Partida Rol por web

En mi camarote me visto con rapidez pero con cuidado de los detalles, sea lo que sea aparte de mantener escorada la nave no parece que nos este abordando ni nada así. Entonces resuena el mensaje del capitán

"¿detectado un calamar gigante?" un eufemismo tan tosco solo podría surgir de boca de ese enervante capitán Vance, pero tras mi justificada indignación surge la preocupación. Algo he leido sobre tales criaturas, poco pero nada bueno la verdad y me giro de forma mecánica hacia el pequeño ojo de buey que normalmente permitiría cierta visibilidad del salvaje azul, pero que ahora mismo esta bloqueado por lo que debe ser un tentáculo

El espejo muestra claramente como la retracción de los capilares superficiales da un efecto de extrema palidez a mi ya normalmente pálida faz, eso y un temblor en mi mano son mis reacciones iniciales, antes de cerrar con fuerza el puño

-¡¡este negligente capitan!!!, ¿detectado? esa criatura debería haber sido detectada siendo un punto en el horizonte, ¿pero que clase de absoluta incompetencia reina en esta nave?-

Cierro la boca para dejar de malgastar exabruptos en una habitación vacia y salgo como una tromba hacia el puente de mando para decirselas directamente al objetivo de mi ira

De camino a la cabina, me encuentro a Lady Blackbird malhumorada y fuera de su camarote. Parece que suceda lo que suceda en este viaje está dispuesta a culpar al capitán. Sea cierto o no.

—Vamos señorita, esto no es culpa del capitán. Los calamares aéreos se camuflan muy bien y sólo los ves cuando los tienes encima. Por eso son tan peligrosos. Debería volver a su camarote, estará segura. Ya nos ocupamos nosotros de nuestro pequeño amigo— digo con una sonrisa.

Sonrío pensando en lo bella que estaba conjurando, en la tensión de sus músculos, en mi cabeza apoyada en sus firmes piernas y en...

«Basta. Nos ataca un calamar gigante y yo sólo pienso en unas faldas. A la cabina a recibir órdenes y después a la sala de máquinas. Eso es lo que tengo que hacer. No puedo pensar con esta constante presión en la entrepierna» pienso.

—Si me disculpa...— me despido antes de continuar mi camino.

Cuando Kale entró en la sala de mandos el capitán simplemente sonrió con esa sonrisa sardónica y enigmática que ponía a veces.

-Que bueno que estés aquí Kale, agarra esto.- Dijo cediendo su puesto en el timón a su segundo de a bordo. -¿Donde esta Snagui? ¿Otra vez se ha quedado encerrado en la despensa? Lo necesito para que le de a la bobina, voy a salir afuera y voy a hacer pulpo a la plancha. En cuanto a tí dale lo más fuerte que puedas a esto y haz que el Buho salga disparado.- Y salió disparado hacía adentro, en dirección a la sala de maquinas. Se cruzó con Lady blackbird y antes de que esta pudiera abrir la boca dijo:
-Señorita, quédese en su cuarto. Haga caso a la señora Bishop que es una mujer sabia siguiéndola y déjenos aquí ocupándonos del problema.-

"¿los calamares aereos disponen de algún sistema de camuflaje natural?" de hecho tiene sentido, como si no podría cazar sus sustento una criatura tan enorme

Aun estoy meditando esto cuando me cruzo con el capitán, abro la boca para hablar pero me corta antes de poder hacerlo como a una colegiala inexperta, y continua su camino, espero que al menos para solucionar nuestro actual problema

"ese insufrible engreido con los modales de un percherón" enrojezco de ira, pero el capitán ya se ha ido. Y demostrar mi frustración como una pescadera me rebajaría a su nivel de una forma totalmente impropia, de modo que yergo la cabeza en un gesto de desden y me dirijo a mi camarote de nuevo

Miro al capitán y a Natasha, que parecen estar aún más tensos que de costumbre. Si la tensión sigue aumentando a este ritmo, tendremos problemas. Por suerte, nuestro capitán parece haber hecho buenas migas con al guardaespaldas y eso puede suavizar las cosas.

Se me hace raro pensar en en el capitán con una mujer. Claro, lo he visto con mujeres, meretrices más bien. Pero nunca he pensado en él con una esposa. No parece de ese tipo de hombre.

Sigo sus indicaciones y me siento delante de los mandos. Los cojo como he visto hacerlo a Snargle, pero si tener muy claro que hacer.

