mueven lentamente en nuestra dirección con intenciones non sanctas. Uno grita: ¡Es Vance, el infame Cyrus Vance! ¡A ellos!
¿Qué dije de la suerte...? —, suspiro. Los falsos salvoconductos y las aristocráticas mentiras quedarán para otro momento menos... exaltado. Ahora, pues ahora...
Goblin, haz como el camaleón y desaparece, aborda esa destartalada tetera y ponla en funcionamiento —le murmuro entre dientes al pequeño piloto, y luego, con una fugaz mirada hacia Arkam—: Cubre al Goblin. —Y, tras una mirada de asentimiento a mi inapreciable guardaespaldas, me enfrento al manojo de guardias que nos rodean y alzo una mano.
¡Vasallos del Imperio...!
¿Y ahora qué...?

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06/12/2010, 14:06
Snargle

Un rayo de adrenalina recorre repentinamente el cuerpo del goblin.  Enarca una ceja y mira a la cara del mecánico que hace un instante les reclamaba atención. Levanta su mano derecha y extiende suavemente su dedo medio seguido de una amplia sonrisa.

- Pim! – Exclama frente a la cara de sorpresa del mecánico, que lentamente se está tornando en enfado, mientras empieza a correr hacia el Búho.

 Por el camino se encuentra a un guarda que le bloquea el paso. En el semblante del imperial se puede reflejar la satisfacción que le otorga su mayor envergadura frente a la débil apariencia del goblin.  Snargle, sin pensarlo dos veces, antes de llegar a su encuentro hace una pequeña y ágil finta para esquivarlo.

- Pam! - dice mientras prosigue su huida.

Tras un par de pasos en su carrera, sin apenas darse cuenta, se encuentra de nuevo con otro guarda, este con el arma desenvainada lista para parar definitivamente al pequeño piloto.  Nota como la afilada hoja corta el aire al descargar su furia hacia él. El goblin frena en seco, justo a tiempo para ver como el sable imperial pasa frete a él y acaba chocando contra el suelo metálico seguido de un pequeño haz de chispas. Una enorme gota de sudor recorre la frente del goblin y traga saliva pensado lo apunto que ha estado de irse directo al otro barrio.

- ¿Dónde vas pequeñajo? – Exclama el guarda esbozando una sonrisa de triunfo.

- Pum! – contesta Snargle y da una patada a la hoja para hacer que el guarda pierda ligeramente el equilibrio. Justo el tiempo necesario para voltear hacia su derecha y situarse tras  él. Pero no se detiene, sigue corriendo hacia la nave.

Una vez llega  a la compuerta principal de El Búho acciona el botón de apertura y antes de que la rampa acabe de bajar entra de un salto en la misma dirección a su silla de piloto para encender la nave.
 

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10/12/2010, 14:35
Natasha Syri - Lady Blackbird

1º Acto:

Inspiro hondo y salgo a escena enarbolando mi linaje, mi educación y, sobre todas las cosas, eso que hace de un noble alguien más allá del bien y del mal. Alguien para quien los tormentos mortales le son ajenos: nada ni nadie puede contra siglos de Imperio —Ni la señorita Bishop, aunque si alguien puede osarlo siquiera, sin dudas, es ella— tatuados en la sangre y en las conciencias de millones de vasallos, serviles criaturas que creen a fe ciega en los atributos de Sangre Azul. —Lo único particular en mi sangre es que en ocasiones bulle cual tormenta— Alzo la mano, con el ademán suave pero decidido de quien se sabe inmune por la Gracia de su Sangre Azul e impune por la Gracia Divina, ante quien no debe dar cuenta de sus actos. —Y si no debo nada a los Dioses, menos aún a los mortales— Y con una leve falta a la etiqueta —¡Oh, sí! Puedo condescender con ellos, literalmente. Con-descender: descender-con ellos a los estratos mortales y hablarles como a seres dignos de compasión. ¡Oh, sí…! Mi generosidad es conmovedora—, los trato con la liberalidad de aquellas almas superiores que enseñan a la basta plebe, el camino a seguir…

¡Vasallos del Imperio! Les advierto que se enfrentan ante una noble cuyo linaje hace palidecer de envidia a las mismas estrellas. Si se atreven a rozar siquiera uno de mis cabellos, las consecuencias serán tan terribles que suplicarán la muerte. Aún la más dolorosa y humillante de ellas. Son guardias al servicio del Imperio y ¡Yo Soy El Imperio! —Un halo de Divina Verdad irradian mis palabras, ¿qué noble no intuye que su linaje fue ungido por obra divina?

Y por qué no. Es propio de un espíritu noble cultivar a los pobres de espíritu, y de florines. Una brevísima disertación sobre anatomía y sobre la fragilidad de la carne…

― ¡Oh, sí! Los verdugos del Imperio no son burdos carniceros: son artistas que manipulan la humana materia hasta transformarla en un guiñapo de huesos, nervios y carne mutilada, pero viva… ―Mi voz es ahora un dulce canto de sirena y mis ojos se entrecierran arrobados.―Espantosamente viva. Cirujanos diestros en el oficio de cercenar espíritus, trastocar realidades, quebrar voluntades y crear infiernos en una osamenta. Epicuros del hierro candente y del cepo giratorio… Rogarán reencarnar en un gusano antes de sólo recordar aquellos tormentos. Si sólo alzara mi dedo...

Pero ahora bajo el tono y con un susurro indulgente, les recuerdo la historia que, con sangre y terror, se escribe en el Salvaje Azul…

¿Recuerdan la Guerra del Sol Negro? ¿Y qué desató aquel cruento derrame de sangre? Ríos de sangre y horror… ¡Oh, sí! El Salvaje Azul puede -y es- muy cruel: ustedes lo saben. Un Alto Ministro de los Reinos del Oscuro Mundo osó impedir los pasos de mi bisabuela hacia la Recámara Imperial. Aún lo recuerdan en las cortes de todos los Imperios del Infinito Universo… Trágico, espantoso, ¿para qué recordarlo…? Sólo apuntaré que en los viejos mapas estelares figuraba una mancomunidad de nobles bajo el nombre del Oscuro Mundo, y ya no existe. — Una mirada de infinita piedad se derrama sobre todas y cada una de aquellas desdichadas criaturas— Eso ocurrió con un Imperio, ¿qué será de ustedes, rústicos vasallos, si se entrometen en mi camino? No, no me es posible imaginarlo siquiera… No temo por mí. Es la Divina Piedad la que motiva mis palabras.

Mis brazos se extienden, como abrazando sus miserables existencias, y una beatífica sonrisa adorna mi rostro, una sonrisa que resume una infinita indulgencia hacia esas pobres almas descarriadas. ―Y es mi noble deber conducirlas dócilmente hacia el redil…― Entonces, me giro hacia mi inapreciable Naomí, para indicarle ―con una sutil mirada― una pronta retirada. Ignoro si aquel obnubilado silencio se debe a que los soldados comprendieron lo inconveniente de irritar a una dama de mis blasones o si están rumiando aquella retahíla de palabras enhebradas con elegantes ademanes teatrales y pocos argumentos. —Pero no nos quedaremos para averiguarlo—.

Señorita Bishop…

Mis labios no logran concluir aquella oración, porque un murmullo, una letanía, una inconcebible sarta de sinsentidos hace olas y espirales entre aquel nutrido grupo de imperiales que habían escuchado mi discurso en absoluto silencio.

Es la Su-suprem-ma E-emperatr-riz de-l Á-au-re-o C-ci-cie-lo―tartamudea una voz, casi una súplica o una plegaria.