-Oh capitán, mi capitán... recuerda que yo no sé pilotar, ¿verdad? Ya sabe, lo mío es hacer que la nave funcione y esas cosas. Esquivar monstruos es cosa del gobling

-¡Rayos y centellas! ¡Tan solo tienes que mantener el rumbo y darle velocidad! ¡Si quieres heredar el Búho tendrás que aprender a pilotarlo alguna vez!- Gritó en el pasillo mientras se dirigía a zancadas hacía la sala de maquinas. Sus pasos sonaban metálicos y aumentados por el eco del pasillo.

Llegó a la sala de maquinas y dió un empujón al aturdido gobo.
-¡Levántate holgazán, tenemos un calamar que freír!- Decía mientras abría la caja de los plomos, se puso unos guantes aislantes y comenzó a preparar junto a su pequeño ayudante a largar un cable desde el generador hasta una varilla que había de servir para darle el impulso eléctrico al enorme cefalópodo.

EL problema iba a ser salir allí fuera y administrarle la descarga personalmente.

—Si, capitán— contesto aferrándome a los mando.

«Tampoco es para tanto. Yo no sé pilotar, ellos no saben arreglar la nave. Cada puesto está para lo que está. No he leído ninguna clausula por la cuál tuvieses que saber pilotar para ser capitán. Y si quería que lo fuese, haberlo dicho antes. Esto no es lo mío, lo mío es mimar y mejorar las tripas de nuestra Princesa» pienso un tanto estresado por el follón del calamar gigante.

Escucho los gritos que Cyrus le dedica a Snargle con una sonrisa. Con ese volumen seguro que dentro de nada podré librarme de los mandos y dedicarme a lo mía.

«Tal vez pueda seguir el mismo procedimiento que Lady Blackbird y así usar magia contra el bicho. Con suerte no seremos su cena»

 Encerrada en mi camarote observo con nerviosismo la masa del calamar pegada al ojo de buey

"¿ha crujido el cristal?" se que es una tontería pero en estas circunstancias extremas es un pensamiento que se me aparece como plausible, todo el buho cruje mientras el gargantulesco cefalópodo intenta extraer su cena y el capitán ruge ordenes a su tripulación

Cierro los ojos y respiro profundamente tranquilizándome, la tripulación del buho debe saber como salir de una situación así, la nave es vieja y el capitán lo es mas, no se llega a viejo sin saber salir de situaciones así, ¿no?

-Es Deorsumsanguisfractumpecattumlibertas...

Cante por lo bajo, mientras cruzaba la escotilla, viendo una zona del barco que no conocia, gracias a mi ineficacia para guiarme pos estos pasillos., y creo que el capitan tampoco. Delante mia, se abria un mundo de posibilidades en forma de unos poco metros cuadrados, una vista reducida, y una arma pesada de municion de gran calibre delante mia. Oh, sinceramente, soy una defensora del decoro y la moderacion, pero hay limites para una dama, como yo. Y un juguete nuevo como aquel, era todo un gozo, ojala pudiera guardar tal armatoste en mi bolso.

-El fundamento principal de esta siesga vital

 Ejemplo exquisito de aniquiliacion total.

Echo la falda a un lado, y me siento en frente de la maquinaria, apretando lo mandos con tension, mientras apunto con mi ojo "bueno" sobre la criatura. Definitivamente, me iba arrepentir de dañar tan majestuosa criatura, y de dañarla solo por seguir su instinto primario. Pero antes estaba mi tarea como niñera, que cientifica. Y si acaso, viendolo en perspectiva, estaba siendo muy considerada, en regañarle solo disparandole plomo sobre su elastica piel. Podria haber sido mucho peor, podria haber salido ahi con la regla de pegar muñecas.

-!DEORSUMSANGUISFRACTUMPECATTUMLIBERTAS¡

Pulso los botones, soltando una rafaga de energia cinetica invertida en forma de trozos de metales cargados de una carga explosiva denotada en pulsos mecanicos, intentando hacer retroceder al animal, aunque mas bien solo consigo distraerlo. Aun animada con mi descubrimiento, era una novata en el uso del armamento pesado, y ya era un milagro que pudiera concentrarme mas alla del "Ratatata Ratatata" que hacia de coro, a falta de tambarinas y demas instrumentos de percusion.

Aún se sentía dolorido por el pequeño chichón que le había producido la caída. Cuando sus músculos empezaron a accionar la dinamo de dió por fin cuenta de lo que pasaba.

Al principio le costó bastante hacer que la pesada maquinaria de cobre empezara a su cinética particular. apretó los dientes y empezó a moverse. A medida que iba cogiendo velocidad iban saltando pequeñas chispas a causa de la electricidad que se estaba concentrando. Por un momento Snargle se quedo algo despistado al ver el baile de las pequeñas luces. Sale de su pequeño trance al escuchar el fuerte sonido de la torreta principal.

Mira a su lado al capitán con una cara de pequeña duda. Con un pequeño ademán de la cabeza le señala a Vance la exclusa secundaria de residuos que da directamente al exterior.

Lo mira.

Mira la exclusa.

Lo vuelve a mirar.

Vuelve a mirar la exclusa y lo mira nuevamente.

- A la parrilla sabe mejor. - Y esboza una amplia sonrisa sin dejar de darle a la manivela para no perder potencia.

Todo estaba en su sitio, la electricidad fluyendo, chisporroteando en el filo del improvisado arpón eléctrico que sujetaba con los guantes de cuero aislante. Snargle se había ocupado de darle a la manivela para poner en marcha la bobina y cargar el artefacto. Todo estaba a punto, listo para ser usado.

-Bien hecho, Snargle. ahora ves a la torreta y dispara contra ese pulpo hormonado para despis...- Un estruendo reconocible y característico retumbó en toda la nave. Alguien estaba usando la torreta para hacer aquello para lo que había sido diseñada. Alguien estaba haciendo el trabajo encomendado a Snargle. Debía darse prisa, el combate ya había empezado. -¡Demonios! ¡Conociendo a Kale seguro que no se ha movido del puesto, debe ser cosa de alguna de nuestras invitadas! ¡Tenemos que darnos prisa antes de que al calamar le de por arrancar la torreta de cuajo! ¡Cuenta hasta diez Snargle y prepara la nave para que salga disparada! ¡empieza a contar ahora!- Espetó mientras comenzaba su particular cuenta atrás y se apresuraba para abrir la escotilla y salir fuera con su letal descarga eléctrica.

Todo se decidiría en apenas segundos.

- Oki doki! - contestó Snargle al capitán y acto seguido empezó a contar.

- Un missisipi! - Deja la bobina con suficiente carga y empieza a dirigirse hacia la exclusa que da al pasillo principal.

- Dos missisipi. - De un salto llega a la puerta.

- Tres missisipi, cuatro missisipi, cinco missisipi, seis - el goblin empieza a entrar en el puente. - missisipi.

Siete missisipi - Kale dejame los mandos - Ocho missisipi.

Abrió la escotilla y trepó por la escalerilla hasta quedar fuera de la nave, apenas sujeto a las abrazaderas que por seguridad se dejaban cerca de la compuertas. Un resbalón y estaría perdido en el Salvaje Azul por toda la eternidad.

Siguió contando en silencio hasta diez mientras no dejaba de admirar el enorme calamar que mantenía sujeto a su querida nave. Por suerte la enorme bestia estaba demasiado entretenida tratando de arrancar a base de fuerza bruta la torreta como para darse cuenta del hombrecillo que salía de la compuerta a su pies, o tentáculos mejor dicho, el sonido de los cañones de la torreta sonaban ahogados al estar cubiertos por la masa del monstruo y de allí se escurría viscosamente la sangre oscura del animal. Para la gargantuesca bestia el capitán era una mera mota de polvo, algo fácilmente olvidable, un problema menor comparado con la torreta que le estaba haciendo tanto daño. Aun con eso la mole del cuerpo era algo temible, un descuido y aun sin querer el calamar le enterraría bajo toneladas de carne sin huesos ni vertebras.

Quedaba muy poco y no podía ni pensar, haciendo equilibrios a duras penas consiguió acercarse sin ser visto por el monstruo a uno de los tentáculos más grandes con los que rodeaba la nave y se había así afianzado su presa sobre esta. Le atizó con la punta de la vara electrificada al mismo tiempo que logró contar diez en su mente. La descarga sacudió al enorme calamar pero aun así seguía sujeto, le volvió a golpear y parece que al menos esta vez el calamar por fin aflojó su presa.

"¡Maldita sea Snargle! ¿Que demonios haces?" Se preguntó a si mismo sin proferir palabra alguna. Como respondiendole los rotores comenzaron a moverse a todas las revoluciones que el motor le permitía y un temblor sacudió a la nave de arriba a abajo. Sorprendido por esto Vance casi se olvidó sujetarse a una de las abrazaderas y casi es arrastrado por la inercia perdiéndose en el Salvaje Azul para convertirse en pasto de criaturas como el calamar. Como una enorme vaca atontada de dimensiones increíbles, como si las vacas pudieran crecer a tal tamaño, el calamar se desasió del Búho y cayó lentamente como si estuviera grogui. La descarga le había dejado sus titánicos músculos atontados, la torreta le había reventado un ojo y había destrozado algunos de sus tentáculos y encima los motores del Búho le quemaban ahora y la nave se escurría de su debilitada presa. Pronto la mole tentaculada quedó atrás, para alivio del capitán Vance.