Me vuelvo hacia los guardias ―¿Qué dijo ese pobre infeliz? ¿La Suprema Emperatriz del Áureo Cielo? ¿La Prístina Reina de la Luz? ¿La mítica soberana de las fábulas de Resplandeciente Velo? ¿La Reina de aquellos cuentos de mi infancia…?― y parpadeo, confundida. Muy confundida. Aquel imperial se prosterna y hunde su cabeza en el piso cuando mis ojos se vuelcan hacia él, dos más siguen su ejemplo y el resto baja la mirada. Una mirada que denota sagrado horror, piadoso temor o pía veneración. ―Pero, ¿qué…?― Y, como si hubiera dado una orden, la respuesta a mi pregunta inarticulada se abre paso. Una voz de barítono, levemente temblorosa, pero con aquel peculiar tono de los que están absoluta e irremediablemente convencidos de sus palabras, declara:

Su Altísima Majestad, insigne avatar de La-Que-No-Debe-Ser-Nombrada, perdonadnos. Nuestros humanos sentidos no son dignos de este privilegio. Somos indignos de serviros, pero moriremos por Vuestra Sublime Majestad…

Otro lo interrumpe y prosigue aquella retahíla de disparates:

Vuestra encarnadura mortal nos confundió, pero fue sólo un instante. Somos indignos de Vuestra Áurea Piedad― Y se inclina profundamente, partiendo su cuerpo en un ángulo de noventa grados, grados más, grados menos.

Ahora uno de los prosternados susurra entre sollozos:

― Dijo el Profeta: “Ella vendrá en humana encarnadura porque su Áurea Dignidad es imposible para los mortales sentidos. Ella vendrá y hablará con humana lengua, pero sus palabras resplandecerán con el Supremo Brillo Prístino. Y quienes la escuchen serán empapados por la Prístina Verdad y serán salvos. Por siempre y para siempre jamás.”

Atónita, me vuelvo hacia Naomí, con una mirada interrogante. ―¿Escuchas esto? ¿Fumaron opio acaso? Y, no, no me mires así: no los hechicé…, creo.― Luego, me encojo de hombros y replico:

Si tan humildes espíritus lo afirman… Me placería “iluminarlos” con mi… ¿áurea? presencia, pero me espera un largo viaje.

Rápidamente le hago señas a los otros ―¿Qué esperan para abordar El Búho?―, pero un círculo de imperiales me rodea. Una veintena de espaldas acorazadas y otra veintena de brazos armados con estoques y avisperos de percusión. ―¡Por el Gran Ojo Ciego del Averno! ¿Y ahora qué? ― Y, otra vez, la respuesta se abre paso como si leyese en mi rostro la pregunta nunca formulada.

Su Áurea Majestad, nosotros nos haremos cargo de la infame escoria que osó rozar Vuestro Prístino Halo. ―Y aquel hombre recita―: “Ni la sombra de las partículas de los abominables quedará…”

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10/12/2010, 18:23
Naomi Bishop

"...No usaras a los pobres ignorantes como ejercito para abordar una nave imperial, no usaras a los pobres ignorantes como ejercito para abordar una nave imperial, repitelo y una otra vez, hasta que te creas que es una mala idea por mucho que tus instintos mas primarios te engañen de lo contrario."

-Bien ¿Y que esperais? Ya es evidente que sufris una epifania fundada en este milagro que se llama "Majestad".- Espero que no se acostumbre a ese titulo, no me parece apropiado para alguien que quiere rehuir de su linaje.-Ahora demostradlo, usad vuestras pistolas lasers y llenad de agujero cada cañeria, usad vuestra espadas para cortar los dedos de cualquier que ose dañar vuestra superior, usad vuestras voces para expandir una propaganda anti-herejes y usad las canciones de moda que usan los goblins en sus rituales de reproduccion como tortura.

-¿Disculpe, nos esta pidiendo que nos amotinemos contra toda una nave?- Pregunto un soldado, que empezaba a entrar en razon.

-¿Que? no, por nietsche, ni se me ocurriria pedir eso.- Dije disgustada, ante tal posibilidad.- Estoy pidiendo que os amotineis, luego destruyais esta nave hasta que acabe en pequeños trozos de metal envueltos en alta temperatura, y luego os retireis del ejercito para fundar una iglesia en pro de su majestad, que dedicara la mayoria de sus fondos para organizaciones en pro de huerfanos y viudas en necesidad monetaria.- Las cosas o se hacen bien, o no se hacen.