Sin embargo ahora tenía otro problema más acuciante, había quedado sujeto por una sola mano a la abrazadera y a duras penas hacía fuerzas para mantenerse sujeto. La mano le ardía y dolía y la presión le hacía pensar en que su brazo se le desgarraría y quedaría separado de su tronco en cualquier momento. Pensó en la medida desesperada de soltarse y teletransportarse Búho adentro en una fracción de segundo. Sin embargo su tozudez le hacía considerar eso como su última opción.

La experiencia fue vibrante, por un momento, pase de apuntar, a intentar no morderme la lengua mientras la estructura que permanecia se estremecia ante el ruido de las balas disparando y el pulpo intentando contratacar con sus apendices, pero al final ceso todo. Suspire aliviada, echandome para atras en el asiento y con las manos tiritando, mientras veia el invertebrado retirarse apresurado de la fuente de sensaciones que impactaban en sus nervios creando una desagradable y dolorosa sensacion. Bien por el, era momento de recuperar la compostura, tanto por el, como por mi, aunque claro esta, arreglarme el moño que se habia desecho con la agitacion y quitar las arrugas y abrochar los botones de mi vestida, no era tan malo, comparado con pasar el periodo de cicatrizacion que el animal le esperaba.

Me dispongo a gastar mis merecidos 60 segundos de descanso para recomponer mi imagen, cuando veo algo por el rabillo del ojo de la pantalla de punteria de la torreta, una figura altamente familiar en una situacion altamente desconcertante. Traigo el comunicador hacia mi, un chisme compuesto por parte gramofono y tecnologia vaporosa, y lo activo.

-Disculpad, si os interrumpo homo sapiens del genoma XX y XY, mas posible descendiente de sauropsido, me veo obligado, a informar que la persona con mayor rango de la estructura movil esta a una reduccion de presion de su Manus a sufrir una muerte debido a alcanza una velocidad maxima gravitatoria, en un entorno aero infinito, o traducido a algo mas simple.- Recalcule, teniendo en cuenta que quizas la urgencia, requeria de menos terminos de caracter encicopledico.-El capitan esta a punto de saltar de la nave desde la escalerilla de esta, por voluntad de la fuerza de la gravedad y deterioro de fuerza muscular ¿Alguien podria, si es tan amable y servicial, de ayudarle a volver dentro de la nave?

Con los ojos cerrados en mi camarote me encuentro en un estado de placida tranquilidad autoinducida por la meditación, lejos de preocupaciones mundanas e irritántemente fuera de mi control como por ejemplo un calamar espacial gigante.

Esta paz es interrumpida por la voz de la señorita Bishop cuyo tono de urgencia me hace retornar a la insípida realidad de esta inadecuada nave y su irreverente tripulación

"el capitán esta en problemas" es mi primer pensamiento cuando abro los ojos, y aunque es un sujeto extremadamente irritante no resultaría nada conveniente su pérdida, de modo que me levanto y salgo del camarote con presteza buscando a Kale, sin duda debe existir un protocolo para esta clase de situaciones, o al menos debería existir

Mientras escucha las palabras de la señorita Bishop el goblin recoge una cinta de cuero que tienes atada al bajo el asiento.

- Activando piloto automático - Comenta al aire como si alguien estuviera allí con él.

Lo tensa con fuerza y lo ata a la palanca principal con un nudo.  coge una gran bocanada de aire y de un salto se coge de una de las tuberías que recorren el techo del pecio. Como si de un acróbata se tratase se dirge a gran velocidad hace la escotilla donde se encuentra el capitán Vance.

Sin demasiada timidez asoma la cabeza por la escotilla notando las fuertes corrientes estelares del gran azul a su alrededor.

Agarra con fuerza el extremo de la escotilla hincando sus garras en el desgastado metal. Observa durante un segundo los movimientos del cuerpo del viejo capitán y empieza a largar sus brazos.

- Le hecho una mano capi? - Y esboza una leve sonrisa que ràpidamente se esfuma por las fuertes corriente.

Cuando su mano libre llega a la altura del capitán lo libera y empieza a recuperar su longitud normal atrayendo a el patrón de la nave hace la seguridad de la escotilla.

Una vez los dos a salvo cierra la ovalada puerta de metal y baja planeando hasta el suelo del corredor secundario donde se encuentra tendido Vance.

Sin esperar a que el capitán suelte uno de sus improperios se fija en la mano dolorida del humano.

- No mueva demasiado la mano capitán - Vuelve a recoger una fuerte bocanada aire y grita - Kale ! El capitán esta herido te necesito en la exclusa dos! - Se dirige hacia Vance y comenta para que el capitán se distraiga - Parece que hoy nos quedamos sin cenar pulpo. - Y le guiña uno de sus grandes ojos.

Se tocó la mano derecha, la cual ya no sentía, intentando con este gesto que recuperara la acción y al menos un poco de calor.

-¡Maldita sea! ¡Me habéis tenido un buen rato allí enganchado!- Estaba un tanto irritado, no sabía en verdad cuanto tiempo había estado sujetándose a duras penas a la abrazadera pero le había parecido una eternidad. -¡Rayos y retruecanos!- Maldijo otra vez. -No penséis que os librareis tan fácilmente de mi, lo tenía todo controlado.-

Lo cual era en cierto modo cierto. Podría haberse teletransportado dentro de la nave, si nembargo era algo agotador, aun más agotador que estar aguantadose con un solo brazo de las abrazaderas de la nave.

Antes de poder encontrar a Kale escucho las ásperas maldiciones del capitán "mala hierba..."

Ya que parece haberse recuperado el status quo creo que va siendo hora de aclarar con el capitán la naturaleza de nuestro desafortunado encuentro con cierto cefalópodo gigante espacial, aunque el resultado parece haber sido completamente satisfactorio esto no elimina mi inquietud sobre la competencia de nuestra tripulación

-Capitán Cyrus Vance, ¿puede hacer el favor de explicarme como en nombre de la Tormenta hemos podido ser atrapados por ese enorme depredador del Azul? ¿como puede usted conducir su nave directamente a una criatura tan enorme y peligrosa?- mi voz es firme pero gélida y mis ojos parecen centellear mientras cruzo los brazos frente a mi pecho con una expresión de indignación

Lo que faltaba, la irritante pasajera ahora pidiéndole explicaciones cuando había pasado por tan mal trago. No comprendía como una persona tan encantadora y educada como la Señora Bishop podía haber tutorado a tan irritante muchacha sin perder la paciencia. Aun agarrándose la dolorida mano se encaró con la pasajera.

-¿Me está acusando de querer matarnos a todos? ¡Porque si es así no se muy bien que hace todavía aquí dentro!- Dijo alzando la voz, la discusión se podía oír en toda la nave, en el eco de sus pasillos.
-Los calamares del éter son criaturas salvajes, que habitan el Gran Azul. Si sigues las lineas comerciales típicas no te los encuentras, pero le recuerdo que nosotros estamos huyendo de las fuerzas imperiales y por ello no seguimos las rutas comerciales habituales. De seguirlas no habría posibilidad de evitar ser capturados... y la posibilidad de escapar sería entre escasa y nula.- Se sentía un tanto agotado de tener que dar explicaciones a una mocosa, alguien que seguramente toda esta justificación le daría exactamente igual, ya que en su mundo de piruleta y golosina todo salía perfecto y no había contratiempo alguno. A veces se preguntaba si los nobles no eran humanos como los demás.

-¡Al cuerno! Si quiere le devuelvo parte del dinero y le dejo en el primer asteroide con puerto que vea. Si está tan descontenta conmigo y mi tripulación es lo mejor que podemos hacer.-

Mantengo mi expresión de indignación sin mas alteración que una leve elevación de la ceja izquierda, en vez de una adecuada disculpa el capitán salta a la defensiva de forma totalmente inadecuada. Por lo que mi respuesta es igual de vigorosa, si bien manteniendo la fria compostura que ha de mostrar una noble imperial en todo momento

-Por supuesto no presupongo ninguna intencionalidad en este encuentro, piense lo que piense de usted no lo tengo por poseedor de tendencias suicidas. Pero dado que, como usted dice, recorremos sendas peligrosas y poco transitadas, esperaba una mayor vigilancia para evitar estos encuentros que usted reconoce como previsibles, este encuentro no debería haberse producido, o al menos no haber llegado a tal grado de proximidad-

Su impertinencia es inconcebible, y a duras penas contengo el impulso de abofetearle cuando sugiere que me apee en un asteroide. 

-Esa es una idea tan poco práctica como ridícula y sabe perfectamente que de ninguna manera podría aceptarla, por mucho que lamente mi elección de navio para este viaje- Me yergo estirándome aun mas si cabe -cumpla con su trabajo capitán, y procure hacerlo con mas responsabilidad. Bien sabe que a estas alturas nos vemos obligados a soportar nuestra mutua compañía hasta que lleguemos a destino. Buenos dias-

Y me giro para volver a mi camarote sin dejarle que me responda, al menos no a la cara