-Uh, esta bien, si lo dice asi, tiene sentido.- Dijo, sin estar seguro que diferencia habia, alzando el estoque hacia el frente.-!Adelante, por la suprema emperatriz del Aureo-cielo¡

Los soldados avanzaron al frente, dispuestos a arrasar con cualquier que no creyera en la repentina aparicion de tal divinidad, y yo aproveche para coger a la señorita Bishop y llevarla al Buho de una vez por todas, ahora libre de esos plastas.

-Ya en el buho, discuteremos, las consecuencias de manipular a seres vivos con un nivel de IQ menor que un sapo de un pantano venuseo, pero por ahora, corramos a una velocidad mas alta de lo recomendable.- Dije por lo bajo, sujetando mi bolso, sombrero y paraguas como podia.

Notas de juego

¿Uso mi clave de venganza? No tengo todos los dias oportunidad de mandar un ejercito a arrasar una nave imperial.

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16/12/2010, 13:20
Capitán Cyrus Vance

 El Capitán Vance aún no puede cerrar la boca ni bajar la ceja derecha que aún remarcan su incredulidad ante aquella situación. Casi mejor así, pues pensaba abrirse paso a estocadas y disparos. Si esos pobres diablos destruyen su propia nave tendría que dejarle su propio camarote en El Búho y para en el primer chatarrero que encontraran para llenársela de cojines, sedas y toda clase de comodidades.

 Volviéndose hacia la protectora de Lady Blackbird el Capitán Vance susurra:

 -Señorita Bishop, su pupila ya ha jugado bastante con la suerte y con estos pobres diablos. Métala de una puñetera vez en la nave. Yo las cubriremos por si algo sale mal. -Se vuelve hacia el muchacho-. Hijo, no guardes tus armas hasta que estemos bien lejos. Corre a la nave y comprueba que todo está listo para que Snargle nos saque de aquí. No quiero sorpresas de última hora.

 Dicho esto sigue insistiendo con una mirada a la protectora de la muchacha para que se la lleve dentro de una vez.

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06/01/2011, 13:10
Kale Arkam

Miro a Lady Blackbird con la boca abierta. Su actuación ha sido impresionante. Pero el capitán me duvuelve a un mundo en el que estamos en peligro.

—Si, señor, ahora mismo— digo corriendo hacia la compuerta que ha señalado Snargle.

Tras ella está el Búho y con él, la salida de esta nave. De un golpe, hago caer la tapa tras la que se esconden los mecanismos, para poder operar con ellos. Me doy prisa, no quiero que ningún nuevo imprevisto haga que salgamos dañados.

«Vale, desconecto este tubo, quito esto... No se para que vale este conducto pero seguro que para algo, también fuera»

Antes de que me de cuenta, tenemos vía libre. Me levanto con una sonrisa satisfecha que dedico a Lady Blackbird.

—Capitán, tenemos el camino despejado. Señoritas...— digo en voz alta.

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04/02/2011, 00:33
Capitán Cyrus Vance

Un quedo suspiro apenas perceptible salió del intranquilo capitán. Parecía que al final, pese a parecer imposible, conseguirían salir de allí... al menos el tiempo suficiente para que un cañón imperial los volatilizase en un segundo. El optimismo siempre había sido su punto fuerte reflexionaba mientras echaba una rápida mirada a su vieja y fiel amiga reposando en el hangar.

 

- Buen trabajo chico, ¡ahora largo de aquí!- Respondió Cyrus.- ¡Goblin! ¡Deja de mirarte el ombligo y arranca esos malditos motores!- Gritó agitando su sable pese a que era evidente que los motores habían empezado el ciclo de combustión.-  Este maldito olor a imperial me está creando un sarpullido.- Gruñó el viejo capitán tras oler sus viejas ropas y poner cara de asco.- Señoritas, si son tan amables de subir a bordo para que podamos completar esta misión de rescate...- Finalizó dirigiéndose a las dos damas, mientras hacía una leve inclinación digna del mejor caballero, traicionada por la mirada furtiva que se quedo prendida en la figura de lady Blackbird.

 Antes de dirigirse tras su tripulación, el capitán se volvió hacia el panel del hangar detrás de su espalda mientras un pequeño puñal aparecía en sus manos. Con movimientos rápidos y diestros escribió: “Devolved la visita, Cyrus”. Una sonrisa de autocomplacencia asomó a sus labios mientras el ruido de los motores le indicaba que la nave ya estaba lista para partir. Sin embargo no fue lo único que oyó, ya que el sonido de botas resonando contra metal llegaba a sus oídos, indicándole que sus perseguidores no tardarían en llegar. Disparó un par disparos con el único fin de ralentizar la llegada de éstos a la puerta y, no sin pelearse un poco con los controles, iniciar el cierre de la compuerta. Salió a toda la velocidad que su veterano corazón le permitía, reprochándose haberse dejado tanto estos últimos años.

El capitán fue el último en entrar de la nave, bramando maldiciones que herirían la sensibilidad de cualquiera de nuestros lectores, e intentando animar a su tripulación a salir de allí como si les persiguiera el diablo, que, en opinión del capitán, era justo lo que ocurría, finalizó: - ¡Goblin, Sácanos de esta chatarra imperial y pon rumbo… ¡Libertad! - Una risa estridente a pleno pulmón retumbó en toda la estructura de la vieja nave mientras levantaba vuelo.

Notas de juego

Bueno.. perdón por la repetición del mensaje, pero no encontraba el botón de editar si es que se puede hacer...

jefa, borra el post que veas conveniente, el primero o el segundo, y perdón a todos por las molestias, esto si que es entrar dando la nota jejeje.

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07/02/2011, 11:18
Kale Arkam

Aún algo excitado por haber conseguido derrotar las compuertas, me pongo en marcha a las órdenes del capitán.

—Señorita Blackbird, deje que la ayude a subir a la nave— digo estirando la mano hacia la hermosa mujer que nos acompaña. Sin duda, el viaje es mucho más entretenido teniéndola a ella con nosotros.

Con una sonrisa, veo como el capitán le deja un mensaje a los imperiales. A veces, somos como niños, es imposible negarlo. Pero forma parte de nuestro encanto. Cuando las botas imperiales comienzan a resonar en los pasillos, cierro la compuerta y ocupo mi asiento, esperando que todo salga bien.

«O sale bien, o somos polvo espacial, no hay más opciones»

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08/02/2011, 19:01
Natasha Syri - Lady Blackbird

"de nuevo a bordo de esta bañera apenas digna del nombre de nave espacial" observo de nuevo el Buho y me maravillo de los caprichosos giros del destino que me hacen pasajera de una nave tan peculiar con una tripulación tan pintoresca

Permito que el muchacho, Arkam, me ayude a abordar la nave sin dedicarle ni una mirada, y frunzo ligeramente el ceño por las palabras del capitan

"¿misión de rescate? ese engreido ha olvidado que fue la señorita Bishop la que nos saco de las celdas, muy propio"

Sin considerar necesario escuchar las blasfemias y bravuconadas del capitán entro en el Buho y me dirijo al habitáculo que hace las veces de mi camarote

-una experiencia agotadora ciertamente, espero que no volvamos a ser capturados de una forma tan burda. ¿me acompaña señorita Bishop?-

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09/02/2011, 10:12
Snargle

Tras dar a la palanca dorada de encendido toda la nave hace una pequeña sacudida y empieza a emitir un leve zumbido. Snargle da pequeños golpecitos a un indicador que hay cerca de su silla de pilotaje. La mira con cara extrañada. Creo que vamos a necesitar un poco de potencia extra.

Mientras da un pequeño tirón de la palanca de mandos extiende el otro brazo para coger el tubo comunicador que va directamente hacia la sala de maquinas.

 - Kale, vamos a necesitar algo de potencia extra en este cacharro.

 Con una leve sacudida el Búho empieza a elevarse sobre el hangar... El goblin vuelve a dar golpecitos en el indicador. Mira al frente y ve como aún queda para que las compuertas estén lo suficientemente abiertas como para que el pecio pase por ellas. Se empiezan a escuchar los primeros impactos de bala en el casco, sin pensarlo dos veces Snargle vira ligeramente para proteger las ventas de cualquier bala perdida. Con celeridad empieza a dar cuerda a un pequeño comunicador que hay a su derecha. Tras unos segundos de carga recoge el interfono y dice:

 - Damas y caballeros les recomiendo que se agarren fuertemente el viaje va a ser movido. – El mensaje resuena por el modesto sistema de sonido de la nave y cuelga el interfono.

 Antes de que las compuertas terminen de abrirse el piloto vira aún más la nave haciendo que todo el pasaje se desplace hacia la derecha. Aprieta con fuerza la palanca de aceleración y toda la nave tiembla bruscamente.  Se puede notar como ruge la caldera principal a causa de la presión contenida en su interior que pide salir con urgencia y es frenada por el piloto. Snargle abre la propulsión con brusquedad y el búho toma velocidad rápidamente. Por unos instantes parece que la nave va a poder pasar intacta de la dársena por pocos centímetros. Si, si, si si. Piensa con alegría el goblin. Pero la apertura de las compuertas se para en seco. No, No, No, No. Piensa mientras habre los ojos de par en par.

 El piloto, al ver que no puede pasar tira con toda su fuerza de la palanca de freno y la nave da un golpe contra la compuerta izquierda,  haciendo retumbar toda la nave.  

- Mierda! – Exclama.

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09/02/2011, 10:21
Naomi Bishop

-Por supusto, Lady Blackbird, no pienso desperdiciar ni un segundo mas en una nave de tan dudable asociacion a un gobierno corrupto.

Dije mientras acompañaba a mi protegida, sosteniendo en mano mis necesarias y fundamentales herramientas de cuidadora, que se disponia relajarse en su camarote. No le reprendo por tal accion, yo tambien estaba harta de tanta escapada y arrastrarme por las sucias salas de la nave imperial, aunque habia sido divertido la poca sangre que habia caido, lo cual me recuerda que en cuanto pueda deberia ducharme y...

Sin previo aviso, aunque quizas si, si tenemos en cuenta el goblin, la nave retumba de manera extraordinaria, haciendo que suelte por un momento mi bolso y mi paraguas, y sujete a Lady Blackbird, por miedo a que se caiga, y en parte, por miedo a caerme yo y romperme una pierna.

-Eso no ha sonado a un despegue, mas bien, ha sonado a choque.- Dije preocupada, temiendome lo peor.-  Creo que deberiamos a sala de pilotaje, para ver que esta ocurriendo y, si esta en nuestra mano, socorrer una vez mas a nuestra tripulacion. A ser posible, con la mayor celeridad.

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10/02/2011, 20:01
Natasha Syri - Lady Blackbird

El metal del buho gime de forma estremecedora mientras una sacudida nos hace perder pie por un momento. En el último momento antes de perder pie consigo agarrarme a un mamparo, justo a tiempo antes de que la señorita Bishop haga lo propio cogiéndose a mi

"o por dios, ¿no saben pilotar esta pequeña barcaza?"  Apenas hemos despegado del hangar de la Mano del Pesar "hemos salido siquiera de la gran nave imperial?"

La señorita Bishop me saca de unos pensamientos sombrios sobre el capitán Vance y su tripulación

Recupero la compostura arreglando un poco mis ropas antes de responder -sin duda Señorita Bishop, parece ser que nuestra tripulación requiere de nuestro socorro con una preocupante frecuencia. Vamos a ver de que se trata esta vez-

Dicho esto vamos a la sala de pilotaje

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17/02/2011, 08:46
Snargle

El tiempo se detiene por un instante para el goblin. Se pueden escuchar el sonido de los proyectiles de pequeño calibre rebotando en el casco del pecio de fondo a los que Snargle hace caso omiso. Una enorme gota de sudor cae al suelo.

De repente se escucha un fuerte chirrido que procede de los engranajes de la compuerta principal de la dársena, el aire a funesto se huele por un instante en el ambiente. Las compuertas continúan abriéndose. Debía ser algún sistema de engranaje por revisar. Piensa Snargle y hace un bufido de alivio.

- Que suerte! - Exclama con alegría.

Agarra con fuerza los mandos y levanta la palanca de propulsión al máximo provocando una subida aceleración de la nave que sale disparada del hangar en dirección a la libertad.

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21/02/2011, 10:22
Kale Arkam

—Señoras, todos en la sala de pilotaje vamos a molestar. ¿Por qué no se quedan aquí y se sujetan bien? Hasta ahora el piloto nos ha sacado de muchos apuros. No lo menospreciemos— digo a las señoras con una sonrisa.

Acto seguido, me dirijo a la sala de pilotaje para asegurarme de que todo ha ido bien... o no muy mal al menos. A medida que avanzo por la nave me voy agarrando a salientes y correas, no quiero salir despedido al siguiente choque.

—¿Tenemos problemas capitán?— pregunto entrando en la sala.

Observo con una sonrisa como el piloto parece tranquilo y confiado. Esa es una buena señal. Preferiría salir con vida de esta nave imperial. Si después nos destruyen, vale. Pero al menos tengamos la dignidad de salir de aquí y de darles un poco más de trabajo.

—Veo que todo está controlado. ¿Voy a la sala de máquinas para comprobar los daños o me necesitan por aquí?—

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21/02/2011, 13:36
Naomi Bishop

-Ugh, supongo que tiene razon, el joven, ya es bastante cargante estar con ellos en un lugar abierto, en un espacio reducido, seria como vivir en una jaula de Gryllus bimaculatus. Aunque, no hacer nada y confiar en el exito de una accion de alto riesgo que implique nuestra libertad y salud, es ciertamente frustante.- Dije en un reproche, mientras hacia caso del joven, y me sujetaba a lo primero que pillaba, aunque mejor dicho, parecia que la pieza se sujetaba a mi para no caerse de esta chatarra estropeada y vieja.- Ya que actualmente nos encontramos solas para variar, quizas deberiamos aprovechar para hablar de lo que opinamos de la tripulacion, aparte de lo que dejamos en evidente sobre su falta de competencia. Para especificar, ese tal joven, Kale, sus globos oculares parecen fijos en su rostro, y algunas veces, en partes inapropiadas, sospecho que tiene tendencias romanticas hacia usted ¿Que opina de el?- No es mi posicion hablar de esos temas, pero cada vez estoy mas preocupada de la señorita Blackbird, sobre todo su gusto por los hombres, esto de escaparse de casa para fugarse con un pirata y hacerle su amante, no podia ciertamente aprobarlo del todo.

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23/02/2011, 18:08
Natasha Syri - Lady Blackbird

Finalmente nuestra presencia en el puente de mando del buho no es necesaria, el piloto ha conseguido demostrar que merece tal tratamiento y nos ha sacado de la "Mano del Pesar"

-a bordo de un navio espacial poco podemos hacer nosotras excepto frustrarnos, vayamos a nuestro camarote señorita Bishop, y esperemos no ser capturadas de nuevo- al decir esto último dirigí una fria mirada al Capitán Vance, había sido contratado para cumplir un sencillo fin, y esperaba que lo llevase a cabo, pese a sus notorias deficiencias

Ya en el pequeño habitáculo que hace las veces de nuestro camarote me siento en la cama intentando no pensar en lo inadecuado del lugar para mujeres de nuestra categoría

Asiento ligeramente a las palabras de la Señorita Bishop -Me he dado cuenta, esa conducta le valdría un severo castigo en la corte. Pero estamos muy lejos de la corte claro- no se me escapa una cierta crítica en los ojos de Naomi, totalmente comprensible dada la aventura romántica en que me he embarcado a pesar de sus mejores consejos

-es un necio sin importancia, me preocupa mas usted. ¿que piensa de todo esto? su lealtad es encomiable e incuestionable, pero quiero conocer su opinión de esta fuga-

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23/02/2011, 21:21
Capitán Cyrus Vance

Una mano tan helada como el vacío atrapó el viejo corazón del capitán el pequeño eterno instante que tardaron las compuertas en volver a funcionar. "¡Qué suerte!" oyó exclamar al desafortunado goblin. Esa frase, "¡Qué suerte!", con ese tono chillón propio del piloto goblin no dejaba de resonar en su cabeza mientras una ira ciega le incitaba a cerrar una presa de acero en ese cuello larguirucho que no paraba de croar. Nunca antes se había preguntado si la raza goblin tenía la cabeza unida al cuerpo por rosca o como tapón. Terminó dando una palmada de reconocimiento en el hombro de su piloto, dejando para otra ocasión sus inquietudes anatómicas. Toda su tripulación había cumplido mas que de sobra con su deber.

 

Asintió a la pregunta de su segundo. - Asegurate de que no le han echo nada malo a esta pobre dama,- añadió tocando la vieja estructura de la nave.-  no me extrañaría que esa escoria del imperio nos haya dejado alguna sorpresa desagradable.

 

No se volvió ante los comentarios de las damas, sino que permaneció por un instante con pose estoica mirando la inmensidad del salvaje azul, antes de echar mano de su petaca y dar un largo trago. - Debería venderla en el primer mercado de esclavos donde atraquemos, pero dudo que encontráramos a alguien tan loco como para tirar su dinero. - Respondió con resquemor. - Estaré en la torreta de babor, evitando que papá atrape a su niñita y termine su escapada.

 

Frustado, enojado y avergonzado consigo mismo se dirigió con paso firme a la torreta. ¿Por qué le habían afectado tanto las palabras de lady blackbird? ¿Por qué no se podía quitar de la cabeza esa mirada descalificante? No era propio de un capitán, y menos de él, el involucrarse personalmente con sus clientes, y no sólo eso, sino que además, en una rabieta propia de adolescente, había intentado hacerla daño. No debía haber aceptado el contrato, no a una sonrisa bonita.

Era demasiado viejo para todo aquello, pensaba mientras cogía los controles de la torreta y empezaba a decorar la nave imperial.

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24/02/2011, 14:41
Naomi Bishop

-...Hemos escapado por los pelos, si es que nos hemos librado del peligro, de las manos del imperio. Pero dudo de que esta sea la ultima vez que nos topemos con este, y mi relacion con ellos es algo complicada, y sospecho lo peor en cuanto a mi.- Dije en tono bastante bajo, mientras apartaba la vista hacia la ventana del camarote, recordando viejos y dolorosos recuerdos.- Señorita Blackbird, no estoy seguro de donde nos llevara este viaje, pero hay algo que tengo claro, cuando finalize nuestra aventura, dejare de ser su niñera y guardaespaldas. Quizas no lo note, pero tomando decisiones por su cuenta, aunque estas sean contradictorias a su herencia y a veces reprochables, es evidente que esta madurando, dejando de ser una niña a definirse a una adulta con sus propias opiniones, solo espero que haya podido enseñarla correctamente, y se convierta en una mujer fuerte y capaz de proponerse lo que quiera.- Me muerdo el labio inferior y clavo mis uñas en mi mientras me cruzo de brazos, no voy a llorar, no enfrente de Blackbird.- Pero hasta ese momento, sigo siendo su niñera, y espero que se porte como debe ser y no haga ninguna locura, mas de lo normal. Es mi deber protegerla de cualquier peligro, pero no soy omnipotente y aunque me cuesta reconocerlo ya no tengo la vitalidad de una moza, asi que debe aprender a defenderse por si misma en el caso de que yo no este capacitda ¿Entendido?- Vuelvo a mi semblante serio, no se que me ha ocurrido hara unos segundos, lo mas seguro, es que los años me estan ablandando, deberia degollar mas soldados imperiales para entrenar mis nervios de acero.